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Sciascia Leonardo - 1 marzo 1986
"Papá" Michele Greco y Licio Gelli
Leonardo Sciascia

SUMARIO: Desde hace algunos años, las revelaciones sobre la mafia "caen en un terreno fértil", demostrando lo acertado que era lo que el mismísimo Sciascia había escrito tras el asesinato del general Dalla Chiesa, es decir que en poco tiempo se iba a asistir al "resquebrajamiento" del mito de la mafia, que parece haber perdido la cabeza "al sentirse excluida por el Estado y abandonada en manos de los jueces". El secular muro de la "omertá" (la ley del silencio), "ha empezado a ceder". La reciente captura del "papá" Michele Greco contribuye a desmitificar a la mafia. El hecho de que este poderosísimo hombre haya hallado para esconderse sólo un "refugio de ovejas" es todo un síntoma. Otro síntoma es que desde hace tiempo se sabía sobre la operación en curso para capturarlo, pero Michele Greco no ha sido avisado a tiempo.... Algo está cambiando...

(CORRIERE DELLA SERA, 1 de marzo de 1986)

Hace algunos años, tras el asesinato del general Dalla Chiesa(1), escribí en este periódico que de la misma manera que en pocos meses habíamos asistido al desmoronamiento de la eficacia y de la inaferrabilidad de las Brigadas Rojas(2), de la misma manera, aunque más lentamente, íbamos a asistir al resquebrajamiento de la mafia. Y se me antojaba significativo el hecho de que el asesino del general, en la cadena empezada y continuada por los asesinos que los periódicos califican de "excelentes". Señal, como iba diciendo, de que la mafia al advertir el intento de desligarse y descarriarse del lado político que desde la postguerra hasta finales de los años setenta le había permitido prosperidad e impunidad, sintiéndose de esta manera excluida por el Estado y abandonada en manos de los jueces de buena voluntad, había perdido la cabeza y se había echado a acciones subversivas contra ese Estado que antes la encubría con una "égida impenetrable" (la expresión es de Don Pietro Ulloa, procurador del rey en Trápani en

1838: digo mil ochocientos treinta y ocho).

Algún chorlito disparatado - no sé si con mala fe añadida o sin ella - me reprendió por ello. Cómo si yo quisiese con ello justificar el aspecto político más responsable, hasta ese momento, de la prosperidad y la impunidad mafiosa. En cambio lo único que yo hacía era reflexionar sobre el hecho de que dos más dos son cuatro.

Hace falta mala fe para afirmar que lo que ha sucedido a partir de ese momento ha demostrado que no tenía razón. Las acciones subversivas y contraproducentes de la mafia siguieron produciéndose y parece ser que se detuvieron en un momento determinado ya sea por la concienciación sobre los efectos "agravantes" que producían o bien por un regreso a antiguas reglas, en el umbral de este gran proceso. Y se detuvieron, en cualquier caso, un poco tarde, tal vez demasiado, cuando los daños provocados por tanto desquicio eran irreparables. Lo que luego sucedió es que el secular muro de la "omertá" (la ley del silencio) empezó a ceder. Y no porque en los años anteriores no se hubiese producido algún que otro aviso, solo que quién se atrevía a hacer revelaciones sobre la mafia era considerado un loco. Y en verdad se puede decir que lo era, si no tomaba en consideración el riesgo, bastante elevado y previsible, de que se le considerase un loco.

Las cosas deben suceder en el momento justo. Hace poco tiempo que las revelaciones sobre la mafia caen sobre un terreno fértil, a veces hasta dempasiado fértil en el sentido de que se deja paso a la imaginación, a la novela y a las mil ramificaciones de creencias e hipótesis.

Hoy, con la captura de Michele Greco(3), si reflexionamos, se añaden dos elementos para desmitificar a la mafia. Si Michele Greco, "el papa" (o bien, si se quiere, "el papá"; increíble que no se consiga descubrir este detalle filológico), realmente se merece este sobrenombre. El primer elemento es que este hombre rico, poderoso, respetado y temido, con vastas amistades en los altos rangos, con relaciones internacionales, no haya logrado en su condición de fugitivo más que un refugio de ovejas y en una zona que por su tradicional densidad mafiosa le exponía a la vigilancia de la policía y a los más minuciosos rastreos. El fiscal, el Sr. Paino, está convencido de que por norma, un capo de la mafia no puede abandonar el territorio en el que ejerce su soberanía, que no puede abandonar a su "familia". Más o menos como el capitán de un barco que se hunde. Yo no estoy muy convencido de ello. Y que no quisiese o no pudiese correr el riesgo de refugiarse en zonas que consideraba menos protegidas, poco fiables, es alg

o sobre lo que cabe reflexionar.

Comparado con el de Gelli(4), el poder de Michele Greco en este caso se nos antoja mucho más precario, inseguro, endeble.

El segundo elemento es que la operación que los carabineros estaban llevando a cabo para capturarlo, los periódicos lo indicaron - aunque de forma vaga - en tiempo útil. Cómo puede ser que - si la mafia es omnipotente y omnipresente tal y como generalmente se cree - Michele Greco no fuese avisado a tiempo?

Algo está cambiando, algo ha cambiado ya: con buena paz de aquellos que aún no quieren creérselo. O que querrían que no fuese verdad. Y no por complicidad o interés, sino por el mero gusto de seguir hablando de ello, de desatarse en injurias. De la misma manera que a Robespierre que hablaba contra los enemigos de la Revolución, un día le dijeron - no recuerdo si en la asamblea o en la plaza: "«Cuánto lo sentirías si los enemigos de la Revolución dejasen de existir!".

N.d.T.

(1) DALLA CHIESA CARLO ALBERTO. (Saluzzo 1920 - Palermo 1982). General de los carabineros. Coordinador de las investigaciones sobre las "Brigadas Rojas desde 1978. Afiliado, junto a su hermano, a la logia masónica de Licio Gelli "P2", aunque afirmó que se afilió para controlarla. Fue nombrado en 1982 gobernador civil con poderes especiales de Palermo para luchar contra la mafia. Asesinado junto a su mujer en Palermo el 3 de septiembre de 1982.

(2) BRIGADAS ROJAS . (Conocidas con las siglas BR). Organización terrorista clandestina de extrema izquierda, nacida en Italia en 1969. Proclamando la revolución obrera, intentó abrir frentes de revuelta armada contra el Estado y el sistema político, reivindicando los atentados, heridos, secuestros, homicidios de políticos, periodistas, magistrados y dirigentes industriales. Tuvo por líder a Renato Curcio. En 1978 secuestró y asesinó a Aldo Moro.

(3) GRECO MICHELE. Capo de la mafia. Pasó a ser capo de la mafia siciliana tras el asesinato de Giuseppe Di Cristina (30 de mayo de 1978).

(4) GELLI LICIO . (Pistoia 1919) Jefe de la logia masónica Propaganda 2 ("P2"), que afiliaba de forma secreta a personalidades destacadas del mundo de la política y de la administración italiana. Responsable de muchos de los hechos oscuros relacionados con la "estrategia de la tensión" llevada a cabo para condicionar la vida política italiana en los "años de plomo". Implicado en un estruendoso escándalo (1981), expatriado, posteriormente se llevó a cabo la extradición (1982). Actualmente libre en espera de proceso, conserva muchos secretos y gran parte de su poder.

 
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