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Sciascia Leonardo - 8 maggio 1979
QUERIDO GUTTUSO, AMIGO INQUISIDOR....
Leonardo Sciascia

SUMARIO: Leonardo Sciascia contesta al pintor Renato Guttuso que en una carta abierta [texto nº 4182] había declarado su desconcierto por la decisión de Sciascia de presentarse candidato en las listas del Partido radical. "Tu preocupación y tu desconcierto no se desprenden del descubrir mis contradicciones sino que forma parte de una manera tuya de vivir el comunismo y de tu manera de entender la amistad". "Esta es la verdadera razón, profunda y terrible (sí, también terrible) de tu carta del sábado: que tú que crees poseer la verdad, me ves a mí, tu amigo, alejarme". "He leído muchos procesos inquisitorios, sobre todo los del siglo diecisiete. Te garantizo que de la mayoría de ellos sale a relucir una auténtica, sincera y conmovedora voluntad de los inquisidores de salvar el alma de los acusados".

("LA REPUBBLICA", 8 de mayo de 1979)

Querido Renato, que tú hayas querido recordarme cosas que nos dijimos hace algunas semanas, no me hace pensar que dudes que yo pueda renegarlas. Pienso, más bien, que te haya surgido la preocupación de que la influencia prodigiosamente maléfica de Pannella, haya hecho que las olvidase. Pero puedo garantizarte que no las he olvidado, y hasta podría repetirlas.

El encuentro con Pannella y la aceptación de presentarme candidato por la lista radical no ha cambiado lo más mínimo mis ideas ni mis opiniones. Cuando, inmediatamente después de haber aceptado la candidatura, he hablado de contradicción y he reivindicado el derecho a contradecirme, pretendía indicar una contradicción relacionada con mi "persona física", por decirlo con el lenguaje del fisco. No ideal, no de pensamiento, ni de juicio.

Yo me contradigo solo en el hecho de que a la decisión de no aceptar la candidatura ha sido reemplazada inesperadamente por la de aceptarla en las listas radicales. Por lo demás, sé perfectamente que no me contradigo.

A todos los imbéciles que han cogido al vuelo la palabra contradicción y ahora me apuntan con ella, no puedo más que invitarles a que se vuelvan a leer, o a que se lean por primera vez, todo lo que he escrito desde 1950 hasta hoy. A ti, mi atento e inteligentísimo lector de siempre, lúcido y cordial juez incluso de esas cosas mías con las que menos estás de acuerdo, no puedo invitarte a hacer lo mismo. Tú sabes perfectamente que ni tan siquiera ahora me contradigo.

Tu preocupación y tu desconcierto no se desprenden del descubrir mis contradicciones sino que forma parte de una manera tuya de vivir el comunismo y de tu manera de entender la amistad. Tú dices: "La noticia de que hayas aceptado presentarte candidato por el partido radical me ha hecho reflexionar sobre la medida y la calidad de mi amistad por ti". Al contrario, tu ser comunista en los años del realismo socialista, durante la polémica Vittorini-Togliatti(1), ante los hechos de Hungría y de Checoslovaquia, en estos años de compromiso histórico (2), no me han impulsado a reflexionar sobre la amistad que sentía por ti incluso antes de conocerte y que posteriormente he podido constatar al conocerte.

Mi más viejo y querido amigo, una amistad que empezó hace cuarenta y cinco años en el colegio y que dura inalterada, fue democristiano al menos durante veinte años. Entre nosotros ha habido siempre un sereno razonar sobre sus ilusiones y desilusiones, sobre mis ilusiones y desilusiones. Llegó un momento en el que dejó de ser democristiano, porque aquel partido había consumido su experiencia y agotado sus ilusiones. Era el punto al que debía, por su honestidad, llegar inevitablemente. Era el punto en el que yo le esperaba. Lo estaba esperando pero no de forma triunfalista, sino amarga. Es una persona honesta, ha librado su batalla, la ha perdido. Pero lo que cuenta en su vida, y cuenta para mí que soy su amigo, es que la haya librado. El hecho de que yo supiese desde un principio, cuán amargos iban a ser los frutos que iba a cosechar, no me ha hecho sentir, jamás, con respecto a él, poseedor de la verdad.

Y esta es la verdadera razón, profunda y terrible (sí, también terrible) de tu carta del sábado: que tú que crees poseer la verdad, me ves a mí, tu amigo, alejarme. De ahí tu aprehensión, tu desconcierto, tu impulso de frenarme, de salvarme. Sentimientos y turbaciones sinceras, que yo aquí en este nuestro país en el que aún se es libre de equivocarse, puedo poner en la cuenta de tu amistad, de tu manera de entender la amistad (una manera que podría, siempre, aquí y ahora, decir que es muy siciliana.

Pero, qué sería de tu aprehensión, de tu desconcierto, de tu ansiedad de salvarme el alma en un país o en un sistema en donde todas las almas deben ser salvadas y el error no está permitido?. He leído muchos procesos inquisitorios, sobre todo los del siglo diecisiete. Te aseguro que de la mayoría de ellos sale a relucir una auténtica, sincera y conmovedora voluntad de los inquisidores de salvar el alma de los acusados. Con ello no quiero decir que considero tu carta como una especie de inquición sobre una decisión mía que tú consideras errónea. Al contrario, la considero una prueba de amistad, de tu amistad. La mía por ti es algo distinta: yo no quiero salvarte el alma.

Un paisano mío solía poner punto final a las discusiones con la siguiente frase: "estamos de acuerdo, pero pensamos de forma distinta". Nos hacía mucha gracia, pero la afirmación es mucho más sensata de lo que parece a simple vista. También nosotros, querido Renato, estamos de acuerdo en muchas cosas, pero pensamos de forma distinta. Permitámonos estar de acuerdo en algún que otro punto. Y sigamos, mientras se pueda, pensando de forma distinta.

N.d.T.

(1) VITTORINI ELIO . (Siracusa 1908 - Milán 1966). Escritor. Divulgó la narrativa americana de los años 30 con una famosa antología en 1942. autor de la famosa novela "Uomini e no". Organizador cultural, fundó en la postguerra la revista "Il Politecnico". Entró en controversia con Togliatti. Abandonó el Partido Comunista Italiano (PCI) y se sumó al Partido radical del que fue presidente tras la escisión junto al grupo de la Izquierda radical de Marco Pannella.

TOGLIATTI PALMIRO . (Génova - 1893- Yalta 1964). Colaborador en Turín de Antonio Gramsci, uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano. Secretario del PCI desde 1927 hasta su muerte. Transcurrió largas temporadas en el extranjero, en Moscú (en la secretaría del Comintern) y en España (durante la guerra civil española). Volvió a Italia en 1944, puso en marcha una política "nacional" a partir del voto sobre los Pactos de Letrán, enfrentándose con las fuerzas laicas italianas. Estuvo en el gobierno de 1944 a 1947, incluso como ministro. Tras las elecciones de 1948 monopolizó el papel de la oposición pero favoreció igualmente la prioridad del "diálogo" con la Democracia Cristiana y el mundo católico, sin romper nunca con el Vaticano. El proyecto de "vía nacional hacia el socialismo" no logró el objetivo de fondo, es más condujo al estancamiento del sistema político e impidió a la izquierda conquistar una "alternativa" de gobierno a la Democracia Cristiana.

(2) COMPROMISO HISTORICO . Proyecto político, perseguido en particular por Enrico Berlinguer, secretario del Partido comunista italiano (PCI), basado en una colaboración orgánica entre comunistas y católicos.

 
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