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Spadaccia Gianfranco - 18 marzo 1987
Para nosotros Israel no es una metáfora
de Gianfranco Spadaccia

SUMARIO: Considerando las condiciones y los derechos de los pueblos de oriente medio sometidos a regímenes dirigidos por minorías fanáticas e intolerantes que se sirven, contra toda regla y principio de humanidad, de poderes absolutos de vida o de muerte, la democracia israelí, la imperfecta democracia de Israel, proclamada y mil veces contradicha, se presenta como un bien de valor incalculable y que hay que salvaguardar.

(Noticias radicales nº 62, 18 de marzo de 1987),

El objetivo radical primordial consiste en defender las condiciones y los derechos de las personas y de los pueblos.

La imperfecta democracia israelí se presenta como un bien precioso por salvaguardar.

Giovanni Negri, en su informe y Alex Langer en su intervención en el Congreso radical propusieron dos puntos de vista distintos sobre la cuestión palestina, sobre la cuestión judía y sobre su dramática vinculación. Digo puntos de vista, casi en el sentido etimológico de la palabra, casi en el sentido de perspectivas visuales distintas, y por lo tanto, ni la una supone la exclusión de la otra, ni son incompatibles, aunque comporten decisiones y actitudes distintas.

Alex Langer escoge desde su punto de vista enfocar al Estado de Israel, su manera de ser y sus decisiones y responsabilidades como centro de la atención de la cuestión judía y palestina y de la cuestión de oriente medio en su totalidad. Cómo podría sorprendernos el punto de vista de Alexander Langer cuando contrapone a su ideal de Israel, a su ideal de "segunda" y "profunda" patria, la concreta realidad y a veces despiadada, en cualquier caso desalmada "ragion di Stato de Israel", nosotros que tantas veces hemos luchado con él precisamente en aras de los ideales contra tantas razones de Estado?.

Desde luego, si nos situamos en este punto de vista, si somos demócratas y creemos en el Estado de derecho, el estado de Israel se nos presenta infinitamente en contradicción con la propia naturaleza y la propia legitimidad democrática; «qué poco democrático!, «qué poco respetuosos del derecho y de los derechos!. Si somos laicos, se nos presenta como algo intolerablemente confesional, incluso perverso en su pretensión de estatalizar el judaísmo. Si se es antimilitarista y no violento, cuán horrible nos parece, antes que la guerra que Israel ha escogido combatir y se ha visto obligado a combatir, la militarización de la sociedad y la ideología que ha creado. Si se es judío, y si se ha vivido en la propia carne y en la propia sangre la diáspora y la persecución del propio pueblo, se puede decir "nunca más, nunca más, cueste lo que cueste..." pero luego será difícil alejar, casi un complejo de culpa, la diáspora, el sufrimiento de otros pueblos, y en primer lugar del pueblo palestino.

Un punto de vista legítimo, así pues, el de Langer, es más, para mí, en muchas de sus opiniones, es incluso razonado, incluso relativamente verdadero y justo. No por nada una de las primeras ciudadanas israelís que se inscribió al Partido radical fue Shulamit Aloni, líder de un partido con sólo cuatro diputados que lucha por los derechos civiles en primer lugar de los palestinos, en aras de la convivencia interracial e interreligiosa.

Pero nosotros, que no nos hemos dejado sugestionar nunca por los nuevos mitos de la izquierda, que nos han parecido trágicamente similares a veces a los mitos que en los años treinta generaron el fascismo, hemos sentido la necesidad de escoger otro punto de vista, el mismo que el que Giovanni Negri ha propuesto razonable y juiciosamente en el Congreso. Desde este punto de vista, desde esta perspectiva, la mirada apunta hacia otro lugar: en el centro de la atención se hallan, en primer plano, las concretas condiciones de vida, los derechos concretos de las personas y de los pueblos, las condiciones y los derechos de los judíos y del pueblo judío, las condiciones y los derechos de los palestinos y del pueblo palestino, pero igualmente las condiciones y los derechos de las personas y de los pueblos del atormentado Oriente medio, árabes (sirios, libios, iraquís, iranís, jordanos...), cristiano-maronitas, armenos, curdos... Escribo condiciones y derechos en plural y con minúscula, y siento la necesidad de añadir

el adjetivo "concretos". No me interesan las abstracciones que de hecho se escriben siempre en singular y con mayúscula (la Revolución, la Libertad, la Liberación, el Derecho de autodeterminación, la Independencia, la Nación...). Este punto de vista nos permite, en primer lugar, ver algo que los demás puntos de vista eliminan, que todavía en la actualidad existen judíos perseguidos, arrinconados en los guetos, secuestrados e incluso asesinados, sólo por ser judíos. Sucede en la Unión Soviética, en el Líbano, en Siria, en Irán, en Irak, en los países del Magreb. En un mundo, y en una izquierda toda ocupada en presentar a Israel, y por lo tanto a los judíos, como perseguidores, estos judíos perseguidos parece incluso imposible recordarlos, y ocuparse de esta culpa.

Existe otra realidad en la oscuridad, a la sombra, que sólo se ve desde otro punto de vista. Ese 17% de palestinos que han aceptado vivir en Israel y ser ciudadanos, conocen - lamentablemente, es verdad - discriminaciones raciales y religiosas, los palestinos de los territorios ocupados en Cisjordania - lamentablemente, también ésto es verdad - conocen los sufrimientos y las injusticias de una dura ocupación militar; pero la minoría palestina de Israel, la mayoría de los palestinos de los territorios ocupados, gozan, a pesar de esta triste realidad, de condiciones de vida incomparablemente mejores, y ven respetados sus propios derechos fundamentales de manera incomparablemente mayor de cuanto les sucede a los prófugos palestinos que han escogido vivir en los países árabes. He aquí nuestro punto de vista, que no excluye los derechos de los palestinos de los campos de Líbano, masacrados por los chiítas ( o también tiene la culpa de ello el gobierno israelí?), los derechos de los prófugos sujetos a la Olp y a s

u ideología y praxis exclusivamente militar y militarista, los derechos de los palestinos de Jordania que viven y trabajan en dicho Estado y son la mayoría aplastante. Nuestro punto de vista no excluye racistamente los derechos (humanos, civiles y políticos) a la vida, a la libertad, a la democracia de los ciudadanos y de los pueblos sirios, iraquís, iranís, libios, sometidos a regímenes regidos por minorías fanáticas e intolerantes que se otorgan, contra toda regla y principio de humanidad, poderes absolutos de vida o de muerte, o incluso de Estados llamados moderados que en cualquier caso excluyen hasta el momento presente de su horizonte toda concesión al derecho y a la democracia.

Precisamente considerando las condiciones y los derechos de estos pueblos, la democracia israelí, la imperfecta democracia de Israel, proclamada y mil veces contradicha, tan frágil pero tan resistente que soporta la colisión de las tensiones internacionales, el fanatismo confesional de algunas minorías religiosas, el aislamiento exterior y de la guerra, la política de poder y de los complots de sus propios servicios secretos, nos parece un bien de valor incalculable que hay que defender y salvaguardar, un anclaje y una esperanza de futuro, no un anclaje y una esperanza sólo para Israel y los israelís sino para Palestina y los palestinos, para los mismísimos pueblos árabes y de Oriente Medio.

Queremos construir una política que tenga por brújula de orientación los siguientes valores: los derechos humanos y la democracia. Una política que no considera que puede existir libertad y liberación al margen de estos valores, basta ya con combatir románticamente por las luchas de liberación que acaban produciendo opresiones más atroces todavía. Basta ya con "liberar" a los vietnamitas de las corruptas clases dirigentes del sur y de la ocupación americana para entregar a la población urbana de Saigón al genocidio o a la atroz fuga en los boats-people; basta ya con liberar al pueblo de Camboya para entregárselo a la locura revolucionaria de Pol Pot; basta ya con liberar a los iranís des Sha para entregarlos a las cariñosas manos de Jomeini y de sus ayatolahs.

No es verdad que no podíamos preverlo. Una liberación confiada en manos del terror, primero genera terrorismo y luego un estado de terror o en cualquier caso una opresión. Cada vez que me entero de que una bomba ha explotado en Israel o en los estados ocupados, siento que no se trata de una revuelta contra la ocupación y el dominio de Israel sino de una revuelta contra los palestinos que viven en dichos territorios, casi como para impedir que surja un protagonista distinto, un pueblo no de desarraigados sino de afincados, no armado de desesperación, de bombas y de terror, sino armado de esperanza, de democracia, de desobediencia civil, de tolerancia, de no violencia, capaz con estas armas - usables incluso por mujeres y niños, viejos y enfermos - para imponer y afirmar sus propios derechos. Ha llegado la hora de que este protagonista distinto se consolide en Cisjordania y en Jordania (en donde el 60% de los palestinos han embellecido y enriquecido el país de Hussein). Sé muy bien que la dinámica impulsa en d

irección contraria. Con más razón todavía cabe luchar contra esta dinámica, razonar en vez de fiarse de lo que dice la gente, confiar en la moralidad de la política que es la de escoger en vez de los juicios morales o los complejos de culpa de los cristianos con respecto a los judíos o de los judíos con respecto a los palestinos, o de los ex colonizadores con respecto a los ex colonizados). La esperanza de un futuro distinto hay que prepararla hoy. No serviría de nada re-conocerse en Israel el día en el que se consolidase un destino de genocidio para el pueblo de Israel de nuevo echado al mar, y un destino irreversible de opresión militar y terrorista para el pueblo palestino y para los pueblos árabes.

También la metáfora de Langer (la identificación casi entre Israel y el Partido radical) adquiere un sentido distinto, menos reducido, menos esquemático y menos simplificado.

 
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