Marco PannellaSUMARIO: Ahora han descubierto los tráficos de armas industriales que no están precisamente exentos de sospecha sino todo lo contrario. Los radicales presentan denuncias a las que no se les hace ni caso. Una de las fuentes de subvención es el régimen prohibicionista de la droga: comercio de armas y de droga van de la mano. Los Muccioli, ascendidos por la gran prensa a estrategas de la guerra contra la droga, no entienden nada de eso. Se habla de doscientos mil toxicómanos víctimas de la droga, se olvida que las víctimas del prohibicionismo son millones de personas, víctimas de la violencia que produce el prohibicionismo. La guerra contra la droga en nombre de la salvación de las generaciones futuras de la droga a gogó. De la misma manera que en su día se ensañaban contra el divorcio y contra el aborto. Se les recrimina a los radicales que son violentos verbalmente, olvidando que la violencia de las palabras se halla en el insulto o en la vergüenza, no en la "violencia" de la verdad que se saca a relucir. Se
escandaliza la gente "bien", los fariseos que intentan atacar a aquellos que descubren y enseñan la intolerable bestialidad y ferocidad del sistema del que son autores y del que se aprovechan.
(IL GIORNALE D'ITALIA, 7 de septiembre de 1987)
Querido Director:
La RAI, "la gran prensa", descubre hoy - gracias a la iniciativa de la magistratura - que Valsella, Borletti y la Fíat no están fuera de sospecha sino todo lo contrario, considerando el tráfico ilegal, a parte de infame, de armas italianas y europeas. En 1980, con algunas interrogaciones, a las que los gobiernos a lo largo de estos años no han respondido, los parlamentarios radicales apuntaron con el dedo precisamente a Valsella y a otros sumariados actualmente. La Rai y la "gran" prensa guardaron silencio. En agosto, de golpe, mostraron gran interés por algunas insinuaciones de una revista semanal parisina. No es más que un ejemplo entre los mil ejemplos posibles. "Mil" escribo. Y son realmente mil por lo menos. Desde las pensiones, hasta las leyes antiterroristas, pasando por la mafia y la droga, el campo es inmenso, campo en el que han sido enterradas por bellaquería y por ausencia de información democrática grandes posibilidades de gobierno honesto, de buen gobierno de nuestro país.
He mencionado la "droga". Sobre este tema quisiera añadir algo, gracias a la hospitalidad de "IL GIORNALE D'ITALIA" y es que los herederos de Bergamini son los únicos, parece que nos lo permiten. Los de Albertini en "Il Corriere della Sera" han conseguido incluso en estos días a censurar una breve carta de Ursula Spinelli sobre temas relacionados con la política federalista...
Los acontecimientos de estos días sacan a relucir una realidad que mira por donde es poco conocida, e ignorada en los hechos por los "políticos", encargados de concertar el desconcierto reinante, a nivel nacional e internacional. Los países en los que reinan los dos Caballeros del Apocalipsis (el exterminio por el hambre y las guerras) son aquellos que pagan la producción y la venta de armas del mundo industrializado, rico "opulento". Están obligados a hacerlo. Las clases dirigentes que garantizan guerra, sean cuales sean las atrocidades que llevan a cabo, en definitiva están protegidas tanto por Occidente como por la Urss. De esta manera en aquellos lugares en los que mueren a puñados cientos de millones por hambre y por sed, se compran y se usan las armas que nosotros les imponemos. Cómo pagan estas armas?. Una de las fuentes de pago, la más consistente, es la proporcionada por el régimen prohibicionista internacional sobre la droga. comercio clandestino de armas y de droga van de la mano.
La unidad de pago a la mafia, a los servicios secretos, ya no es el dólar, solo de forma nominal; sino la droga. De esta manera, Irán o Turquía, en Líbano o en América Latina, las plantaciones aumentan con progresión geométrica, a pesar de las lóbregas canalladas de la "guerra" de Reagan contra los "productores". Que la droga, gracias al prohibicionismo, vale más que el oro?. Pues van y producen droga, obviamente.
Un auténtico, inmenso, ejército multinacional nutrido y promovido de esta manera. El de la gran criminalidad organizada, mezclada con los órganos de los Estados, con los intereses de las más prestigiosas "familias" no solo de la mafia financiera y económica. Los Muccioli, que han sido ascendidos a grandes políticos y estrategas de la guerra contra la droga, demuestran que eso no les preocupa lo más mínimo, que no saben nada. Al igual que los grandes periodistas de "La Repubblica" y de la prensa del régimen, todos unidos en las semanas pasadas en un fuego para barrar la "lupara bianca"(1) contra la posibilidad de debatir seriamente este tema. Defensores del "status quo", engañan al informar, son causa del desastre en nombre del que lanzan anatemas contra quienes luchan, actúan y piensan en soluciones posibles.
Existe un aspecto que desearía los lectores de tu periódico supiesen captar, en esta polémica unilateral: se habla de doscientos mil toxicómanos (y cínicamente se desea que se les condene, en nombre de la salvación personal y de la de los demás). Pero nadie de ellos gasta una palabra en pro de los millones de víctimas de la violencia fruto del precio y de la clandestinidad de la droga "prohibida". Si solo lográsemos reducir a una decena al año las violencias realizadas por los toxicómanos pobres (robos, tirones etc) contamos con dis millones de víctimas debidas no a la coca o a los opiáceos sino a la ley que convierte la droga en el auténtico "oro negro" de nuestra época. Contra este fenómeno el Estado se ve obligado a movilizarse, tras haberlo creado. Y mientras tanto lo nutre y lo impone. He ahí los maxi procesos que no sirven para nada más que para destruir la justicia, para paralizar la administración. He ahí los niños de Palermo y de Nápoles, a diez años, que se convierten en distribuidores y consumidor
es de droga. He ahí la necesidad que parece se va afianzando de rebajar al punibilidad de las personas a diez, dentro de poco a ocho años... Todo ello en nombre de la "salvación" de una generación futura de la droga a gogó. Te acuerdas?. Cuando contra el divorcio se gritaba contra la destrucción de las familias, el divorcio a gogó de los hombres maduros en busca de carne fresca de las veinteañeras en vez de quedarse con la de sus mujeres coetáneas. O cuando con la reglamentación del aborto se defendía el "status quo" en nombre del riesgo de que las menores de edad se pusiesen a abortar a gogó puesto que ya no tendrían miedo a quedarse en cinta... «Pero qué dolor, qué nausea, qué vergüenza, querido Director!.
Se me reprocha que soy "violento" en mis intervenciones y en las polémicas. Se les ha olvidado - mira por donde - que en la palabra la única violencia es el insulto, y no la "violencia" de una verdad que se saca a relucir. Esta gente "bien" se escandaliza, estos fariseos que tanto si se trata de las jubilaciones, como de las armas, de la droga, del hambre del agua (en el Sahara, en Sicilia o en Nápoles) - intentan atacar a aquellos que descubren y demuestran lo muy intolerable, bestial y despiadado que es el sistema del que los señores son autores, herederos, y del cual se benefician.
Dicen que mi salida ha sido la clásica de mediados de agosto. Es verdad solo por un motivo: estos días son los mejores para burlar la censura. Por otra parte, no me voy a quedar tal cual en invierno, Que cuenten con ello. Pero será decisiva la ayuda de la gente honesta.
(1) Lupara bianca: Lupara: escopeta para matar lobos, usada por los mafiosos para amedrentar y para ejecutar. En este caso, Pannella habla de lupara blanca con el mismo sentido con el que se habla de ladrón de guante blanco, es decir refinado y fuera de toda sospecha.