RAFAEL MORALES, MadridPannella: "Temo que el Partido Radical italiano desaparezca próximamente".
SUMARIO: Marco Pannella es el líder carismático de un partido típicamente italiano, el radical. Casi anarquista, casi liberal, pero ni una ni otra cosa. Pannella va dando lecciones de moral política en un marco inevitablemente democrático. Quiere afiliados para su proyecto, pero rechaza alianzas con partidos establecidos, como el CDS, de Adolfo Suárez, o la Izquierda Unida, de Ramón Tamames. Pretende obtener unos cientos de afiliados en España. Con eso dice que se conforma.
(DIARIO 16 - 2 de octubre de 1986)
Marco Pannella, es en todo caso, un personaje entrañable desde el punto de vista humano, aunque sólo fuera porque en 1982 hizo una huelga de sed contra el hambre en el mundo.
Políticamente, ya es otra cosa. Sobre los terroristas se define a favor de la vida y en contra de la muerte, lo que no permite colorear los matices que puede dar a los terroristas arrepentidos de los que lo hacen por razones oportunistas o de aquellos que sinceramente intentan reintegrarse en la sociedad a la que le me han puesto unas cuantas bombas.
El problema de Pannella es que en su país, Italia, tiene un congreso el 29 de octubre, apenas cuenta con 2.870 afiliados, incluyendo a sus amigos europeos. Ha venido a España con la intención de conseguir afiliados hispanos. "Temo que el Partido Radical italiano desaparezca pronto."
Pocas perspectivas
Viene a España a buscar partidarios que le permitan sobrevivir como partido. Pero desde el punto de vista sociológico electoral la cosa es simple.
Italia se debate entre el PC y la Democracia Cristiana; Gran Bretaña, entre los laboristas y los conservadores; Alemania Federal, entre los socialdemócratas y los democristianos; Francia, entre los socialistas y el centro-derecha; España, entre Felipe González y lo que salga, o sea, Fraga Iribarne, Suárez...
- Puede usted explicar las perspectivas de un Partido Radical en España?
- Claro. Yo le puedo asegurar que los radicales estamos en trance de desaparecer en el próximo congreso, a finales de octubre. Pero si se inscribieran unas quinientas personas en el Partido Radical en España, esto tendría una gran repercusión en Italia, en Bélgica, en Holanda, en Grecia. Quinientas personas afiliadas al Partido Radical en España representaría lo que Spinelli ha dicho que Europa necesita: una locura radical.
Pannella es un optimista histórico, Se acerca a los "verdes", a los pensionistas, a los marginados. Es admirable escuchar lo que dice acerca de la libertad sexual - de hombre y mujeres - o de la familia.
- Nosotros, los radicales, hemos dicho que el matrimonio debe basarse en el amor y no en los carabinieri, que hemos afirmado que el amor tiene su fundamento en el amor y no en la procreación animal, que la responsabilidad es de hombres y mujeres, y no de uno de ellos; hemos insistido en que no basta ser un buen trabajador de fábrica o de cualquier empresa, sino que hace falta defender una moral personal en la vida que incluya todos sus aspectos.
Moralismo
- O sea, que estamos ante un discurso moral.
- No trabajamos los radicales porque tengamos interés en protestar. Queremos hacer propuestas. Quien pretende hacer testimonialismo y no política falta a la moralidad política, es como un abuso del testimonio. En realidad, se falta a la moralidad política y, al final, no vale ni como testimonio, ni como política.
A estas alturas, uno no sabe qué espacio político pretende Pannella. Es un discurso político el que hace?.
No se sabe. Pannella es un hombre convencido de que con un grupo de radicales - o sea, una alternativa intermedia entre el liberalismo y el anarquismo de pura cepa es perfectamente posible derrotar a cualquier adversario.
"El Partido Comunista tenía más de un millón y medio de afiliados; los socialistas de Craxi, más de medio millón; los de la Democracia Cristiana, unos trescientos mil; los liberales, sobre ciento cincuenta mil, y un grupo como el de la Democracia Proletaria, más de cincuenta mil".
Pannella habla del gesto de los afiliados recientemente a su partido. Ugo Tognazzi es uno de sus preferidos. Se le nota un especial cariño por todos aquellos artistas que han manifestado su adhesión a la opción radical.
Vino por España. Habló con Adolfo Suárez y con Ramón Tamames. No les deja de ofrecer piropos, Pero el que no se la juega como radical a la italiana, a él, a Pannella, no le da ni frío ni calor.
Cuando regresa intelectualmente a su país, a Italia, donde es parlamentario nacional y europeo, se la amplía la sonrisa.
Tognazzi
"Los comunistas dicen que han salvado la democracia. La Democracia Cristiana pertenece a quienes se sienten padres de la libertad. Pero los radicales podemos hablar de haber defendido sin ambigüedades el divorcio, el aborto, los primeros intentos con la finalidad de obtener un referéndum acerca de la energía nuclear y, en el fondo, el derecho de actuar según lo que a cada cual le dicta la propia conciencia".
La ventaja de charlar con Marco Pannella es que uno sabe siempre a qué atenerse. Está convencido de sus ideas, no cree que a corto plazo obtenga demasiados votos en Europa para su proyecto... pero su interés por temas que quizá parezcan hoy marginales en una sociedad como la española permiten pensar que, no siéndolos desde el punto de vista sociológico a nivel europeo, quién sabe si los errores de Pannella no son tan idealistas o que ni siquiera sean errores.
Hasta podría convertirse en un héroe de la sociedad europea occidental que nos ha tocado en el calendario. Pannella, al menos, da una sensación de estar convencido de lo que es bastante raro, o, dicho de otra manera, muy común cuando a principios de siglo la lucha política significaba jugarse el tipo.
Parece creerse lo que dice, y eso no es ni siquiera un chiste malo en la Europa que nos ha tocado vivir.