Marco PannellaSUMARIO: Marco Pannella recorre las fundamentales luchas contra la política de compromisos, replica a la ofensiva de los obispos sobre el aborto, y sobre todo anuncia una nueva, dura, rigurosa acción directa no violenta contra el más despiadado siniestro clasista.
(NOTICIAS RADICALES nº 2, 1 de febrero de 1979)
Vale la pena recordar que 43 días antes del 12 de mayo de 1974 la prensa comunista y las altas cúpulas del PCI acusaban textualmente a los radicales de la Liga italiana para el divorcio (LID) de ser aliados de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y de Fanfani(1), puesto que defendían el referéndum sobre la ley Fortuna(2). Este referéndum era calificado de desventura. Lama(3), Storti, y Vanni habían sido movilizados contra esta consulta popular puesto que iba a impedir la unificación sindical en detrimento de la unidad obrera; puntual, la "triple" había bajado al campo de acción oficialmente en apoyo de las posturas del Partido Comunista Italiano (PCI), del Partido Socialista Italiano (PSI) y de los demás "laicos" del régimen. Berlinguer(4) apostaba, pocas horas antes de la votación, que íbamos a vencer como mucho con un margen del 2 por ciento, o que íbamos a perder. También en dicha ocasión jefes y coroneles de la Unidad de Mujeres Italianas (UDI) habían intentado engañar a sus mismísimas militantes y -
como siempre - a las mujeres. Sólo en las últimas semanas las "feministas" más "revolucionarias" habían llegado hasta nuestras filas, las de la LID, las del Movimiento para la liberación de la mujer (MLD), las del PR, tras haber dicho durante años que ese enfrentamiento era "burgués", "institucional", machista y otras estupideces.
Los más espabilados de entre los burócratas comunistas, los de procedencia católica (por ejemplo Rodani, y Tató) le temían al referéndum porque daban por descontado la gran victoria laica y se daban cuenta de que esta victoria iba a retrasar varios años los últimos pasos de acercamiento al acuerdo Democracia Cristiana y Partido Comunista Italiano (Dc-Pci).... Nos excluyeron, por aquel entonces, totalmente, de la Televisión. A la LID no le concedieron ni un solo minuto de campaña electoral. Cuando, con cien mil ciudadanos romanos, celebramos la victoria en Piazza Navona, ya estábamos llevando a cabo un largo ayuno contra el fascismo de la información, que se prolongó hasta el mes de agosto, pero con una victoria nuestra total.
El pasado año éramos radical-fascistas por luchar para abolir la "Ley Reale"(5) y queríamos que se celebrasen los referéndums, que ya habían sido convocados.
Ya no sólo teníamos que combatir con la DC, sino también con el Movimiento Social Italiano (MSI). Desde la televisión, desde las imprentas, firmadas por los más prestigiosos dirigentes del Pci, se vomitaban en las casas y en las paredes de toda Italia infamias de carácter gobbelsiano y fascista: la abolición de la ley "Reale" iba a comportar la excarcelación de Curcio(6), Vallascanza, Concuteli y de los violadores fascistas del Circeo.
Un granuja truhán y altanero de la Radio televisión italiana (Rai), Emanuele Rocco, repetía las vergüenzas sobre los radical-fascistas por una parte y los demócratas por otra incluso el día en que se iba a votar, desde el Ministerio del Interior, tal y como es natural para quien se comporta como un sicario del régimen.
Es necesario recordar estas cosas, esta regla, en este momento que nos disponemos a afrontar las batallas de esta primavera, de estas semanas, prácticamente solos una vez más, ahora que somos objetivo de esa campaña de insultos y vergüenzas (las consabidas).
Los compañeros de Noticias Radicales me piden que hable sobre el referéndum sobre el aborto. No creo que entre nosotros sea menester llevar a cabo excesivos análisis y razonamientos. Simplemente, tenemos que exigir una información leal y denunciar y desenmascarar la campaña - de nuevo de carácter fascista, insultante y vergonzosa, dirigida a engañar en primer lugar a las mujeres y a las capas populares - del Pci, del Psi, y de los clericales.
Nuestra postura de fondo ha sido siempre la de la despenalización del aborto, no de su reglamentación estatal. Los problemas de asistencia y de que ésta sea gratuita debían ser el resultado lógico, legal: inevitable y necesario. El juego de incluir el aborto, de entre todas las intervenciones sanitarias, en el seno de las estructuras públicas, y de hacer que fuesen impracticables a través de la obligación da la objeción de conciencia masiva en gran parte de las estructuras hospitalarias, era demasiado descarado.
El carácter odioso de los procesos y el aberrante de un Estado que se atribuye el monopolio teórico de las interrupciones del embarazo y una suerte de ideología abortista con casuística legalizada lo consideramos inmediatamente intolerable. Votamos contra esta ley, cuya aprobación fue sostenida frenéticamente, con papeles establecidos previamente y consabidos, desde el Partido de Unidad Proletaria (Pdup) hasta el Movimiento Social Italiano (MSI), desde Democracia Proletaria (DP) hasta la Democracia Cristiana (Dc), desde el Partido Comunista Italiano (Pci) hasta el Partido Liberal Italiano (Pli), desde el Partido Republicano Italiano (Pri) hasta el Partido Socialdemócrata Italiano (Psdi), desde la Sud Tirol Volks Partei (Svp) hasta la Izquierda Independiente (Sinistra Indipendente); con la complicidad desde fuera de gran parte del ex-movimiento feminista y de la Udi, con la única tibia excepción de la ley Balzamo y de la celebración del referéndum.
No hay más que leer los textos mecanografiados de nuestra batalla parlamentaria: el escenario actual quedaba descrito con gran fidelidad. La ley chocaría con las hostilidades de la clase médica, y no sólo con los verdaderos "objetores de conciencia": el caos hospitalario se acentuaría; las mujeres seguirían muriendo, el aborto clandestino no sufriría ni un rasguño tan siquiera.
Entonces, las fuerzas clericales volverían al ataque y propondrían o amenazarían con un referéndum. Entre las demoras de la recogida de firmas y la celebración del referéndum contarían con una potente arma de chantaje parlamentario: o empeoráis ulteriormente la ley o bien os la anularemos con la votación popular. Los "laicos" (que no quieren tampoco los referéndums en los que saben que van a vencer) aceptarían el chantaje o sufrirían el enfrentamiento.
Y en un enfrentamiento entre la defensa de una ley cada vez más desacreditada y saboteada y la alineación clerical y reaccionaria fanáticamente movilizada para cancelarla, seguramente perderíamos. Muchos se negarían a comprometerse, muchos demócratas, el movimiento mismo de las mujeres y de las fuerzas de los derechos civiles acabaría por no ir ni tan siquiera a las urnas. Por aquel entonces dijimos que la democracia italiana estaba a punto de pagar caro no solamente el infame cálculo político y la vergonzosa instrumentalización de las mujeres, sino también la dimisión ideal y cultural al aceptar una ley "en defensa de la vida" "humana", entendiendo por vida humana la del óvulo apenas fecundado, del zigoto, del embrión, del feto...
Votamos en contra declarando que íbamos a confiar en el lenguaje de los hechos. Confiamos en que nos desmentirían, pero no íbamos a sufrir inertes el desarrollo del escenario por nosotros previsto.
Apreciamos el esfuerzo de las fuerzas democráticas de base, que cada día intentan defender milímetro a milímetro la aplicación del aborto en las estructuras públicas, y participan en todo caso posible. Pero esta lucha, puramente defensiva, activista, profesional, ejemplar - a la larga - no tiene perspectivas de futuro a nivel político. Corre el riesgo, además, de que la gente pueda quedarse con la conciencia tranquila a poco precio, a nivel individual o de pequeños grupos, permitiendo que el árbol de algún que otro resultado esconda el bosque de los problemas de clases y de las mujeres que seguirán sin solucionar.
Entonces, consideramos que era necesario asumir de nuevo sin más demora la responsabilidad que siempre ha sido tradicionalmente exclusiva del movimiento radical, cobrando nuestra plena autonomía política con respecto a un "movimiento" empantanado con el barro hasta el cuello por obra del régimen.
En navidades, primero la Cei, luego el Papa Woytila, luego Benelli, en un crescendo lleno de poderío que presagiaba con toda claridad una suerte de asalto para abolir la ley, lanzaron su desafío y sus anatemas.
Primero la excomunión para todas las mujeres y sus cómplices, para todos los médicos y el personal sanitario que practica abortos estatales. Luego la acusación al Estado de estar perpetrando una política de exterminio de millones y millones de personas. Todos recuerdan perfectamente como se desarrollaron los hechos.
En cuanto anunciamos la decisión, aunque sólo fuese a título personal, de solicitar un referéndum para despenalizar, abolir las peores normas de la ley que definían nazi, silencio total. Luego llegaron las disculpas piadosas y los llantos y crujires de dientes por haber sido malinterpretados. Sólo el Pci, el Psi y los demás "laicos" se desataron contra nosotros. No olvidamos, de nuevo, las "columnas" de siempre de esta "armata brancaleone"(7) llena de engaños y traiciones.
Al otro lado del Tíber se han dado cuenta enseguida del nuevo escenario que nosotros hacíamos posible. Si nos encaminábamos, tal y como ellos preveían, hacia su sólo referéndum, no había problema de ningún tipo, por los motivos que ya hemos ilustrado. Y ahora?. La situación cambia totalmente. Si se celebrasen los dos referéndums se verificarían las siguientes novedades:
1) El enfrentamiento sería generalizado, entrarían en acción los tres elementos, y no ya dos: el clerical, el del Pci y el libertario y de los derechos civiles. Contaríamos de nuevo con un alto porcentaje de votos y nuestra parte movilizada, al tratarse de una repetición en segunda instancia, agravándola hasta que fuese definitiva, la sentencia de condena del clericalismo y del filo-clericalismo del 12 de mayo de 1974, sobre el divorcio;
2) Los ciudadanos tendrían en sus manos dos papeletas. Y como el Pci no podría llevar a cabo una campaña suicida debería ponerse de acuerdo políticamente con nosotros para lograr la totalidad de los votos no clericales tanto con un "no" generalizado para la abolición de la ley como con un "sí" generalizado para nuestras propuestas de abolición; sería catastrófico para los promotores de la CEI. Además, a favor de la despenalización y contra el principio del aborto estatal se crearía sin lugar a dudas un fuerte movimiento de creyentes que encuentra mayores dificultades para expresarse con un simple voto de defensa de la ley actual: existe un espacio teológico y evangélico a favor de nuestra tesis, que falta totalmente en la del Psi y del Pci;
3) Nuestra solicitud de celebrar el referéndum, si recogiésemos las firmas necesarias, impedirá que el Parlamento emane leyes en el sentido de las propuestas de ley de iniciativa clerical y popular del "Movimiento para la Vida", que están a punto de ser lanzadas de nuevo con el intento de que las firmen los más de cinco millones de ciudadanos (en ese sentido se decidiría - aunque por mayoría tenue - el Convenio Nacional de los "benellianos" y de los "casinianos" en Florencia).
El tribunal Constitucional ha indicado clarísimamente que para impedir la celebración de un referéndum, el Parlamento debe llevar a cabo reformas sustanciales de le ley en dirección de la propuesta de los solicitantes. El Parlamento deberá emanar leyes con el intento de mejorar efectivamente la ley actual.
La estrategia clerical estaba clara: tomar con una maniobra de tenazas el Parlamento, ponerlo entre la espada y la pared, entre una modificación legislativa y la amenaza del enfrentamiento referendario. Mientras tanto la operación de sabotaje y de terrorismo confesional contra la aplicación de la ley Balzamo - Berlinguer - Piccoli - Benelli - Almirante - Castellina - Magnani Noya - Emanuele Rocco - Batvato - Zanone - La Malfa etc contribuiría notablemente al desmoronamiento de todo.
Previsiones?. Me gustaría poder hacer una solamente: lo lograremos o no?. Lo demás da igual. Sean los que sean los planteamientos o los miedos de los grupos hasta ayer tan titubeantes de los estrategas woytilianos y benellescos no pueden controlar ya a los demonios que han desencadenado. Desde toda Italia nos llegan cartas de amenaza y de insultos feroces de pobre gente obsesionada por el siniestro de los zigotos, de los fetos. El fanatismo ha sido armado por imprudentes defensores del dinero y del poder concordatario y por los terroristas ideológicos y teológicos. Nunca como en estos momentos se ha nutrido una campaña de odio y de ensañamiento potencial y de asesinato como la que ha desencadenado la Cei, no sabemos si disparan también las P38(8) de algún loco poseído por el demonio: es posible, lamentablemente. Pero lo que sí es cierto es que tal o cual grupo clerical - más o menos "oficial" o "desobediente" - irá también al tribunal de casación para solicitar la abolición total de la ley. También el "Com
ité Gabrio Lombardi" contra el divorcio, al principio se presentó como "laico", como no autorizado por el Vaticano y la Democracia Cristiana.
En cualquier caso, si logramos vencer esta dificilísima prueba de la recogida de firmas para solicitar el referéndum sobre el aborto, también el Pci y el Psi lograran salvarse de la situación infame y tan arriesgada en la que una vez más se han abandonado tanto ellos como todo el país.
La aportación que confío en poder dar al duro trabajo que nos espera, que apremia, no será directo, esta vez tal y como en 1975.
Advierto la urgencia moral y política de no ser yo también un Benelli cualquiera. Este dice que cree que el Parlamento italiano ha obligado al Estado a exterminar en pocos años a más millones de vidas que las que fueron asesinadas con la primera guerra mundial. Afirma, también, que el exterminio y a ha empezado: ya han matado a unas 57 mil personas. Y él dale que te pego con su letanía, como si tal cosa: se va a Munich, a ver a su amigo, a un antinazi muy conocido, Strauss. De vez en cuando dice la Homilía, en el ejercicio de funciones para las que exige que se le pague con los impuestos que el Estado impone a las masas de excomulgados y asesinos: arregla papeleos de subvenciones a cientos de otras Iglesias del mismo Estado peor - que - nazi .... No hay nada que decir: las buenas relaciones con los asesinos siguen existiendo, al igual que en los años treinta y cuarenta, tradición de su Iglesia.
Advierto la urgencia moral y política de suscitar en el seno de la política, elecciones colectivas, el problema representado por los 15 millones de niños que según la Onu han sido asesinados por hambre sólo en el año 1978 y los otros (43.000 al día; 43.000 hoy y aquí) que se están asesinando en este año de gracia de 1979. Tal vez Monseñor se contentaría si sus zigotos siguiesen siendo "asesinados" clandestinamente, como en el pasado: él y su "sindicato de los nascituri". Nosotros - creo - debemos por el contrario vincular nuestra vida a la de los auténticos condenados a muerte, para salvar el mayor número posible, para lograr una vez más demostrar que contra la violencia asesina, es necesario jugarse la vida para evitar jugarnos la muerte.
Intentaré sumar a esta "acción directa no violenta" a favor de la vida y de una política consecuente de los Estados y de nuestros partidos, nuevas fuerzas. Será, confío, una contribución sustancial, aunque indirecta, a la lucha con la que actualmente el partido ha decidido identificarse. Sin embargo, es esencial que no existan, distracción de energías de un objetivo a otro. O de lo contrario corremos el riesgo de perder en ambos frentes.
Sin énfasis y sin exageraciones estoy convencido de que esta vez vamos a saber dar los pasos que hemos decidido, si recogemos las firmas necesarias para pedir que se celebren nuevos referéndums, y al mismo tiempo habremos logrado imponer un proyecto para salvar miles de vidas humanas de lo contrario entregadas burocrática y fríamente a la muerte causada por el hambre, y habremos pasado de las luchas del antagonista radical a las del protagonista socialista.
N.d.T.
(1) FANFANI AMINITORE . (Arezzo 1908). Político italiano, profesor de historia económica, personalidad eminente de la democracia cristiana, de la que fue secretario desde 1954 hasta 1959 y posteriormente desde 1973 gasta 1975 otorgándole un fuerte carácter corporativo con la utilización de la industria pública como punto del desarrollo económico. Jefe de gobierno (1958-59; 1960-62; 1962-63; 1982-83), en repetidas ocasiones ministro de asuntos exteriores (1964-65; 1965-68), presidente del Senado (1968-73; 76-82).
(2) FORTUNA LORIS . (Breno 1924 - Udine 1985). Político italiano. Presentó en 1965 el proyecto de ley sobre el divorcio aprobado en el parlamento, tras años de iniciativas y batallas llevadas a cabo junto al Partido radical, en 1970. Presentó asimismo proyectos de ley sobre el aborto y la eutanasia pasiva (este último no fue aprobado). Ministro de Defensa civil y de asuntos comunitarios.
(3) LAMA LUCIANO . (Gambettola, Forlì 1921) sindicalista. Secretario de la Cgil (sindicato comunista), durante mucho tiempo, posteriormente diputado y vicepresidente de la Cámara. Exponente de la corriente de derechas (conocida con el nombre de "miglioristi").
(4) BERLINGUER ENRICO . (Sassari 1922 - Padua, 1984). Político italiano. Diputado desde 1968, secretario general del Partido comunista italiano (PCI) desde 1979 hasta su muerte, tras la crisis y el asesinato de Allende forjó el "compromiso histórico", que produjo desde 1976 hasta 1979 la llamada "mayoría de la no-desconfianza", máxima realización de la estrategia togliattiana para un acuerdo orgánico con la Democracia Cristiana. Su proyecto de dar vida al que se ha dado en llamar "Eurocomunismo", es un intento de proyectar en occidente un reformismo que no renegase del todo la experiencia comunista.
(5) LEY "REALE" . Una de las leyes excepcionales para la represión del terrorismo, toma el nombre del ministro que la propuso Oronzo Reale (1975).
(6) CURCIO RENATO . (1941). Fundador y líder de las Brigadas Rojas. Personaje controvertido. Condenado a cadena perpetua.
(7) L'armata Brancaleone: en el sentido de cuatro gatos, mal organizados y con pocos medios, de la película del mismo nombre.
(8) P38 . Un tipo de pistola muy usada por los terroristas y extraparlamentarios violentos durante los llamados "años de plomo". Por extensión, expresión designa a la cultura de la violencia.