SUMARIO: El prohibicionismo ha producido la cultura de la desviación y de la droga y ha creado una industria de la criminalidad sin precedentes con unos beneficios ilimitados. Pannella propone una liga internacional contra el prohibicionismo, y asimismo propone que se pase de la droga libre - libre de matar, de crear beneficios y poder a la mafia y la camorra - a una reglamentación de la misma. Se ha desencadenado por reacción una campaña irracional. Se han movilizado igualmente las comunidades terapéuticas y los ex-toxicómanos asistidos por éstas. Es así como la prensa ha podido presentar una alternativa inexistente entre las propuestas de Pannella y los esfuerzos para la recuperación de los toxicómanos.

(NOTICIAS RADICALES, n. 68, 4 abril de 1984)

Desde luego, hubiese preferido que, por lo menos esta vez, hubiesen sido los demás partidos los que hubiesen tomado la iniciativa. Aún no se han cicatrizado las heridas de cuando, completamente solos, tras años de espera también por aquel entonces, consideramos que era necesario izar las banderas civiles sobre el divorcio, la objeción de conciencia, el aborto, los códigos penales, la financiación pública de los partidos, la tolerancia sexual, la P2(1)... Pero ahora ya no es posible seguir quedándose con la conciencia tranquila a buen precio. El problema de la droga se ha convertido en el problema de la salud de nuestra sociedad y de nuestros Estados.

Si en 1975, para obtener que se aprobase una ley más tolerante y eficaz, más civil y armada, consideré un deber obligar al Estado - de lo contrario paralizado o distraído - a que me arrestase, actualmente confío en que no sea necesario recurrir a las dramáticas armas de la no violencia sino que baste con lanzar un llamamiento a la razonabilidad y a la moralidad humana y civil de cada cual. Tampoco puedo olvidar que, en estos momentos, sigue cobrando primacía la lucha radical contra los Caballeros del Apocalipsis del Hambre y de la Guerra, lograr que se apruebe la ley Piccoli para poder salvar a millones de seres que están agonizando, y obtener la jubilación mínima vital en nuestro país, inmediatamente.

Tenemos que poner el listón más alto, a la altura de la importancia de este azote. Decir públicamente todo lo que nos decimos entre nosotros o para nuestros adentros: los efectos, por dolorosos, tremendos y letales que sean del "consumo" directo de droga, no son tan devastadores como los efectos de su "producción" y de su "comercio".

Los beneficios inmensos que el régimen prohibicionista garantiza no tienen ni punto de comparación con los que proporciona cualquier otra empresa criminal o legal. El poder tan terrible que otorgan estos beneficios determina oficialmente la vida institucional de no pocos Estados y grava sobre la de otros tantos, da fuerza irreversible a personajes políticos en el poder (y a la política subversiva), en amplias zonas del mundo, da espacio a las multinacionales de la criminalidad, corrompe y doblega por doquier con organizaciones que alargan sus tentáculos por nuestra sociedad, insidiando y afectando a generaciones y poblaciones enteras.

Producción, comercio, tráfico de droga y de armas cada vez están más estrechamente relacionadas. Existe una gran interdependencia y solidez en las tan lúgubres y trágicas acciones que forjan el desbarajuste reinante en el mundo. Miles de criminales, de todos los estratos sociales y en todos los países en los que los principios de libertad y de derecho son aplicados incluso a nivel económico, a través de abusos y especulaciones ilegítimas en poquísimo tiempo han pasado a formar parte de una nueva clase de poder, ramificada y que se multiplica constantemente, gracias al natural y necesario proceso de "blanqueo del dinero" obtenido y a las inversiones llevadas a cabo en los sectores más dispares, insospechados y delicados.

El sistema financiero al completo, al igual que el político y el social corren el riesgo de ser contaminados y condicionados. La política represiva de por sí ha demostrado ser totalmente impotente e inadecuada afectando por lo general a las masas de víctimas de este circuito y de esta empresa de explotación y de muerte, logrando marginalmente cortar los tentáculos de este pulpo gigantesco que inmediatamente se reproducen.

El régimen prohibicionista es la causa necesaria y tal vez suficiente (a largo plazo) del nacimiento y del desarrollo de esta empresa que se expande por momentos generadora de crimen y muerte. Es necesario zanjar de una vez por todas este problema mientras estemos a tiempo, en caso de que no sea ya demasiado tarde. Ello se podrá comprobar solo intentando llevar a cabo una batalla civil y política de alto riesgo pero igualmente necesaria y moral.

La total despenalización del consumo, la reglamentación administrativa del comercio, el control (o el monopolio) público de la producción comportarían inmediatamente la realización del proceso de destrucción de la empresa criminal basada en la "droga prohibida".

Dicho objetivo debe traducirse a nivel internacional, mediante el derecho positivo de los Estados. Pero es necesario empezar desde distintos puntos, de forma paralela y convergente: los Estados la Comunidad europea y la ONU.

Para ello se está constituyendo la Liga internacional antiprohibicionista para la lucha contra la droga, con su comité italiano. No hay tiempo que perder. Esta terrible plaga, este tumor en vez de ser erradicado se engrosa por momentos gracias a una cultura y una política que le hecha la culpa a las víctimas en vez de reconocer las causas más que obvias del azote de la droga. Por ello, exigimos que nadie eluda su responsabilidad. Adhesiones, contribuciones, sugerencias, insultos y amenazas pueden ser enviados a: Grupo radical, Cámara de los diputados, Roma. Gracias a todos, y muy especialmente a "Il Corriere" por su hospitalidad".

N.d.T.

(1) P2: Logia masónica