SUMARIO: En su intervención en le debate previo al congreso (XXX Congreso de Pr - Roma - 31 de octubre/4 de noviembre de 1984) Emma Bonino afirma que el nudo fundamental por desenmarañar es el de la batalla contra el exterminio causado por el hambre que no ha hallado todavía un desarrollo positivo. Cabe impedir que se pretenda salir del impasse arrinconando el problema a través de un procedimiento de beatificación, tal y como se suele hacer con aquellos principios que de tan sagrados como son se vuelven intocables, desaparecen de la vida y del pensamiento de la gente para reaparecer sólo bajo forma de dogma.

Cabe afrontar con franqueza un debate congresal sobre este tema pues un partido, una historia, que no sepa medirse con sus propias derrotas o con sus propias esperanzas profundas, acaba por normalizarse. Y acaba haciendo lo que los demás le dejan y no lo que cree realmente. El resultado será otro partido y otra historia distinta a la radical.

(NOTIZIE RADICALI Nº 70, 24 de abril de 1984)

Creo que por encima de todas las justificaciones que cada uno de nosotros quiera crear o inventarse, el verdadero nudo por desenmarañar el congreso es "el exterminio causado por el hambre". Es decir, qué hacer con este tema que ha sido el "proyecto" del partido a lo largo de los últimos cinco años y en función del mismo, el partido se ha modificado en sus estructuras. Un proyecto que no sólo tenía en su seno los cánones de la monotematicidad sino que para muchos de nosotros ha cobrado un carácter casi totalizador del ser y del hacer política radical.

Nos lo imponía casi la mismísima moción de Rímini: "Considerado políticamente necesario, obligatorio, posible utilizar todo instrumento que aún no haya sido utilizado, así como otros, hasta el fondo y con fuerza y vitalidad, antes de llegar a evaluaciones conclusivas sobre la batalla contra el exterminio causado por el hambre; (...) organizando a partir de ahora y durante los próximos meses una campaña contra el exterminio causado por el hambre que tenga por objeto de todo instante la aprobación de la ley de los alcaldes por parte del Parlamento italiano y que culmine en una gran marcha en pro de la vida, paz y desarme en Roma el día de Pascua de 1984.

La moción de Rímini no obtuvo los 3/4, y en este sentido, era vinculante sólo para el secretario general, el tesorero y los órganos federales.

Lo que ha sucedido desde entonces lo sabemos todos los radicales; y sabemos en dónde nos encontramos y qué es lo que hemos hecho.

Entonces el problema es el siguiente: y ahora, tenemos que sacar "evaluaciones conclusivas" o no?

Mi evaluación personal - no conclusiva - es que los resultados "políticos" obtenidos a lo largo del presente año en la batalla contra el exterminio causado por el hambre son positivos, sobre todos en términos de inicio de toma de conciencia por parte de la opinión pública. Creo que nos hemos, de alguna manera, "cansado" de esta batalla precisamente nosotros, los radicales, desde los dirigentes hasta los inscritos pasando por los compañeros que actúan en las distintas realidades locales. Es decir que mientras que para nosotros el hambre es un tema viejo así como dificilísimo, para la gente se está convirtiendo en un tema sobre el que reflexionar y para la partidocracia un tema "que quema" debido a la fuerza de su proyecto que rompe moldes de mecanismos internos e internacionales. Prueba de ello es que la ley Piccoli se encuentra bloqueada y a punto de ser eliminada de un plumazo.

Lo hemos intentado todo a lo largo de este año, en los límites concedidos por un régimen partidocrático.

Podíamos haber hecho mejor las cosas. Siempre se pueden hacer mejor las cosas. Pero no creo que este sea el problema. Creer que el objetivo no fue alcanzado en 1984 porque los órganos dirigentes no han sabido organizarse bien o lo han hecho en términos de altas cúpulas y/o autoritarios es ridículo así como poco generoso o, en cualquier caso, nos ofrecería una fácil solución, bastaría cambiar el grupo dirigente y volver a proponer el mismo objetivo para 1985. Por desgracia las cosas no son así; y ante las dificultades objetivas que existen de continuar a sacar adelante el proyecto de los "3 millones de seres vivos", la tentación de todo el mundo, - incusive yo misma - es la de tomar las de villadiego y quitarse de en medio, y no sólo por lo que a las responsabilidades políticas se refiere sino ante el proyecto en sí. Florecen por los codos nuevas propuestas y nuevos temas de compromiso político, aunque l verdad de forma tan ambigua que no determinan un "proyecto", sino una pila de ideas pequeñas o grandes. Ni

nguna de ellas, creo, tiene el alcance, la envergadura y la fuerza de la batalla contra el exterminio causado por el hambre.

Referéndum, justicia, ecología, leyes de iniciativa popular (1), partidocracia, elecciones locales, el partido, las cárceles; todos ellos temas, que aún no han cobrado la forma ni de objetivos ni de instrumentos, todos ellos de lo más digno, pero...

No es casualidad que muchas de las intervenciones previas al congreso con respecto al exterminio causado por el hambre no le dediquen ni un renglón no digo ya de propuestas - pues la auténtica dificultad estriba en el "qué hacer" - sino que ni tan siquiera de reflexión. Es más, existe una tendencia a despachar este tema, alejándolo lo más posible, tal vez a algún despacho perdido por tierras de Europa o hasta de Nueva York.

Y no infravaloro en absoluto los temas anteriormente enumerados o el problema "partido", su descentralización en el país, su organización. Creo que es simplicista y la verdad oportunista considerar que se limite a plantar un consejero municipal aquí o muchos allá, regionales o lo que sea, creyendo de esta manera que en Fossombrone (2) las instituciones son democráticamente practicables y en Roma no. Pero, volviendo al tema del exterminio causado por el hambre, quisiera evitar que se tendiese a arrinconarlo a través de un procedimiento de beatificación, tal y como se suele hacer con aquellos principios que de tan sagrados como son se vuelven intocables, desaparecen de la vida y del pensamiento de la gente y vuelven a aparecer sólo bajo forma de dogma. El problema que me ocupa fundamentalmente es qué hacer. Desde hace meses no se me ocurre una idea que proponer a los demás. Tampoco siento en mí la fuerza de empezar sola, o con los demás, o con todo el mundo, una acción no violenta a plazo indefinido.

Sé perfectamente, sin embargo, que tenemos que discutir de ello en el congreso y que tenemos que intentar inventarnos hechos nuevos, cosas nuevas, para que esta tendencia al abandono, de forma patente u oblicua, es realmente nuestra crisis.

Y, de hecho, yo creo que un partido, una historia, que no sepa medirse con sus propios fracasos o con sus propias esperanzas profundas, acaba por normalizarse. Acaba por hacer lo que los demás le dejan y no aquello en lo que cree realmente. El resultado será otro partido y otra historia distinta a la radical.

Creo también que, a pesar de que este proceso de normalización no logremos verlo hoy claramente entendiendo a fondo su peligro, dentro de un año o dos saltará a la vista.

N.d.T.

(1) REFERENDUM EN ITALIA. En Italia los referéndums pueden ser abolitivos.. Cuando son referéndums populares, es decir cuando son los ciudadanos los que solicitan la celebración de los mismos, es necesario recoger 500.000 firmas cada una de ellas compulsada por un notario. Las firmas suelen ser recogidas por voluntarios. Los italianos ponen mesas por las calles y las plazas. Tras la recogida de firmas, el Tribunal de Casación examina la validez de las mismas (es decir que cabe prever un margen de seguridad de otras 200.000 firmas). Después el Tribunal examina la validez de las peticiones referendarias. Gracias a este último examen, a menudo ha sido posible borrar de un plumazo varias peticiones referendarias.

(2) FOSSOMBRONE . Localidad desconocida, el equivalente a decir Villaporrillos de Abajo.