Radicali.it - sito ufficiale di Radicali Italiani
Notizie Radicali, il giornale telematico di Radicali Italiani
cerca [dal 1999]


i testi dal 1955 al 1998

  RSS
lun 10 mar. 2025
[ cerca in archivio ] ARCHIVIO STORICO RADICALE
Archivio Partito radicale
Sciascia Leonardo - 10 gennaio 1987
Los profesionales de la antimafia
Leonardo Sciascia

"Superdocumentado análisis del historiador inglés Christopher Duggan sobre el fenómeno criminal bajo el régimen mussoliniano - También en el sistema democrático puede haber alguien que saque provecho personal de la lucha contra la delincuencia organizada - Hombres públicos exhiben de boca para afuera su compromiso contra las bandas mientras olvidan sus deberes administrativos".

SUMARIO: El autor cita dos pasajes de sus libros "Il giorno della civetta" y "Ciascuno il suo", para aclarar qué es lo que piensa, de toda la vida, sobre la mafia. Asimismo, señala un libro que acaba de salir en edición italiana, de un historiador inglés que ha estudiado la mafia en tiempos del fascismo, no tanto por lo que era en sí el fenómeno sino por lo que se pensaba por aquel entonces que fuese (Christopher Duggan "La mafia durante il fascismo"). Pero, por desgracia, los buenos libros no sirven para nada (ni tan siquiera los suyos, citados al principio) cuando se trata de tomar "conciencia del problema, dolorosa y, de alguna manera, activa". Tal vez sus libros hayan sido leídos asimismo, como mucho, "en touriste", en busca del "final feliz". Pero cuando Luigi Sturzo, en 1900, escribió un drama sobre la mafia, - ya por aquel entonces - no tenía un final feliz. Además, a Padre Sturzo le sucedió la Democracia Cristiana (DC), un partido cuya actitud ante el problema era "como mínimo indiferente".

Históricamente, en Sicilia, el fascismo intentó afianzarse allá en donde el socialismo era débil. Y la mafia, que había impedido el desarrollo del socialismo, era ya de por sí fascismo. Tanto que empezó a temer ciertas manifestaciones más intransigentes y "revolucionarias" de algunos sectores del fascismo, de los ex-combatientes y de los jóvenes nacionalistas, etc. temidos de igual manera por el fascismo agrario del norte. Botón de muestra es el caso de Alfredo Cucco, en su línea radical-burguesa, que fue arrestado por el mismísimo fascismo. En Sicilia se produjo un intercambio, entre el fascismo agrario y los de las fábricas de azufre: Si bien el fascismo les daba seguridad, era igualmente necesario librarse de las franjas criminales. Esta fue la tarea del gobernador Mori, hombre de gran sentido del deber para con el Estado, que de esta manera favoreció el ala fascista conservadora en detrimento de los sectores más "progresistas". En resumidas cuentas, con Mori se produjo la paradoja de una "antimafia" como

"instrumento del poder". Algo parecido puede suceder hoy en día. Quién le va ha echar en cara a un alcalde que se ocupe de la lucha contra la mafia aunque abandone sus tareas administrativas en la ciudad?. Sciascia comenta un episodio: el juez Paolo Borsellino ha cabalgado por encima de otro candidato al que por antigüedad le correspondía el cargo de fiscal del tribunal de Marsala. Por toda explicación: el candidato al que le correspondía por antigüedad no se había encargado nunca de procesos contra la mafia...

(CORRIERE DELLA SERA, 10 de enero de 1987)

Citaré dos pasajes de dos libros míos, lo cual tal vez pueda servir a los cortos de memoria y/o una mala fe más larga que un día sin pan, y que pertenecen, por lo general, a esa especie (muy difundida en Italia) de personas que dedican su vida al heroísmo que no cuesta nada y que los milaneses tras las "Cinco jornadas", denominaron "los héroes de la sexta".

1. "Este estado de ánimo desencadenó de golpe el cólera. El capitán sintió el peso de la angustia con el que la ley restringía su espacio de movimiento; al igual que sus suboficiales, tenía sed de poder, de libertad de acción. Y era precisamente este anhelo lo que había condenado de sus brigadas. Una suspensión a lo grande de las garantías constitucionales en Sicilia durante algunos meses y el mal se podría extirpar para siempre. Pero se acordó de las represiones de Mori(1), del fascismo, y halló la medida de sus propias ideas, de sus sentimientos... Sería menester sorprender a la gente en el cobijo del incumplimiento fiscal, como en América. Pero no sólo a las personas como Mariano Arena; y no sólo aquí en Sicilia. Lo que habría que hacer es aparecer de repente y sin avisar en los bancos, que manos expertas se encargasen de la contabilidad, por lo general de doble fondo, de las pequeñas y medianas empresas; revisar de nuevo los censos. Y todos esos zorros, antiguos y actuales, que desperdician su olfato [..

.] sería mejor que se pusiesen a olfatear por los pueblos, los automóviles fuera de serie, las mujeres y los amantes de ciertos funcionarios: y confrontar esas señales de riqueza con los sueldos, y luego echar cuentas". ("Il giorno della civetta, Einaudi, Turín, 1961)

2. "Pero la cuestión, mi querido amigo, es que Italia es un país tan feliz que cuando se empiezan a combatir mafias vernáculas quiere decir que ya se ha establecido una mafia en una lengua determinada... Vi algo parecido hace cuarenta años. Y es cierto que si un hecho, en la pequeña y en la gran historia, la primera vez es una tragedia, pero si se repite es una farsa. Aunque yo, por mucha farsa que sea, ando bastante preocupado". ("A ciascuno il suo", Einaudi, Turín, 1966).

Presentados estos credenciales que, repito, los lectores honestos y atentos no necesitan, y habiendo declarado que sigo pensando igual que antes, tanto con respecto a la mafia como con respecto a la antimafia, quisiera hablar de un libro recientemente publicado por un editor de Soveria Mannelli, en la provincia de Catanzaro, en Rubettino. El libro se titula "La mafia durante il fascismo", su autor es Christopher Duggan, joven investigador de la Universidad de Oxford y alumno de Denis Mack Smith, quién ha escrito una breve presentación del libro en la que subraya las novedades y la utilidad del mismo estriban precisamente en que la atención del autor no se centra en la "mafia en sí" sino en lo que "se creía que fuese la mafia y por qué". Punto clave, aún hoy, de la cuestión, para quienes - ni que decir tiene - saben ver, meditar y preocuparse. Para quienes saben ir más allá de las apariencias y no se dejan arrastrar por la retórica nacional que en este momento del problema de la mafia se regodea de la misma m

anera que antes se regodeaba ignorándolo o, como mucho, lo asociaba a lo pintoresco, a una pincelada de color local, a la particularidad folklórica. Y resulta curioso que en la actual concienciación (preferible sin lugar a dudas - aunque con un aluvión de retórica encima - a la indiferencia de antes) confluyen elementos de un confuso resentimiento racial con respecto a Sicilia y a los sicilianos. Y a veces se tiene la impresión de que a Sicilia no sólo no se le quiere perdonar la mafia, sino ni tan siquiera Verga(2), Pirandello(3) y Guttuso(4). Pero volviendo al tema: no me hago ilusiones de que mis dos libros, a los que pertenecen los pasajes que he querido recordar, hayan servido - a parte de los veinticinco lectores de siempre, de manzoniana(5) memoria (y no es hipérbole al contrario, dictada por la ceremonia de la modestia, pues cabe creer realmente que no más de veinticinco buenos lectores goza, en todas las generaciones, con un libro) - hayan servido a muchos, a muchísimos lectores para enseñarles la d

olorosa y de alguna manera activa conciencia del problema. Creo que la mayoría los deben haber leído, por así decirlo, "en touriste", y no sé cómo los leen en la actualidad. Tanto es así que el "final feliz" - y si no feliz, constructivo - estaba en el aire, por transmisión de poder a aquella cultura que, aunque de forma marginal, lo compartía. Como en la película: "En nombre de la ley" en la que la algarabía se anunciaba con la conciliación del que estaba fuera de la ley con la ley.

Resulta ejemplar la cuestión del drama "La mafia" de Luigi Sturzo(6). Escrito en 1900, y representado en un teatrillo de Caltagirone(7), no fue hallado entre los papeles de Sturzo, tras su muerte, el quinto acto que lo completaba. Y lo escribió Diego Fabbri(8), pirandeleizando(9) vulgarmente y con final constructivo. Más tarde fueron hallados los borradores de Sturzo del quinto acto. Y con el hallazgo se descubrió la razón por la que el autor calificaba su obra de drama (lo cual hubiese debido servir de advertencia a Fabbri para no concluirla con el triunfo del bien). Acababa mal y en el mal, coherentemente con lo que el padre Luigi Sturzo sabía y veía. Siciliano de Caltagirone, pueblo por el que la mafia por aquel entonces merodeaba sólo esporádicamente, tuvo mucho mérito su lucidez y su clara noción sobre el fenómeno en todas sus articulaciones, implicaciones y complicidades; y el hecho de que lo hubiese sentido como un problema tan vasto, urgente y lamentable como para echar cimientos y dar "ejemplo" (pal

abra que tanto le gusta a San Bernardino) en el escenario de su teatrillo. De qué manera de su partido popular haya resurgido una Democracia cristiana casi indiferente al problema no es un misterio. Pero será necesario que los historiadores lleven a cabo una investigación y un estudio de no poca monta. Y será necesario que pase algún tiempo, por lo menos el que ha sido necesario para obtener esta profunda investigación y este análisis sensato de Christopher Duggan sobre la mafia y el fascismo.

La idea, y lo que ello comporta, que el primer fascismo tuvo con respecto a la mafia, se puede resumir en una especie de silogismo: el fascismo halla dificultades en brotar allá en donde el socialismo es débil. En Sicilia, la mafia ha impedido que el socialismo cobrase fuerza, pues la mafia es de por sí fascismo. Idea no sin fundamento, evidentemente, sólo que era necesario incorporar la mafia al auténtico fascismo. Pero la mafia era también, al igual que el fascismo, muchas cosas más. Y entre lo que el fascismo era también, cabe destacar una cierta corriente vigorosa que hallaba instancia revolucionaria por parte de los ex combatientes, de los jóvenes que del partido nacionalista de Federaciones por osmosis casi natural pasaban al fascismo o al fascismo transmigraban sin abandonar del todo sus anhelos socialistas y anarquistas: minorías desaparecidas, en Sicilia. Pero, si bien en un primer momento fácilmente conculcadas, cuando cobró vigor el fascismo en las regiones septentrionales y en la permisividad y p

rotección de que gozaba por parte de los gobernadores civiles, jefes de policía, comisarios y casi todas las autoridades del estado; con el miedo que imponía a los viejos representantes del orden (en ese entonces desorden) democrático, habían cobrado una dimensión totalmente desproporcionada para su número, un papel invasor y temible. Temible incluso para el mismísimo fascismo que - nacido en el Norte de acuerdo con los intereses de los agricultores, industriales y empresarios de aquellas regiones y, al menos en ello, constantemente atentos a los intereses "resurgimentales"(10) - con mucho gusto hubiese prescindido de ellos para poder negociar con los agricultores sicilianos y por lo tanto con la mafia. Y se libró de ello, de hecho, inmediatamente después del delito de Matteotti(11), consolidado en el poder. Señal de ello, definitiva, que el arresto de Alfredo Cucco (figura del fascismo isleño de línea radical-burguesa y progresista, por como Duggan y Mack Smith lo definen, que de este libro obtiene, creo de

forma justa, esa revaluación que se merece y que en vano confió obtener del fascismo, que sólo durante la república de Saló(12) lo acogió y ascendió de rango).

Que el fascismo se instalase en el poder, seguro y sin miedos, no quiere decir que esa especie de silogismo desapareciese del todo. Pero, de la misma manera que el fascismo, en Sicilia, debía librarse de las capas "revolucionarias" para poder negociar con los agricultores y los de las compañías azucareras, éstos se veían obligados a garantizarle al fascismo por lo menos esa imagen de restaurador del orden público, y por lo tanto librarse de las capas criminales más inquietas y visibles.

Y cobra gran significado el hecho de que en la lucha librada por Mori contra la mafia los "campieri"(13) desempeñasen un papel determinante (a los que Mori condecoraba con el valor civil en los pueblos "mafiosos". Las "guardias del feudo", antes mediadores irremplazables entre la propiedad de las tierras y la mafia, y en el momento de la represión de Mori, elemento irremplazable para permitir la eficacia y la eficiencia del pacto. De Mori, Duggan dice que "era de naturaleza autoritaria y fuertemente conservador", tenía "una fe férrea en el estado", y "riguroso sentido del deber". Entre 1919 y 1922, consideró que tenía el deber de imponer hasta a los mismísimos fascistas el respeto de la ley, por lo que fue alejado de su cargo en cuanto se consolidó el fascismo, pero tal vez le sirvió - dicho periodo de ocio - para escribir sus recuerdos sobre la lucha contra la criminalidad en Sicilia bajo el sentimental título de "Tra le zagare, oltre la foschia" (Entre azahares, más allá de la neblina)(14), que sin lugar a

dudas contribuyó a hacerlo pasar por el hombre adecuado, otorgándole poderes extraordinarios, para reprimir la virulenta criminalidad siciliana.

Inalterado su sentido del deber con respecto al Estado, que era ya el Estado fascista, y alimentando este su sentido del deber con una simpatía que un conservador no liberal no podía evitar sentir por el conservadurismo en el que el fascismo iba configurándose, el innegable éxito de sus operaciones represivas (no existe, en mis recuerdos, un sólo arresto efectuado por los equipos de Mori en la provincia de Agrigento(15) que suscitase duda o desaprobación por parte de la opinión pública) escondía al mismo tiempo el juego de una facción fascista conservadora y de vasta atracción contra otra que aproximadamente se puede calificar de progresista y más débil.

De manera que se puede concluir diciendo que la antimafia fue, por aquel entonces, instrumento de una facción, en el seno del fascismo, para obtener un poder unánime e innegable. E innegable no por que el régimen fuese axiomáticamente innegable, sino porque la restauración del orden público se presentaba de forma tan ineludible que el disenso, por cualquier razón y bajo cualquier aspecto, podía ser tachado fácilmente de "mafioso". Moral que podemos obtener, por decirlo de alguna manera, del cuento (superdocumentado) que Duggan nos narra. Y cabe considerar a la antimafia como instrumento de poder. Que puede suceder perfectamente hasta en un sistema democrático, retórica ayudando y espíritu crítico faltando.

Y de ello tenemos algunos síntomas, algunas pistas. Tomemos por ejemplo, una alcalde que por sentimiento o por cálculo empiece a exhibirse - en entrevistas televisivas y en estudios, convenios, conferencias y manifestaciones - como antimafioso. Aunque le dedique todo su tiempo a estas exhibiciones y no halle tiempo suficiente para ocuparse de los problemas del pueblo o de la ciudad (desde el agua que falta hasta la basura que abunda), se puede considerar intocable. Tal vez alguien, muy tímidamente, osará echarle en cara, la escasa dedicación para con la administración, cosa que hará en cualquier caso desde fuera. Pero desde su seno, en el consejo municipal y en su partido, quién se atreverá a proponer un voto de desconfianza, una acción que le coloque en minoría y provoque su sustitución? Tal vez, a fin de cuentas, alguien habrá. Pero, desde luego, corre el riesgo de que le tachen de mafioso, y junto a él todos los que le sigan. Y cabe decir que el sentido de este riesgo, de este peligro navega particularme

nte en el seno de la Democracia cristiana; "et pour cause", tal y como he intentado explicar antes. Este ejemplo es una hipótesis.

En cambio, quisiera abordar un ejemplo actual y real. Lo hallamos en el "Notiziario straordinario" (Boletín extraordinario) nº 17 (10 de septiembre de 1986) del Consejo superior de la magistratura. Se trata de la asignación del cargo de fiscal del tribunal de Marsala(16) del magistrado Paolo Emanuele Borsellino(17) y de los motivos con los que se explica dicha asignación, estaca el siguiente pasaje: "Considerando, además, que por lo que se refiere a los candidatos que por orden de graduación preceden al Sr. Borsellino, se imponen evaluaciones objetivas que conducen a considerar, sin olvidar el carácter específico de desempeñar dicho cargo y la exigencia indispensable de que dicha persona posea una profunda competencia profesional específica en el sector de la delincuencia organizada en general y de la delincuencia de carácter mafioso en particular, que dichas personas no cumplen los requisitos necesarios, y por lo tanto a pesar de su distinta antigüedad, se impone la "superación" por parte del joven aspiran

te".

Pasaje que no se puede decir que sea un modelo de prosa italiana, pero curioso, con algunos toques de delicadeza como "la distinta antigüedad", que quiere decir menor antigüedad del Sr. Borsellino, y como esa "superación" (púdicamente entre comillas), que quiere decir que en el examen han suspendido los que llevan más tiempo y, que por graduación, tienen más derecho de obtener dicho cargo. No tiene precio la glosa con la que el ponente interrumpe la lectura de la propuesta, en la que se explica que el Sr. Alcamo - que por lo visto era el primero de la lista - es un "magistrado de excelentes dotes", y desde luego se le puede definir como "un magistrado que es todo un caballero", pues directa y lealmente ha reconocido una laguna "de la que no tiene ninguna culpa", la de que no le hayan encargado todavía ningún juicio a la mafia. Circunstancia "que en cualquier caso no debe pasarse por alto", aunque no se puede pretender que el Sr. Alcamo "implorase la asignación de este tipo de juicios, al ser este modo de pro

ceder, entre otras cosas, un resultado ajeno a su carácter". No sabemos si al Sr. Alcamo le habrá hecho mucha gracia este tipo de observaciones con respecto al aumento que se esperaba.

En cualquier caso, que los lectores tomen nota de que, en Sicilia, para hacer carrera en la magistratura, no hay nada que dé más puntos que tomar parte en juicios de carácter mafioso. En cuanto a la definición de "magistrado y caballero", uno se queda pasmado: acaso pretenden insinuar que hay algún magistrado que no lo sea?

N.d.T.

(1) MORI CESARE. Gobernador civil. Enviado por Benito Mussolini a Sicilia en 1924 para acabar con la mafia. Se distinguió por la dureza de sus métodos.

(2) VERGA GIOVANNI . (Catania 1840-1922) escritor, máximo exponente del verismo (movimiento literario que consiste en llevar el extremo. Remitiéndose al positivismo y al naturalismo francés, produjo una literatura como reflejo impersonal de la realidad, sobre todo ante los problemas sociales del mediodía italiano). La obra de Verga recorre el mundo siciliano de forma "impersonal" a la par que con una profunda piedad por el destino histórico de los pobres, que se manifiesta a través de una prosa intensa y sobria, que reproduce en el seno de la lengua italiana los ritmos del dialecto.

(3) PIRANDELLO LUIGI . (Agrigento 1867 - Roma 1936). Escritor y dramaturgo; premio Nobel en 1934. Profundizó en el drama del individuo aislado en una realidad que le resulta extraña. Dicha temática halló su realización más original en el teatro a través de una técnica de desenmascar, con lucidez y sin piedad, la condición humana, incluso la intercambiabilidad entre la locura y la cordura. Su nave arriba de esta manera a un puerto de nihilismo deseperado que se resuelve escénicamente en la prepotencia de las "apariencias", en el viraje total de las "certezas" y en el desdoblamiento del teatro en el teatro.

(4) GUTTUSO RENATO . (Bagheria, Palermo, 1912 - Roma 1987). Pintor, miembro del movimiento neorrealista, afiliado al Partido Comunista Italiano, famoso por sus obras de fuerte contenido social y político.

(5) MANZONI ALESSANDRO . (Milán 1785 - 1873), el más grande de los escritores del Romanticismo italiano, autor de varias obras entre las cuales figura la novela "I promessi Sposi" (Los Novios), una de las obras maestras del siglo XIX europeo. Católico con fuertes connotaciones jansenistas, abierto a las experiencias liberales absorbidas durante su estancia de joven en París, en donde frecuentó las tertulias intelectuales más avanzadas.

(6) STURZO LUIGI . (Caltagirone 1871 - Roma 1959). Sacerdote y político. Fundó en 1919 el Partido Popular Italiano, del que fue secretario hasta julio de 1923. Exiliado desde el 24, primero en Londres y posteriormente en EE.UU., volvió a Italia en el 46. En el 52, bajo presión de Pío XII, intentó, sin éxito, formar un bloque electoral de centro-derechas.

(7) CALTAGIRONE . Pueblecillo de Sicilia.

(8) FABBRI DIEGO . (Forlì 1911 - Riccione 1980) autor dramático de inspiración católica.

(9) PIRANDELEIZAR - De Pirandello, usar el estilo de Pirandello.

(10) RESURGIMIENTO (en it: Risorgimento). Movimiento que condujo en el siglo XIX a la unificación de Italia y a la proclamación de la independencia nacional.

(11) MATTEOTTI GIACOMO . (Fratta Olesine 1885 - Roma 1924). Secretario del Partido socialista unitario (1922), reformista, denunció los embrollos electorales llevados a cabo por el fascismo lo cual le costó el secuestro y la vida. Por este asesinato, Mussolini sufrió una crisis de credibilidad.

(12) REPUBBLICA DE SALO' . El Estado fundado por Mussolini (cuyo nombre oficial era "República Social Italiana") en 1944 en los territorios de la Italia controlada por los alemanes, prácticamente la Val Padana y parte de Emilia y Toscana. Saló era la ciudad lombarda que fue erigida capital. Régimen con partido único, el Partido Fascista Republicano. Pretendió forjar el retorno del fascismo a sus orígenes "sociales". dejó de existir en 21-IV-1945, tras la Liberación de Milán.

(13) CAMPIERI . En Sicilia, guardia particular en los latifundios.

(14) Azahar como símbolo del sur, la neblina como símbolo del norte.

(15) AGRIGENTO . Ciudad de Sicilia.

(16) MARSALA . Pueblo de Sicilia.

(17) BORSELLINO PAOLO . Juez siciliano. Vice fiscal jefe del tribunal de la Audiencia provincial de Palermo. Asesinado el 19 de julio de 1992 en Palermo con una potente carga exposiva que estalló activada a distancia mientras se dirigía a casa de su madre.

 
Argomenti correlati:
stampa questo documento invia questa pagina per mail