de Leonardo SciasciaSUMARIO: El texto es un análisis crítico de la arenga del acusador público Armando Olivares contra Enzo Tortora en el proceso de primer grado en el tribunal de Nápoles. La tesis de Olivares: "Ha sido un ingenuo, víctima de la política", así pues, démosle seis años de reclusión. En cuanto al derecho, dejémoslo que siga yaciendo en el valle del sueño.
(Noticias Radicales, nº 206 del 4 de septiembre de 1986)
Leo la arenga del acusador público Armando Olivares (bonito nombre de virrey español) en el proceso de segunda instancia contra la Nueva Camorra Organizada: la N.C.O., otra sigla que se suma al ya intrincado léxico de las siglas. Y lo de proceso contra La Nco, es un decir, en realidad no se sabe a ciencia cierta contra quienes van este tipo de procesos napolitanos, en primera y en segunda instancia, configurándose más bien - a mi juicio - en una especie de autoproceso a la administración de la justicia, a un modo suyo de ser y de afirmarse.
Leo la arenga del acusador público, sacada de las cintas que ha grabado el Partido radical, tal vez haya algún error de transcripción, alguna palabra mal oída, o saltada por alto; pero no son estos los parches que dificultan su lectura haciéndola de lo más fatigosa, la más fatigosa que me ha caído en medio siglo de ejercicio. Las comas, los puntos y comas, los dos puntos, las interrogaciones, los guiones, los paréntesis, las comillas que abren y cierran las citas brillan por su ausencia. Sólo existen puntos, por así decirlo. Y se comprende y justifica que los que han hecho la transcripción hayan pasado de ponerlos puesto que no se sabe ni donde colocarlos. Las incertidumbres, los saltos sintácticos del orador, su traqueteo por las actas y las cosas oídas como en una jaula buscando inútilmente una salida; su aferrar un concepto por la cola, quedándose con la cola en la mano. Nada de discursos con exposición, nudo, desenlace, sino toda una serie de torrentes incontenibles de palabras "de material de informe" d
e las que con extremada dificultad se puede desenterrar cualquier fragmento, pero disparatado e imposible de ensamblar.
Cuando yo iba al colegio, y por aquel entonces la escuela no es que funcionase bien que digamos ( pero es que ha funcionado bien alguna vez en la vida?) se solía contar la anécdota de aquel grupo de profesores que durante un examen de historia, el candidato va y dice: "Los galos abajaron por los Alpes"; el profesor de letras con toda delicadeza observa: "si se podiese decir así", suscitando la indignación del presidente que va y exclama: "«Pero, bueno, hasta dónde hemos llegado!". No se trata de conjugar mal los verbos o de errar en la concordancia de los tiempos verbales, que, entre otras cosas, ayudan a comprender lo que se quiere decir. Se trata de no saber encontrar las palabras adecuadas para el argumento, el concepto, el discurso. Las palabras vuelan, y vuelan sin identidad - como los ovnis - cuando se intenta pararlas y escribirlas. Aunque los condicionales y los futuros estén bien conjugados lo que realmente importa es que lo que se quiera comunicar no esté claro. Al menos esta es la impresión tuve u
na mañana que me acerqué al maxi-proceso de Palermo y oí hablar a Buscetta. Sólo logré comprender lo que decía él. Pero no porque Buscetta conociese muy bien la lengua italiana, sino porque sabía lo que quería decir y lo que no quería decir, porque había reflexionado, porque se medía sus palabras con sagacidad y precisión. He ahí el quid de la cuestión: se trata de conocer el argumento del que se habla, crearse una opinión, elaborar un juicio. Y defender dicha opinión, dicho juicio, con esa exactitud que puede coronarse por el "tal y como se quería demostrar" - tanto si la demostración es del todo convincente o no. Se puede incluso partir - consciente o inconscientemente - de un eslabón inexistente, lo importante es que exista concatenación.
Y volviendo a la arenga de Olivares, he aquí un fragmento, un ejemplo: "Yo querría cambiar por un momento mi posición con las de aquellos juristas improvisados, hombres de derecho o lo que sea, pero que básicamente eran políticos, trinchando juicios en defensa de un dogma sustancialmente, para poder decir por ese buen político que soy que Tortora, de político nada, que Tortora político no lo ha sido nunca, tal vez Tortora haya sido instrumentalizado por la política, probablemente será una víctima de la política, pero en cambio, un político no se puede decir ni tan siquiera ahora que preside un partido que tiene representantes en el Parlamento, y considero que es así, a lo mejor me equivoco, no lo sé, pero así he visto yo a Tortora desde el primer momento; y entonces por qué Tortora ha sido escogido como tapadera?. porque es un personaje popular?. Sí, era un personaje popular porque en ese momento se encargaba de una emisión popular, por lo tanto era muy conocido, pero desde luego un político no era y desde
luego no podía ser escogido como tapadera de un escándalo del Estado. Yo hubiera imaginado, supuesto, que una operación por el estilo hubiese sido hecha por Negri(1), por ejemplo, porque Negri era político de veras con fines revolucionarios, hubiera podido encontrar a jueces instructores politizados hasta el cuello porque indudablemente se necesitaba la aquiescencia de éstos para poder organizar una tapadera de este tipo, y entonces en este caso, explotando la cuestión tal y como lo define Pandico habría osado una tapadera, pero con respecto a Negri, no con respecto a un Tortora que no tiene nada que ver y que yo recuerdo exclusivamente como el simpático presentador de un programa de televisión, Portobello, que llevaba un mercadillo y un loro, lo que sea, pero de todas maneras nada más que eso. Repito, Tortora yo no lo he considerado un político, y todavía considero que ha sido víctima de la política, pero desde luego no un político; que me perdone, pero es lo que yo pienso, lo que yo considero, probablemen
te me equivocaré, pero mi pensamiento es exclusivamente esto".
Lo que el doctor Olivares (cuya prosa me he tomado la libertad de depurar, librándola de alguna que otra repetición y ayudándolo con algún signo de puntuación) quiere decir es que no es verdad que los "arrepentidos" y los magistrados hayan escogido a Tortora - personaje popular sí, pero no político - para que la gente se olvidase del caso Cirillo. Lo que, por el contrario, no hubiese querido decir, y que sin embargo dice, y en un sentido que se puede dar por unívoco, es que Tortora es víctima de la política. En qué sentido se puede decir "víctima de la política" sino en el hecho de que al convertirse en político, al presentarse candidato y ser elegido en las listas de un partido político, su caso como problema político de la justicia en Italia, ha provocado la irritación y la severidad para con él, prescindiendo de la ley que es lo único que se hubiese tenido que tener en cuenta para juzgarlo?. Voz sacada de quicio ...
No se comprende por qué Tortora, ante el derecho, ante las leyes que deben evaluarlo, en la evaluación de las pruebas y de los indicios de culpabilidad, sea una "víctima de la política". Pero el doctor Olivares insiste hasta el final en esta su idea fija. En conclusión, un buen chico, antes, no se sabe cómo, tal vez chantajeado, implicado en el tráfico de droga, luego estropeado por la política. "Ha sido un ingenuo", démosle así pues seis años de reclusión. En cuanto al derecho, dejémoslo que siga yaciendo en el valle del sueño.
(1) N.d.T. Toni Negri: exponente de un grupo de extrema izquierda,
arrestado y tenido en la cárcel durante
cinco años esperando a ser procesado.
Desencarcelado tras ser elegido diputado
del Partido Radical.