Marco PannellaSUMARIO: Marco Pannella suscita el debate sobre el atentado de via Rasela llevado a cabo por la Resistencia romana en marzo de 1944 contra las fuerzas nazis. Pannella se pregunta si esa acción "terrorista de guerra" que provocó la previsible matanza de las Fosas Ardeatinas(1), se decidió por "exigencias de la guerra" o más bien por "exigencias de partido". Se desencadena la reacción de la izquierda italiana y en particular del Partido comunista italiano; los diputados comunistas Trombadori y Amendola llegan incluso a denunciar a Pannella acusándole de "vilipendio de las fuerzas armadas".
En el artículo publicado por "Il Messaggero", Pannella especifica el significado de su iniciativa: no se trataba de una polémica gratuita sobre el pasado sino de un intento para »armarnos mejor en el presente, contra "hermanos" y "compañeros" asesinos. En todo caso, se intentaba hablarles a ellos; hablarle a la nuera del PCI, para que la suegra del terrorismo ... entendiese .
(Cuadernos radicales - Junio de 1980 del libro "Marco Pannella - Escritos y discursos - 1959-1980", editorial Gammalibri, enero de 1982)
Auguré y propuse al Partido radical, inmediatamente después de las eleeciones, organizar un convenio sobre el caso de via Rasella. Un convenio que propiciase un conocimiento más profundo sobre el episodio y aquellos "testimonios" orales que corren el riesgo de perderse para siempre; y se estimulase una confrontación política, un diálogo tan dramático como necesario y pertinente. Pero que fuese un convenio que añadiese un nuevo "hecho" a la reflexión y al debate, en vez de correr el riesgo de desarrollarlos anclados en el episodio del mes de marzo, en la agresión feroz y violenta del PCI, o doblegados sobre sí mismos.
No ha sido así, el debate importante que Cuadernos radicales ha abierto se restiente de ello.
Y creo oportuno recordar con la máxima precisión el objeto o la ocasión de aquél pretérito intervento. A un PCI, y al poder, terriblemente desencadenados contra el terrorismo, tentados de dar una interpretación arbitraria o endemoniarlos, combatirlo con el estilo y los medios terroristas, he intentado recordar que en la historia del catolicismo popular (por lo tanto político) y en la historia comunista y democrática, me parecía fácil comparar antecedentes, equívocos, convicciones y opciones que, por lo menos desde un punto de vista subjetivo, podían ayudar a comprender para "modificar", es decir derrocar - el itinerario del "terrorismo".
Durante varios años, tras el 1968, en directa, en polémica explícita (y - parecía - aislada, desesperada, vencida) con nuevos juglares y prácticas de las distintas "violencias" o "contraviolencias" "revolucionarias" (tanto si eran del "Manifesto"(2) o de "Poder obrero"(3) o de "Lucha continua"(4) o de la "Unión"(5)), pero incluso mucho antes, a propósito de la guerra de la liberación de Argelia (que me vio partícipe), y la vietnamita, me he ido repitiendo una y otra vez. Durante varios años suscitaba la controversia y luchaba contra lo que me parecía y definía el eterno retorno del viejo nihilismo, y proponía lecturas "subjetivas" de los actores de las violencias que podían ser ayudadas - sostenía - y desde el mundo dostoyevskiano, y desde el psicoanalítico, sobre todo del reichiano.
En el prefacio del libro de Andrea Valcarenghi (Underground con el Puño cerrado), en 1973, o en el de Appignani, en 1976, aun sin mencionar via Rasella, ya había encuadrado comportamientos y psoturas igualmente sacralizadoras. Así pues, definir, via Rasella como una "página", tal vez necesaria, pero ciertamente trágica y dolorosa del libro de la Resistencia; reivindicarla, contra toda verosimilitud como "nuestra"; advertir que consideraba que, nosotros los primeros, pudiesemos ser "fascistas" (y no sólamente "violentos" o "estalinistas") siete veces al día; atribuir con certeza, y casi como referencia, sufrimiento y tormento a quien decidió esa acción ... terrorista de guerra, de Carla Capponi(6), y de otros de via Rasella, "nuestra" compañera, demostraba que no tenía ningún interés en involucrarse gratuitamente o por motivos prácticos inmediatos, vinculados a las elecciones o a la vida del partido, en una polémica sobre el pasado sino que intentaba armarnos mejor en el presente, contra "hermanos" y "compañe
ros asesinos. En todo caso, se intentaba hablarles a ellos; hablarle a la nuera del PCI, para que la suegra del terrorismo (y por qué no? también la de la "Autonomía" organizada y declaradamente violenta) entendiese. No excluyo, por otra parte, que esto haya sido así en gran parte. Desde el PCI, por el contrario, en pocas horas el anatema medieval del Palacio de Congresos, mejor dicho en el Palasport(7), casi nuevo Coliseo ese día, con diez mil personas de pie aplaudiendo frenéticamente y con fenómenos de alucinación colectiva (Pannella-Nosferatu con capa negra, en vez de lucir el "loden" blu...). pronunciado por los máximos pontífices del Sindicato y del Partido, Lama(8) y Amendola(9). La desacertada iniciativa del mismísimo Amendola y de Trombadori(10) de denunciarme ante el Tribunal de la República por "vilipendio de las Fuerzas Armadas" (de la Resistencia, se comprende), constituye el episodio más delatador de una posición todavía filo-terrorista. En el caso hipotético de que yo hubiese "criticado" la a
cción de via Rasella, Amendola y Trombadori afirmaban de hecho que ésta, de por sí, constituía motivo de gloria y síntesis de la "epopeya" de la Resistencia; no una necesidad trágica, ineludible y contradictoria tal y como lo es siempre matar al "enemigo" subjetivamente inocente, del soldado de a pie, y no del Ministro, del Tirano, o del General, sino emblema del Justo, de una "buena acción", incluso con respecto a la duda que resonaba en mis palabras, sobre la posibilidad de un resultado distinto - por preparar - con respecto al de las Fosas Ardeatinas - automáticamente previsible y anunciado de antemano. Pero en ningún caso, posible error legítimo ...
Es por ello que la cuestión es cada vez más actual y delicada, si observamos un PCI prácticamente inerte durante treinta años ante los códigos fascistas, y ahora a favor de las leyes "Reale"(11) y "Cossiga"(12), peor que fascistas.
Llegados a este punto, tengo mis dudas al respecto. Cuál fue la verdad sobre via Rasella? se decidió por "exigencias de la guerra" o por "exigencias de partido", como algunos sostienen?. Es verdad que gran parte de los cuadros antifascistas y también anticomunistas no directamente organizados en el PCI, que el mismo Comando oficial de la Resistencia romana estaban en contra de la hipótesis de la acción terrorista, y estuvieron en contra de los comportamientos sucesivos de los dirigentes del PCI?. Por qué, según parece, el argumento ha sido "tabú", que historiadores y demócratas no han excavado a fondo este episodio, o por qué la opinión pública actual no está demasidado al corriente del hecho?
Qué encierran la reacción casi unánime de la prensa de "izquierdas", o "democrática", dolorosa o culpablemente falsa y la del PCI?.
Es necesario saber más detalladamente, y no sólo a propósito de Via Rasella, sino por ejemplo a propósito de las "foibe" triestinas o julianas(13), como los "coletazos" de los comportamientos tremendos, plenamente asesinos, de la dirección internacional del PCI, y en particular de Togliatti(14), durante los años de exterminio estalinista (si cabe, peores que los "terroristas", puesto que no fueron realizados por "obsesos" nihilistas y dostoyevsquianos) han tenido lugar por parte de dirigentes incluso actuales, o que se defiendan extrañamente (con la violencia y la falsedad) por parte de quién manda en el PCI.
Igualmente, es necesario evaluar, lo mucho que los no-comunistas han hecho perecer solidaridades debidas y nobles con complicidades particularmente graves y sintomáticas, complicidades que son presente, si existen, y no pasado.
En resumidas cuentas, ha llegado el momento de honrar a la Resistencia con la verdad; defendida, en la historia, en la verdad, en la trágica y grandiosa verdad que fue la suya. El "misterio" de una clase dirigente "antifascista", "resistencial", que se ha convertido en heredera histórica de las estructuras, en repetidas ocasiones, de la cultura política y constitucional fascista, que ha causado y causa siempre más estragos en la Constitución republicana y antifascista, podría - creo - descifrarse mejor. El año que transcurrió desde el enfrentamiento sobre "via Rasella" ha aportado y sigue aportando otros elementos a mis dudas sobre la posibilidad de que entre los terrosistas actuales y los grandes "asesinos" del pasado existan sintonías por lo menos "objetivas" y convergencias pragmáticas.
Me pregunto si con estas anotaciones he ahuyentado dudas o he enturbiado más las convicciones de Ernesto Galli Della Loggia(15) y de su concreta, singular y rica inteligencia. De hecho, no creo que su crítica valga poco. Si tiene sus fundamentos, la comparto. Si la no violencia se convierte en ideología o utopía, con él la repudio, y le tengo miedo. Si he dado aunque sea someramente, la impresión de compartir, de lo contrario y al mismo tiempo, el planteamiento "progresista", neo-positivista de cierta izquierda europea, así como italiana el "irenismo celestial" (o animal: "Qui veut être ange est bête", Pascal) de algunos no por ello menos queridísimos amigos y hermanos que no en vano han caído desde la prestigiosa sartén de la CEI (16) en las brasas un poco cutres de alguna sección de periferia de otra iglesia, sepan que no soy yo el que habla, sino la arterioesclerosis de mis cincuenta años.
No creo en las "virtudes", o a lo que en general se prestan. La no violencia, como la libertad, como el amor (permítame usted, Galli Della Loggia) es para mí una opción posible, posible creación, en cualquier caso dialógica, es decir social, colectiva. Así pues, se trata de una manera de ser, de una forma: política y no moral. Siempre he respetado como parámetro, aunque distintamente "moral" y "legítima", toda posición basada en lo que para mí son históricamente no-valores, o valores opuestos a los míos: autoridad contra libertad, guerra y violencia contra diálogo y paz. Por motivos generacionales, todos poseemos la cantidad de historicismo y de hegelismo necesaria que debería inmunizarnos de ciertos peligros, que en cambio Galli Della Loggia parece vislumbrar como rasgo caracterizante de mi acción. O, si se prefiere, la ayuda del catequismo canónico de la "dia-mat" o el "materialismo histórico". Lo confieso, ni me interesa saber el final de la historia humana a través de la perfección no violenta o libertar
ia o socialista, ni me convence el contrapuesto pesimismo pseudo-realista de los tenutarios de la "real-politik", y del justificacionismo pseudohistoricista.
Yo también, al igual que Galli Della Loggia, desconfío de los irenismos y de las utopías, pero también en nombre de los valores de la utopía y de la felicidad para quién consciente e historicísticamente, los considera razonablemente actuales y perseguibles, prefigurables y vivibles para sí mismo y para otros. Es esto suficiente para reprendernos por la búsqueda de nuevas contradicciones, vivas y vitales, en vez de ser sepultado yo también bajo ellas, pútridas y putrefactas, de nuestra cultura oficial, la del Estado, del "Partido", de la Iglesia, de la Secta, de las Brigadas y de los distintos terroristas?.
Siempre he temido igualmente el tan cacareado, proclamado y civil sentido del humor, y también la ironía. Pero cuando leo a Federico Stame, a veces me amarga que le falte sombra de sospecha alguna. "Cesarismo"?. Es suficiente cualquier pequeña señal confundible, por cansada doblegación de esteta de lo social, por voyerismo político, con uso o deseo del poder, de un poder cualquiera sin el que "cesarismo", "bonapartismo", "musolinismo", "gaullismo", pero también" "ciceruaquismo", no son ni tan siquiera evocables?
Lo siento Stame. Pero si alguien necesita existencialmente vivir o morir como Bruto, no seré yo quién le dé la ocasión o la posibilidad.
Claudio Martelli (17), en "Mondo Operaio"(18), debiendo escrutar qué riesgos podrían insidiarme e insidiar nuestra "política", evoco el de Don Juan penetrante en los tálamos y en las conciencias, así como en los parlamentos y en los partidos, a través de los medios audiovisuales, tan monstruosamente componiendo o descomponiendo el amor en lo político, lo político en el amor. Confieso que esta fantasía suya se me antoja por lo menos más sugerente y menos improbable. Si no estuviese vacunado contra todo "Strum und Drang", contra toda sugestión romántica, si no fuese radicalmente no violento y estuviese interesado en la contiguidad de amor y vida, y no de amor y muerte, diría que toda la tragedia que se podría esperar de mí es, precisamente, de carácter "privado".
Pero no creo que sea así. Dejo para Fortini el culto a la tragedia, mientras conservo para mí el del drama del diálogo y la vida. Incluso en "política".
N.d.T. (1) El nazi Kapler mataba a tres italianos por cada alemán
asesinado. La matanza de via Rosella por parte de la
Resistencia suponía a priori el asesinato de gran
número de italianos, como de hecho sucedió con el
estrago de las fosas Ardeatinas.
(2) Manifesto: Periódico comunista
(3) Poder Obrero: Movimiento de extrema izquierda
(4) Lucha Continua: Movimiento de extrema izquierda
(5) La Unión de los comunistas de Italia: Grupo
extraparlamentario de extrema izquierda
(6) Carla Capponi: exponenete de la Resistencia que
participó en el siniestro de via Rasella.
(7) Palasport: Instalación deportiva que se encuentra en la
ciudad de Roma.
(8) Luciano Lama: Secretario de la Cgil (sindicato
comunista).
(9) Giorgio Amendola: Diputado comunista.
10) Antonello Trombadori: Diputado comunista.
(11) Ley "Reale": ley antiterrorista.
(12) Ley "Cossiga": ley antiterrorista.
(13) "Foibe" triestinas o julianas: fosas comunes en donde
fueron amontonaron cuerpos de fascistas asesinados por
las fuerzas de la resistencia yugoslava.
(14) Palmiro Togliatti: Primer sectretario del PCI.
(15) Ernesto Galli Della Loggia: Periodista italiano.
(16) CEI: Conferencia episcopal italiana.
(17) Claudio Martelli: Exponente del Partido socialista
italiano.
(18) Mondo Operaio: Revista del Partido socialista.