SUMARIO: Se discute de la política de transportes, y Pannella observa que cabría prestar más atención al hecho de que, con los acuerdos concluidos recientemente con Yugoslavia, se da la prioridad a la creación de una red "norte-sur" para unir a Grecia con la Comunidad, lo que - en realidad - exige un "derecho de servidumbre" en un territorio que no forma parte de la Comunidad; y mientras que no se hace nada por realizar otra red norte-sur a través del túnel de Monte Croce en la Carniola. El problema, que reviste un carácter político y estratégico, es asimismo un problema de inversiones hechas a favor de yugoslavia, y no siempre a favor de la Comunidad.

(DISCUSIONES DEL PARLAMENTO EUROPEO, 13 de marzo de 1981)

Pannella. (I) Señor Presidente, apruebo lógicamente el conjunto de esta propuesta.

Sin embargo, me permito recordarles al Parlamento y sobre todo a la Comisión, especialmente bien representada el día de hoy en un punto que me preocupa y que quisiera tratar.

Puesto que se trata de la política de transportes y de hacer de manera que la organización de transportes sea compatible con los intereses comunitarios, nosotros debemos, creo, prestar mayor atención al hecho de que, según los acuerdos establecidos recientemente con Yugoslavia, nosotros le hemos dado la prioridad a la creación de una red que llamaremos norte-sur, red que es evidentemente indispensable para la Comunidad, considerando que Grecia es miembro de la misma.

Sin embargo, considero algo ligero, por no decir precipitado preocuparse, según los acuerdos establecidos con Yugoslavia, de subvencionar una red de infraestructuras de carreteras exteriores, a pesar de todo, de la Comunidad, en una frontera históricamente muy frágil, puesto que a parte de hablar y hablar no hacemos nada más, no más que el gobierno italiano, por construir esa red de transportes norte-sur que, gracias al túnel de Monte Croce Carnico y a las vías marítimas, permitiría garantizar transportes homogéneos y directos entre todos los países de la Comunidad, Grecia inclusive, sin que nos viésemos obligados a obtener un derecho de servidumbre de un territorio que, muy a pesar mío, todavía no forma parte de la Comunidad.

Este problema, tal y como subrayé en varias ocasiones, reviste un carácter político y estratégico. Es un problema grave, un problema de inversiones, a favor de Yugoslavia.

En efecto, si los transportes de material estratégico, especialmente importantes para la Comunidad, pasan única y exclusivamente, cada vez más por Yugoslavia, se podría estar interesado en atacar ese país. Por lo tanto, se trata de entrever de forma realista la infraestructura y la economía general de los transportes modernos. Sin embargo, las necesidades locales, inherentes al perímetro de la Comunidad, tendrían que incitar igualmente a la Comisión a recordar, sin querer justificarse con respecto al Parlamento, de las que son sus funciones institucionales que le obligan a defender de verdad, ante todos, y asimismo ante el Consejo, y a pesar de la laxitud y la irresponsabilidad de Roma, los intereses de Europa y no sólo, digámoslo claramente, los del Vaticano, los Estados pontificios u otros.