de Giancarlo ArnaoSUMARIO: El texto analiza el fracaso de la estrategia prohibicionista de la droga en los Estados Unidos.
(Noticias Radicales, nº 200 del 31 de agosto de 1987, extraído de "Il Manifesto" del 22 de agosto de 1987).
Marco Pannella ha vuelto a suscitar el problema del prohibicionismo. El debate se ha abierto inmediatamente. Una de las cuestiones cruciales es la que concierne a la funcionalidad de la estrategia prohibicionista. En qué medida consigue alcanzar los objetivos que se propone?. Y en particular, en qué medida incide en la responsabilidad de las "drogas" en el mercado negro?. Y por último, en qué medida contribuye a tutelar a los consumidores de las consecuencias que acarrea el abuso de las mismas?.
En los Estados Unidos se está produciendo una escalada bélica "contra la droga llevada a cabo por Ronald Reagan con gran abundancia de recursos y con drásticas limitaciones de los derechos civiles. Los resultados de la war on drugs, en el crudo lenguaje de las cifras, se pueden deducir de un documento gubernamental (de carácter reservado).
Una publicación del Nida (National Institute on Drug Abuse) sobre "las actas del Grupo de trabajo de epidemiología social" de diciembre de 1986 analiza la situación y las tendencias del fenómeno de la droga en los Estados Unidos en 1986. El documento proporciona datos relativos a las principales zonas metropolitanas. Así pues, puede ser considerado como una representación fidedigna de la situación global.
Puesto que se proporcionan muchos datos de hace tiempo hasta principios de los años 80, somos capaces de evaluar concretamente las consecuencias de la war on drugs reaganiana, que comenzó precisamente en esa época. Recordaremos brevemente las características de la estrategia de Reagan, entre otras cosas análoga a la auspiciada o realizada por los conservadores de otros países, (Italia incluida):
(a) aumento de las condenas por posesión o tráfico, (b) restricción drástica de las garantías en los procesos, (c) limitación de los programas con metadona y otros sustitutos, (d) tendencia a la desintoxicación forzada, (e) tests masivos, (f) no discriminación entre las distintas sustancias, (g) propaganda agresiva y terrorista sobre los efectos de las sustancias, (h) marginación de los investigadores y operadores que discrepan con la ideología dominante. Los datos que surgen del documento Nida se analizarán por separado, según las tres sustancias ilegales más difundidas: cannabis, cocaína y heroína.
Cannabis
En todas las zonas analizadas se señala una disminución de la disponibilidad de marihuana en el mercado, junto con un aumento del precio. Según los autores, el fenómeno es una consecuencia de las acciones represivas (en particular las de los cultivos) y de la transferencia de traficantes a la zona de las drogas pesadas "más rentables y manejables". (Nida: Community Epydemiology Work Group Proceedings, december 1986, Usdhhs, pág. 1-12). Cabe imaginar fácilmente que haya sido precisamente la represión la que ha impulsado a los traficantes hacia la cocaína, atraídos "por los elevados beneficios y por la mayor facilidad de contrabando" (p. 11-99). El fenómeno señalado en las zonas de la ciudad de Nueva York, Minneapolis, St. Louis y Miami, en donde muchos traficantes han pasado al crack (p. 11-86). Es posible que la difusión de los tests (que revelan el consumo de cocaína fina hasta un máximo de tres días antes, en cambio el del cannabis hasta varias semanas antes) haya inducido a los consumidores a optar por la
cocaína. El carácter indiscriminado de la represión lo demuestra el hecho de que los arrestos por marihuana predominan en algunas zonas sobre los relativos a otras drogas (Atlanta, Nueva Orleans, Texas- en donde alcanzan incluso el 56%).
Cocaína
Para la cocaína se registra en gran parte de las zonas un aumento de la disponibilidad (Atlanta, Chicago, Detroit, Miami, Nueva Jersey, St. Louis, Seattle y Minneapolis), y una disminución del precio. Es significativo el caso de Miami, en donde el precio ha pasado de los 30.000 a 17.000 dólares por kilo entre 1985 y 1986 (p. 1-12). En Nueva Jersey la sustancia "se encuentra más fácilmente que la marihuana" (p. 2-111). El aumento del consumo es considerable en Nueva Jersey, St. Louis, Seattle y Minneapolis. Los aumentos de casos de abuso se registran en Atlanta, Chicago, Miami Nueva Orleans, San Diego, San Francisco y la ciudad de Nueva York. El aumento de la mortalidad se registra en Miami, Phoenix, San Francisco, y la disminución en San Diego. Abuso y mortalidad están estrechamente vinculados predominantemente al uso de pasta y de crack. En Texas, los casos de abuso conciernen sólo "a un pequeño porcentaje" de los que la usan por vía nasal (p.2-18). Por otra parte "con la cocaína más que con la heroína, es
importante distinguir el consumo del abuso; los consumidores que no presentan problemas de abuso representan la gran mayoría en San Francisco" (p. 2-179), y se registra un aumento generalizado del consumo de anfetaminas estimulantes (p.1). Evidentemente, las acciones represivas estridentemente lanzadas por Reagan en los Estados Unidos y en América Latina no han impedido una afluencia masiva de cocaína a precios estimulantes y de óptima calidad (en Nueva Orleans, Columbia y la ciudad de Nueva York se registra un aumento de la pureza).
Heroína
A lo largo de los últimos años era casi un estereotipo, compartido incluso por especialistas, que la heroína era un problema en vías de extinción en los Estados Unidos. Los datos del documento Nida demuestran, sorprendentemente lo contrario.
En primer lugar, apareció en 1985 en el mercado americano un nuevo tipo de heroína procedente de Méjico, llamado en argot Black tar (alquitrán negro), difícilmente sofisticado y con elevadísimos niveles de pureza, hasta un 85%, contra el 2-5% de la heroína callejera que se encuentra en los Estados Unidos en estos últimos años (p. 1-1). Por consiguiente, un aumento de la potencia de la heroína en el mercado se registra en aumento en la ciudad de Nueva York, Chicago, Phoenix, San Diego y Los Angeles, y el precio tiende a estabilizarse, y la disponibilidad se registra en claro aumento en Phoenix, St. Louis, San Diego y Seattle. El aumento del consumo se registra en San Louis y Seattle, la estabilización en Miami y Boston. Pero lo que parece más significativo es el aumento de la mortalidad registrado en las zonas. Un cuadro sintético de la situación de 24 zonas metropolitanas (sin contar a la ciudad de Nueva York) compara los datos del segundo trimestre de 1981 con el primer semestre de 1986: un arco de tiempo q
ue casi coincide con la war on drugs de Reagan. Globalmente, los casos de muerte aumentan de 365 a 705 (p. 3-8). Son igualmente significativos los datos correspondientes a la evolución a lo largo de los últimos años.
En la ciudad de Nueva York, 427 muertos en 1984, 453 en 1985, previsto un aumento (no cuantificado) en 1986. En Texas 21 muertos en 1981, 32 en 1982, 42 en 1983, 67 en 1984, 89 en 1985 (p. 2-17). En Detroit 136 muertos en 1983, 169 en 1984, 217 en 1985, 234 (previstos) en 1986 (p. 2-28). En San Antonio 6 muertos en 1984, 63 en 1985, 108 (previstos) en 1986 (p. 3-30). En San Diego 62 muertos en 1984, 63 en 1985, 108 (previstos) en 1986 (p. 3-30). En Phoenix 13 muertos en 1984, 35 en 1985, 56 (previstos) en 1986 (ibid.). En San Francisco 43 muertos en el año fiscal 1984, 83 en 1985, 135 en 1986 (p. 2-180). En el distrito de Columbia 71 muertos en 1983, 144 en 1985, 139 (previstos) en 1986 (p. 2-202). En Los Angeles 90 muertos en 1981, 252 en 1982, 255 en 1983, 271 en 1984, 365 en 1985, 300 (previstos) en 1986 (p. 3-30). El aumento de la mortalidad es especialmente significativo con respecto a la reducción del número de toxicodependientes (y de la correspondiente mortalidad) registrado a finales de los años 70,
con respecto a la política "tolerante" de Carter. Evidentemente, las medidas represivas no han logrado hacer mella en el mercado negro que, por el contrario ofrece productos mucho más potentes sin aumentos de precio. Por otra parte, es probable que la limitación en la oferta de metadona y la creciente criminalización de los consumidores de heroína haya impulsado a muchos de ellos a caer en el mercado negro con todas las consecuencias que acarrea.
El aumento global de la mortalidad no está indicado en el sumario del documento. El Nida ha demostrado a lo largo de los últimos años estar aliado con la política gubernamental, puesto que la guerra contra la droga está concentrada obsesivamente en la marihuana y la cocaína e ignora casi totalmente la heroína (una actitud que es evidente incluso en los medios de comunicación), es legítimo que la sospecha de este descuido esté dictado por la conveniencia política.