EL PROXIMO SABADO SE LE ENTREGARA AL AUTOR DE »TODO MODO EL PREMIO DE SATIRA POLITICA "FORTE DEI MARMI".
ENTREVISTA A LEONARDO SCIASCIA
SUMARIO: "Soy un escritor satírico", afirma Sciascia, no quiero ser un "profeta". A la pregunta Por qué acepta el premio "Forte dei Marmi"? contesta: "en parte porque es un premio a la sátira, y en parte porque es un "pequeño premio simpático". Vaivén de preguntas y respuestas sobre la sátira política ("Forattini..."), Francia y el terrorismo, su presencia en el parlamento, el psicoanálisis, el marxismo...
A la periodista que dice que a pesar de los pesares se ha convertido en un "profeta", contesta que en Italia no se comprende bien su obra, a diferencia de Francia. En Francia existe una buena crítica, aunque los periodistas franceses como Fernandez perpetúen con respecto a Italia "el error stendhaliano" ("en Italia la planta-hombre es generosa..."). En Italia, sostiene Sciascia, se le considera un "volteriano", un "ilustrado", y eso no es verdad. Se considera un escritor satírico, como Gogol por ejemplo, o como Brancati, que le ha "influido" desde que, de estudiante, leía sus escritos publicados en "Omnibus". Se evoca un relato de Sciascia, en el que Stalin aparece en sueño a un ferviente comunista. Según Sciascia, el stalinismo es condenable, los stalinistas no: en su juicio sobre los hombres, se ubica "entre la tolerancia y la indulgencia". Esta actitud procede de un cierto escepticismo totalmente siciliano ("Verga, Il Gattopardo...") hacia las ideas. En cualquier caso, se siente un conservador que intenta
conservar "lo mejor": "La literatura, la creación literaria..."
(NOTICIAS RADICALES, 18 de septiembre de 1980)
Roma, 10 de septiembre de 1980 - N.R. El próximo sábado se le entregará a Leonardo Sciascia el premio de sátira política "Forte dei Marmi". A este propósito, el escritor y diputado radical ha concedido una entrevista a Laura Lilli que publica "La Repubblica" de hoy. He aquí las palabras de Sciascia:
Sciascia: "Por supuesto, soy un escritor satírico. Si lo comprendiesen de una vez por todas, tal vez dejarían de hacerme pasar por profeta", dice Sciascia. El próximo sábado, en la octava edición del "Premio Forte dei Marmi" de sátira política, le concederán el premio de la sección literaria. Se lo han comunicado a Sciascia, y tras haber huido durante años y años del "jolgorio" de los premios, ha aceptado. Es todo un acontecimiento. He venido a preguntarle cómo ha sucedido.
Lilli: " A que se debe? Acaso por fin se siente comprendido, definido de forma acertada?".
Sciascia: "Sí.... en parte".
Lilli: " Así pues, hubiese aceptado cualquier premio que le hubiesen concedido por este motivo?".
Sciascia: "Ah, no. Los premios de por sí son material de sátira. Yo siempre me he negado".
Lilli: "Y ahora..."
Sciascia: "Me gustan los premios pequeños y simpáticos".
Se sienta, al bies con respecto a mí, en el lado contíguo de la mesa cuadrada (he echado a un lado el centro que la adorna para apoyar mi libreta) en esta salita de estar con el suelo de baldosas, entre la chimenea enladrillada y el aparador con sus tacitas (a ambos lados de la chimenea, dos armarios de dos puertas de cristal llenos de libros). En esta mesa se apoyarán, primero un vaso de agua (para llegar hasta esta casa, en una cima de almendros y olivos, a pesar de las explicaciones más que detalladas del escritor, me he perdido por carreteras de campo blancas de polvo, desoladas y desiertas, tal y como se lee en los libros sobre Sicilia); luego la señora Sciascia - que viene y va del salón a la cocina - traerá un café. Participa sonriente en la conversación. Por último: la comida. Pero, vayamos por pasos. Estamos en pleno café y entrevista. Sciascia es amable y disponible: pero no dice nada - por lo menos hasta que no tomo nota de lo que dice - que no sea indispensable o solicitado. A las preguntas da re
spuestas exiguas pero detalladas y completas.
Sciascia: "Sí, en Italia existe espacio para la sátira política. No hay más que ver el éxito de Forattini(1), que de cada viñeta hace un editorial, y se le entiende más que a los editorialistas. Yo mismo me identifico siempre con lo que "dice", y su presencia en el premio "Forte dei Marmi" es tal vez la razón por la que he aceptado... Sí, creo que si se fuese capaz de ser satíricos incluso con respecto al terrorismo nos vendría muy bien a nosotros y a ellos.... El 68 podía ser una buena sacudida. Tal vez en algún país lo haya sido. En resumidas cuentas, Francia no puede lamentarse. Pero aquí, en Italia, ha inaugurado una especie de vacancia(2) nefasta. "Vacancia" en el sentido del vacío que se ha creado. No, no lo condeno en bloque. Algo ha suscitado. Pero hay una derrota... París, sí, la existencia ya no es leve, en París. Las cosas italianas, transformadas en una media columna de noticia en "Le Monde", oprimen menos. Desde luego, no me parece correcto quedarme ahora que soy diputado. Pero no tengo intenció
n de sentarme en el Parlamento más de media legislatura: no creo que la rotación sea una usanza entre los radicales, pero yo la restauraré... El psicoanálisis... sí, es un tanteo importante. Sin embargo, no creo en el psicoanálisis como terapia. Lo considero una estafa. No he visto más que empeorar a las personas que se han sometido. Como el marxismo que sirve para comprender el pasado. No, no para el presente, para nuestra vida, no creo. El porvenir, dice usted? Pues que el porvenir nos lo tenemos que construir nosotros, sin padres. Por ello no quiero ser profeta".
CADAVERES LIVIANOS
Lilli: "Y sin embargo, por mucho que le pese, se ha convertido en profeta, de sopetón, tras la publicación de "Todo Modo". Tras ese libro, tuvo lugar el "caso Moro(3)", y un escalofrío recorrió las espaldas de todo el mundo".
Sciascia: "Pero los cadáveres de "Todo Modo" son livianos. La cuestión es que al libro se ha superpuesto la película, con sus imágenes. Yo mismo me olvido de que en el libro no hay huella de Moro: me han influido, me lo tendría que leer de nuevo. Si se pudiesen olvidar la película y la muerte de Moro, el libro se haría más leve".
Lilli: "Así pues, no sólo le molesta el papel de maître à penser que se le atribuye, sino que también la lectura que se da de usted es errónea..."
Sciascia: "La que se da en Italia sí. Sólo un ensayo de Salvatore Battaglia(4), publicado hace años sobre "el drama" me pareció iluminador, me ha ayudado a comprenderme a mí mismo".
Lilli. " En dónde se le lee de forma exacta?"
Sciascia: "En Francia, diría yo. Críticos como Ambroise, Fernandez..."
Lilli: "Francia, siempre Francia. Lleyó usted un artículo publicado la pasada primavera por Dominique Fernandez en el suplemento de "L'Express", dedicado a "Le mal italien", en el que se asevera que los obreros del Alfasud de Pomigliano d'Arco, cada vez que acaban un coche, paran la "cadena", abrazan el coche, lo besan y bailan a su alrededor?".
Sciascia: "Fernandez perpetúa el error stendhaliano sobre Italia, error por el que en Italia la planta-hombre es generosa, simpática; en Italia todo es apasionado, espontáneo. Sí, es una forma estética sobre Italia de la que los franceses están impregnados. La pobreza en Nápoles no es hermosa, es pobreza, es degradación".
Lilli: "Sin embargo, usted no acepta la lectura "seria" que se da de usted en Italia".
Sciascia: "No es una cuestión de seriedad, sino de puntos de vista. En Italia se me considera un ilustrado, peor, un volteriano..."
Lilli: " Por qué peor? Precisamente usted, usted que ha escrito "Cándido"..."
Sciascia: "... Sí, tal vez se trate del libro más abiertamente satírico que he escrito. Sin embargo, no quiero a Voltaire como padre. De la ilustración, siempre me ha interesado más Diderot que Voltaire. Además, no me identifico con el volterianismo que se me atribuye".
Lilli: " No es un ilustrado?"
Sciascia: "No, todo lo contrario".
Lilli: "Por lo tanto, para usted no existe el "progreso". Y la sátira, para usted, no está dirigida a cambiar las cosas, no es política".
Sciascia: "La sátira es compleja, es una mezcla de muchas cosas. Voltaire, en la voz "Crítica" de su diccionario, habla de la crítica "como parte de la sátira". Yo diría, alterándolo, que la sátira es una forma de crítica. La más inmediata, la más directa. Es el espejo que enseña la nariz torcida. "El inspector general" de Gogol para mí es un monumento a la sátira".
Lilli: "En Italia, no existe una gran tradición satírica..."
Sciascia: "Sí, es verdad, no existe. Satírico fue Giusti(5), pero no duró mucho. Brancati(6) fue un escritor satírico. Y me influyó mucho, por su proximidad y su consanguinidad. Enseñaba en el "Istituto Magistrale" de Caltanissetta(7). Desde luego, por aquel entonces, entre profesores y estudiantes existía una distancia que no se podía colmar. Pero, mientras yo lo veía en el colegio, leía lo que escribía en "Omnibus" de Longanesi(8). Era una manera de hallarme cerca de él más de lo que lo estaba físicamente. Y desde "Le parrocchie di Regalpetra", que yo considero mi primer libro, siempre he intentado tener una vena satírica, morder la actualidad. Recuerdo por ejemplo, ese relato, "La morte di Stalin", que luego introduje en la recopilación "Gli zii di Sicilia...".
LA VIEJECITA Y EL REFERENDUM
Lilli: "Lo recuerdo. El protagonista no quiere rendirse ante la evidencia, ante los "errores" de Stalin, de los que le hablan hasta los compañeros de partido. Sueña con Stalin que traza negras previsiones para las elecciones del 48 y habla en napolitano... pero usted ama a ese stalinista. En cambio, la sátira es azote, es desprecio. En usted existe una comprensión humana, una cierta »pietas ".
Sciascia: "Por el personaje, no por el contexto. Comprendo al stalinista, no el stalinismo".
Lilli: "Sí, pero, al fin y al cabo, el stalinismo y los stalinistas no son dos fenómenos tan separados el uno del otro. Es difícil decir si fue Stalin el que creó a los stalinistas, o al contrario; pero desde luego los individuos contribuyen en cierto modo a crear su contexto social".
Sciascia: "Le voy a contestar con un ejemplo. Recientemente, una anciana fue a firmar para el referéndum promovido por los radicales contra la cadena perpetua. Y firmando dijo: "«Qué bien!, así quitamos la cadena perpetua de una vez e implantamos la pena de muerte". Obviamente, si la convirtiese en protagonista de un relato mío, no podría tomármela con la viejecita, sino con el contexto político, cultural, etc. que ha hecho que la viejecita en cuestión pensase de esa manera".
Lilli: "Pero, quién hace el contesto? Si usted "perdona" siempre a todos los individuos.... por ejemplo, en sus relatos en los que aparecen esos "chaqueteros" que usted describe siempre de forma lúcida, con gran ironía pero con innegable cariño..."
Sciascia: "Humanamente no consigo despreciarles, me he tirado toda la vida con ellos, incluso a menudo tomamos café juntos... Además, esto no es verdad con respecto a "todos" mis "chaqueteros": no lo es por ejemplo en el caso del "barón del Quarantotto", que pasa de los Borbones a Garibaldi(9). En cualquier caso, lo admito, siento debilidad por los individuos, soy sensible a los contactos humanos. Tal vez porque pertenezco a una zona cultural en la que nunca se ha tenido mucha confianza en las ideas y siempre se ha contado mucho con los individuos, precisamente. Y ello ha generado en mí algo que oscila entre la tolerancia y la indulgencia".
Lilli: "Y está usted convencido que así será per saecula saeculorum".
Sciascia: "Así se lee en la tradición narrativa siciliana, desde Verga(10) hasta "Il Gattopardo"(11). Yo he intentado ser distinto. No digo que lo haya logrado. No estoy seguro de haberme librado de todo el escepticismo con respecto a las ideas".
Lilli: "La diferencia de fondo entre conservadores y progresistas dícese que estriba en el juicio que les merece la naturaleza humana. Los primeros creen que es inmutable, los segundos que se puede cambiar. Usted, que conoce bien el ánimo humano, se considera un conservador o un progresista?"
Sciascia: "Soy un conservador: pero en el sentido de que quiero conservar lo mejor".
Lilli: Es decir?"
Sciascia: "La literatura, la creación literaria. El descanso: ese ocio activo del que son capaces los pueblos mediterráneos. El conocimiento, el saber de las cosas. Y el reconocimiento de que tiene más mérito quién más sabe y actúa en función de lo que sabe".
Es la hora de la comida: espaguetis con "pecorino pepato"(12), al que se le puede añadir requesón del lugar y berenjenas fritas, carne al horno con patatas y dos bandejas rebosantes de pasteles. Y fruta.
"No he preparado nada excepcional, cada día viene alguien a comer", dice la señora. Le digo que me siento incómoda, sentada como un pasmarote mientras ella va para arriba y para abajo con los cubiertos y la comida. Pero él contesta: "Oh, a menudo ayudo a mí mujer. Cocino, sabe usted, me gusta. En esto, soy feminista yo también".
N.d.T.
(1) FORATTINI GIORGIO . (Roma, 1931). Dibujante satírico, que publica sus viñetas en la portada de "La Repubblica" uno de los periódicos de mayor tirada en Italia. Sus viñetas son auténticos editoriales. Ha publicado varios libros de viñetas entre los que cabe destacar "Le vignette sataniche" y "Forattinopoli".
(2) VACANCIA . Sciascia utiliza la palabra "vacanza" que en italiano quiere decir tanto "vacación" como "vacancia" en el sentido de "vacante". De ahí, la explicación, acto seguido, de que el término es entendido en el sentido de "el vacío que se ha creado", matiz que se pierde en la traducción.
(3) MORO ALDO . (Maglie 1916 - Roma 1978). Político italiano. Secretario de la Democracia cristiana (1959-65). Artífice de la política de centro izquierda. Ministro en repetidas ocasiones, Presidente del Consejo (1963-68, 1974-76). A partir de 1976 presidente de la democracia cristiana (DC). Preconizó el acercamiento del Partido Comunista Italiano (PCI) al gobierno delineando al hipótesis de una "tercera fase" (tras la del "centrismo" y la del "centro izquierda") del sistema político. Secuestrado por las Brigadas Rojas en Roma, el 16 de marzo de 1978, fue encontrado muerto el 9 de mayo del mismo año.
(4) BATTAGLIA SALVATORE . (Catania 1904 - Nápoles 1971) Filólogo y crítico. Dirigió los VII primeros volúmenes del "Grande Dizionario della Lingua Italiana".
(5) GIUSTI GIUSEPPE . (Monsummano 1809 - Florencia 1850) poeta satírico. Expresó el patriotismo moderado de la burguesía toscana en tiempos del "Risorgimento"
(6) BRANCATI VITALIANO . (Pachino, Siracusa, 1907 - Turín 1954) narrador de vena satírica que rozaba lo grotesco. Entre sus objetos de sàtira destacan los mitos sicilianos e italianos del erotismo y del donjuán: "Don Giovanni in Sicilia (1941), "Il bell'Antonio" (1949), "Paolo il caldo" (póstumo, 1955).
(7) CALTANISETTA . Ciudad de Sicilia.
(8) LONGANESI LEO . (Bagnocavallo 1905 - Milán 1957) escritor, pintor y editor. Fundó varias publicaciones ("L'italiano", 1927, "Omnibus". 1937, "Il Borghese", 1950) a menudo contra corriente. En 1956 fundó la editorial que lleva su nombre. Obra: "Vade-mecum del perfetto fascista" (1926), "In piedi e seduti" (1948).
(9) GARIBALDI GIUSEPPE . (Niza, 1807 - Caprera, 1882). Patriota italiano. Conspirador y revolucionario en pro de la unidad y la independencia italiana. Huyó a Sudamérica, y luchó por la independencia de Uruguay. En 1849, participó con Mazzini en la defensa de la República Romana de las tropas francesas. En 1860, apoyado por Cavour, emprendió la conquista de Sicilia (Expedición de los Mil), se la quitó a los Borbones de Nápoles y se la entregó a los Saboya. Intentó liberar a Roma del Papa, pero no lo logró. En 1870, combatió en defensa de Francia contra Prusia. Diputado del parlamento italiano, promovió el crecimiento en Italia de las fuerzas democráticas y de la 1ª Internacional.
(10) VERGA GIOVANNI . (Catania 1840-1922) escritor, máximo exponente del verismo (movimiento literario que consiste en llevar el extremo. Remitiéndose al positivismo y al naturalismo francés, produjo una literatura como reflejo impersonal de la realidad, sobre todo ante los problemas sociales del mediodía italiano). La obra de Verga recorre el mundo siciliano de forma "impersonal" a la par que con una profunda piedad por el destino histórico de los pobres, que se manifiesta a través de una prosa intensa y sobria, que reproduce en el seno de la lengua italiana los ritmos del dialecto.
(11) IL GATTOPARDO . Obra póstuma de Tommasi di Lampedusa (Palermo 1896 - Roma 1957) en la que se representa la aristocracia siciliana del resurgimiento.
(12) PECORINO PEPATO . Un tipo de queso de leche ovejuna, con pimienta.