SUMARIO: El autor describe la terrible situación en Africa debido al hambre, y lanza un llamamiento a los Jefes de Estado y de Gobierno de los países de la Comunidad Europea, instándoles a que tomen medidas inmediatamente para evitar el desastre.

(Le Soir 29/3/85)

Los diez Jefes de Estado y de Gobierno que se reunirán el próximo viernes en Bruselas en la cumbre europea deberán afrontar una responsabilidad histórica.

Está científicamente comprobado que en menos de 100 días en Africa se producirá una catástrofe sin precedentes para la humanidad y para el planeta.

Las previsiones son tan claras que podemos imaginar perfectamente las consecuencias de dicha catástrofe. Los ríos del Sahel, Níger, los dos Voltas, Senegal, Gambia y Shari están a punto de sucumbir ante la sequía. El lago Chad - que se ha reducido a 3.500 kilómetros cuadrados de los 25.000 con los que contaba antes - podrá desaparecer totalmente. Ya no sólo la vida humana sino vegetal y animal están a punto de desaparecer. Si se intenta llevar a cabo un éxodo, éste conducirá al holocausto y al exterminio. Cuando llegue la estación de las lluvias, las proporciones del desastre se duplicarán. La vida en potencia que queda será arrastrada por los aluviones. Las regiones a las que los pocos supervivientes se dirijan y en los que los indígenas ya tienen serios problemas pues viven sumidos en la pobreza, se convertirán en regiones fronterizas, pero no durará mucho. El desierto seguirá avanzando, y el triunfo del desierto gravará sobre nuestra conciencia colectiva. La humanidad se verá forzada a admitir que los val

ores de la vida y de la ley han sido violados. Límites necesarios para la sociedad en general y para cada tipo de sociedad en particular.

Es necesario que los que en Bruselas representan y gobiernan Europa sean conscientes de que están barajando su última oportunidad. La catástrofe ha sido ya anunciada en repetidas ocasiones, y a tiempo. Cabe esperar que esta vez, los gobiernos escuchen atentamente y tomen las medidas pertinentes.

De hecho, no sólo es necesario sino posible hacer que este momento de agonía se convierta en momento de resurrección, en salvación. Lo único que hace falta es quererlo. Decidirlo. Intentarlo. En cualquier caso, la decisión deberá ser radical, una decisión que conduzca o a la vida o a la exterminación.

Todos sabemos qué medidas son las "necesarias y posibles". De común acuerdo con Estados de la zona del Sahel y los demás afectados, la C.I.L.S.S. a los que están asociados. Es posible trasladar sin más demora todo lo necesario en pro de una "activa supervivencia in situ" de las poblaciones y para alimentar esta región utilizando una "task force" internacional. También se podría incluso hacer algo para que aquellas poblaciones que corren peligro se dirijan a las zonas reservadas a los refugiados, ya de por sí en avanzado estado de desertización. Eso es lo que han intentado hacer a lo largo de los últimos meses en Burkina Faso, en Wali, y en Níger. Se podría organizar un sistema de retención de aguas, un sistema para potenciar y defender los oasis y las fuentes de agua, un sistema de instalaciones avanzadas así como organizar infraestructuras en el campo de la comunicación para librar a las regiones de su estado de aislamiento. Este es uno de los escenarios posibles, una de las formas en las que se puede inter

venir. Es una cuestión de sensibilización y de voluntad política, y nada más. En estas horas, nosotros le pedimos al mundo entero que se movilice para apoyar al Consejo Europeo, de manera que puedan tomar una buena decisión.

El Manifiesto-Llamamiento firmado por 94 premios Nobel, la resolución 375/81 del Parlamento Europeo, que el Ministro de Asuntos Exteriores francés calificó de "histórica", han provocado campañas e iniciativas en pos de este objetivo. Una nueva ley italiana concede cerca de 1 billón de dólares en un periodo de 18 meses, además de autorizar otras formas de ayuda "para reducir el índice de moralidad", "en pro del desarrollo", y para defender a las poblaciones víctimas de una política que permite que triunfen el hambre, la sed, la miseria y el exterminio.

Las decisiones adoptadas por el Consejo de Dublín anterior son insuficientes. Además, las Unidad de Crisis para Africa en la Comisión no dispone de medios ni de objetivos adecuados.

Incluso la decisión adoptada recientemente por las Naciones Unidas en Génova podían revelarse trágicamente inadecuadas. Todos sabemos que la ayuda alimentaria represente hoy por hoy simplemente aplazar el exterminio. La propuesta no sirve más que para que los países desarrollados se libren de su excedente alimentario, en detrimento de los países a los que está destinado incluso en las zonas en que aún no están afectadas por la catástrofe directamente.

La Asamblea y el Consejo de las Naciones Unidas deben actuar de una vez por todas. El problema debe ser afrontado a nivel político. Los diez (o doce) países de la Comunidad Europea pueden hacerlo por separado o de forma conjunta. La Comunidad ACP- CE de Lomé III, con sus 65 países de Africa, el Caribe y el Pacífico y los países europeos deberían ser movilizados. El fracaso de Cancún debe superarse. Les pido a las personalidades que sepan perdonar mi insistencia al usar expresiones como "es necesario"... "debemos". Espero que la confianza con la que me dirijo a ellos, y el haber tomado de ellos - o de los que ellos representan - todo lo que hoy por hoy convierto en una plegaria pública, que me absuelva. Que nuestros diez (o doce) jefes de Estado y de gobierno confíen en ellos y en sus conciencias, al igual que en sus pueblos, quienes, pueden estar seguros, les apoyan en esta tarea.