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Popper Karl - 31 agosto 1987
Uninominal: gobierno para la democracia
de Karl Popper

SUMARIO: El autor afirma que la esencia de la democracia es la posibilidad por parte del pueblo de "desembarazarse de un régimen sin que se produzcan derramamientos de sangre, a través de una votación". Los sistemas electorales mayoritarios, en vez de los proporcionales, garantizan esta posibilidad.

(Noticias Radicales, nº 200 del 31 de agosto de 1987, de "La Stampa" del 7 de agosto de 1987).

El Problema de la democracia

Lo que a mí me interesa es la naturaleza y la ciencia: en particular la cosmología, Desde cuando, en julio de 1919 acabé para siempre con el marxismo, empecé a interesarme por la política y la teoría sólo como ciudadano, como demócrata. Pero los pujantes movimientos totalitarios de derechas y de izquierdas en los Años 20 y posteriormente a pincipios de los años 30 y con la toma del poder por parte de Hitler en Alemania me hicieron reflexionar sobre el problema de la democracia.

A pesar de que mi libro "La sociedad abierta y sus enemigos" no dedicase ni tan siquiera una palabra a Hitler y a los nazis, fue considerado mi aportación personal a la guerra contra Hitler, El libro es una teoría de la democracia contra los viejos y nuevos ataques de sus enemigos, fue publicado en el 45 y se ha reditado continuamente. Pero el punto mós importante creo que raras veces ha sido comprendido.

Como todos saben, »democracia significa »gobierno del pueblo o »soberanía dl pueblo , en contraposición a »aristocracia (gobierno de los mejores o de los más nobles) y »monarquía (gobierno de uno sólo). Pero el significado literal no nos es de gran ayuda poque el pueblo no gobierna en ningún lugar. en todas partes gobiernan los gobiernos (y por desgracia también las burocracias, es decir, funcionari y empleados que nunca o dificilmente se asumen sus responsabilidades).

Asimismo, Gran Bretaña, Dinamarca, Noruega, Suecia y España son monarquías, pero al mismo tiempo son óptimos ejemplos de democracia (tal vez salvo Suecia, en donde una burocracia fiscal irresponsable ejerce en estos momentos un poder dictatorial), en plena contraposición con Alemania del Este, que se define democrática, lamentablemente sin razón.

Sólo existen dos formas de Estado

Así pues, cuál es el punto crucial?. Existen de hecho sólo dos formas de Estado: una en la que es posible desembarazarse de un règimen sin derramamientos de sangre, a través de una votación, y otra en la que no es posible.

De ello depende, pero no se deriva, el nombre de esta forma de Estado. Normalmente, la primera se llama »democracia y la segunda »dictadura o »tiranía . No vamos a pelearnos por las palabras (como República democrática alemana). El elemento decisivo es sólo la posibilidad de derrocar un gobierno sin derramamientos de sangre.

Una sóla maera para derrocar un gobierno: la votación

Para derrocar un gobierno existen distintos métodos. El mejor de ellos es una votación: nuevas elecciones o una votación en un Parlamento libremente elegido. Esto es lo esencial.

Por ello es incorrecto darle peso (tal y como se ha hecho siempre desde Platón hasta Marx) a la siguiente pregunta: quién debe gobernar, el pueblo (la plebe) o los mejores?, los (buenos) trabajadores o los (malos) capitalistas?, La mauoría o la minoría?, el partido de izquierdas o el de derechas o uno del centro?. Todas estas preguntas están mal formuladas. Porque el punto fundamental no estriba en quién gobierna, siempre y cuando sea posible liberarse del gobierno sin derramanientos de sangre. Todo gobierno que sabe que puede ser derrocado cuenta con un fuerte incentivo para comportarse de manera que la gente esté satisfecha. Este incentivo desaparece en el momento en el que el gobierno sabe que la cosa no es nada fácil.

El problema del voto

Para demostrar cuán importante es esta sencilla teoría de la democracia en la práctica, quisiera aplicarla al problema del voto proporcional. Si critico una forma de votación establecida de esta manera en la válida Constitución de la República alemana, lo hago sólo con la intención de abrir un debare sobre un aspecto del problema que, por lo que sé, raramente se pone en discusión. Las constituciones no deben modificarse a la ligera, pero es bueno discutirlas con espíritu crítico, para manetenr viva la conciencia sobre su significado,

En la democracias de la Europa occidental se haya difundido un tipo de voto sustancialmente distitno del que se realiza, por ejemplo, n Gran Bretaña o en Estados Unidos, que se basa en la idea de la representación local. En gran Bretaña cada colegio electoral manda al Parlamento a un sólo representante: aqueèl que ha recibido el mayor número de votos. El partido al que pertenezca, o el hecho de que pertenezca a un partido, es una cuestión oficialmente ignorada. Su deber es el de representar según según la ciencia y el conocimiento de los intereses de aquellos que viven en la zona de su colegio electoral, tanto si pertenecen a un partido como si no. Pero cuando el representante de un colegio electoral considera que para defender los intereses de su colegio )o tal vez de todo el pueblo) debe vorar en contra del partido al que pertenece, o incluso romper con él, lo tiene que hacer. Winston Churchill, el más grande estadista de nuestro siglo, cambió de partido en dos ocasiones y no fue nunca un militante dócil.

En la Europa continental, la situación es totalmente distinta. En el sistema proporcional cada partido manda al Parlamento un número de representante tales que refleje lo más fielmente posible los votos recibidos.

El papel de los partidos.

El papel de los partidos está reconocido por la Constitución y anclado en los derechos fundamentales. Cada diputado es votado oficialmente como representante de su partido. Por ello no puede tener el deber de votar eventualmente contra su partido; al contrario, está moralmente vinculado al mismo porque ha sido votado sólo en calidad de representante del mismo (y en caso de que se entrase en contradicción con la conciencia, debería tener el poder moral de presentar su dimisión. Aunque la Constitución no lo prescriba).

Obviamente, sé que necesitamos que existan partidos. Hasta el momento presente nadie ha encontrado un sistema democrático que pueda prescindir de los partidos. Pero los partidos políticos no son fenómenos muy agradables. Y sin embargo, la vida política no funciona sin ellos. Nuestras democracias, todas ellas, no son gobiernos del pueblo, sino gobiernos de los partidos. Es decir gobiernos de los líderes de los partidos. Porque cuanto más grande es un partid, menos unido está, menos democrático es, y los que lo votan pueden influenciar mucho menos el liderazgo del mismo y su programa.

La convicción de que un Parlamento electo con el sistema proporcional es el mejor espejo del pueblo y e sus deseos es falsa. Un parlamento semejante no representa ni al pueblo ni sus opiniones, sino sólo la influencia (y la propaganda) que los partidos han conseguido ejercer en la población el día de las elecciones. Además, dificulta hacer que el día de las elecciones sea lo que debería y podría ser: el día el juicio popular de la acción del gobierno.

No existe una teoría de la democracia

No existe una teoría de la democracia válida, ni una teoría vólida que exija el sistema proporcional. Así pues, cabe preguntarse: cómo influye en la práctica el sistema proporcional en la formación del govierno?. Y en la posibilidad tan decisiva de derrocar un gobierno?.

Crítica del voto proporcional

1) Cuanto más numerosos son los partidos, más difícil se hace constituir un gobierno. Esta es una realidad indiscutible de expperiencia y una realidad indiscutible de la razón. Si existiesen sólo dos partidos, la formación de un gobierno sería sencilla. Pero el sistema proporcional hace de manera que los pequeños partidos políticos posean una gran influencia - a menudo decisiva - en la formación del gobierno y por consiguiente en la decisiones políticas.

Nadie me lo puede negar. Todo el mundo sabe que el sistema proporcional fomenta el aumento del número de partidos. Pero smientras se acepta que la »esencia de la democracia yace en el gobierno del pueblo, en calidad de demócratas, debemos aceptar esta dificultad, puiesto que es sistema proporcional parece »esencial .

Bipartidismo y pluralismo

2) Pero el sistema proporcional, y por lo tanto la pluralidad de los partidos, influye si cabe más negativamente todavía cuando se trata de derrocar a un gobierno a través de una decisión popular, por ejemplo a travès de nuevas elecciones del Parlamento. En primer lugar porque se sabe que existen muchos partidos y por ello resulta difícil confiar en que uno de ellos obtenda la mayoría absoluta. Por ello si las cosas realmente están de esta manea, la voluntad popular no se expresa contra ninguno de los partidos. Ninguno de ellos ha sido despedido, ninguno ha sido condenado.

En segundo lugar no se confía en que el día de las elecciones sea el día del juicio popular del gobierno. A veces eel gobierno era de monpría. Así' pues no se hallaba en condiciones de hacer lo que consideraba justo, sino que se veía obligado a hacer concesiones. O bien se trataba de un gobierno de coalición en el que ninguno de los partidos comprometidos era totalmente responsable.

De esta manera uno se acostumbra a no considerar responsable de las decisiones del gobierno a ninguno de los partidos políticos ni a ninguno de sus líderes. Y nadie considera, sobre todo los electores, un veredicto de condena de los gobernantes el hecho de que un partido pierda el 5 o el 10 por ciento de los votos. Sencillamente, se considera un bajón de su popularidad.

En tercer lugar, incluso cuando la mayoría de los electores quiere derrocar el gobierno de mayoría en el poder, no siempre lo consigue. Poque incluso cuando un partido que hasta ese momento tenía la mayoría absoluta (de manera que podía ser considerado responsable), pierde dicha mayoría, verosímilmente, con el sistema proporcional seguirá siendo el partido más grande. Por ello podrá formar una coalición de gobierno con el apoyo de uno de los partidos menores. De esta manera, el líder del gran partido, aún habiendo perdido las elecciones, seguirá gobernando, en contra de la decisión de la mayoría y a partir de la decisión de un pequeño partido que puede estar lejos de representar la »voluntad del pueblo .

Obviamente, un pequeño partido puede hacer caer un gobierno incluso sin nuevas elecciones, sin un nuevo mandato del electorado y formar un nuevo gobierno con los partidos de la oposición, grotescamente en contraste com la idea en la que se basa el sistema proporcional, es decir la idea de que la influencia de un partido debe corresponder al número de electores con que cuenta.

Cosas por el estilo suceden a menudo. Y precisamente en donde existe un gran número de partidos y en donde por ello las coaliciones están a la orden del día, dichas cosas han pasado a ser algo.

Qué sucede en los lugares enlos que no se vota con el método proporcional

Es realmente cierto que cosas semejantes pueden suceder en un país en el que no está en vigor el sistema proporcional. Pero en países semejantes - como Gran Bretaña o Estados Unidos - se ha desarrollado la tendencia a contar con dos grandes partidos que compiten entre ellos. Se trata de ese sistema bipartidista del que Wiston Churchill decía: »la democracia es la forma de gobierno menos mala, escepto todas las demás . Con estas palabras quea decir: ninguna forma de gobierno es buena o fiable o está libre de corrupción. Dado por descontado todo esto, la democracia es en cualquier caso la mejor solución que se ha encontrado hasta el momento presente al problema del gobernar.

Creo que una forma que hace posible el bipartidismo es la mejor fórmula de democracia. Porque conduce siempre a la autocrítica de los partidos. Cuando uno de los dos grandes partidos sufre una auténtica derrota, generalmente lleva a cabo una reforma interior radical. Esta es una consecuencia de la competencia y del indiscutible juicio negarivo del electorado, ante la que no se pueden cerrar los ojos. Gracias a este sistema, los partidos de vez en cuando se ven obligados a aprender de sus errores. De lo contrrario se van a pique.

Ms observaciones contra el sistema proporcional no quiere decir que vaya a aconsejar a todas las democracias que renuncien a esta fórmula. Simplemente, quisiera darle un viraje a la discusión de este tema. Es ingénuo y no se tiene de pie si se quiere llevar a cabo una reflexión seria que de la idea de democracia se pueda deducir lógicamente la superioridad moral del sistema proporcional y que los sistemas continentales sean mejores, más justos o más democrátocos que el sistema anglosajón precisamente simplemente por el hecho de que aplican el sistema proporcional.

Una teoría moralmente errónea

Como conclusión, la idea de que el sistema proporcional es más democrático que el sistema británico o el americano no tiene sentido puesto que se remite a una teoría superado por la democracia como gobienro del pueblo (la cual a su vez se remite a la llamada teoría de la Soberanía del Estado). Esta teoría es moralmente errónea, y no tiene sentido puesto que ha sido superada por la teoría del poder de destitución que posee la mayoría.

El argumento moral es más importante aún que el argumento práctico de que no sirven más de dos partidos completamente responsables que compitan entre ellos para dar a los electores el poder de juzgar al gobierno en el momento de dar el voto. El sistema proporcional conlleva el peligro de la minoría sea minimizada e igualmente la posibilidad de que una derrota electoral posea una influencia benéfica en los partidos, es decir minimizar lo que la democracia necesita. Y para una clara decisión de la mayoría es importante que exista un partido de oposición lo más fuerte y hábil posible. En caso contrario, a menudo, los electores se ven obligados a aguantarse con un mal gobierno sólo porque tienen motivos suficientes como para presumir que »no hay nada mejor .

Es tal vez mi defensa del bipartidismo una contradicción con la idea de una sociedad abierta?. La tolerancia de una pluralidad de opiniones y teorías, es decir el pluralismo, no es acaso la carcterística de la sociedad libre y de su búsqueda de la verdad?. Acaso este pluralismo no se expresa en una pluralidad de partidos?.

La auténtica función de un partido político

Mi respuesta es la siguiente. La función de un partido político es la de formar un govbierno o, como oposición, la de controlar críticamente el trabajo, en calidad de oposición.

Controlar críticamente significa controlar al tolerancia de un gobierno para con las distintas opiniones, ideologías, religiones (siempre y cuando éstas no se muestren intolerantes, porque las ideologías que predican la intolerancia pierden el derecho a la tolerancia). Algunas ideologías intentarán - con o sin éxito - dominar un partido o fundar uno nuevo. De esta manera se produciró un juego alterno entre opiniones, ideologías, religiones por una parte y grandes partidos en competición por otra.

Pero la idea de que la pluralidad de ideologías y de opiniones deba reflejarse en una pluralidad de partidos me parece políticamente errónea. Y no sólo políticamente. También filosóficamente. Porque una relación demasiado estrecha con la política de los partidos no se aviene con la pureza de una doctrina.

 
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