Leonardo Sciascia»A diferencia del fascismo, la democracia tiene en sus manos el único instrumento idóneo para combatir la criminalidad: el derecho - Corremos el riesgo de sustituir el símbolo de la balanza de la justicia con la que se ha dado en llamar "cultura de las esposas" - Los comités de vigilancia o de salud pública se parecen a las multitudes que en las películas del oeste piden tomarse la justicia por su mano, cosa a la que se opone el buen sheriff - Las manifestaciones y las mesas redondas dan sólo la impresión de que se está haciendo algo .
SUMARIO: A lo largo de su polémico artículo del que el autor se defiende de los ataques que le han sido perpetrados por parte de Giampaolo Pansa en particular y por la Coordinadora Antimafia en general, artículo publicado por "La Repubblica", por haber criticado "una cierta manera de entender y practicar la lucha contra la mafia" y las modalidades con las que el juez Borsellino había sido nombrado fiscal del tribunal de Marsala. Empieza recordando el suicidio de Rosario Nicoletti, que es casi "motivación psicológica" de su comportamiento; subraya que "entender y practicar la lucha contra la mafia de la manera en la que la Coordinadora antimafia de Palermo y Giampaolo Pansa" lo entienden acaba por beneficiar a la mismísima mafia. El fascismo pudo usar ciertos métodos algo exagerados, con la "cultura de la sospecha" y la "cultura del poner las esposas", la democracia no puede hacerlo. Lamentablemente, siguen usándose ciertos métodos que incluso son repugnantes", y que desde la "cultura de la indiscreción" viol
a el vínculo del "secreto sumarial".
Pero su artículo desencadena la ira de los "profesionales de la antimafia" y sobre todo de la Coordinadora que ha solicitado que Sciascia sea alejado de la "sociedad civil". El autor se pregunta, qué legitimidad y autoridad posee dicho Comité, por muy avalado que esté por el Partido comunista y por los "católicos de la renovación" Y qué autoridad posee Pansa para dar ciertos juicios: negativo sobre Sciascia y excesivamente positivo con respecto al alcalde de Palermo. Y sin embargo, más allá de las mesas redondas y de las manifestaciones de los estudiantes, las únicas iniciativas serias a nivel administrativo contra la mafia, en Palermo, las han adoptado los demás, y no el alcalde. Acaba mencionado la "dicotomía" existente que se ha producido debido a la disparidad de opiniones entre el juez Borsellino y una sentencia del tribunal de Palermo que lo ha criticado. En los juicios contra la mafia, hechos como estos van en detrimento de la justicia.
(CORRIERE DELLA SERA; 26 de enero de 1987)
Pirandello(1) decía: "Bienaventurado país, el nuestro, en donde ciertas palabras caminan altaneras, gorgoteando y abriendo la cola en forma de abanico, como suelen hacer los pavos". Pero dejando de lado la ironía (cuyo lenguaje la mayoría no sabe descifrar), podríamos decir - y la verdad es que tras treinta años de polémicas puedo permitirme el lujo de decirlo - que el nuestro es un país tremendo, en donde con sólo darle al picaporte, para llamar a la puerta de la verdad, se le proclama a uno untador, por mucho que se sepa que los ungüentos no existen y que quien llama a la puerta poco tiene que ver con la peste. Lo peor es que ello sucede a nivel de quién realmente tiene "voz en el capítulo", expresión que proviene del hecho que dicho pasaje de la Sagrada Escritura llamada "capítulo" sólo los canónicos tenían el privilegio, en la catedral, de cantarlo. Privilegio del que otros se beneficiaban, obviamente. Pero me doy cuenta de que caigo de nuevo en la ironía, de la que debería guardarme como de un vicio (l
o que pasa es que es lo mismo que fumar, muchas son las veces en las que uno tiene el firme propósito de dejarlo, en cambio, en detrimento nuestro, no lo hacemos).
Así pues, intentaré, sin ninguna ironía atenerme a los hechos. Que son los siguientes: el 10 del presente mes el "Corriere della Sera" publicó un artículo mío en el que, a partir del interesante libro de Christopher Duggan sobre "La mafia durante el fascismo", brevemente desarrollaba algunas consideraciones, sobre una cierta manera de entender y practicar la lucha contra la mafia que considero errónea y contraproducente. El origen de dichas consideraciones se hallaba (y se sigue hallando) en un hecho doloroso y, lo admito, traumático. De esta manera ofrezco una motivación psicológica a quién en mi comportamiento la busca. Estoy hablando del suicidio de Rosario Nicoletti(2). Conocí a Nicoletti en los días en los que Moro(3) se hallaba en la "prisión del pueblo", y al igual que yo Nicoletti estaba tristemente convencido de que, mientras se enmarañase la ineficacia con la necedad y los intereses creados, Moro no iba a salir con vida. Y diría que, en calidad de democristiano, mucho más que yo, estaba hecho un lí
o al respecto. A partir de aquel primer encuentro se estableció entre nosotros una relación de amistad. Me parecía, tal y como Pasolini(4) decía con respecto a Moro, que era el que "menos implicado estaba de todo el mundo". Y sigue existiendo un punto oscuro, como una pregunta, como una adivinanza, el hecho de que la última cita que teníamos no pudiese realizarse. Cuando llegué con algo de retraso, encontré que había advertido de que no podía venir.
Pero, dejando de lado los hechos de ayer, y volviendo a los de hoy sobre los que los de ayer se evocan, creía y sigo creyendo que el entender y practicar la lucha contra la mafia de la manera en la que la Coordinadora antimafia de Palermo y Giampaolo Pansa y otros han dado perfecta demostración a lo largo de estos días, al reaccionar tal y como lo han hecho a ese artículo mío, acaba siendo, en efecto, una ventaja para la mafia. Rechazar lo que con desprecio se ha dado en llamar "garantías" - y que es un apelo a respetar las reglas, el derecho y la Constitución - como elemento debilitador en la lucha contra la mafia, es un error de incalculadas dimensiones y consecuencias. No cabe la menor duda de que el fascismo podía a corto plazo (y se puede hasta reconocer que lo logró) librar una batalla contra la mafia mucho más eficaz que la que puede librar la democracia. Pero, estamos hablando precisamente de fascismo, ante cuyo poder - si se les ponía entre la espada y la pared - algunos italianos hubiesen preferido
que siguiese existiendo la mafia.
Digo algunos, pues no sólo por haber leído a De Felice sé del consenso que se ha granjeado por parte de la mayoría, sino por un concreto e imborrable recuerdo. De ahí, en ciertas páginas de Brancati, la representación del mafioso bueno, del mafioso razonable - es decir del mafioso antifascista. Y actualmente se está produciendo precisamente esto: que al creer que la democracia sea impotente en la lucha contra la mafia, los hay que creen que se puede suplir con la retórica, con gritos, con manifestaciones y, sobre todo, con la que se ha dado en llamar "la cultura de la sospecha". Esa sospecha por la que en un momento determinado Rosario Nicoletti se sintió cercado y que lo convirtió en "justo en contra de lo injusto" (en la medida en la que se pueda sentir justo, en Italia, un hombre que en el partido de la mayoría ha tenido durante años una cierta importancia. Personalmente justo, quiero decir, pero reconociendo lo injusto que era el contexto en el que se movía). Pero la democracia no es impotente para comba
tir la mafia. O mejor dicho, no hay nada en su sistema, en sus principios, que necesariamente la conduzca a no poder combatir la mafia, a imponerle una convivencia con la mafia. Es más, tiene entre sus manos el instrumento que la tiranía no posee: el derecho, la ley igual para todos, la balanza de la justicia. Si el símbolo de la balanza se sustituye con el de las esposas - tal y como algunos fanáticos de la antimafia en el fondo de su corazón desean - estamos irremediablemente perdidos, como ni tan siquiera el fascismo logró hacerlo. Y se habla mucho de poner las esposas en estos días, en los periódicos, en la pequeña pantalla. Tal vez sean necesarias, pero ello no quita que sean desagradables de ver y que cuando se agitan simbólicamente son hasta repugnantes. Por qué los periódicos no empiezan a escribir en vez de "esposado fulanito de tal", que fulanito de tal ha sido sencillamente - lo cual es todo en realidad - arrestado?. Acaso nos hallamos, según el error de llamar cultura a la incultura, ante la "c
ultura del poner las esposas"? Acaso no cabe creer que dicha "cultura" se haya insinuado ya en los lugares que más decididamente la deberían rechazar, a saber: la magistratura, el periodismo? Es evidente que la "cultura del poner las esposas" está promovida por la previa "cultura de la indiscreción" que se asentó en ciertas oficinas judiciales y en ciertas oficinas de la prensa. El efecto fue que se entreveía próximo o lejano, pero en cualquier caso obligatorio, el click de las esposas en las muñecas de quien fuese - con una cierta notoriedad - al que se le mandase presentar en una oficina judicial aunque fuese para prestar un sencillo testimonio. "Cultura" que tal vez cabrá relacionar a esa más deletérea y antigua, que consideraba vergonzoso el brindar testimonio. Y de la "cultura de la indiscreción" fue prolífico, como todo el mundo recordará, el caso Tortora(5) en concreto.
Entonces, en el multiplicarse de las "indiscreciones" uno se pregunta si, antes que evitar el daño de los individuos, no sería mejor preferir un juicio sumarial a puertas abiertas, declarado, público. Pero la objeción - de antemano y muy sensata - es que sólo las pruebas en flagrante sobrevivirían a un procedimiento semejante. Y sobre todo en los juicios a la mafia. No cabe más que desear el total y absoluto "secreto sumarial", la ruptura con todo vínculo - a parte de eventuales y públicas ruedas de prensa - entre jueces y periodistas. De ello debería ocuparse el Consejo superior de la magistratura. Son hechos éstos que me han conducido a divagar de los hechos que más particularmente están relacionados conmigo. Por lo que con respecto a las consideraciones en aquel artículo mío sobre los peligros de una mal conducida antimafia, se ha desencadenado inmediatamente la ira de los "profesionales de la antimafia" (el título del artículo, como sucede siempre en los periódicos, no era mío, pero de las reacciones se
puede deducir que lógicamente descubría una categoría), y especialmente la ira de la Coordinadora antimafia de Palermo, que emitió un comunicado en el que se decretaba que se me colocaba al margen de la "sociedad civil" y me gratificaba con un insulto que, para los mafiosos, vale como la extrema y definitiva condena con respecto a su sociedad. Singular y sintomática "voce dal sen fuggita" (voz que de su cordura huyó, n.d.t.) : no han sabido hallar mejor insulto que el clásico insulto que caracteriza a los mafiosos. Es inútil insistir que más célere y perfecta respuesta, para demostrar lo poco infundadas que eran mis preocupaciones, la Coordinadora antimafia no podía brindarme.
Dicha Coordinadora, en sus intenciones, pretende ser una especie de comité de salud pública, de vigilancia para que la lucha contra la mafia no conozca debilidades ni claudicaciones. Y no sé cuánta legitimidad tenga, en un estado de derecho, un comité semejante. Que tiene todo el aspecto, en la práctica, de aquellas organizaciones instintivas o maniobradas - y más fácilmente maniobradas cuanto más instintivas - a las que en ciertas películas del oeste en las que la gente pide tomarse la justicia por su mano, se opone el buen sheriff, el buen juez. Pero en la Coordinadora de Palermo parece ser que se hallan sheriffs y jueces, junto a juristas y hombres representativos de la política y de las instituciones, lo cual podía dejar esperar que se tratase de una asociación, por así decirlo, no colérica, que no tendiese a a la instancia y a la práctica del tomarse la justicia por su mano. Además, el Partido Comunista Italiano y los católicos de la "renovación" participan. Y era creíble que el partido comunista diese
su aportación a una organización incontrolable, capaz de dementes iniciativas que echasen piedras sobre su propio tejado. Y es curioso como entre los trescientos y pico de socios que la Coordinadora cuenta entre sus filas, ni tan siquiera los más destacados y destacadores se hayan alarmado por las cartas, que cada vez que se asoman los jueces "garantizadores de la constitución" la asociación acababa por disparar sobre los periódicos. Cartas firmadas por la Coordinadora, sin los nombres de los pocos que en realidad decidían y mandaban. Y que fuesen pocos, es decir poquísimos, se ha sabido ahora, gracias al comunicado que han difundido contra mi persona. Acontecimiento providencial, si ha servido para hacer que la mayor parte de los socios mantuviesen las distancias. Y el Partido Comunista.
Ahora, a mí - lo confieso - me gustaría no creer en este mantener las distancias, en este desmentir. Razonablemente, y no visceralmente, puesto que es realmente increíble, y por muy inverosímil que parezca, es cierto. Y cabe deducir que una asociación tan numerosa, albergada por el ARCI(6) y avalada por el Partido Comunista, en cuyo seno se hayan tantas personas de gran ingenio, cargos públicos y papeles políticos, haya sido abandonada a una minoría fanática y que, al fin y al cabo, acaba echándose piedras sobre su propio tejado. Hecho que hubiese sido mucho más preocupante si tras él hubiese habido la mitad más uno de los miembros.
Se comprende que, a pesar de aquellos que lo han escrito, debe haber algún socio que comparte y apoya el comunicado. Y los hay que lo comparten ad honorem, como Giampaolo Pansa. Con gran esfuerzo fantástico creador de una zoología política a base de elefantes blancos y panteras rosas, un cierto zoomorfismo Pansa ha acabado por derramárselo por encima. Y le ha crecido una cola con vocación de juicio. "Juzga y manda según se le antoja". Y a mí me ha tocado la bodeguilla, mientras que al alcalde de Palermo el terrado. Puesto que, a parte de la cola con vocación de juicio, dispone de un ascensor. Pero espero que el alcalde de Palermo - que, tal y como ya he dicho, me cae muy bien - baje lo más pronto posible y se eche a andar por las calles. Verá las mismas cosas que veo yo, y sabrá escuchar a la gente, oirá lo mismo que oigo yo. Dentro de este tipo de ascensores, se pierde el sentido de la realidad, tal y como le sucede a Pansa, que se tira demasiado tiempo dentro y luego va y cae en una especie de duda: Milán,
Via Solferino, número 28. Es decir, este periódico.
En vez de subir con Pansa, que baje el alcalde a oir lo que van diciendo los representantes de la CISL(7), de la UIL(8), de la CGIL(9). Yo les he visto estos días, y he hablado con ellos, de lo que estoy muy contento, y diría hasta seguro, al saber que estas cosas las habían dicho antes que yo. Y mi gran amargura - que debería ser más bien la amargura de la prensa siciliana y nacional - estriba en no haber hablado antes con ellos.
Las manifestaciones, las mesas redondas, los debates sobre la mafia, en un país en el que retórica y falsificación se hallan a la vuelta de la esquina, sirven para que la gente se llame a engaños y se calme creyendo que se está haciendo algo. Y sobre todo cuando no se hace nada en concreto.
A los chicos que los dejen en el colegio, que bien o mal aún funciona. Si se quiere hacer algo serio, por qué no se les da esas treinta páginas iluminantes sobre la mafia que se hallan en el libro "Los rebeldes de Hobswam?". Se podría hacer un opúsculo y distribuirlo, comprometiendo a los profesores a explicarlo en el contexto de la historia siciliana y nacional. Costaría menos de lo que cuestan, en dinero público, ciertas manifestaciones "culturales" contra la mafia. Y aquí tocamos otro tema que se debería haber tratado: el derroche enorme del dinero público para manifestaciones "culturales". Pero volviendo al alcalde de Palermo, espero que ahora no se me diga que si lo estoy atacando, si recuerdo a los cortos de memorias (un poco desmemoriado lo es él también) que el ayuntamiento de Palermo se constituyó en parte civil en un juicio contra la mafia en octubre de 1983, alcaldesa Elda Pucci. Y que la deliberación de conferir por subasta pública la concesión de la manutención de las calles de la ciudad lleva
la firma, septiembre de 1985, del comisario con carácter extraordinario del ayuntamiento, Gianfranco Vitocolonna. El recuerdo de su muerte, que se produjo en un accidente debido a un atasco vial en la sedición contra el "condono edilizio"(10), lleva a considerar la poca atención que los "profesionales de la antimafia" han tenido por dicha sedición, en la que más de una vena mafiosa saltaba a la vista. Pero, qué propuestas concretas ha producido una antimafia que tal se profesa? Por poner un ejemplo (igual me equivoco pero creo es importante): se ha pedido alguna vez un censo, una acción consiguiente, con respecto a las usurpaciones de los bienes pertenecientes a propiedades estatales y municipales: aguas, fabricados, áreas urbanas y suburbanas?
Reo, según los "profesionales de la antimafia", por haber atacado al alcalde de Palermo, de más grave delito se me carga por haber acusado de querer trepar por el escalafón al señor Borsellino(11), fiscal del tribunal de Marsala, que no es verdad en absoluto y está más que claro en aquel artículo mío. Sin embargo, lo que sí he hecho ha sido atacar la manera y el principio por el que se establecía, con el que el Consejo superior de la magistratura ha procedido a su nombramiento. Y citaba dos pasajes - amenos pero preocupantes - de lo que se lee en el "Notiziario straordinario del CSM" (Boletín extraordinario del Consejo Superior de la Magistratura) (nº 17, 10 de septiembre) que cabe realmente definir como "extraordinario" realmente, por lo que en él se encuentra. Aconsejo a los lectores que se lo lean y lo encontrarán - espero - tan ameno y preocupante como me lo pareció a mí.
En el momento en el que escribí el artículo por el que tanto delito se produjo y se produce, no sabía nada del señor Borsellino. Publicado por el "Corriere della Sera", se me trajo la sentencia del tribunal de Palermo, segunda sección, que contiene graves críticas a un sumario suyo. Sentencia que me persuade totalmente, pero no siento el impulso de utilizarla como ataque al señor Borsellino. Estoy serenamente convencido de que, si leyese su sentencia sumarial, le daría la razón desde un punto de vista, por así decirlo, narrativo. Quiero decir que sus intuiciones, su concatenación y su respuesta, su "narración", estoy seguro persuadirían cuanto - desde el punto de vista del derecho, y desde el punto de vista jurídico - me persuade la sentencia del tribunal. Esta es la dicotomía que a menudo se produce entre el juicio sumarial y el juicio público. Por lo general, es movimiento dialéctico provechoso en la realización de la justicia, pero en los juicios contra la mafia está destinado a repetirse como contraste i
nsanable y, en ciertos casos, en beneficio de culpables y en detrimento de la justicia. Pero yo - mientras no se halle una solución técnica que no contradiga la idea del derecho - preferiré siempre que la justicia sea dañada que negada. Esta es mi herejía: los inquisidores que me den la condena que deseen. Pero hay muchos herejes, por suerte, en este nuestro país. Aunque no lo parezca. Para acabar, diré que, en Italia, la administración de la justicia - y no sólo con respecto a la mafia - tanto si logra, tal y como espero, salir del impasse en el que se encuentra como si se queda anquilosada con males agravados, que se vaya o a mejor o a peor, lo que he escrito y escribo, será publicado dentro de poco, y ya ha empezado a aparecer como una verdad incontrovertible, incluso obvia y banal. El diputado Alinovi, presidente de la comisión parlamentaria antimafia, ha dicho las mismas, idénticas cosas que he dicho yo. Pero nadie, creo, osará colocarlo al margen de la "sociedad civil" (que además, por como ha reaccion
ado con respecto a mí, es lo más poco civil que imaginar se pueda). Me pregunto porqué. Y me doy la siguiente respuesta: porque se cree que estoy solo. Porque soy siciliano. Respuesta poco reconfortante. A ver si el lector encuentra otra.
N.d.T.
(1) PIRANDELLO Luigi . (Agrigento 1867 - Roma 1936). Escritor y dramaturgo; premio Nobel en 1934. Profundizó en el drama del individuo aislado en una realidad que le resulta extraña. Dicha temática halló su realización más original en el teatro a través de una técnica de desenmascar, con lucidez y sin piedad, la condición humana, incluso la intercambiabilidad entre la locura y la cordura. Su nave arriba de esta manera a un puerto de nihilismo deseperado que se resuelve escénicamente en la prepotencia de las "apariencias", en el viraje total de las "certezas" y en el desdoblamiento del teatro en el teatro.
(2) NICOLETTI ROSARIO. Dirigente democristiano siciliano que se suicidó. Hay quien sostiene que su gesto fue fruto de las acusaciones de connivencia con la mafia por parte de Nando Dalla Chiesa.
(3) MORO ALDO . (Maglie 1916 - Roma 1978). Político italiano. Secretario de la Democracia cristiana (1959-65). Artífice de la política de centro izquierda. Ministro en repetidas ocasiones, Presidente del Consejo (1963-68, 1974-76). A partir de 1976 presidente de la democracia cristiana (DC). Preconizó el acercamiento del Partido Comunista Italiano (PCI) al gobierno delineando al hipótesis de una "tercera fase" (tras la del "centrismo" y la del "centro izquierda") del sistema político. Secuestrado por las Brigadas Rojas en Roma, el 16 de marzo de 1978, fue encontrado muerto el 9 de mayo del mismo año.
(4) PASOLINI PIER PAOLO . (Bolonia 1922 - Roma 1975). Escritor, cineasta italiano. Autor de las novelas: "Raggazzi di vita", 1955; "Una vita violenta", 1959, y en poesía: "Le ceneri di Gramsci", 1957, etc.. En teatro/cine : "Accattone", 1961, "El evangelio según San Mateo", 1964, etc. Pero sobre todo, fue un hombre polémico y moralista que denunció las chapuzas de la "burguesía" y criticó duramente a la izquierda italiana por su incapacidad. Simpatizante del Partido Radical, sobre el que escribió páginas de gran belleza, el día de su muerte tenía previsto trasladarse a Florencia para intervenir en el Congreso de dicho partido.
(5) TORTORA ENZO . (Génova 1928 - Milán 1988) Periodista y famoso presentador de televisión italiano, arrestado el 17 de junio de 1983 por presunto tráfico de droga. El Partido radical movilizó a la opinión pública con una campaña para enunciar la violación de la ley por parte de los jueces napolitanos que lo habían incriminado y en general para denunciar los abusos de los "arrepentidos", que culminó con la celebración de un referéndum sobre la responsabilidad civil de los jueces (el 8 y el 9 de noviembre de 1987 - el 80% de los electores votó a favor de la introducción de la responsabilidad civil de los jueces). Electo en el Parlamento europeo (1984) por las listas radicales, pasó por un famoso proceso en el que se le condenó y posteriormente en apelación fue absuelto. El Tribunal de Casación ratificó la sentencia de absolución.
(6) ARCI . Asociación recreativa cultural italiana, creada en 1957 fruto de la fusión de círculos culturales obreros. Promovió actividades en los sectores del espectáculo, del deporte y la educación popular.
(7) CISL . Siglas para la Confederación Italiana de los Sindicatos de los trabajadores. De inspiración católica (pero con elementos laicos), fundada en 1950 para contrastar el poder de la GIL, el sindicato de izquierdas de inspiración comunista.
(8) UIL . Unión italiana del trabajo (en it. Unione italiana del lavoro). Sindicato nacional de inspiración socialista. Por importancia numérica, es el tercero tras la CGIL y la CISL. En un principio fue la unión de pequeños sindicatos incluso los "patronales" y escasamente representativos, posteriormente evolucionó y creció incluso intelectualmente. Su actual secretario es Piero Larizza, que sucedió a Giorgio Benvenuto.
(9) CGIL . Siglas de la Confederación General Italiana del Trabajo. Fundada en 1906 por socialistas reformistas, actualmente expresa sobre todo fuerzas comunistas y socialistas, de cuyos partidos (especialmente el primero) fue la "cinta de transmisión" en el mundo del trabajo, en donde sigue siendo fuertemente mayoritaria. Entre sus exponentes más prestigiosos figuran Giuseppe Di Vittorio, Luciano Lama, Silvio Trentin, Ottaviano Del Turco, etc.
(10) "CONDONO EDILIZIO" . En Italia, especie de "perdón" que concede el Estado. En el campo de la construcción ("edilizio") específicamente, corresponde al "perdón" que el Estado concede a aquellas personas que han construido de forma abusiva. En vez de demolir las casas o aplicar multas altísimas, se limita a exigir una cantidad mínima, "perdonando" de esta manera la acción del ciudadano.
(11) BORSELLINO PAOLO . Juez siciliano. Vice fiscal jefe del tribunal de la Audiencia provincial de Palermo. Asesinado el 19 de julio de 1992 en Palermo con una potente carga exposiva que estalló activada a distancia mientras se dirigía a casa de su madre.