Marco PannellaSUMARIO: El fascículo "Páralos con una firma" contiene los textos de los 10 referéndums para los cuales el partido radical recogió las firmas necesarias durante ese año. A la formulación de cada texto referendario sigue un texto en el que se explican los motivos por los que ha sido presentada. El referéndum para la abolición de partes de la ley 22 de mayo de 1978, nº 194, está en el número 8.
No se indica si el documento "El punto de vista de Pannella" haya sido escrito adrede para el fascículo o si ya había sido publicado en otro lugar.
El escrito de Pannella resume sintéticamente la postura de los radicales y evoca los puntos fundamentales de la batalla parlamentaria librada, aclarando cuál es el proyecto de las fuerzas conservadoras para alcanzar, a través del chantaje referendario, el "empeoramiento" de la ley 194. Recuerda de qué manera los radicales han estado siempre a favor de la "despenalización" y no de la "reglamentación" de aborto: el Estado, de hecho, no puede frenar "el monopolio teórico de las interrupciones de embarazo y una suerte de ideología abortista con casos legalizados". Se puntualizan las responsabilidades de las fuerzas laicas y sobre todo del PCI y el PSI en lo que han ido cediendo durante el camino.
(Fermali con una firma", fascículo editado por el Partido Radical, marzo 1980)
El referéndum (1) sobre el aborto no creo necesite demasiados análisis ni razonamientos. Sencillamente, tenemos que exigir una información leal y denunciar y desenmascarar la campaña - de nuevo prensa fascista, insultante, mentirosa, que tiene por objeto engañar en primer lugar a las mujeres y a las clases populares - del PCI, del PSI y de los clericales.
Nuestra postura, en el fondo, siempre ha sido la despenalización del aborto, no su reglamentación estatal. Los problemas de la asistencia y de que sea gratuita tienen que ser el resultado lógico y legal; inevitable y necesario. El juego de obligar sólo al aborto, de entre todas las intervenciones sanitarias, a ser practicado en el seno de las estructuras públicas y de hacer que sea impracticable a través de la obligación de la objeción de conciencia masiva en gran parte de las estructuras hospitalarias, estaba demasiado descubierto.
El carácter odioso de los procedimientos así como aberrante de un Estado que se atribuye el monopolio teórico de las interrupciones de embarazo y una especie de ideología abortista con casos legalizados, nos pareció inmediatamente intolerante. Votamos contra esta ley, cuya aprobación fue frenéticamente apoyada, con papeles prestablecidos y descontados desde el Pdup hasta el Msi, desde Dp hasta la Dc, desde el PCI hasta el Pli, desde el Pri hasta el Psdi, desde la Svp hsta la Izquierda Independiente (2), con la complicidad externa de gran parte del ex movimiento feminista y de la Udi, y con la única tibia excepción del Mld (3) y pocas franjas más relacionadas con él.
El "Movimiento por la Vida", la CEI (4) y el mismísimo Benelli presentaron curiosamente su proyecto de ley popular sobre el aborto al Senado para no aumentar los riesgos de retraso en la aprobación de la ley Balzamo y la celebración del referéndum. No hay más que releer los textos mecanografiados de aquella batalla nuestra parlamentaria: el escenario actual estaba descrito fielmente. La ley se hubiese enfrentado con la hostilidad de la clase médica, y no sólo con los auténticos "objetores de conciencia"; el caos de los hospitales se hubiese agravado; las mujeres hubiesen seguido muriendo, y el aborto clandestino no habría salido ni tan siquiera rozado.
Entonces las fuerzas radicales hubiesen vuelto al ataque y hubiesen propuesto o amenazado con un referéndum. Entre las demoras de la recogida de firmas y la celebración de un referéndum hubiesen contado de nuevo con una poderosa arma de chantaje a nivel parlamentario: o empeoran ustedes la ley más todavía o se la anularemos nosotros con voto popular. Los "laicos" (que ni tan siquiera quieren los referéndums de los que están seguros de que van a vencer) hubiesen tenido que aceptar el chantaje, o bien sufrir el enfrentamiento.
Y en un enfrentamiento entre la defensa de una ley cada vez más desacreditada y saboteada, y la alineación clerical y reaccionaria fanáticamente movilizado para cancelarla, sin lugar a dudas se hubiese perdido la ocasión. Muchos se hubiesen negado a comprometerse, muchos demócratas, el mismísimo movimiento de las mujeres y de las fuerzas de los derechos civiles hubiesen acabado por no ir ni tan siquiera a votar. Por aquel entonces, advertimos de que la democracia italiana estaba a punto de pagar caro no sólo el indigno cálculo político y la instrumentalización infame de las mujeres, sino también las dimisiones ideales y culturales al aceptar una ley "en defensa de la vida" "humana", entendiendo por vida humana también la del óvulo a penas fecundado, del cigoto, del embrión, del feto...
Votamos en contra y declaramos que nos poníamos en manos del lenguaje de los hechos. Deseamos que nos desmintiesen, pero no hubiésemos sufrido inertes el desarrollo del escenario que preveíamos. Nosotros apreciamos y agradecimos mucho el esfuerzo de las fuerzas democráticas de base, que cada día intentan defender milímetro a milímetro la practicabilidad del aborto en las estructuras públicas; y participamos en todo caso posible. Pero esta lucha puramente defensiva, activista, profesional, ejemplar - a la larga - a la corta tiene todas las de perder desde el punto de vista político. Y además puede incluso acabar dejando a la gente con la conciencia tranquila de baratija, a niveles individuales o de pequeños grupos, consintiendo que el árbol de cualquier resultado esconda el bosque de problemas de clase y de las mujeres que todavía están por resolver.
Es así como hemos considerado necesario e inaplazable asumir de nuevo la responsabilidad que siempre ha sido tradición exclusiva del movimiento radical, cobrando nuestra plena autonomía política con respecto a un "movimiento" empantanado en las arenas movedizas que el régimen ha creado a su alrededor.
N.d.T.
(1) REFERENDUM EN ITALIA. En Italia los referéndums pueden ser abolitivos.. Cuando son referéndums populares, es decir cuando son los ciudadanos los que solicitan la celebración de los mismos, es necesario recoger 500.000 firmas cada una de ellas compulsada por un notario. Las firmas suelen ser recogidas por voluntarios. Los italianos ponen mesas por las calles y las plazas. Tras la recogida de firmas, el Tribunal de Casación examina la validez de las mismas (es decir que cabe prever un margen de seguridad de otras 200.000 firmas). Después el Tribunal examina la validez de las peticiones referendarias. Gracias a este último examen, a menudo ha sido posible borrar de un plumazo varias peticiones referendarias.
(2) PDUP. Partido democrático de unidad popular.
MSI. Movimiento social italiano. Fascista.
DP. Democracia proletaria.
DC. Democracia cristiana.
PCI. Partido comunista italiano.
PLI. Partido liberal italiano.
PRI. Partido republicano italiano.
PSDI. Partido socialdemócrata italiano.
SVP. Partido de los tiroleses del sur.
(3) MLD . Siglas del "Movimiento para la Liberación de la Mujer" (en italiano: Movimento per la Liberazione della Donna).
(4) CEI. Conferencia Episcopal Italiana. (No Confederación de Estados Independientes tal y como a primera vista podría llamar a engaño).