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Sciascia Leonardo, Aglietta Adelaide - 1 febbraio 1979
(1) DIARIO DE UNA JURADA EN EL PROCESO CONTRA LAS BRIGADAS ROJAS
Adelaide Aglietta

Prólogo de Leonardo Sciascia

INDICE:

"Prólogo" de Leonardo Sciascia

El valor del miedo

Una ciudad asediada

La cita con los violentos

Flores en el tribunal

En el bunker

La próxima será Adelaide Aglietta

Justicia para Giorgiana Masi, justicia para el mariscal Berardi

El siniestro de via Fani

La cuestión de la autodefensa

El debate está abierto

Tragedia en el país, ilegalidad en el Parlamento, aburrimiento en el tribunal

Curcio: "Un acto de justicia revolucionaria

Fray Metralleta

La campaña de los referéndums: esquizofrenia de una jurada

La palabra a las partes

La Corte se retira, mi misión está cumplida

Por qué este libro

SUMARIO: Adelaide Aglietta, natural de Turín, entró en el Partido Radical en 1974. Tras haber militado en el CISA (Centro Italiano Sterlizzazione e Aborto) para la despenalización y la liberalización del aborto y posteriormente en el Partido Radical del Piamonte, fue cabeza de lista por el Partido Radical en Turín en las elecciones del 20 de junio de 1976. En noviembre del siguiente año, fue elegida secretaria general del Partido Radical, cargo para el que salió reelegida en el Congreso de Bolonia de 1978. Sacada a suertes, en marzo de 1978, le tocó ser jurada en el proceso de Turín contra las Brigadas Rojas, aceptó el cargo tras haberse producido más de cien rechazos por parte de cien ciudadanos. De esta manera, fue posible llevar a cabo el juicio.

Adelaide Aglietta ha sido la primera secretaria general de un partido que ha participado en un jurado: su diario nace de esta experiencia en el límite entre el trabajo político y la vida privada, entre las tensiones y contradicciones que el papel de jueza popular, sobre todo en un proceso político, inevitablemente acarrea.

Actualmente, es diputada del Parlamento Europeo.

("DIARIO DE UNA JURADA EN EL PROCESO DE LAS BRIGADAS ROJAS"

- Adelaide Aglietta - Prólogo de Leonardo Sciascia - Milán Libri Edizioni - febrero de 1979)

PROLOGO

de Leonardo Sciascia

"En las primeras páginas de este diario, Adelaide Aglietta recuerda un breve artículo mío, "per cui tanto reo tempo si volse"(1), en el que expresaba una opinión relativa al ser jurado en un proceso como el que el Tribunal de lo Criminal (2) de Turín estaba a punto de iniciar contra Curcio y otros miembros de las Brigadas Rojas. Opinión bastante sensata y en absoluto subversiva, en la que se afirmaba que por respeto y deber hacia mí mismo hubiese aceptado ser jurado en un proceso de ese estilo. Es más, forzando mi innata y absoluta repugnancia por el juzgar a mis semejantes (y nunca la palabra "semejantes" cobra un sentido tan total como cuando se habla de pecados y de culpas). Y aún no logro comprender por qué tanto escándalo, por qué tanta polémica, si de un deber hacia una abstracción, de un deber abstracto, yo lo convertía en deber concreto e inamovible; y con los mismos efectos.

A una opinión igual - o casi - habían llegado los radicales tras largo e intenso debate en su seno. Pero se trataba de una opinión, no vinculante para ninguno de ellos. Y he ahí, que en el sorteo de los jurados de Turín, sale precisamente el nombre de Adelaide Aglietta. Y no sé cómo tiene lugar el sorteo de los jurados: si se meten nombres, si se sacan como en la tómbola, números que corresponden a los nombres de aquellos ciudadanos que cumplen los requisitos para juzgar a sus semejantes (requisitos, se sobrentiende, que no atañen a la verdadera y profunda vida moral de cada cual); la cuestión es que era toda una casualidad de la vida que saliese precisamente el nombre de Adelaide Aglietta. Hubiese sido más curioso si hubiese rechazado. Pero aceptó: y ni que decir tiene, no sin dudas, no sin malestar, no sin pena. Por deber hacia sí misma, por el deber de no tener miedo precisamente cuando se tiene. Miedo a juzgar al que se suma, en dicha circunstancia, el miedo a ver su propia vida amenazada, en peligro (y

amenazada concretamente, tal y como demostraban los ejemplos cotidianos). De su experiencia ha nacido este diario: discernido, sin declamaciones, en lo que a su estado de ánimo se refiere, sus aprehensiones, que pasan a ser marginales con respecto a la reseña del juicio - una reseña de entre las más objetivas, tal vez la más objetiva con la que contamos. Pues, cabe decirlo, no muy objetivas fueron las reseñas que diariamente ofrecían los periódicos. Es más pecaban de aproximativos y de divagadores. Y, cabe considerar, por ejemplo, el episodio de lo más misterioso de la carta de la que habla en el proceso en la audiencia del 18 de abril: qué nudo por desatar hubiese supuesto para un periodismo atento, sagaz y - tal y como requiere la situación italiana - preocupado. Y, por el contrario, de qué manera se ha pasado por alto sin prestarle atención alguna y sin ni tan siquiera lograr trazar un panorama, con los hechos en mano tal y como se tenían. Cabe añadir que, por encima del momento, por encima de lo especial

que era el juicio, por encima del carácter particular de esta experiencia que Adelaide Aglietta afronta en su papel de jueza - desgarrada entre la "desobediencia civil" profesada en cuanto radical y la obediencia a la dignidad personal - este diario es uno de los pocos, de los poquísimos testimonios directos, nacidos de una vivencia directa, que se han publicado en Italia sobre la administración de la justicia. Recuerdo sólo otro: "El diario de un juez" de Dante Troisi. Tras haber sido jurado en Tribunal de lo Criminal, André Gide escribió un libro de recuerdos, y se puso a dirigir una colección que se titulaba: "No juzguéis". Por desgracia, en la situación italiana, no nos está permitido no juzgar. Este caso es el botón de muestra. Es decir, no les está permitido ni tan siquiera a aquellos que por principio no querrían. Lo que pasa es que, al juzgar, hay que juzgar también a los jueces y juzgarse a sí mismo. Como creo Adelaide Aglietta hizo."

N.d.T.

(1) "per cui tanto reo tempo si volse": Verso de la Divina Comedia, de Dante Alighieri. El autor pretende decir que "suscitó mucha polémica".

(2) Corte d'Assise: Tribunal de lo criminal. Que sentencia con arreglo al veredicto del jurado. Además de los magistrados, existen el jurado. En italiano: giudici popolari.

(3) CURCIO RENATO . (1941). Fundador y líder de las Brigadas Rojas. Personaje controvertido. Condenado a cadena perpetua.

(4) BRIGADAS ROJAS . (Conocidas con las siglas BR). Organización terrorista clandestina de extrema izquierda, nacida en Italia en 1969. Proclamando la revolución obrera, intentó abrir frentes de revuelta armada contra el Estado y el sistema político, reivindicando los atentados, heridos, secuestros, homicidios de políticos, periodistas, magistrados y dirigentes industriales. Tuvo por líder a Renato Curcio. En 1978 secuestró y asesinó a Aldo Moro.

 
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