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Bandinelli Angiolo - 1 ottobre 1979
La paz perpetua según Kant
Angiolo Bandinelli

SUMARIO . Desde hace dos siglos, en la cultura occidental, ronda "una promesa de felicidad terrena", la promesa de la "forma-Estado" perfecta. Esta promesa contempla asimismo "el adviento de la paz definitiva y perpetua" y la instauración de la "Sociedad universal en la que el hombre no sea medio sino fin para sus semejantes". Una sociedad semejante es la sociedad gobernada por la razón, y su forma es la forma federal.

La propuesta o proyecto, de clara huella ilustrada, fue conjugada por primera vez en los albores de las dos grandes Revoluciones del mil ochocientos, la americana y la francesa: en América halló cuerpo histórico en la Constitución, en Europa por el contrario fue dibujada sólo en páginas hermosísimas del filósofo Emmanuel Kant. Para Kant, el federalismo se amplía hasta una "poderosa Utopía de gobierno universal", "posible y necesario", si sabe organizarse en "Federaciones de repúblicas libres", la humanidad logrará salir del estado de guerra endémica en el que ha vivido hasta nuestros días...

La teoría federalista, kantiana, ha influido sólo de forma marginal en el pensamiento político europeo. Adquiere el rango de dignidad política sólo en las páginas de Luigi Einaudi, y posteriormente en la acción de Monnet, Rossi y Spinelli. Pero tienen potencialidades sumamente vastas y por explorar, incluso en el campo económico, con el objeto de corregir los errores y las distorsiones en las que ha caído la praxis económica de los Estados nacionales, especialmente los europeos.

(QUADERNI RADICALI, publicación trimestral de ensayo y documentación política, octubre-diciembre de 1979 - Vuelto a publicar por ""IL RADICALE IMPUNITO - Diritti civili, Nonviolenza, Europa", Stampa Alternativa, 1990)

Una promesa de felicidad terrena, posible y próxima ronda desde hace un par de siglos en apartados meandros de la cultura política occidental. Es la promesa, tan geométrica y racional como llena de vitalidad, de la forma-Estado perfecta, que garantice el consenso y promueva, a la par, el más amplio ejercicio de las libertades: consenso y libertad ya no antagonistas - como siempre lo son, multiplicados en las parejas cultura/naturaleza, violencia/necesidades, etcétera - en el Estado moderno, sino convergentes y concordes. Esta premisa contempla asimismo el adviento de la paz definitiva y perpetua, y la instauración de la Sociedad universal en la que el hombre no sea un medio sino un fin para sus semejantes: no ya la tregua inestable de las armas, que interrumpe en vez de aplacar el conflicto incesante entre los Estados, sino el consumirse y deshacerse de las mismísimas causas de la guerra: "La Razón, desde su trono de suprema potencia moral legisladora, condena de forma absoluta la guerra como procedimiento j

urídico, mientras que eleva a deber inmediato el estado de paz, que sin embargo no puede ser creado o garantizado sin una convención de los pueblos. De ahí la necesidad de una liga de carácter especial, que podríamos llamar liga de la paz (pactum pacis), que se propone poner punto final sencillamente a una guerra en vez de a todas las guerras y para siempre". (*)

Tanta esperanza se recoge bajo una única idea-forma; la palabra, talismán, custodiada con reverencia iniciática por sus fieles, es federalismo. Se conjuga por vez primera, de carrerilla, a partir de una matriz de carácter ilustrado, en los albores de las grandes revoluciones, en tierras americanas y en Europa; allí llegó a calar como Utopía en la historia y a informar a la Constitución de los recién nacidos Estados Unidos; aquí por el contrario - en el viejo y rígido continente - logró solo nutrir sorprendentes páginas políticas de un filósofo, estoy hablando de Emmanuel Kant. El federalismo - así pues - no es sólo el esquema institucional de la Constitución ideada por Hamilton y los demás padres fundadores; es, desde otro punto de vista, incluso una "visión global de la sociedad de carácter metahistórico, relacionada con el pensamiento de Proudhon (sobre todo el de la primera fase, netamente anarquista), con distintas construcciones intelectuales prácticamente infundadas". La definición es de Mario Albertin

i, en su introducción a la antología publicada por "Il Mulino" en la colección "Il pensiero moderno/politica' (*). En el centro se halla Kant, quién amplía las premisas del modelo institucional americano hasta una poderosa Utopía de gobierno universal. Para Kant ello es posible y necesario: sólo con su realización las contradicciones del derecho internacional - de lo contrario imposibles de colmar - podrán resolverse con un código de normas jurídicas universalmente reconocidas. Si se sabe organizar en Federación de repúblicas libres, la humanidad podrá relegar a la prehistoria el estado de guerra perenne en el que se debate hasta ahora, para alcanzar por fin esa paz perpetua que la Razón puede concebir como lugar de la libertad y de los fines pero que las pasiones y las irracionalidades de los hombres y de la historia han excluido y alejado. De esta manera será posible identificarse con ese imperativo que para el filósofo es el único imperativo moral: considerar al otro no como un medio, sino como un fin. La

(con)federación de los pueblos permitirá por último que perezca el Estado-nación, y hará que se desarrolle y florezcan las libres comunidades, modelo insuperado de asociación de las fases primitivas de la humanidad, y deseado por las generaciones venideras de ser guiadas por la Razón universal.

La teoría federalista no ha influido, salvo de forma escasa en el pensamiento político europeo. Tras la huella del interés por los desarrollos de la joven república norteamericana, sus sugerencias penetran en Cattaneo y en un Orsini; posteriormente, se ha dicho, en Proudhon. Pasa a convertirse en dignidad de perspectiva política entre las dos guerras mundiales en las páginas y en la acción federalista de un Lord Lothian, el animador de Europe Union, y de Luigi Einaudi (1). Nos hallamos en plena postguerra, ante Jean Monnet, Rossi (2) y Spinelli (3); no sólo con sus batallas sino con su labor teórica, que desarrolla temas cruciales de la situación contemporánea europea. Es un momento de búsquedas articuladas, entre las que destacan las consideraciones sobre la historia seglar de las guerras de supremacía, del mismísimo Einaudi y del alemán L.Dehio. En estas vicisitudes y pruebas el federalismo demuestra tener una considerable carga de persuasión, incluso cuando se trata de temas no propiamente institucionales

, e incluso económicos. Nos vemos impulsados a reflexionar, por ejemplo, desde otro punto de vista, sobre las contradicciones de la evolución del Estado contemporáneo que ha tenido la ambición de garantizar la justicia social a través de la redistribución de la renta entre las clases, pero se ha visto muy pronto imposibilitado por la necesidad apremiante de mantener en pie - destinado a este objetivo gran parte de sus recursos - una organización de guerra cara y abrumante, por el llamado "complejo industrial" a una educación y una escala de prioridades paralizadas a partir de los llamados "valores nacionales" etc. Los desequilibrios sociales internos han permanecido, y a veces se han profundizado. La mismísima clase obrera, tras haber proclamado el internacionalismo y la hermandad sin fronteras, se halla fragmentada en segmentos nacionales que se odian e intentan arrasarse, cada cual de forma egoísta, encerrado en sus celos y en sus particularismos. El Estado nacional ha hecho fracasar las esperanzas del int

ernacionalismo proletario de la misma manera que, antaño, el cosmopolitismo burgués.

N.d.T

(1) EINAUDI LUIGI (Carrù 874 - Roma 1961) economista y político. Profesor de economía en Turín (1907) y de la Universidad Bocconi de Milán, exiliado en Suiza en 1943, a su regreso a Italia fue gobernador del Banco de Italia (1945). Vicepresidente del consejo italiano y ministro de presupuesto del IV gabinete De Gasperi, en 1947 frenó la inflación postbélica con una política monetaria severamente restrictiva y apoyó un enfoque liberal de los problemas de la reconstrucción. Presidente de la República italiana de 1948 a 1955. GIULIO EINAUDI (Turín 1912) hijo de Luigi, fundó en 1933 la editorial del mismo nombre.

(2) ROSSI ERNESTO . (Caserta 1987 - Roma 1967). Político y periodista italiano. Líder de "Giustizia e Libertà" (Justicia y Libertad), arrestado y condenado en 1930 por el fascismo, estuvo en la cárcel hasta que acabó la guerra. Escribió con Altiero Spinelli el "manifesto di Ventotene" y guió el Movimiento Federalista Europeo y la batalla por una Europa unida. Uno de los fundadores del Partido radical. Ensayista y periodista promovió desde las columnas de "Il Mondo" intensas campañas contra las injerencias clericales en la vida política, contra los potentados económicos, el proteccionismo industrial y agrario, las concentraciones de poder privadas y públicas, etc. Sus artículos fueron recopilados en libros ("I padroni del vapore", etc.). Tras la disolución del Partido radical en 1962, y la consiguiente ruptura con el director de "Il Mondo", M. Pannunzio, fundó "L'Astrolabio" desde cuyas columnas prosiguió con sus polémicas. A lo largo de los últimos años se acercó y se inscribió al "nuevo" Partido radical con

el que lanzó en 1967 el "Año Anticlerical".

(3) SPINELLI ALTIERO . (Roma 1907 - 1922). Encarcelado durante el fascismo (desde 1929 hasta 1942) por sus actividades antifascistas, pues fue líder de las juventudes comunistas. En 1942, escribió con Ernesto Rossi, uno de los fundadores del Partido radical, el Manifiesto federalista de Ventotene, en el que se afirma que sólo una Europa federal podrá vencer definitivamente los peligros de un retorno de las guerras fratricidas en el continente europeo. Al final de la guerra fundó junto a Rossi y Eugenio Colorni, entre otros, el Movimiento federalista europeo, y después pasó a ser miembro de la Comisión europea, siguiendo de cerca y criticando la evolución de las estructuras comunitarias. En 1979 fue elegido diputado en el Parlamento europeo por las listas del Partido Comunista Italiano (PCI), y se convirtió en el cerebro del proyecto de tratado que fue posteriormente adoptado por el Parlamento europeo en 1984 y más conocido como "Proyecto Spinelli".

Notas del Autor

(*) Emanuele Kant: "Per la pace perpetua" (1975), in: "Scritti politici e di filosofia della storia e del diritto", Torino, 1956.

(*) Mario Albertini: "Il federalismo", Il Mulino, 1979.

 
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