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Sciascia Leonardo - 1 giugno 1979
Romper compromisos
Leonardo Sciascia

SUMARIO: El escritor Leonardo Sciascia se presentó candidato, en 1979, en las listas del Partido radical (1). Se produjo el gran escándalo en el Partido comunista italiano y en el ámbito de los "intelectuales progresistas" por la "traición" de Sciascia, que antes había sido candidato comunista. Para el Partido comunista italiano los radicales son unas veces fascistas, unas veces pasotas y otras terroristas. El Pci aún no ha perdido el viejo vicio estalinista de transformar a los adversarios en demonios, sobre todo si son "camaradas". Tras el éxito electoral radical de 1979 se produce la transformación comunista: »contraorden camaradas los radicales ahora no son fascistas. La revista teórica de los comunistas italianos "Rinascita" dedica seis páginas al Partido radical desmintiendo todas las acusaciones anteriores. »Lo que más me inquieta de los comunistas es esta continua fábrica de la verdad declara Sciascia en su debate con el pintor Renato Guttuso.

("Número único" para el XXXV Congreso del Partido radical - Budapest 22-26 abril 1989)

SCIASCIA Antes de las elecciones, para el Pci los radicales eran pasotas, fascistas y demás cosas horribles. Ahora, se han dedicado dieciséis páginas de "Rinascita" al radicalismo con cuestiones muy serias, muy cuidadosas, yo diría que incluso excesivamente doctas. Este es precisamente uno de los hechos inquietantes que tienen lugar en el Pci. Esta fábrica continua de la verdad es una de las cosas que más me inquieta de los comunistas.

GUTTUSO. Antes de las elecciones el Pci ha sido el objetivo principal de los radicales. La situación era distinta, era una situación de lucha política, de defensa, de contrataque. Después, se ha registrado el éxito del Partido radical y el Pci, que es un partido serio, atento a la realidad de las cosas, no ha podido ignorarlo.

SCIASCIA. He ahí la cuestión. A parte de haber tergirversado la realidad - Pannella no es fascista y no ha tenido los votos de los fascistas - a parte de ésto, lo que resulta inquietante es que el Pci ha constatado un traslado de los votos obreros, o "también" obreros.

GUTTUSO. Tú hablas de clase obrera... los radicales no se han ocupado nunca de la clase obrera. Se han ocupado siempre de las formaciones extremistas, de los autónomos, no de la clase obrera.

SCIASCIA. No, esa no es la naturaleza del Partido radical, su naturaleza se basa en la defensa de los derechos civiles.

GUTTUSO. Sin lugar a dudas, el Partido radical parte con este programa, pero creo que el planteamiento más correcto sea el de Vittorini e incluso de Passolini, que veía en el Partido radical una fuerza de ayuda, de apoyo al Pci, pero no de antagonismo.

SCIASCIA. Volviendo al pasado, algunas declaraciones de los comunistas han sido auténticos ataques despiadados contra los radicales. Y como el Pci se fija demasiado en las relaciones de fuerza, ahora que el Partido radical demuestra ser una fuerza, ahora es digno de atención. El Partido radical no se preocupa de este tipo de cosas sino que se lanza sin más.

GUTTUSO. El moralismo es una cosa muy hermosa, pero no siempre.

SCIASCIA. El radicalismo puede servir en la moral y en el arte, más que en la política. Pero en Italia hemos llegado a un punto en el que la política está tan fuera de la moral que el Partido radical se debe ocupar de ella.

GUTTUSO. Marx decía que radical es el que va a la raíz de las cosas, pero la raíz es un fenómeno complejo, hay que modificar las cosas en vez de denunciarlas y basta. Hacen falta partidos organizados, no son suficientes las mesas de recogidas de firmas, hacen falta las secciones.

SCIASCIA. Los partidos ya existen y son incluso demasiado fuertes e incontrolados. Para qué queremos otro partido de tipo clásico?

GUTTUSO. Pero, de hecho, las secciones del Partido radical existen.

SCIASCIA. Sí, pero es que hace falta un mínimo de organización. Yo, antes de las elecciones decía: "esperemos que los radicales no superen el 3 por ciento, porque es peligroso que sean muchos. Y a propósito de lo que decías del antagonismo, nunca ha habido antagonismo por mi parte para con el Pci. Desacuerdo sí. Un desacuerdo que existe desde que fui candidato comunista y que se ha acentuado muchísimo tras el compromiso histórico.

GUTTUSO. Bueno, antagonismo de verdad nunca lo ha habido, pero el Partido radical, en vez de atacarnos tanto, lo que tendría que haber hecho era estimular una mayor concretización de la izquierda.

SCIASCIA. En el 74, el referéndum sobre el divorcio fue estimulante, pero el Pci no se dió cuenta porque, una vez conseguido el éxito, no lo ha sabido valorar sino que lo ha aceptado a regañadientes.

GUTTUSO. A caso nosotros no hemos luchado también por el divorcio?

SCIASCIA. Sí. Y, una vez obtenido el divorcio, el fruto fueron las elecciones del 76 con el triunfo comunista. Pero el Pci no ha sabido aprovechar el triunfo.

GUTTUSO. El elemento fundamental es el modo en el que se se ha dirigido la política de colaboración Pci-Dc, el acuerdo de mayoría, porque se han cometido errores. El comité central fue muy sincero, aunque tal vez demasiado filosófico.

SCIASCIA. Hay que tomar nota de las experiencias de la vida, de las realidades. Por ejemplo, hablando del terrorismo, comprendo como se sentiría el Pci si se produjese una batalla por los derechos civiles matando gente. Probablemente, las Brigadas Rojas se lo tomarían como señal de que los comunistas están de su parte. Pero de ahí a no hablar para nada de los derechos civiles, ni decir que éstos no se respetan, hay un abismo. Los radicales hablan de estos derechos porque primero se arresta a la gente y después se buscan las pruebas. Y para los radicales ésto no es admisible.

GUTTUSO. Esa es la política de la garantía. Desde luego, todo ciudadano tiene derecho a una garantía. Las pruebas que demuestran lo contrario acaban por perjudicar a los mismos acusadores. Pero, no escondamos el hecho de que dichas personas, Negri y demás compañeros, han tenido una gran influencia en la opinión pública, y yo prefiero discutir de ésto y no de las pruebas, que no sabemos si existen o no existen. Es verdad que ellos más que fomentar la discordia, han crispado los ánimos.

SCIASCIA. Siguiendo esa tónica, Marx hubiera debido pasarse la vida en la cárcel.

GUTTUSO. Marx estaba en contra del terrorismo. Y porqué los radicales no han apelado a los derechos humanos cuando se trataba de Ventura y Giannettini (1)? Porqué esas garantías se dan en ciertas ocasiones y en otras no? Se trata de garantías absolutas o se basan en simpatías políticas?

SCIASCIA. Tienes razón, y yo me reprocho a mí mismo no haber prestado la debida atención a los procesos contra los fascistas. Sin embargo, hay que tener en cuenta lo que el fascismo ha dejado impreso en nuestras conciencias. Son cosas difíciles de eliminar y es por ello que se tarda en comprender.

GUTTUSO. Yo creo que las cosas son mucho más simples. El Partido radical, al darse cuenta de que con la defensa de todos los derechos civiles, desde los de los homosexuales a los de los terroristas o presuntos terroristas, obtenían apoyos, ha desarrollado más esta acción... La verdad es que no quería aceptar este debate contigo, no porque no me guste hablar contigo, hablamos siempre, sino porque parece que nos hayamos convertido en interlocutores obligados. Desde siempre hemos hablado entre nosotros y ahora hablamos en público...De todas maneras es mucho mejor así que "Querido Indro" o "Querido Marco".

SCIASCIA. Antes has hablado de "identikit", el identikit de los radicales. Cuáles son sus puntos de fuerza? Yo diría que fundamentalmente los derechos humanos, y por consiguiente, la Constitución, el Parlamento y su función. No es verdad que los radicales saboteen el Parlamento y le hagan funcionar mal sino que quieren que desempeñe las funciones que le competen. Y si recurren al obstruccionismo no es ni más ni menos que a consecuencia de todos los decretos que han desprestigiado al Parlamento.

GUTTUSO. Nosotros, en estos últimos días, hemos conseguido grandes victorias en el Parlamento. La Dc ha perdido dos veces tanto por la cuestión de quién debe controlar los miles de millones que se han concedido a los bancos del Mediodía, como por las liquidaciones y pensiones monstruosas que se les conceden a los burócratas privilegiados. Hemos tenido la ocasión de fraccionar a la Dc, y una parte de ésta ha votado las propuestas de los comunistas. Se han aceptado nuestras enmiendas, y esa también es una manera de hacer que el Parlamento funcione sin necesidad de paralizarlo. Pasolini dijo en cierta ocasión: »Está claro que lo que cuenta hoy en día es la obediencia de unas leyes futuras y mejores. Y la consiguiente voluntad de reconstruir es el auténtico nuevo gran deber histórico del Pci . Pero no sólo de los comunistas, sino tuyo, de los radicales, de todo el mundo.

SCIASCIA. Passolini no había visto los desarrollos que tuvieron lugar en el Pci del 76 en adelante. De todas formas, es verdad que el Pci no es antagonista de los radicales, es decir, los radicales no quieren que lo sea.

GUTTUSO. Ahora las cosas han cambiado también para los radicales. Ya no necesitan luchar desesperadamente y creo que tienen que tener en cuenta a un gran partido formado principalmente por obreros y campesinos, organizado con todos los defectos que quieras, con su burocracia si quieres, aunque, a decir verdad, ésta se va atenuando. Un gran núcleo sobre el que se debe actuar con estímulo. Yo creo que los radicales pueden desempeñar esta tarea.

SCIASCIA. Entonces estamos totalmente de acuerdo. Pero, permíteme hacer una pequeña diferencia entre el ayer y el hoy entre hacer política con los comunistas y hacerla como radicales. Hay una diferencia abismal. Por ejemplo, en el consejo municipal de Palermo, cuando fui consejero elegido en la lista comunista, a finales de año llegaron ocho mil deliberaciones, todas las que se habían acumulado en esos meses. Y se aprobaron a mano alzada en dos o tres reuniones. Ahora bien, por lo menos diez de entre esas ocho mil deliberaciones no debían haber sido aprobadas, y, sin embargo, fueron aprobadas también por el Pci. Los radicales hubieran solicitado aprobarlas de una en una, se hubieran muerto ahí antes que no estudiarlas una por una.

GUTTUSO. Tú eres un poco neófito. Si yo estuviese en tu lugar, también sería un entusiasta porque tu partido es un partido fresco, sin burocratizar, eso lo entiendo perfectamente. Tu situación personal de entusiasmo y la idea de que ocho mil deliberaciones no hubiesen pasado así como así, es justa, pero el Parlamento italiano y los consejos comunales no son como la Convención de la Revolución francesa. Son organismos pesados sobre los que influyen miles de cosas. Y llegados a un cierto punto hay que acabar con esa situación, porque de lo contrario no se puede seguir adelante.

SCIASCIA. Los radicales quieren hablar de todo, aun a riesgo de paralizar el mecanismo, aunque esto sea un hecho negativo. Oye, Quieres saber cuál es exactamente el punto que nos divide, mejor dicho que me separa del Pci? pues el estalinismo y el compromiso histórico que sigue existiendo.

GUTTUSO. No me separa de tí el estalinismo que en el Pci no existe sino en medidas muy reducidas. Lo que me separa de tí es el hecho de que yo creo en el compromiso histórico no como forma de alianza de cumbres, sino como un entendimiento profundo entre las necesidades políticas italianas y las necesidades de las grandes masas obreras. En cambio, lo que sí nos separa un poco es Pannella.

SCIASCIA. Por qué? No te gusta?

GUTTUSO. Pues la verdad, en general los hombres con ojos azules me infunden sospecha....

SCIASCIA. Sabes qué es lo que por el contrario me une principalmente al Pci? La gente sencilla que está dentro. Sólo eso, porque intelectualmente el Pci ya no me interesa. Creo que todo el esfuerzo intelectual de este gran partido ha consistido en en haber discurrido el compromiso histórico, que es una cosa fatalmente errónea porque falta la otra parte. No hay católicos sino que se trata de una invención desgraciada. Salvemini decía que no había visto un católico en su vida. Yo digo lo mismo.

GUTTUSO. A lo mejor en Racamulto habrás conocido a algún católico.... Que el Pci no te siga interesando, es asunto tuyo. De todas maneras, lo que sí es verdad es que el nivel cultural del partido, no por sus intelectuales, no ha seguido una evolución paralela a su desarrollo político.

SCIASCIA. Vamos a ver Qué es lo que te gusta de nosotros los radicales?

GUTTUSO. Me gusta su frescor.... Pero creo que comunistas y radicales podrían encontrar puntos de acuerdo tanto en la especie Guttuso como en la especie Sciascia. Será porque yo soy un viejo militante afiliado al Pci desde el 40 mientras que tú te has afiliado al Partido radical hace poco.

SCIASCIA. Pero también yo soy un viejo militante. Han repescado una declaración mía de 1953 en la que dije que votaba comunista pero que era radical.

(»L'Espresso , 5 de agosto de 1979)

No a la indiferencia,

no a la abulia

Por lo que el Partido radical, en su condición de no-violento, quiere e intenta hacer y hace, creo que se puede usar el verbo romper en toda su violencia moral y metafórica. Romper los compromisos y las compromisiones, los juegos de las partes, las mafias, los chanchullos, los silencios, las leyes del silencio; romper esta especie de pacto entre la estupidez y la violencia que se viene manifestando en las cosas italianas. Romper la equivalencia entre el poder, la ciencia y la muerte que parece estar a punto de establecerse en el mundo. Aguar la fiesta antes de que nos ahoguen a nosotros, etc...

Tal y como se titula el reciente libro de Jean Daniel, esta es la era de la ruptura - o sólo la hora.

No hay que dejarla resbalar por nuestra indiferencia ni por nuestra negligencia.

(»Noticias Radicales , mayo 1979

Política y ética

Hace quince años, Borges dijo en una entrevista que se había ocupado de política lo menos posible excepto en la época de la dictadura. Y añadió que, en realidad, eso no era política sino ética. Por el contrario, yo siempre me he ocupado de política, y siempre en el sentido ético. Tal vez sea ese mi error o mi confusión, confundir la política con la ética. Pero sería un error y una confusión de lo más saludables si los italianos, y especialmente en este momento, cayesen en ellos. He tomado la decisión, repentinamente, de testimoniar esta confusión y este error de la manera más explícita y más directa de hacer política, y con el partido que, en estos momentos, lo permite mejor que los demás. Incluso, tal vez sea el único.

(»Tuttolibri , mayo de 1979)

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(1) En 1979 salieron elegidos por las listas del Partido radical al Parlamento italiano 18 diputados, 2 senadores y tres representantes para el Parlamento europeo.

Adelaide Aglietta, secretaria del Partido radical en 1978; Aldo Aiello, periodista, senador del Partido socialista italiano, actualmente Director del "Bureau for special activities of UNDP" (United Nations Developement Program); Pio Baldelli, profesor universitario; Marco Boato, leader del movimiento estudiantil de 1968 y exponente de "Lucha Continua"; Emma Bonino, exponente del movimiento para la legalización del aborto en Italia (CISA); Roberto Cicciomessere, objetor de conciencia, secretario del Pr en 1971; Marcello Crivellini, profesor universitario; Franco de Cataldo, abogado penalista y exponente del Partido republicano; Adele Faccio, exponente del movimiento para la legalización del aborto en Italia (CISA); Marisa Galli, monja y pedagoga; Maria Antonietta Macciocchi, periodista y escritora, ex diputada del Partido comunista italiano; Gianluigi Melega, periodista, director del "Europeo"; Mauro Mellini, abogado; Marco Pannella, fundador del Partido radical en 1956; Domenico Pinto, diputado del movimient

o "Lucha Continua"; Franco Roccella, periodista; Leonardo Sciascia, escritor; Gianfranco Spadaccia, periodista, secretario del Pr en 1974-75; Sergio Stanzani, ingeniero, dirigente industrial; Massimo Teodori, profesor universitario, ensayista de historia y política contemporánea; Sandro Tessari, docente universitario y diputado del Partido Comunista italiano;

Entraron en calidad de substitutos en caso de dimisión:

Giuseppe Calderisi, responsable del Comité promotor de los referéndums; Franco Corleone, funcionario regional; Giuseppe Rippa, editor.

 
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