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Pannella Marco - 10 luglio 1986
Sudáfrica
Intervención de Marco Pannella ante el Parlamento europeo

SUMARIO: Tanto en el PE como en las reuniones periódicas de la ACP/CE se trata mucho el tema del "Africa austral" y de la "segregación racial". Pero, de qué han servido estas discusiones? Acaso no cabe preguntarse si se ha escogido bien la forma de afrontar el problema? Tiene razón el presidente Nyerere cuando le preocupa la suerte que correrán las "tribus blancas" de Sudáfrica: recordemos lo que está sucediendo en Argelia y lo que sucede en Líbano o en Oriente medio, en donde hemos apoyado a las "luchas armadas de liberación", lo que hay que hacer es prestarle más atención a los movimientos no violentos como el de los budistas de Indochina o Vietnam. El apartheid en realidad garantiza más libertades y derechos del hombre que en Burundi, por ejemplo, o en Senegal, etc. Desde hace algún tiempo, el terrorismo se está instalando en Africa, causando estragos especialmente "entre los africanos". Queremos que la izquierda se equivoque una vez más, hay que decirle al ANC que tiene que cambiar su postura y abandon

ar el terrorismo.

(DISCUSIONES DEL PARLAMENTO EUROPEO, 10 de julio de 1986)

Pannella (NI). FR Señor Presidente, hay un problema que a menudo tratamos, tanto aquí como con motivo de las dos reuniones anuales ACP/CE, el tema de Africa austral y de la segregación racial.

Me pregunto si tantas discusiones, tanta atención han servido para algo. Desde hace unos diez años, el Parlamento se pronuncia tres o cuatro veces al año; no habrá llegado el momento de preguntarnos si hemos escogido la mejor manera de afrontar el problema? Estamos asistiendo a excesos no sólo de los oradores, como en el caso de la intervención del colega d'Ormesson quién sostiene que la culpa de todo ello la tiene un malo que se llama Unión Soviética. Pero no serán explicaciones de este tipo las que nos podrán ayudar a comprender la realidad que nos preocupa.

La cuestión es. señor Presidente, que cabe colocar esta situación en el contexto africano mucho más de lo que solemos. El presidente Nyerere ha hablado del problema de las tribus blancas de Sudáfrica, cuyas tradiciones y voluntad cabe respetar en el marco de un nuevo eje del Africa austral.

Creo que si reflexionamos sobre lo que pasó antes en Argelia y a lo que pasó después y a lo que lamentablemente está pasando ahora, en el Líbano, esta preocupación del presidente Nyerere cobrará mayor interés: por lo tanto, prestémosle toda la debida atención. Asimismo, la izquierda en especial, queridos compañeros y colegas, tiene que reflexionar sobre lo que hemos hecho, sobre lo que ha pasado en el Extremo Oriente, con respecto a nuestras posturas y a las decisiones tomadas apoyando a las luchas armadas de liberación. No nos olvidemos de nuestra, o vuestra, incapacidad de comprender los movimientos no violentos, como el de los budistas y el de otras personas en Indochina y en Vietnam, que han intentado llamar nuestra atención sobre el hecho de que tal vez podía ser peligroso para el pueblo confiarse a las armas, a la violencia, a la contra violencia o a la revolución para obtener el respeto de sus propios derechos y la independencia.

La gran fuerza del apartheid, su fuerza histórica, contra la que chocan todos los que la desaprueban y la combaten, es que este sistema, aunque sea moralmente condenable, garantiza, como ya he destacado en otras ocasiones, una cierta libertad. Lo que digo podrá parecer atroz pero la verdad es esa y ustedes no pueden seguir escondiendo la cabeza debajo del ala. «Vayan a ver en qué situación se encuentran los derechos del hombre en Burundi! Nunca se habla de eso, tal vez porque la esclavitud o la discriminación es un asunto entre negros, y desde un cierto punto de vista, lo que les piden ustedes a los sudafricanos es lo que no les piden, por racismo eurocéntrico, a todos los africanos. Esta es la terrible realidad. Si un sudafricano no respeta las declaraciones sobre los derechos del hombre, se yerguen ustedes contra este crimen. Pero, cuál es la situación en Africa central y en otros lugares salvo contadas excepciones? Son ustedes cómplices de quién afirma que los africanos no son capaces de democracia. Deja

n que el Senegal se las componga por sí solo. Se contentan ustedes con apoyar una suerte de capitalismo en vez de apoyar a quién ha intentado que progresase Africa a través del camino de la democracia política. Hay situaciones muy graves: desde hace algunos meses, el terrorismo se está instalando en Africa causando estragos sobre todo entre los africanos. Acaso desean que la izquierda dentro de tres, cinco o siete años tenga que reconocer una vez más que se ha equivocado? Acaso no cabría decirle francamente al ANC que tiene que cambiar su postura, sobre todo con respecto a los últimos tiempos, puesto que se trata de una postura claramente terrorista? No es casualidad que a menudo que la derecha o la extrema derecha hayan dado ardiente fe de su lucha contra el apartheid.

Cabe reflexionar sobre todo esto, señor Presidente. Yo creo que nuestras resoluciones, y también las opiniones de las minorías que figuran, no son suficientes para nada.

 
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