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Sciascia Leonardo - 26 febbraio 1980
Debate sobre las conclusiones de la Comisión Antimafia
Intervención en la Cámara de Leonardo Sciascia

SUMARIO: En primer lugar, el autor desea defender "el nombre de Simone Gatto", con respecto a cosas mencionadas en el Aula. Recuerda haber escrito, hace algunos años, un relato, "un diálogo entre un mafioso culto y uno basto". El mafioso culto intenta instruir al basto sobre lo que deberá decir ante la Comisión antimafia. El autor considera que al cabo de tanto tiempo ha cambiado poca cosa, y aún se está "hablando de un fenómeno que en vez de disminuir ha aumentado". Recuerda haber estado muy cerca del comisario Giuliano mientras indagaba sobre el caso De Mauro, y recuerda cuando comentaba que el ministro del interior debería ser del Alto Adige... La mafia, a su parecer, es una organización que tiende al enriquecimiento ilegal de sus miembros. Por lo que es válida la tesis comunista de poner en marcha "el control sobre los enriquecimientos ilegales" siempre y cuando dicho control se extienda igualmente a los parlamentarios, a los políticos y a ciertos funcionarios y "oficiales" que deberían luchar contra la

mafia.

(Actas Parlamentarias - Cámara de los Diputados - VIII LEGISLATURA - DISCUSIONES - SESION DEL 26 DE FEBRERO DE 1980)

SCIASCIA . Señor Presidente, señor representante del Gobierno, señores diputados, en primer lugar quisiera decirle algo al colega que ha hablado antes que yo. Hace poco se produjo un incidente más bien avispado con respecto al nombre de Simone Gatto. Muy serenamente y sin polémica, remitiéndome a su unanimidad y a su inteligencia, debo decir que se ha equivocado y confío en que se rectifique con el tiempo, y se informe mejor sobre las cosas que ha dicho. Simone Gatto era un hombre inteligente, culto, honesto y sobre todo tenía una idea concreta de la mafia. Querría que el colega que ha hablado antes que yo escuchase atentamente lo que voy a decir. Lo digo sin ánimo de polémica, por la amistad y el afecto que he sentido por Simone Gatto.

En cuanto al tema en discusión, debo pedir disculpas, pero no puedo evitar recordar que en mi otra actividad, que es la que me ha conducido accidentalmente hasta aquí, precisamente cuando nacía la Comisión antimafia, escribí y publiqué un relato que se titulaba "Filología", en el que se describe un diálogo entre un mafioso culto y uno basto sobre la etimología y las implicaciones históricas de la palabra mafia.

El mafioso culto instruía al ignorante sobre lo que tenía que decir ante la Comisión antimafia y sobre lo que la comisión antimafia le iba a preguntar. Era un relato, casi una broma un poco paradójica, pero en efecto es un poco lo que ha sucedido. Nos hemos quedado en la filología, en la sociología, y al cabo de dieciocho años aún estamos aquí hablando de un fenómeno que, en vez de disminuir, hemos visto aumentar.

No quiero decir con esto que los trabajos de la Comisión antimafia sean totalmente inútiles. Es más, hace poco se me ha pedido que reconozca lo que declaré ante la televisión francesa, es decir que el informe de minoría del diputado Niccolai es algo muy serio; lo declaré ante la televisión francesa - en Palermo, no en París - porque me lo preguntaron. Si me lo hubiese preguntado la televisión italiana se lo hubiese dicho igualmente. Por lo que no vacilo en repetirlo aquí.

Hay cosas inútiles. Por ejemplo, está claro que los brigadas de carabineros y los brigadas de seguridad pública siempre han cumplido con su deber; es más arriba en donde no cumplen con su deber. Y quisiera hablar de ello de forma sencilla, tal vez anecdótica. He estado muy cerca del pobre comisario Giuliano cuando indagaba sobre el caso De Mauro; seguí observándolo, puesto que se trataba de un hombre de lo más discreto, no hablaba de nada que tuviese que ver con su trabajo. Sin embargo, he notado una especie de diagrama en su comportamiento: había empezado con una cierta euforia, creía en un momento determinado haber llegado a la meta, luego le vi caer, le vi aflojarse, le vi desilusionado. Una sola vez me dijo una frase reveladora: »Créame, el ministro del interior debería ser del Alto Adige(1) . Ahora bien, yo no creo que los ministros del interior deban ser del Alto Adige, es más considero que la lucha contra la mafia cabe adjudicarla a muchos sicilianos, y no va a ser menos Simone Gatto; es más recuerdo

una página muy interesante, traducida en una película de Germi. Por lo tanto, no creo que los ministros del interior deben ser del Alto Adige, pero sí creo que deben comportarse como tales.

Hace años intenté lo más sintéticamente posible dar una definición de la mafia; dije que era una asociación para delinquir, con fines de enriquecimiento ilegal para sus asociados, que se presenta como intermediaria parasitaria impuesta con medios de violencia entre la propiedad y el trabajo, entre la producción y el consumo, entre el ciudadano y el Estado. Creo que dicha definición sigue siendo válida, a pesar de que haya aumentado el volumen de las cosas. Se trata de un fenómeno en expansión, sin lugar a dudas. La democracia no tiene demasiados medios para combatirlo, pero uno es esencial, importante, y se puede recurrir a él sin menguar los principios de la democracia. En la moción comunista se dice, en un momento determinado, que el fenómeno mafioso se puede combatir »reformando el sistema de las medidas de prevención según criterios que introduzcan formas de control sobre los enriquecimientos ilegales . Yo creo que la cuestión es la siguiente: el enriquecimiento ilegal. Esta propuesta es perfecta, pero h

ay que ampliarla, extenderla; es decir, el control debe ampliarse a nosotros también, a los que no sentamos en estos escaños, a los que se sientan en los escaños del Senado, a los que se sientan en las asambleas regionales y en los consejos municipales, sin olvidar a ciertos funcionarios y a ciertos oficiales que tienen la tarea de prevenir y reprimir precisamente el fenómeno mafioso (Aplausos de los diputados del grupo radical).

N.d.T.

(1) ALTO ADIGE . Región de la Italia septentrional, corresponde administrativamente a la provincia de Bolzano, y forma, con el Trentino, la región Trentino-Alto Adige.

 
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