SUMARIO: Algunos breves fragmentos de la trascripción de una intervención pronunciada por Pannella a lo largo del Consejo federativo del Pr (comparable, en cuanto a poderes estatutarios, al actual Consejo federal) reunido en Chianciano en noviembre de 1981. Al igual que toda trascripción de intervenciones orales, esta es lógicamente infiel.

(Noticias Radicales, nº 51 del 2 de marzo de 1990)

"La inscripción al Partido radical corre el riesgo de suponer para nosotros lo mismo que supone la inscripción para los demás partidos. Nosotros también, por ejemplo, hemos dado por descontado que la inscripción es anual. Al parámetro temporal, la configuración de la acción que se realiza, a la que, por lo tanto, es proporcional el importe de la contribución, de las acciones (no del impuesto, puesto que está claro que se trata de invertir en acciones, inversión voluntaria, no de impuestos) es en proporción al año, lo cual es un error yo diría cultural, teórico para nosotros radicales que actuamos a través de lo concreto del cuerpo, a través de lo cotidiano, a través de la necesidad moral o vital y no a través del énfasis en la necesidad o las necesidades como hecho existencial.

Es un error: nuestra relación debe ser con lo cotidiano incluso desde este punto de vista .

El problema teórico es que si queremos vivir asociados, libertariamente, a través de la confirmación cotidiana de nuestra voluntad común asociativa del estar juntos, es necesario un acto cotidiano correspondiente. Aunque luego, siete veces al día, o como en este caso, siete veces al año, siete veces al mes, o siete veces a la semana no lo llevemos a cabo, no estemos a la altura, no lo consigamos. Debe hacerse una lectura distinta, análoga a la de aquellos compañeros que dicen: "Yo cada día, de una forma o de otra, llamando por teléfono o presentándome materializo, doy cuerpo a esta asociación libertaria", es decir a algo que comporta cada vez la reconquista o la consolidación de nuevo o el crecimiento para la sedimentación histórica de la voluntad asociativa y de la responsabilidad.

Y entonces, una reforma de estatuto posible (aunque bajo otro aspecto la cuota siga siendo anual): la cuota es cotidiana.

Si empezáis a razonar en estos términos, animáis el debate sobre los partidos que nadie ha reanudado desde hace casi un siglo ni nadie ha vuelto a animar concretamente, y lo reanimáis con la polémica, con el esfuerzo de adquirir una conciencia nueva y por lo tanto rica, más fuerte que el significado de este tipo de elección.

(...) El problema es cualitativo. Se trata de un problema distinto, de un problema de crecimiento, del valor de este punto estatutario. Es el valor que se le puede dar al dinero, recuperando no un acto litúrgico, aunque importante, solemne, grave, hermoso y sustancial como el que se lleva a cabo cuando uno dice "este año os doy un millón de liras"; sino una cosa distinta; decir cotidianamente "esta contribución me la quito de mis días, de mi trabajo, de mi descanso, de la noche, del día, para dar cuerpo, para darle una casa, para vestir, para hacer visible la existencia del partido en el que nos asociamos".