Prefacio de Valter VercellioSUMARIO: En el prefacio de una colección de artículos sobre el Partido radical publicados en el periodo 1979-81, el autor reconstruye y analiza las difíciles relaciones entre los radicales y los demás partidos de la izquierda, en particular con el Partido Comunista Italiano. Recorre algunos de los motivos de mayor antagonismo político que durante años han dividido a radicales y comunistas: sólo dos estratégias auténticas se miden en el escenario político italiano, la del Pci y la radical.
("Los radicales: camaradas, pasotas o desestabilizadores?, Ediciones Cuadernos radicales, agosto de 1981).
Lo más acertado sobre los radicales, probablemente lo escribió Leonardo Sciascia, contestando a una nota publicada por Eugenio Sclafari en "La Repubblica" (1a): "... Tergiversa hasta tal punto que considera que yo he perdido puntos entre los jóvenes y que como diputado entre los radicales estoy a las riendas de Pannella y de Aglietta. No ha entendido todavía que entre los radicales no existen riendas".
Obviamente, no se trata simplemente de que no hay de riendas. Y Sciascia sigue captando, la esencia, el peso y el valor del "fenómeno" radical: "Por lo que el PR en su no violencia quiere e intenta hacer y hace, creo que se puede usar el verbo romper con toda su violencia moral y metafórica. Romper los compromisos, los juegos de las partes, las mafias, los chanchullos, los silencios, la "omertá" (la ley del silencio); romper esa especie de pacto entre la estupidez y la violencia que se viene manifestando en las cosas italianas; romper la equivalencia entre el poder, la ciencia y la muerte que parece estar a punto de establecerse en el mundo; echarles a perder la fiesta antes de que nos la aguen a nosotros; etc...
Tal y como dice el título de un libro reciente de Jean Daniel, esta es la era de la ruptura - o tal vez sólo la hora. Ho hay que dejar que se resbale por nuestra indiferencia, por nuestra negligencia" (2).
Escojo entre la vieja documentación que tengo delante, un opúscolo esmirriado, editado en 1963, "El voto radical", menos de veinte páginas, escrito por Elio Vittorini(2a), Marco Pannella y Luca Boneschi, indicando que se vote "por uno de los cuatro partidos de la izquierda (al que respondieron Vittorini, Pasolini, Gozzi, Risi(4a) N., Rendi, Rogers, Sorrentini, Roversi(5a), Cagli, Mila, Ceccato(6a), Gaggero, Monteverdi, Sicascia(7a), Eco(8a), Baroncelli D.(9a), Boneschi M.(10a)).
Precisamente por aquel entonces, Vittorini había aceptado ser denominado presidente del Partido Radical. Estábamos, tal y como hemos dicho, a principios de los años sesenta; diez años antes, con la "finura" que a menudo le caracterizaba, Togliatti(11a) había escrito en "Rinascita": "Vittorini se ha largado y solos nos ha dejado" (3).
Abro un paréntesis, y reproduzco un fragmento de este "cursivo", bajo muchos aspectos ejemplar: "A decir verdad, en nuestras filas pocos se han dado cuenta. Pocos se dieron cuenta igualmente que figurase en nuestras filas todavía. Vittorini?. Sí, estuvo con nosotros en el combate contra la tiranía interna y contra el invasor extranjero. Al igual que otros muchos. Ni mejor ni peor, dicen ... Se compara a sí mismo con Silone(12a). Se equivoca, moralmente, porque ahí hay algo de bueno; pero se equivoca asimismo por otro motivo. Cuando Silone se fue, mejor dicho cuando lo echamos de nuestras filas, (si por él hubiese sido se hubiese quedado contando mentiras y tejiendo enredos), el acontecimiento tuvo su importancia. Silone nos ayudó, básicamente, no sólo a profundizar sino a ver mejor, discutiendo y luchando, diversas cosas; pero también a reconocer a un tipo humano, determinante, singulares formas de hipocresía, de deslealtad ante los hechos y los hombres. Pero Vittorini, cuenta para algo?...
Vittorini cree que para él y para los demás queda la "libertad". Peo ya razona, él mismo, como un esclavo". Prosit. Creo que ya tenemos bastante de lo que Giuseppe Saltini ha dado en llamar »chabacana y sabihonda "inteligenzia" post-fascista, ideológicamente antifascista pero caracterialmente demagógica, todavía triunfalista, que toca la trompeta del Partido" (4). Eran los años en los que "L'Unitá", regocijándose, anunciaba que "acaba de salir un opúscolo elaborado por el centro de difusión de prensa del Partido Comunista Italiano con el título "Rusia, país libre pacífico y feliz", el primero de la serie "El auténtico rostro de Rusia", arma preciosa para todos los camaradas y para todos los demócratas sinceros que ante la campaña que se está propagando de mentiras contra la URSS sienten el deber de desenmascarar a los calumniadores y proclamar la simpatía del pueblo italiano por dicho país y por el socialismo" (5).
Años oscuros, como podemos ver, de medievo mental y cultural. Silone y Vittorini no fueron los únicos excomulgados porque se negaban a transformarse en predicadores de la Norma, no quisieron ser y no lo fueron funcionarios de ese optimismo constrictivo que representaba el "Unico Discurso Autorizado".
Guttuso(13a) tachaba de "pornografía ordinaria" a Paul Delvaux (6); Soldati(14a) se tenía que meter en la cabeza que "el sexo no puede dar lugar a una problemática humana, sino a una casuística sofisticada" (7); el artículo 7 del Concordato no había sido votado por los comunistas para granjearse el agradecimiento de los clericales, "en todo caso por despecho"(8); Giovanni Berlinguer reprendía a Pasolini y a Patroni Griffi, culpables de haber mostrado en "Ragazzi di Vita"(15) y "Ragazzo di Trastevere"(16) a un ladrón de coliflores con el carnet en el bolsillo, las Secciones (obsérvese la mayúscula), como puntos de encuentro para el baile, uno de los "Clientes" de Otello simpatizante de las izquierdas" (9); "La retrospectiva de Alberto Savinio y las pequeñeces de los Clérigos" constituían el "modestillo altar" italiano del surrealismo (10); Camus falsificaba los hechos porque sostenía que "todos podían constatar como el socialismo es capaz de parir guerras al igual que el capitalismo" (11); Lawrence era un "tí
pico autor decadente, sobre todo individualista, rebelde por la falsa perspectiva" (12); "Lo Scialo" de Vasco Pratolini(17a) era una novela "fea, aburrida y sucia" (13).
Esa muestra de Tolerancia que fue Togliatti escribía (14) que al oír a Gide(118a), ante el problema de las relaciones entre los partidos y las clases, y dar todo por sabido identificando la asusencia de los partidos de oposición, en una sociedad sin clases, con la tiranía y el correspondiente terrorismo, entran ganas de invitarlo a ocuparse de pederastia, de lo que es especialista, pero que deje estas cosas, de las que no entiende nada de nada"... «Oh, cuán noble, cuán profundo sentimiento!. Escribe Ruggero Guarini(19), de esos años: "El único heraldo del Bien en el pantano de la corrupción occidental es obviamente el proletariado, el único autorizado, infalible piloto es la "inteligenzia" del Partido; laboriosidad, tenacidad, disciplina y combatibilidad, sacrificio y castidad, morigeración y confianza en el porvenir, salud y moralidad, sencillez y sentimiento, auténtico sufrimiento y genuina alegría de vivir - estas son, por indiscutible decreto del piloto, las indudables virtudes del heraldo..." (15).
Recuerdo un artículo del actual presidente del Consejo, el senador Giovanni Spadolini (16); se preguntaba qué era lo que quedaba del radicalismo de los años 55-60, el de ex-liberales como Leone Cattani, Nicoló Carandini, Mario Ferrara, Franco Libonari, ex inscritos al Partido de Acción como Ferrucio Parri, Ugo La Malfa, Mario Paggi, Leo Valiani, Guido Calogero; ex accionistas convertidos en socialistas como Riccardo Lombardi; viejos socialistas como Lelio Basso; escritores como Vitalino Brancati, Sandro de Feo, Ennio Flaiano; aislados como Gaetano Salvemini y Ernesto Rossi ... con el actual movimiento radical, que es el centro de la polémica abierta a lo largo de estos meses por los gestos y las declaraciones del Pannella post-referendario .... "Poco o nada", contestaba Spadolini. El hecho de que Pannella hubiese "renunciado precisamente en el curso de estas semanas al simbólico carnet del Partido radical", no era, para Spadolini, algo exento de significado. Cabía subrayar una "postura de »protesta contra t
odo esquema constructivo y disciplinario". Esta opinión de Spadolini la comparten diversas personas, sobre todo comunistas, que a menudo van más allá de las cosas. "Porque el anticomunismo sobre todo cuando es oculto y rastrero como en el caso de los radicales, hay que desenmascararlo como ataque general contra la democracia", según han sostenido en repetidas ocasiones. "El actual movimiento radicalizante es totalmente extraño a lo que fue, por ejemplo, la controversia entre los comunistas italianos y Gaetano Salvemini o Ernesto Rossi o los escritores del "Mondo", sostiene con su simpática-antipática vehemencia Antonello Trombadori (20a), (17). Para Trombadori, Pannella no es ni tan siquiera un radical: es más bien un maximalista y un liante" (18), y los radicales se deberían ubicar en "una lógica constructiva con respecto a las instituciones, y podrían dar una contribución apreciable".
No es solo un "combatiente libre" como Trombadori el que lo sostiene. Lo dijo en cierta ocasión un acreditado exponente comunista, Emanuela Macaluso: "El núcleo central del Partido radical en los años 60 estuvo formado por "Il Mondo" que llevó a cabo una batalla contracorriente con respecto a las actualmente ocupadas por Pannella y por su varipinta compañía. Uno de los frutos centrales de dicha batalla fue el constante y contundente ataque al pasotismo, al "dejadez", a la demagogia que actualmente son hoy la bandera de Pannella y de sus seguaces" (19),
Muy bien. Los radicales de hoy son dignos de reproche, judas traidores de la "Izquierda". Los de otrora, en cambio, ellos sí que ..
En "Rinascita" de marzo de 1950, Togliatti escribió lo siguiente de Salvemini: "O este hombre se traga todas las bolas, con tal de que sean de marca americana o anticomunista, o no es honesto". Qué diantres había hecho Salvenini?. Había recordado que el anarquista Camillo Berneri había sido asesinado por los comunistas.
Esta es la versión de Togliatti: "Camillo Berneri era anarquista, y entre los anarquistas de Barcelona, él pertenecía a la tendencia que de alguna manera se estaba aproximando a los socialistas unificados, a los catalanistas y a los republicanos, pues se oponía enérgicamente y empezó a ponerle pegas a la conducta de los famosos "incontrolados". Se produjo la revuelta barcelonesa de mayo: toda una serie desbarajustes llenos de sangrientas batallas callejeras, de casa en casa, por los tejados etc. Berneri cayó en uno de estos enfrentamientos. Eso es todo ...".
Desde aquel entonces - han transcurrido teinta años - los comunistas no han corregido esta versión. En efecto, Camillo Berneri fue asesinado la noche del 5 de mayo de 1937. Un grupo de comunistas fueron a buscarlo a su casa que se hallaba en el número 3 de la Puerta del Angel en Barcelona, junto a su compañero Antonio Barbieri, y lo mataron. Los comunistas siempre han negado la reconstrucción del "caso" Berneri, hecha por Pier Carlo Masini y Alberto Sorti, como apéndice de una colección de escritos del militante anarquista (20). Sin embargo, el órgano del PCI de París, "El grito del Pueblo", el 20 de mayo de 1937 reivindicaba: "Camillo Berneri, uno de los dirigentes del grupo de los "Amigos de Durruti", que, reprendido por la dirección misma de la FAI, provocó la insurrección sangrienta contra el gobierno del frente popular de Cataluña, fue "ajusticiado" por la Revolución democrática, a la que ningún antifascista puede negar el derecho de legítima defensa".
Si Salvemini era, por elección propia, un ingénuo sedicioso anticomunista o un deshonesto, Ernesto Rossi(21a) era un individuo cuyos razonamientos contribuían "al triunfo de los reaccionarios y de los clericales" (21). La "culpa" de Ernesto Rossi consistía en haber sostenido que los comunistas defendían ciertas posturas propias de la lucha democrática, pero que lo hacían sólo para tomarles el pelo a los que creen en estas cosas. Si los comunistas mandasen, harían sin lugar a dudas las mismas cosas que hacen los reaccionarios. Ergo, decía Togliatti, para Ernesto Rossi "la libertad no es una perspectiva histórica real, sino un juego de conceptos en el mejor de los casos. Este es uno e los síntomas más serios del desgaste de su conciencia política" (22).
De hecho, con la cordura de treinta años en los que se ha visto de todo, podemos decir que Ernesto Rossi se ha equivocado: el PCI no defiende las posturas tradicionales democráticas, lleva a cabo una política de reacción y basta. No a todo: no al referéndum; no a la abolición de las leyes sobre el orden público que son blasfemias jurídicas y que hacen saltar de la tumba a todos aquellos que fueron, desde Beccaria(22a) hasta Calamandrei(23a), los paders del derecho; no al estado laico, al antimilitarismo concreto y formal; no a una normativa que garantice realmente la posibilidad de abortar ...
Al decir estas cosas, la acusación lanzada es: anticomunismo, visceral. Sería cuestión de acabar de una vez por todas con estas réplicas imbéciles: viscerales, como todos, lo somos una sóla vez al día, salvo complicaciones, y todo se acaba tirando de la cadena.
Intentaré atacar a algunas palabras, en esta cuestión del anticomunismo. Alguien podrá acusarme de estar jugando a astrólogos.
Desde hace algún tiempo, los radicales, especialmente com motivo de las elecciones, cuando el partido no se presenta con listas propias, se aceptan en la gran familia a algunos "camaradas". Válgame Dios, no digo que el hecho de ser "camaradas" exalte, de hecho no es nada extraordinario. También es "camarada" Renato Curcio(24a), y, entre ellos se llaman "camaradas" también Pietro Longo y Luigi Preti. Es "camarada" Lagorio(25a), que está dando una interpretación un tanto original del mensaje pertiniano(26a). Vaciemos los armamentos, instrumentos de muerte, llenemos los graneros de fuentes de vida. El coge los misiles y los esconde en los campos de Comiso(27a); de los graneros a los pajares, como decía irónicamente Pintor(28a) en "Il Manifesto". Son "camaradas" los comunistas. Federico Stame(29a), uno de los mejores cerebros de la izquierda no histórica, en "Quaderni Piacentini" se salio con la "paradoja" de que lícitos son todos los medios para impedir que Pecchioli(30a) entre en los aposentos del poder y se
siente en la poltrona de ministro del interior. No existe duda alguna - y no es una paradoja - que las salidas "públicas" del senador Pecchioli confirmen que, por el bien de todo el mundo, iba a ser excluido de cualquier tipo de poder, siempre.
Como iba diciendo, desde hace algún tiempo los radicales han sido aceptados entre los "camaradas". Sucedió cuando los "demás" se vieron obligados a tenerlos en cuenta; por decirlo de alguna manera, cuando en las elecciones de 1979 se llevaron a casa votos para 18 diputados, dos senadores y tres parlamentarios europeos. Se quedaron con la copla en menos que canta un gallo, y "Rinascita", la revista semanal comunista, organizó un "histórico" número del "Contemporáneo", el suplemento mensual de cultura de la revista sobre "El radicalismo de los años setenta". Se publicó el dossier íntegro en esta antología de textos sobre los radicales desde 1979 hasta 1981. Intervinieron Boffa, Abruzzese, Badaloni, Baget Bozzo(31a), Boato(32a), Bobbio(33a), Boladdi, Cacciari(34a), Cecchi, Coppola, de Felice(35a), de Giovanni, Gravagnuolo, Natta(36a), Marramao, Panebianco(37a), Pasquinelli, Rodotá(38a), Roversi, Stame, Tranfaglia y Vacca. El debate se enriqueció con las contribuciones - publicadas en la presente antología - de
Umberto Eco) "L'Espresso"), Angiolo Bandinelli (39a)("Rinascita"), Renato Guttuso y Leonardo Sciascia (L'Espresso").
Esa inserción del "Contemporáneo" se interpretó como el síntoma de que el partido de Berlinguer inauguraba la estación del deshielo con respecto a los radicales. Juicio aventurado, tal y como demuestran los hechos. No han faltado, desde aquel entonces, oportunidades (referéndums, caso Urso(40a), etc) para duras polémicas, feroz, aliñada considerablemente con insultos y falsificaciones. Sin embargo, por aquel entonces, el fascículo de "Rinascita" fue interpretado como el broche final de una década a lo largo de la cual cualquier aproximación entre PCI y Pr echaba chispas. El último ejemplo se produjo precisamente pocas semanas antes de las elecciones del 3 de junio. Se estaban celebrando paralelamente, en Roma, los congresos del PR y del PCI. Marco Pannella, desde la tribuna del congreso hizo el famoso comentario sobre Via Rasella(42a); "Compañeros del PCI, vosotros que tanto os enfurecéis con Curcio, su error y su desesperación, daos cuenta de que 33 chicos del Alto Adige saltaron por los aires en via Rasell
a sólo porque llevaban otro uniforme y por ello murieron posteriormente los compañeros de Justicia y Libertad y varios judíos en las Ardeatinas".
La esencia del discurso era que tanto el comando partisano de via Rasella, como Curcio y sus socios se inspiraban en una única filosofía terrorísta condenable. Después hubo discusión para rato. En ese momento, Giorgio Ammendola y Luciano Lama replicaron acusando a Pannella de fascismo, mientras Antonello Trombadori lo denunciaba. "Neopasotismo", "dicianovismo", otras eségesis que oscilaban entre D'Annunzio(43a) y Guglielmo Giannini(44a), servían de armazón a las glosas pre-electorales de los comentaristas comunistas encargados de pronunciar sus actos de fe sobre el "peligro" radical.
No es una operación inútil recorrer, aunque sea someramente, las etapas de veinte años jaspeadas de patadas y caricias. Más patadas que caricias. La primea "polémica" data del 1959. En marzo de dicho año, se publicó en "Paese" un artículo de Marco Pannella, por aquel entonces líder de la izquierda radical. Pannella quería instaurar una relación con el PCI, sin esconder, al contrario resaltando, las diversidades sustanciales y la necesidad de una confrontación entre la concepción comunista y la de la izquierda democrática. Togliatti respondió secamente zanjando la cuestión en un artículo también publicado en "Paese": "No podemos aceptar estas polémicas sobre la política que desarrolla el PCI".
Algunos años después, entre el 1961 y el 1964, con motivo de la consulta italiana por la paz, se produjeron algunos encuentros y enfrentamientos entre radicales y comunistas: desarmistas, anti-bloques, antinucleares, los primeros; alféreces de la necesidad de acuerdos bilaterales entre ambos bloques, los segundos. Y en esos años, se empezó a acuñar el término "neo-pasotistas", el sambenito se les colgó a los radicales.
Otra ocasión de polémica tuvo lugar con motivo de una entrevista que Pannella otorgó a "Nuova Repubblica", el periódico del movimiento presidencial de Pacciardi(45a); el tema de la entrevista fue el desarrollo de elementos corporativos en el estado italiano. El PCI reaccionó inmediatamente con Maurizio Ferrara(27), en "L'Unitá": "Se ha revelado la auténtica naturaleza de un personaje que ha rondado a lo largo de los últimos tiempos en los ambientes de la izquierda; es un compañero de Pacciardi". El apelativo "Radical-fascistas" nació en este periodo.
Con el tiempo maduraron las uvas y se produjeron una de las pocas, auténticas, reformas realizadas en Italia: el divorcio. Los radicales sostenían la necesidad de crear un frente laico, que se extendiese desde los liberales hasta los comunistas, para vencer a la Democracia Cristiana y a los clericales. Por parte de los comunistas se alegó la acusación de que en realidad los radicales eran compinches de los clericales extremistas de Gabrio Lombardi. Los radicales quieren el referéndum para dividir al país, dicen.
Con los radicales en el Parlamento, en 1976, asistimos a la historia de nuestros días. Son los años de la unidad nacional, los comunistas entran en la mayoría. Nace el "amontonamiento". En la oposición laica, democrática y de izquierda se sitúan los parlamentarios radicales en el parlamento - militantes de los derechos civiles en el país - para recoger las firmas para la celebración de los referéndums. Natta califica esta iniciativa como "un intento declarado de obstaculizar, suscitando ocasiones de enfrentamiento, el árduo intento de lograr la unidad entre las fuerzas democráticas". Los radicales son tachados de irresponsables y desestabilizadores. Siguieron en sus trece hasta las elecciones de 1979, cuando aparecieron las dieciséis páginas de "Rinascita", con 24 opiniones sobre los radicales, muchas críticas, algunas ásperas, pero de invectiva ni pío.
La periodista Rita Tripodi, de "L'Espresso", recopiló las opiniones de algunos exponentes comunistas, sobre qué era lo que el partido debía adoptar de las iniciativas, de los programas y de los temas radicales.
En síntesis, las respuestas fueron tres:
a) Los radicales no han inventado nada nuevo.
b) Sus inicitivas son buenas pero adolecen de un proyecto político global.
c) han inventado una nueva manera de hacer política y los comunistas deben tomar nota de ello.
"Los derechos civiles son patrimonio antiguo del PCI. - dijo Maurizio Ferrara - No los ha inventado Pannella, y los radicales pueden desempeñar hoy su papel porque los comunistas y el movimiento obrero han hecho y siguen haciendo lo que tienen que hacer. Sin embargo, cabe reconocer que los radicales son grandes propagandistas de las nuevas formas de lucha política: marchas, ayunos, ante los que nosotros a menudo hemos sonreído, que han tenido indudablemente un gran éxito".
Para el escritor-diputado-centinela Edoardo Sanguinetti: "Toda una serie de problemas, desde la condición de la mujer, hasta las discriminaciones sexuales, son agitadas por los radicales con una relación de tipo moralista, de injusticia con respecto a la naturaleza, mientras en el PCI se presentan bajo una óptica de injusticia social. En general, la actitud radical es moralista psicológica, con trazos eminentemente burgueses. Incluso su obstruccionismo en el Parlamento posee el carácter de sabotaje a las instituciones, que encuentra aceptación porque explota la la imagen de la política como algo sucio".
Biagio de Giovanni, intelectual comunista (uno de los que intervinieron en "Rinascita") declaró que las batallas de los radicales las referendarias "planteadas en lo particular, en lo concreto, impiden ver en qué dimesión política se insiere el objetivo. Pero, a dónde quieren ir a parar?. En cualquier caso, estoy a favor - dice Giovanni - de todas las batallas que logran que la política esté más cerca de la vida real, y no excluyo que por parte de los radicales no haya existido esta señal".
Antonello Trombadori reconoció que los radicales "a menudo plantean problemas de vital importancia que otros abandonan, excepto cuando se vuelven demagogos (contra la financiación pública de los partidos) o cripto-subversivos (Contra la "Ley Reale"(46a) o contra el general Dalla Chiesa(47a)). De todas maneras, los temas justos de los radicales valen sólo si las grandes masas los aceptan y los viven como terreno de progreso unitario". Tras estas originales tesis sobre el valor de los temas, de claro cariz leninista, por último, la de Mario Spinella, un intelectual que ha dirigido durante varios años la escuela de partido en Bolonia. Para Spinella el PCI ha ya empezado a asumir muchos temas agitados por los radicales. "La actitud con respecto a los homosexuales, por ejemplo, ha cambiado. Pero hay que tener en cuenta cómo se plantean las cosas. Existen formas de fantasía política que son indudablemente eficaces, que corresponden a la llamada "civilización del espectáculo", que hay que criticar pero en la que ha
y que vivir".
Es verdad, en parte, lo que dice Spinella: la actitud del PCI ha cambiado, con respecto a los homosexuales; sus cartas se publican en "Rinascita" y "L'Unitá"; la adminsitración de izquierdas del ayuntamiento de Roma organiza convenios con la colaboración del FUORI! (cabe subrayar que todo ello tiene lugar en periodo de campaña electoral y naturalmente es una mezquindad de lo más hortera); dentro de poco la dirección del Partido llegará a instituir una sección de derechos civiles, homosexuales, lesbianas y transexuales. Está por ver.
Por ahora, vemos que no sólo ayuna Pannella. Están en huelga de hambre detenidos, jubilados, los que no tienen casa, el profesor de L'Aquila, el enfermo napolitano que quiere ser operado, y que en cambio lo tienen de mala manera en el pasillo del hospital desde hace varias semanas.
Las firmas para la petición de que se celebren referéndums sobre proyectos de ley se convierte en una buena ocasión para pedir autógrafos. Entonces, el PCI se pone a organizar marchas, y alguna que otra vez, sentadas de protesta. Si los radicales hacían política con música, organizando manifestaciones en Piazza Navona, ahora el asesor Nicolini se los lleva a Massenzio, y los resultados del verano romano(48a) los cuenta con las preferencias para las elecciones... En Piazza Navona hay un concierto, ve a ver, son los socialistas de la federación romana o la UIL(49a) los que han organizado la fiesta. Los "instrumentos" de lucha, la no violencia, la desobediencia civil, se convierten no sólo en patrimonio radical; se apoderan también aquellos que, como decía Ferrara, "sonreían".
Así pues, todo va bien?. «Pero qué bien ni qué niño muerto!.
Entre los distintos artículos comprendidos en dicha antología, yo subrayaría, de forma particular, el de Michelangelo Notarianni, "Pannella el político", que apareció en "Il Manifesto"; un artículo para recortarlo y conservarlo.
Notarianni comentba en los trabajos del XXV congreso radical, y obserbaba que "en la política internacional, en la batalla contra el hambre y el rearme, el PR resalta el terreno principal de ruptura con el Partido Socialista Italiano, el eje de una auténtica y renovada iniciativa política y la inevitable canalización hacia un terreno de confrontación con la política y la tradición comunista".
Entonces, la cuestión se amplía. Es verdad lo que se decía antes, del nuevo "rostro", si así lo queremos llamar, que el PCI intenta modelarse; y es muy significativo que Ferrara (de nuevo), en su intervención en el XXV Congreso y dirigiéndose posteriormente con una carta abierta a los radicales, empiece diciendo "Queridos camaradas radicales".
Pero otras son las cosas que se tienen que decir; en junio de 1979, la dirección comunista, al final de una reunión en la que se había estudiado el desarrollo de la campaña electoral, sostenía que "no se puede dejar de ver con preocupación el renacer de una costumbre política alimentada por el PR, caracterizada por un confuso amontonamiento de fuerzas y de motivos dispares, de la total ausencia de propuestas y de decisiones políticas y de programa, y por lo tanto acabar con un movimiento pasotista de derechas peligroso para las instituciones democráticas y para la democracia". Paolo Spriano, el acreditado autor de la historia del PCI, ecribió que los radicales eran los "nuevos pasotas" (24), y Giglia Tedesco advertía que los radicales no hacían ninguna falta (25). Paolo Franchi, por su parte, daba palo duro, añadiendo que los radicales constituían un símbolo de la crisis de nuestra democracia (26).
Los motivos y los casos de dichas polémicas son del dominio público, ya los hemos mencionado: en el Parlamento y en el país los radicales se habían encontrado en infinidad de ocasiones bajo el foco de los comunistas, debido a las iniciativas sobre el aborto, sobre la RAI-TV repartida y distribuida y sobre los derechos civiles. Maximalistas, decían. Lo que se les echaba en cara frecuentemente era: aunque lo reivindiquen, estos no tienen nada que ver con los de hace tiempo, con los "radicales auténticos", de marca; no son los herederos de Ernesto Rossi, del "Mondo", son una hez, una chusma "de lascivos, maricones y perras en celo a la Godiva" (27). Tal y como hemos visto, se olvidaban las polémicas de Togliatti, cuando, con argumentos similares, atacaba a Salvemini, a Rossi y a Bobbio.
Tal vez, los "camaradas" se olvidan de lo que el inefable Palmiro Togliatti replicaba a la objeción: "No hay pan sin libertad, precisamente la despreciada libertad burguesa": "Si te encuentras junto a un redactor de "Il Mondo", «ojo con la cartera!. Será un liberal, de derechas o de izquierdas, un quema-iglesias o un mojigato; pero es un deshonesto" (28).
No sé realmente qué es lo que piensa de todo esto Berlinguer, cuando dice: "La política se hacía en el 45, en el 48, y en los años cincuenta hasta finales de los años sesenta. Grandes debates, grandes enfrentamientos de ideas, y, es cierto, de intereses consistentes, pero iluminados por perspectivas claras aunque distintas, y por el propósito de asegurar el bien común. «Qué pasión existía por aquel entonces, qué entusiasmo, cuántas rabias sagradas!. Sobre todo, existía el esfuerzo de comprender la realidad del país y de interpretarla. Y los adversarios se apreciaban. De Gasperi(50a) apreciaba a Togliatti y a Nenni(51a), más allá de los roces y de las polémicas, existía un intercambio" (29). Tal vez. Pero, teniendo en cuenta que el rostro del PCI no es santo de nuestra devoción, esa nostalgia de Berlinguer menos todavía. Pero volvamos a nuestros días. Sería necesario, en primer lugar - en vez de recordar con nostalgia los míticos happy days - sería necesario tomar nota, valientemente, de que a lo largo de tod
os estos años, la izquierda - y la cultura que ésta ha producido - no ha sabido ni querido aceptar tesis ni propuestas radicales que, en primer lugar significaban un dato teórico que postulaba una confrontación con respeto a la inteligencia de la sociedad y de las instituciones estatuales actuales. Es esa confrontación, ese debate, lo que se solicitaba ya en 1959, con el artículo de Pannella, anteriormente mencionado, publicado por "Paese", y en el que se fijaban dos temas destinados a convertirse en en centro de la atención y a caracterizar la estrategia radical: la necesidad de crear una alianza de toda la izquierda, PCI inclusive, y formular una propuesta de candidatura al poder de la izquierda a través de una "alternativa democrática" de gobierno. La búsqueda de un diálogo entre la "izquierda democrática" y el PCI, se entendía, ya por aquel entonces, no como una mera alianza frentista, sino en positivo, como alternativa reformadora de gobierno, que supiese ubicarse en el horizonte internacional y tener c
omo interlocutores efectivos a las socialdemocracias y a los sindicatos europeos. Togliatti lo liquidó todo de un plumazo, sin analizar las cuestiones, limitándose a defender los comportamientos tradicionales de los partidos comunistas europeos.
Ahora, veinte años después, la Democracia cristiana - el bloque conservador que este partido representa - parece encaminarse hacia la catástrofe, desconcertada por decenas de escándalos y por un proceso de disgregación que parece irrefrenable. Parece como si estuviésemos asistiendo a la trágica profecía de Moro, cuando anunció un ciclo terrible. Al mismo tiempo se está realizando el augurio de una "libertad" que Moro en sus últimos días de vida adquirió con "inmenso placer"; estamos, en resumidas cuentas, perdiendo, uno por uno, a todos los dirigentes democristianos, sepultados por escándalos y venganzas medievales subterráneas.
Todo ello acontece en una Italia que - tal y como lo testimonian los resultados de los recientes referéndums - muestra un inequívoco culto laico, en el que el voto católico es un voto de minoría. Inmediatamente después del voto para los referéndums de 1981, asistimos a un cierto regocijo jaranero por parte del PCI. Desde luego, el doble NO sobre el aborto ha predominado, los radicales no pueden declararse vencedores. Pero en estos resultados de los referéndums existe algo más, se trata de lo que se desprende de los votos sobre el referéndum contra la pena de muerte.
La izquierda no ha arriesgado más que la mitad de los consensos que le cabía y podía esperar. Por qué?. El PCI dice que no ha habido tiempo suficiente para celebrar debates, para discutir, dialogar con la gente. Es original esta explicación. Para explicar que la pena de muerte es intolerable en Italia, país que hace alarde de los valores más nobles y tradicionales de su antigua civilización, el PCI tenía que esperar tres meses de campaña referendaria (haciéndola, en cualquier caso, poco y mal). Y hasta ahora, qué es lo que ha hecho?. En qué se ha traducido el compromiso de difundir entre las "masas" una cultura distinta y mejor que la reaccionaria y burguesa?. Y tampoco en Emilia Romaña, tampoco en Bolonia, en donde gobiernan desde hace treinta años, han tenido tiempo de "dialogar"?.
"Il Resto del Carlino" informa que sólo en Crespellano, un pequeño pueblecito de la provincia de Bolonia, se ha obtenido la mayoría del sí para la abolición de la pena de muerte; una mayoría arriesgada: 50,2% ;en las última elecciones el PCI y el PSI habían obtenido el 77% de votos. Así pues, en la "región roja(52a)" no ha habido tiempo para dialogar y convencer. O tal vez, haya algo más?.
Será cuestión de empezar a preguntarse cuáles han sido y cuáles son las carencias, las faltas, las renuncias de la izquierda. Se recogen tempestades sólo si se siembra viento. Y las izquierdas lo han sembrado en cantidades considerables. Ha asistido sin rechistar, cuando no dándole forma y dignidad teórica, al alarmismo social al son de bombo y platillo; ha aceptado que la lucha contra el terrorismo se llevase a cabo con instrumentos peligrosos, erróneos, inútiles. No ha sabido encontrar alternativas serias, y ha acabado identificándose con los faroles que se marcaba el ala gubernamental. Se ha complacido del hecho de que en la izquierda exista todavía un elemento consistente empapado de cultura autoritaria, que analiza la justicia en clave "bíblica" en vez de analizarla en clave "evangélica", por lo que se acaba por justificar el ojo por ojo diente por diente, y tal vez se resuelve - tal y como ha acontecido - con firmar la propuesta de restructurar la pena de muete, que "está en vigor en Rusia".
Así pues, la Italia en la que vivimos es la del sentido común y de la mediocridad. Ha renunciado a ser más justa, más fuerte, más libre, aboliendo la ley Cossiga, la pena de muerte, el porte de armas; es una Italia laica, en la que existe una minoría consistente con posturas claramente libertarias, y otra minoría mucho más consistente todavía con posturas reaccionarias y clericales; la mayoría, por el contrario, es sólidamente laica, tolerante y, al mismo tiempo, deseosa de orden, seguridad y autoridad. Una ley que tiene una sóla norma, a veces útil para la lucha contra el terrorismo (la norma sobre los "arrepentidos"), y que se desentiende del hecho de que haya gente - a veces inocente - que se tire diez años en la cárcel, esperando el proceso.
Rossana Rossanda(53a) que escribe sus artículos más con la razón que con el corazón, en "Il Manifesto" publicó un artículo bajo el título »Consideraciones "antipáticas" . Observa, Rossanda, que en esta ocasión habían sido menos inteligentes que de costumbre, y cabía decirlo, aunque no fuese más que "para ir contracorriente ante las falsas y veloces satisfacciones generales".
Hagamos, así pues, algunas de estas consideraciones "antipáticas". El voto referendario surgió con suficiente claridad, las estrategisa conmensurables son sólo dos, la del PCI y la radical. Todavía "hoy" las preguntas esenciales, los "terrenos" sobre los que cabe razonar y buscar las respuestas, son las mismas que las de "ayer": qué derecho?, qué Estado?, qué "clase"?, qué "internacionalismo"?. Violencia o no violencia? se preguntaba Bandinelli discutiendo con Sechi (54a),(30). «Qué le vamos a hacer!, son "consideraciones antipáticas", pero hay que hacerlas incluso cuando conciernen al Partido radical. Inmediatamente después del voto referendario, empezamos a preguntarnos si acaso la estrategia referendaria no había entrado definitivamente en crisis, si no se volvía a proponer un problema sobre el que, a menudo, nos habíamos interrogado, si se trataba de un movimiento o de un partido menos informal.
1981 demostró inequívocamente como existía quién trabajaba en pro de esta hipótesis. Otros, por el contrario, reivindican la necesidad de dar cuerpo y forma al segundo proyecto. Interrogado por "L'Espresso", Giuseppe Rippa(55a) formuló una opinión que a pesar de la sequedad propia de las exigencias periodísticas, centra el término de la cuestión: el PR puede todavía convertirse en n partido de massa de una sociedad post-industrial. Siempre y cuando no se autodestruya antes.
Comentando los resultados de los referéndums, Ernesto Galli della Loggia(58a), en "L'Espresso" escribió una nota. A continuación reproduzco un fragmento, contiene algunas cosas que se me antojan sensatas, y creo sea necesario reflexionar sobre ellas (31).
Sostiene Galli della Loggia que " ... al menos la jornada del referéndum ha producido una sorpresa que ha sido ofrecida por los radicales. Y ha sido una sorpresa negativa bajo todos los puntos de vista, sobre todo para quien se obstina en considerarlos entre lo mejorcito que ofrece el panorama político italiano. En primer lugar su reacción de derrota, su no querer aceptar las cosas, su desesperarse echándole las culpas a los adversarios (?) o a los electores ha sido un lamentable espectáculo que recordaba a los mejores Covelli(57a) y Saragat(58a) del año. Todos acusados: la prensa (estoy de acuerdo, pero en el 74 cuando el divorcio toda la prensa estaba en contra de Fanfani, son las reglas del juego), la toma soviética del PCI de su electorado ( pero cómo?, si en 78 y el 79 no se hacía más que teorizar la ya existente "laicización" del electorado), las vergüenzas de los adversarios ( acaso otras veces no habían causado efecto?), quién da más?. No se ha oído ni una crítica, y no porque no hiciese falta. De h
echo, los resultados del 17-18 de mayo marcan la crisis probablemente irreversible del "proyecto referendario" con el que los radicales creyeron asaltar el sistema de los partidos que domina en Italia. Los referéndums tenían que haber servido para contraponer la sociedad civil a los partidos desconcertando a estos últimos con una oleada de deslegitimación. Según los radicales la sociedad civil, el electorado (en primer lugar el de izquierdas) estaba en contra del sistema de los partidos en nombre de ideales que por comodidad se pueden definir libertario-pacifista-antindustriales. La sustancia de la protesta contra el sistema político hubiese sido una sustancia ideológica dentro de la tradición de la izquierda y que los partidos de la izquierda traicionaron. Nada más lejos de la realidad. La protesta de la sociedad contra la corrupción difundida, contra la incapacidad de dirigir, fue una exigencia de eficacia, de orden y de seguridad. Es posible que a dicha exigencia se le haya dado una pincelada ideológica d
e izquierdas, pero precisamente es este el desafío que hay que vencer, el problema que hay que afrontar, por ello, a la larga el instrumento del referéndum no sirve.
La noche del 18 de mayo, los radicales se consolaron diciendo que en cualquier caso su partido ( acaso no se criticaba la lógica de partido?), había triplicado su audiencia. Aunque fuese cierto, cabe aclarar que un partido del 7-8% compuesto por paladines del antinuclear, del desarme y del hambre en el mundo, posee más muchas esperanzas de servir para algo, a la izquierda y al país, que no un partido del 10% de ultras filosoviéticos o de cualquier otra franja "demente" que la Providencia nos quiera reservar.
Todo esto Galli della Loggia. Tal y como iba diciendo, reflexionar un poco no hace daño. Recuerdo un episodio al que tuve ocasión de asistir, en cierta medida sintomático también. Estaba en una playa abarrotada de gente, típico de la costa Adriática en verano. La gente tomaba el sol, y hablaba con ritmo veraniego: la vida, los problemas, el trabajo, la política. Unos cuantos jugaban a subirse a caballito y comentaban entre ellos: a quién tiramos, a Berlinguer, a Craxi o a Pannella?.
Se los cargaron a todos, no se salvó ni uno.
Con toda franqueza, creo que cabe reconocer que todo sale en colada, tal y como revela un artículo reciente de Giuseppe Rippa, (32): "... hay que discutir, y verificar si procede, por qué en la crisi y en la transformación política el papel hegemónico del PR corre el riesgo de atenuarse. Hay que comprobar si la causa se deriva de la incapacidad de los radicales mismos de transformarse, tanto en los hechos y como en la política, debido a algunos vicios de fondo, en protagonistas del cambio en clave democrática y libertaria...".
La partida aún no ha acabado. Ya veremos cómo acaba. Por el momento quisiera recordar un fragmento del "Séptimo párrafo" de la intervención que Pier Polo Pasolini hubiese leído en el congreso radical de Florencia de 1975 si no lo hubiesen asesinado un día antes:
"... A través de la adopción marxistizada de los derechos civiles por parte de los extremistas de los que he hablado en los primeros párrafos de esta intervención, los derechos civiles han entrado a formar parte no sólo de la conciencia, sino de la dinámica de toda la clase dirigente italiana de fe progresista. No me refiero a vuestros simpatizantes. No estoy hablando de aquellos que habéis encontrado en los lugares más lejanos y variopintos, hecho del que lógicamente estáis orgullosos. Me refiero a los intelectuales socialistas, a los intelectuales comunistas, a los intelectuales católicos de izquierdas, a los intelectuales en general, sic er simpliciter: a esta masa de intelectuales - gacias a vuestros éxitos - vuestra pasión irregular por la libertad se ha codificado, ha adquirido la certeza del conformismo e, incluso (a través de un "modelo" imitado desde siempre por los jóvenes extremistas) del terrorismo y de la demagogia...".
Estoy convencido de que los "bárbaros ya han entrado en la ciudad y tal vez no sea posible vencerlos. Quisiera colcluir esta intervención con una sonrisa, y dedicarle una poesía, que hace poco encontré por casualidad, a todos nosotros, radicales libertarios, no violentos, pacifistas, a pesar de los pesares. La poesía es del poeta de Bolonia Roberto Roversi, se titula: "Drama de un sabio auténtico en el mes de abril":
Un viejo sabio
(cuyo nombre no quiero mencionar)
escribía con la derecha
en el libro de la verdad
mientras con la izquierda
solía la luna acariciar
impertérrita en el cielo, justo en la mitad.
Y la luna descendió al mar,
era el mes de abril,
y con un banco de atunes se fue a pescar.
El sabio se quedó sólo
pero continúa su glosar
aunque se aburre
porque con la mano derecha
ya no sabe qué forjar.
Y sólo sabe la alegría añorar.
Basta, se acabó. Aunque me doy cuenta de que no he hecho más que arañar someramente el problema.
Queda mucho que hablar.
_______________________
N.d.T. (1)a Eugenio Scalfari: director de "La Reppubblica",
socialista.
(2)a Elio Vittorini: escritor siciliano, afiliado al
P.C.I. posteriormente presidente del P.R.
(3)a Pier Paolo Pasolini: escritor italiano
(4)a Aloisio Rendi: exponente radical
(5)a Roberto Roversi: poeta
(6)a Silvio Ceccato: semiólogo
(7)a Leonardo Sciascia: escritor.
(8)a Umberto Eco: escritor
(9)a Diego Baroncelli: exponente radical.
(10)a Mario Boneschi: exponente radical.
(11)a Togliatti: secretario del PCI:
(12)a Ignazio Silone: escritor.
(13)a Renato Guttuso: pintor
(14)a Mario Soldati: escritor
(15)a Pier Paolo Pasolini, escribió "Ragazzi di vita"
("Chicos de vida alegre"
(16)a Patroni Gruffi, escribió "Ragazzo di Trastevere":
"Chico de Trastevere". Trastevere: típico barrio
romano.
(17)a Vasco Pratolini: escritor.
(18)a André Gide: escritor.
(19)a Ruggero Guarini: periodista.
(20)a Antonello Trombadori: exponente comunista.
(21)a Ernesto Rossi: uno de los fundadores del P.R.
(22)a Cesare Beccaria: iluminista contrario a la pena de
muerte.
(23)a Piero Calamandrei: jurista
(24)a Renato Curcio: fundador de las Brigadas Rojas.
(25)a Lello Lagorio: ex ministro de defensa italiano.
(26)a pertiniano: de Sandro Pertini, famoso partisano
que fue presidente de la República italiana.
(27)a Comiso: localidad siciliana en la que se encuentran
bases con misiles nucleares.
(28)a Maurizio Pintor: director del periódico de corte
comunista "Il Manifesto".
(29)a Federico Stame: de la izquierda extraparlamentaria.
(30)a Ugo Pecchioli: exponente del PCI.
(31)a Baget Bozzo: sacerdote diputado del Partido
Socialista Italiano.
(32) Marco Boato: fundador de la organización de extrema
izquierda "Lotta continua".
(33) Norberto Bobbio: jurista.
(34)a Massimo Cacciari: diputado comunista.
(35)a Renzo De Felice: historiador.
(36)a Alessandro Natta: secretario del PCI.
(37)a Panebianco: politólogo, periodista. Inscrito al Pr.
(38)a Alberto Rodotà: jurista.
(39)a Angiolo Bandinelli: radical
(40)a Giovanni D'Urso: juez secuestrado por las Brigadas
Rojas.
(41)a Via Rasella: La matanza de nazis en Via Rasella por
parte de la Resistencia suponía a priori el asesinato
de gran número de italianos, como de hecho sucedió
con el estrago de las Fosas Ardeatinas. El nazi
Kepler mataba a tres italianos por cada alemán
asesinado.
(42)a Giorgio Amendola: fundador del PCI.
(43)a Gabriele D'Annunzio: escritor fasciasta
(44)a Guglielmo Giannini: fundador del "Partido Pasota".
(45)a Randolfo Pacciardi: partisano de la Resistencia.
(46)a "Ley Reale": ley antiterrorista.
(47)a Carlo Alberto Dalla Chiesa: general de los
carabineros asesinado en Palermo (Sicilia) por la
mafia.
(48)a Verano romano: los comunistas organizaron toda
una serie de veladas culturales veraniegas en las
calles, plazas y monumentos de Roma.
(49)a UIL: Sindicato socialista.
(50)a Alcide De Gasperi: exponente de la Democracia
Cristiana.
(51)a Pietro Nenni: Secretario del P.S.I.
(52)a "Región roja": apelativo que recibe Emilia Romaña por
su tradición comunista.
(53)a Rossana Rossanda: periodista de "Il Manifesto".
(54)a Alberto Sechi: escritor de artículos de fondo.
(55)a Giuseppe Rippa: radical
(56)a Covelli: Presidente del Partido Monárquico Italiano.
Creó una coalición con el Movimiento Social Fascista
Italiano de Giorgio Almirante. Posteriormente, se
escindió y creó "Democracia Nacional".
(57)a Giuseppe Saragat: secretario del Partido
Socialdemocrático italiano.
italiano.
(58)a Galli Della Loggia: escritor de artículos de fondo.
(1) Leonardo Sciascia, "Le chiare spiegazioni di chi non ha capito" ("Las claras explicaciones de quién no ha entendido nada"), "Corriere della Sera" 4 de julio de 1980; publicado igualmente en "La palma va a nord" ("La palmera se va al norte), antología de escritos de Leonardo Sciascia, ed. "Quaderni Radicali".
(2) Leonardo Sciascia, "no all'indifferenza, no all'ignavia" ("No a la indiferencia, no a la necedad"), "Notizie Radicali" 15 de mayo de 1979; publicado igualmente en "La palma va a nord".
(3) Palmiro Togliatti, "Rinascita" 8-9, 1951; publicado igualmente en "I corsivi di Rodrerigo"("Comentarios de Rodrigo), ed. De Donato.
(4) Giuseppe Saltini, "L'utile pratico e la sua venerazione" ("Lo práctico y sui veneración"), en "I primi della classe" ("Los primeros de la clase"), ed. SugarCo.
(5) F.F., "Unità" 31 de octubre de 1946.
(6) Renato Guttuso, "Rinascita" junio de 1954.
(7) "Unità", 20 enero de 1956.
(8) "Rinascita", marzo de 1949.
(9) Giovanni Berlinguer, "Unità", 29 de julio de 1955.
(10) Paolo Ricci, "Unità", 25 de junio de 1954.
(11) Carlo Salinari, "Il contemporaneo", 5 de enero de 1956.
(12) "Unità", 7 de septiembre de 1956.
(13) Carlo Salinari, "Il contemporaneo" julio-agosto de 1960.
(14) Palmiro Togliatti, "Unità" 9 de junio de 1950.
(15) Ruggero Guarini, "Quel monotono delirio" ("Ese monótono delirio"), en "I primi della classe", SugarCo.
(16) Giovanni Spadolini, "La battaglia dei radicali"("La batalla de los radicales"), "Corriere della Sera", 25 de julio de 1974; publicado igualmente en "Il pugno e la rosa"("El puño y la rosa"), ed. Bertani.
(17) Antonello Trombadori, "Il PCI, replica a Pannella: troppo vittimismo"("El PCI contesta a Pannella: demasiado victimismo"), "Corriere della Sera" 14 de diciembre de 1976; riportata anche in "Il pugno e la rosa", ed Bertani.
(18) Antonello Trombadori. "L'astio del PCI" ("El hastío del PCI"), "Panorama", 4 de enero de 1977; publicado igualmente en "Il pugno e la rosa", ed. Bertani.
(19) Emanuele Macaluso, "Dire no a tutto per rendere ingovernabile la Repubblica" ("Decir que no a todo para hacer que la República sea inglobernable"), "Unità", 10 de mayo de 1979.
(20) Pier Carlo Masini e Alberto Sorti, "Pietroburgo 1917, Barcellona 1937", SugarCo.
(21) Palmiro Togliatti, "Rinascita", n.10, 1952
(22) Palmiro Togliatti, "Rinascita", n.10, 1952
(23) Me remito al debare organizado por "Quaderni Radicali". En particular, en los nº n.5-6 è se encuentra la versión íntegra de las intervenciones de Marco Pannella. En el nº7, las intervenciones de Bobbio, Baget Bozzo, Guiducci. En los nº8-9 las intervenciones de Bandinelli, Galli della Loggia, Ronfani, Roversi, Sechi, Stame, Pannella. En el nº10 las intervenciones de Alfassio Grimaldi, Saltini, Mughini, Tarizzo, Timpanaro. En los nº 11-12 las intervenciones de Bocca, Del Buono, Lombardo, Manconi, Scalia, Settembrini. Es útil consultar igualmente la entrevista de Pannella concedida a Tajani, para "Settimanale", y publicada en el volumen "Noi e i fascisti"("Nosotros y los fascistas"), ed. "Quaderni Radicali".
(24) Paolo Spriano, "Il nuovo qualunquismo"("El nuevo pasotismo"), "L'Unità", 3 de mayo de 1979, publicado igualmente en"Il pugno e la rosa", ed. Bertani.
(25) Giglia Tedesco, "Non ci serve certo Pannella"("Ni que decir tiene que no necesitamos a Pannella"), "Rinascita", 11 de mayo de 1977 publicado en "Il pugno e la rosa", ed. Bertani.
(26) Paolo Franchi, "Marco Pannella, un simbolo della crisi della nostra democrazia. Un radicale all'americana"("Marco Pannella, un símbolo de la crisis de nuestra democracia. Un radical a la americana", "Paese sera", 6 de abril de 1979; publicado igualmente en "Il pugno e la rosa", ed. Bertani.
(27) Maurizio Ferrara, "Er trionfo della LID"("El triunfo de la LID"), soneto, 15 de mayo de 1974; comprendido en la antología "Er compromesso rivoluzzionario" ("Er compromiso revolucionario").
(28) Palmiro Togliatti, "Rinascita", 1951.
(29) Enrico Berlinguer, entrevista a Eugenio Scalfari, "Repubblica", 28 de julio de 1981.
(30) Angiolo Bandinelli, "Polemica con Salvatore Sechi. Per chi suona la campana?"("Pol[mica con Salvador Sechi. Por quién dobla la campana?"), "Messaggero", 2 de junio de 1981.
(31) Ernesto Galli della Loggia, "Era prevedibile"("Era de esperar"), en "Espresso", 31 de mayo de 1981.
(32) Giuseppe Rippa, "Dove vanno i radicali?"("Dónde van los radicales"), en "Quaderni Radicali", nº11-12.