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Sciascia Leonardo - 15 settembre 1979
Mi "no" al gobierno Cossiga
Leonardo Sciascia

SUMARIO: Leonardo Sciascia declara su intención de voto con motivo de la presentación del Gobierno Cossiga ante Cámara de los diputados y el Senado. Siascia recuerda la dimisión de Cossiga - por aquel entonces Ministro del Interior al día siguiente del trágico desenlace del "caso" Moro y reivindica su derecho de ciudadano a conocer las exactas razones desde el momento en que Cossiga se asoma a presidir el Gobierno de la República. Plantea la duda de que este Gobierno haya sido hecho a posta para durar lo que dure la comisión de investigación sobre el caso Moro y manifiesta su preocupación por el hecho de que uno de los más importantes testigos desempeñe el cargo de Presidente del Consejo.

(ARGUMENTOS RADICALES, BIMESTRAL POLITICO PARA LA ALTERNATIVA, Abril-Septiembre de 1979, Nº 12-13)

"Con motivo de la presentación del gobierno Cossiga(1) a la Cámara de los diputados y al Senado intervinieron todos los parlamentarios radicales. Nos complace publicar a continuación la declaración sobre la intención de voto de Leonardo Sciascia, en la Cámara de los diputados el 10 de agosto de 1979".

Señor presidente, señores diputados, veo en un periódico de hoy que se habla de un semi-obstruccionismo de los radicales. La noticia es infundada. En cualquier caso, mi intervención contribuirá considerablemente a rebajar la media.

En la campaña electoral que ha conducido a esta legislatura, muchas fuerzas políticas, desde luego no la nuestra, han apuntado hacia el tema de la ingobernabilidad de este país. En realidad, este país es el más gobernable que existe en el mundo. Su capacidad de adaptación y de adicción, de paciencia e incluso de resignación son inagotables. No hay más que viajar en tren o en avión, entrar en cualquier hospital, en cualquier oficina pública, en resumidas cuentas necesitar algo que tenga que ver con el Gobierno del Estado, con su administración, para darse cuenta hasta qué punto de lo peor es gobernable este país y lo ingobernables que son por el contrario los que en los gobiernos lo sostienen: ingobernables e ingobernados no sólo en el sentido de la eficacia, sino sobre todo en el sentido de una idea del gobernar, de una vida moral el gobernar.

Todo lo que en este país es ingobernable, subversión y criminalidad principalmente, reside precisamente en la manera de gobernar. Y me da la impresión, señor presidente del Consejo, que usted sabe muy bien, o que en un momento determinado ha sabido muy bien - y espero que no se le haya olvidado del todo - en qué consiste la ingobernabilidad de la que hablo. De lo contrario, no se explicaría su dimisión en calidad de ministro del interior, al día siguiente del trágico desenlace del "caso" Moro(2). Y dese cuenta que, al decir lo que digo, pretendo desde el punto de vista humano elogiarle. Un elogio que, sin embargo, en calidad de ciudadano no puedo hacerle y que actualmente, en cuanto diputado, aún menos puedo convertir en un consenso al Gobierno que usted preside. En calidad de ciudadano, considero que tenía derecho a conocer con más detalle las razones por las que usted presentó su dimisión, y considero que sigo teniendo derecho, puesto que usted no sólo no se ha retirado de la vida política, sino que hoy se

asoma a presidir el Gobierno de la República.

Entre los muchos misterios de la vida política italiana, hasta tal punto que la palabra democracia pierde sentido, existe, señor presidente del Consejo, el misterio de su dimisión de ministro del interior. Un misterio que cada vez es más indescifrable considerando las opciones de su partido y el consenso brindado por otros partidos para que usted presida el primer y difícil Gobierno de esta legislatura.

Parece que lo hayan hecho adrede, este su Gobierno, para que dure lo que dure la comisión de investigación sobre el caso Moro; y no dejarán de maravillarse los italianos si dichas fuerzas políticas que dicen desear que se esclarezca la verdad sobre el caso Moro dan a este gobierno alguna señal de consenso o se muestran indiferentes. En la investigación usted será sin lugar a dudas uno de los testigos más importantes, si no el más importante. Y no puede dejar de suscitar legítima preocupación o sospecha el hecho de que sea precisamente usted el Presidente del Consejo.

Esta es una de las muchas razones por las que, por parte de la minoría, manifiesto mi voto en contra de un Gobierno que dispone de una amplia - más amplia de lo que se querrá hacer creer a los italianos - mayoría. Pero quisiera añadir que si fuese un diputado que hubiese optado por la postura de la mayoría, me sentiría aún más ofendido por los motivos, la manera y las limitaciones con las que el Gobierno ha sido creado. Usted mismo, señor Presidente del Consejo, ha sentido la necesidad de decir que su Gobierno es un gobierno como todos los demás, precisamente porque no lo es.

Cito de sus declaraciones de ayer: »El Gobierno conoce las limitaciones políticas objetivas que la situación plantea a sus acciones, pero es, por necesidad del país, por coherencia con la Constitución, por opción obligada de quién le ha dado vida, el Gobierno de la República, con todas sus prerrogativas y con sus deberes, responsable plenamente ante el Parlamento y ante Italia . Esto quiere decir que sabe perfectamente que la cualidad primaria por la que este Gobierno será aprobado por quién lo apruebe reside en la fragilidad, en su carácter provisional, en sus límites. Se ha dejado caer un intento de crear un Gobierno menos provisional, menos frágil, menos limitado, porque, precisamente, no inspiraba confianza.

Nos hallamos, tal y como dice el diputado Lattanzio, que creo pertenece a su partido, ante una provisionalidad gubernamental. Sería un gran pasó hacia atrás para aquellos que aprueben este Gobierno y que lo aprueben gracias a su carácter provisional si, precisamente, este Gobierno dura toda la legislatura. Pero es un deseo que no me atrevo a formular.

Que un gobierno vaya bien porque, precisamente, no va bien, porque, precisamente, infunde seguridad en cuanto a su poca duración, precariedad y limitaciones de acción, es algo de grave insensatez. Que además, sin pudor alguno, se declare es una ofensa a la inteligencia y al sentido común de los italianos, de este gobernabilísimo país - repito - que es Italia.

No se comprende, además, qué significado y valor tenga la presencia de los llamados técnicos en un Gobierno que se confía dure poco. La presencia de los técnicos debería necesariamente comportar programas a largo plazo, la razonable duración, pero lo que está claro es que cuando se habla de técnicos de gobierno cabe entender monos de imitación más bien cómica de cosas que, en otros lugares, tienen lugar con mucha más seriedad y mayor gravedad.

No quisiera repetir cosas que, en este aula, ya han sido dichas para motivar el voto contrario. Quisiera simplemente ofrecerle, señor presidente del Consejo, una sospecha a partir de la cual meditar, y puesto que tendrá los medios necesarios a disposición, indagar. Asimismo, querría recomendarle algo. La sospecha es de lo más actual: la desaparición del financiero Sindona(3). Si, paradójicamente, la desaparición de Sindona no se puede relacionar con el asesinato del abogado Ambrosoli(4), sí se puede relacionar en cierto modo si consideramos que Sindona, en un momento determinado, se dio cuenta paradójicamente de que se hallaba de parte - al menos en el peligro - de Ambrosoli. Y en este caso se podría empezar a hablar no ya de mafia americana, o sícula, o sículo-americana, sino de mafia romana. Se trata simplemente de una sospecha.

Lo que le recomiendo es lo siguiente: por provisional que sea su Gobierno, espero que se ocupe por lo menos de los pescadores de Mazara del Vallo y que resuelva de una vez por todas este problema que desde hace años se cierne sobre la vida de una de las más laboriosas ciudades sicilianas.

N.d.T.

(1) COSSIGA FRANCESCO . (Sassari 1928) Presidente de la República italiana desde 1985 hasta 1992. Diputado desde 1958, fue posteriormente subsecretario (1966) y Ministro (1974). Ministro del Interior (1976-78) en la época del secuestro de Aldo Moro, presentó su dimisión cuando se descubrió el cuerpo del estadista asesinado. Jefe del Gobierno (1979-80). Como presidente de la república, en la segunda parte de su mandato ha hecho de todo para que cambiase la Constitución italiana, abandonándose a feroces polémicas con la mayor parte de los exponentes políticos y sobrepasando los límites establecidos por la ordenación constitucional.

(2) MORO ALDO . (Maglie 1916 - Roma 1978). Político italiano. Secretario de la Democracia cristiana (1959-65). Artífice de la política de centro izquierda. Ministro en repetidas ocasiones, Presidente del Consejo (1963-68, 1974-76). A partir de 1976 presidente de la democracia cristiana (DC). Preconizó el acercamiento del Partido Comunista Italiano (PCI) al gobierno delineando al hipótesis de una "tercera fase" (tras la del "centrismo" y la del "centro izquierda") del sistema político. Secuestrado por las Brigadas Rojas en Roma, el 16 de marzo de 1978, fue encontrado muerto el 9 de mayo del mismo año.

(3) SINDONA MICHELE . (Patti, 1920 - Voghera 1986). Financiero italiano. Entre 1969 y 1974 construyó un imperio financiero ante cuya caída huyó a EE UU. Implicado en un nuevo crack, fue arrestado y condenado. Se mató, en circunstancias poco claras, en la cárcel de Voghera el 22 de marzo de 1986.

(4) AMBROSOLI . Liquidador del banco "Banca Privata Italiana di Sindona".

 
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