de Roberto CicciomessereSUMARIO: En 1980, con el pedido de toda una flota de guerra a los Astilleros Reunidos por parte de Irak, empieza la misteriosa historia de un soborno astronómico de 135 mil millones de liras, que en teoría tenía que ser una compensación a intermediarios concretos, y que sin embargo ha ido por derroteros misteriosos, cuentas fantasma en el banco, sociedades ficticias en el laberinto Luxemburgo-Suiza-Panamá. Quién se ha metido ese dinero en el bolsillo?.
(Noticias Radicales, 1987)
Treinta mil millones de liras desaparecidos
El señor Paul Gengler, consejero jurídico del banco Paribas de Luxemburgo, fue tajante con el comisario jefe de la policía del Gran Ducado, el señor Joseph Butgenbach: en 1982, no se ingresaron nunca en la cuenta nº 50482 a nombre de la Dowal Corporation de Luxemburgo los 23 millones de dólares a los que se refería la investigación de requisitoria de la Comisión parlamentaria para los procesos de acusación.
Los treinta mil millones de liras pagados en 1982 por los Astilleros Reunidos al señor Nadhmi S. Auchi, de nacionalidad iraquí, titular de la Dowal Corporation, uno de los dos intermediarios en la venta de una flota naval a Irak, se han esfumado. El señor Gengler, interrogado por el escrupuloso comisario Butgenbach, "no excluye que el dinero haya podido transitar a través de Paribas para ingresarlo en una cuenta corriente en otro banco". Alguien miente: o los bancos italianos que han efectuado materialmente la transferencia de fondos a la cuenta corriente nº 50482, o el funcionario luxemburgués de la Paribas que no quiere descubrir al verdadero destinatario de los miles de millones. Otro misterio se suma a los tantos que caracterizan la inquietante cuestión del más consistente soborno nunca pagado en Italia por el tráfico de armas.
Un mega-soborno de 135 mil millones de liras
Ciento dos millones de dólares, correspondientes, al cambio en 1982, a ciento trenta y cinco mil millones de liras italianas, se transfieren al extranjero con el visto bueno del por aquel entonces Presidente el Consejo italiano Giovanni Spadolini, para pagar a dos misteriosos intermediarios. En comparación con la Lockheed(1) parece una propina. Pero si bien por aquel entonces, tras un histórico debate parlamentario y un referéndum contra la clase política, un Presidente de la República se vio obligado a hacer las maletas e irse del Quirinal, actualmente, el Parlamento reunido en sesión parece querer liquidar la cuestión con una sola jornada de debate, el 29 de enero. Se trata de uno de los más graves escándalos del régimen.
La exposición de los radicales
Reconstruyamos los hechos. Todo empezó en mayo de 1982, cuando el diputado radical Roberto Cicciomessere presentó en la audiencia provincial de Roma una exposición sobre las llamadas compensaciones de tramitación por la venta de armas italianas al extranjero. En la exposición se afirmaba que las compensaciones se "hincharon" para permitir el pago de consistentes sobres a partidos políticos italianos. Como prueba de ello se expuso en la denuncia una serie de casos en los que las "compensaciones" superaban un 15% del valor de los sistemas de armas vendidos o, como en el caso de Irak, alcanzaban cifras en su valor absoluto totalmente injustificadas e inusuales.
El fiscal sustituto, Doctor Paolini, abrió una investigación haciendo que la policía fiscal obtuviese una documentación imponente sobre las más importantes negociaciones de los últimos años. De ellas salió a la luz el contrato de los Astilleros Reunidos y de Oto Melara para la venta a Irak de 4 fragatas, 6 corbetas, un buque logístico, un dique flotante y la correspondiente munición y soporte logístico por un precio base de 1,825 millones de dólares que con motivo de las revisiones posteriores ascendieron a aproximadamente 2.485. La devaluación de la moneda estadounidense elevó más todavía el coste de este pedido. Los iraquís se vieron obligados a comprometerse fuere cual fuere la cifra debido a su gran interés por el acuerdo paralelo. Ello preveía, de hecho, el suministro de munición para la artillería y para los carros esencial para la realización de la guerra con Irán. Tal y como hemos visto, el fantástico soborno pactado superaba los 135 mil millones de liras. Los beneficiarios son dos afortunados, el s
irio Michel Merhej al Talal que se quedó con la mejor parte, aproximadamente 79 millones de dólares, y el iraquí Nadhmi S. Auchi, titular de la Dowal Corporation de Luxemburgo, que se tiene que conformar con 23 millones de dólares. Cabe especificar que los 135 mil millones de liras corresponden a las sumas que según los documentos de la policía fiscal resultan efectivamente desembolsadas a los dos "mediadores", mientras que las concordadas en los contratos son infinitamente superiores. Spadolini afirmó, de hecho, en una carta al periódico "La Repubblica" publicada en noviembre de 1986 que la entidad del soborno era de 180 mil millones de liras. Un misterio más: puesto que no podemos poner en duda las cifras del por aquel entonces presidente del Consejo italiano, a través de qué canales fueron pagados los 45 mil millones de liras que faltaban en la cuenta final?.
Cossiga, Manca, Forlani, De Michelis en contra
Los pagos de los sobornos se efectuaron en la segunda mitad del 1982 por la "Banca Commerciale Italiana" de Génova y por la "Banca Nazionale del Lavoro" de Lucca. De hecho, durante dos años, ningún ministro italiano estuvo dispuesto a aportar su firma para el decreto de autorización del pago del soborno.
Resultaba difícil justificar bajo el perfil estrictamente comercial una compensación de dicha consistencia, de la misma manera que no era claro quiénes eran los poderosos hombres políticos, capaces de exigir una suma tan elevada, que se escondían tras los beneficiarios oficiales de las compensaciones.
Que el asunto no fuese del todo limpio era algo que habían notado muchas personas. Ya en septiembre de 1980, el ministro de comercio con el extranjero, el señor Manca, habló con el presidente del Consejo, Francesco Cossiga, que ya se había puesto en contacto con éxito con el embajador americano, Gardner, para la revocación del embargo de los Estados Unidos sobre la venta de los motores General Motors de las fragatas clase Lobo destinadas a Irak. Decidieron dar vía libre al acuerdo para el suministro de las naves de guerra pero no autorizaron el pago de la mediación, aunque al cabo de algunos días, se entrevistaron con la delegación gubernamental iraquí que se había desplazado hasta Italia para concluir el mega-contrato para el suministro de la flota de guerra por parte de los CNR y de Oto Melara. No parece ser que esta última decisión hubiese contrariado particularmente a los iraquís.
Igualmente, en el gobierno posterior, el de Forlani, Manca mantuvo la actitud anterior con respecto a las comisiones, reconfortado por el parecer negativo del por aquel entonces ministro de participaciones estatales, De Michelis. La petición para solicitar la autorización del pago de las "compensaciones de mediación" se formalizó por las empresas bélicas italianas el 9 de abril de 1981. En junio se estableció el gobierno Spadolini y en el comercio con el exterior Manca fue sustituido por Capria.
También el nuevo ministro para el comercio con el exterior parecía tener intenciones de adaptarse a los pareceres negativos del anterior. De hecho, en enero de 1982, Capria se dirigió al presidente del consejo italiano, Giovanni Spadolini, para solicitar una decisión sobre la cuestión al rojo vivo de los sobornos. Este se vio obligado a dar este paso debido a la acción de Merhej ante la Chambre de Commerce International del 15 de diciembre de 1981 y al sucesivo acto de desconfianza por parte de los Astilleros Reunidos, patrocinados por el abogado Massimo Severo Giannini, con respecto al ministro Capria.
Según Spadolini, no existían dificultades jurídico políticas.
Spadolini, a diferencia de ambos presidentes del Consejo, Cossiga y Forlani, quiso autorizar el pago de los "sobornos" pero no se atrevió a arriesgarse él solo ante un asunto tan delicado: convocó a los ministros de asuntos exteriores, de industria, de defensa, de participaciones estatales y de comercio con el exterior, cubrían dichos cargos Colombo, Marcora, Laogrio, De Michelis y Capria respectivamente, para llegar a una decisión colegial. No conocemos la naturaleza de las discusiones sino simplemente la conclusión tal y como la refirió el mismo Spadolini: "en aquella reunión se constató cuanto escribió Capria el 26 de mayo posterior, es decir que no existen dificultades jurídico-políticas para autorizar el pago". "Se constató" quiere decir que todos los ministros convocados estaban de acuerdo con Spadolini?.
Llegados a este punto empezaron a definirse la situación: Capria el 7 de junio de 1982 firmó la autorización. Al cabo de sólo dos días, los bancos "Banca Commerciale Italiana" y "Banca Nazionale del Lavoro" empezaron a pagar los fabulosos sobornos a bancas suizas y luxemburguesas.
Desconocido uno de los destinatarios del soborno
Pero otro obstáculo que estuvo a punto de echar a perder el negocio fue que la "Banque Suisse" de Zurich declaró, con un telex al banco "Banca Commerciale", que no podía efectuar el pago puesto que uno de los destinatarios era desconocido. En ese momento, Capria y Spadolini que habían jurado sobre las garantías ofrecidas sobre el "intermediario determinado y reconocible" hubiesen podido, ante la evidente indeterminación de uno de los intermediarios, incluso a bancos como el suizo, que no son demasiado sutiles en lo que a la paternidad del dinero que custodian se refiere, anular la decisión anterior. No sucedió nada de ésto y al final el banco suizo aceptó el pago. A favor de Merhej o de otro?.
Volvamos a la investigación del juez Paoloni. El examen de la documentación confiscada y los interrogatorios efectuados convencieron al magistrado de que el ministerio de comercio con el exterior había autorizado el pago de compensaciones por intermediación sin efectuar las comprobaciones previstas por la ley ven vigor sobre la existencia real de una relación intermediaria previa a la estipulación del contrato, sobre la identificación de las personas físicas o jurídicas destinatarias de las compensaciones y sobre la incidencia y la congruencia de la relación de mediación con respecto al asunto principal. En especial, no hay ni rastro de "mediaciones" efectuadas por los intermediarios para la conclusión positiva de las negociaciones y los intermediarios mismos "no resultan efectivamente identificados". Existe la sospecha de que muchas personas hayan querido encubrir a los destinatarios finales del pastel de 135 mil millones. Puesto que se prefiguraba como mínimo el delito de omisión del deber en calidad de mi
nistros, Paolini remitió por competencia las actas al Parlamento y posteriormente a la Comisión parlamentaria para los procesos de acusación. El instructor confirmó su función de comisión de obstrucción de los procesos contra los ministros, y se apresuró, en diciembre de 1985, a archivarlo y enterrarlo todo. Sólo los nuevos documentos exhibidos por el radical Cicciomessere y por el misino (del MSI) Franchi el 10 de diciembre de 1985 consintieron que se volviese a abrir el proceso.
El otro intermediario tampoco existe
El diputado radical presentó un documento del Registro de Comercio del Tribunal de Luxemburgo en el que se afirmaba que no existía ninguna inscripción ni registro de la Dowal Corporation. Por lo menos en Luxemburgo, la Dowal no existe. Pero no acaba ahí. El diputado radical presentó la documentación de un depósito de 100 francos belgas efectuado por él en la cuenta nº 50482 del banco Paribas de Luxemburgo, a favor de la cual, según las actas de instrucción, la "Banca Commerciale Italiana" había depositado los 23 millones de dólares destinados a la Dowal Corporation. Muestra posteriormente una carta del banco Paribas, que al devolverle los cien francos, afirma que esta cuenta no ha sido abierta a nombre de la Dowal. Nadie en el ministerio de comercio con el exterior había tomado la precaución de comprobar la identidad del beneficiario de 30 mil millones ni la existencia misma de la Dowal en Luxemburgo.
Por lo que se refiere a Merhej al Talal, Cicciomesere muestra el acta del interrogatorio del coronel Giovannone efectuado por el juez Palermo en el que se declara que Merhej es responsable de los servicios de seguridad, especializado en asuntos de oriente medio y un conocido traficante de armas y de droga.
La fulgurante carrera del Presidente Melito
Por su parte, el misino Franchi entrega a la Comisión una carta en la que un tal Nicola Bongia se lamenta de que no le ha sido pagada una compensación de mediación por una presunta intervención suya que tenía por objeto desbloquear la autorización ministerial para el pago de los sobornos que correspondían a Merhej por la cuestión Irak.
La tarea de Bongia consistía en convencer a Merhej para que pagase el 15% de su comisión al ex presidente de la sección del Consejo de Estado Pasquale Melito por sus "mediaciones" con las autoridades gubernamentales. En la misma carta afirma que Melito le comunicó posteriormente que todo el negoció se iba a ir a pique porque Merhej había negociado directamente con la secretaría de Spadolini con resultados positivos. Bongia, evidentemente, no se creyó esta versión de los hechos y reivindicó su parte. Interrogado por la Comisión, Bongia fue evasivo y sustancialmente reticente. Al final del interrogatorio, sin embargo, explicó las razones de su extraño comportamiento. Cuando le preguntaron por qué renunció a la compensación contestó: "Lo siento, pero tuve miedo"..."Aquí, liquidar a alguien es muy fácil". A partir de ese momento no volvió a hablar.
De las pocas investigaciones efectuadas por la comisión investigadora se desprende en particular la fulgurante carrera de Pasquale Melito que de Presidente de sección del Consejo de Estado pasó a ser, al cabo de algunos años, primero asesor de varias empresas aeronáuticas, luego broker asegurador y por último presidente de una sociedad financiera, la Memo services, empresa a la cabeza de las seis que actúan en el sector de los seguros, de la ingeniería y de la informática con una facturación global de más de 100 mil millones. Melito, durante largo tiempo, es asistido en sus actividades por un colaborador valiosísimo, el ex general de los servicios Minerva.
La suerte de Melito parece empezar en el momento en el que conoce precisamente a Merhej al Talal. Melito afirma haberlo conocido en calidad de asesor de Aeritalia en 1981. Pero ello es desmentido por dirigentes de esta empresa que, interrogados por el Instructor, ubican en 1982 la fecha de inicio de los primeros contactos con Mehej. Así pues, quiere decir que Melito conoció en 1981 a este traficante sirio por asuntos privados, tal vez presentado precisamente por Bongia?.
De Auchi a Pazienza
Por lo que se refiere a la Dowal Corporation, las investigaciones del Instructor confirman que "no está inscrita ni ha sido nunca inscrita en ningún registro público de comercio del Gran Ducado de Luxemburgo" y que en la dirección que figura en su carta con membrete, 11, Boulevard Prince Henry, la "mencionada sociedad resulta desconocida". La Dowal es una sociedad panameña presidida por tres ciudadanos luxemburgueses con una sola dirección: 11, Boulevard Prince Royal. Son tres funcionarios del Instituto de crédito Charles Montbrun con sede en dicha calle luxemburguesa. Nadmi Auchi, que según un documento resulta nombrado por los tres administradores de la Dowal su apoderado, a su vez, da siempre la misma dirección. Empiezan a cuadrar las cosas.
Pero existen otras interesantes coincidencias que la Comisión parlamentaria para los procesos de acusación evita descubrir. La Dowal se apoya primero en la compañía fiduciaria Montbrun, transita por la Figed S.A., para llegar al estudio del abogado Nico Schaeffer. Pero la comisión no siempre se da cuenta de que, junto al abogado Shaefer y a un representante de la Paribas, Auchi es administrador de la "Banque Continentale du Luxemburg".
El ensamble de las sociedades continua bajo otras muchas siglas: Matza S. A.; Brosa S.A.; Cargolux Airlines International S.A.; Burglux A.G.H..
Los nombres se entrecruzan y se intercambian, pero todos figuran como fundadores y socios de la asociación "sin objeto de lucro" "Amities Arabes/Luxembourg".
Los últimos eslabones de la cadena están constituidos por dos sociedades, la Sices Luxembourg S.A., representante en Luxemburgo de una empresa italiana que actúa exclusivamente en el sector de la exportación con algunos países de oriente Medio, y la Se Debra S.A.
Esta última cuenta con Nico Schaeffer en el consejo de administración junto al socio de Auchi, como asimismo al "Dr. Francesco Pazienza, medicin, demeurant à Genève". La sombra de la P2 y de los Servicios empieza a delinearse.
A lo largo de los 12 meses en los que la comisión para los procesos de acusación trató con el hecho, no han movido ni un dedo para encuadrar y profundizar esta cadena de conexiones para llegar hasta el verdadero o los verdaderos beneficiarios de los sobornos. La Comisión se ha negado incluso a convocar a Merhej Al Talal y a Auchi, los protagonistas iniciales de la cuestión, para intentar dar una respuesta aunque sea parcial a tantos misterios.
El convincente mensaje de Spadolini a los demás partidos
Pero la guinda del pastel sobre el "negocio" la puso la reunión del Consejo de ministros previa a la respuesta del gobierno ante las interrogaciones sobre el asunto de la implicación italiana en el "Irangate" del 21 de noviembre de 1986.
Las interrogaciones concernían, de hecho, tanto a las exportaciones italianas a Irán como a Irak. Pero el subsecretario de la Presidencia del Consejo, el señor Amato, evita, en el Aula de Montecitorio, cualquier mención sobre Irak. La reconstrucción de los hechos que han provocado este comportamiento del gobierno se hace inmediatamente. Spadolini, con la carta al periódico "La Repubblica" anteriormente mencionada, contesta a los ataques que se iban concentrando sobre su persona: si bien es verdad que como Presidente del Consejo autoricé el pago del maxi-soborno, también es verdad que los ministros de asuntos exteriores, de industria, de defensa, de participaciones estatales y de comercio con el exterior compartieron conmigo dicha decisión. Así pues, no se produce una decisión personal, sino colegial, subraya reiteradamente. En la reunión del Consejo previa a la respuesta del gobierno sobre el Irangate, la señal de Spadolini fue acogida plenamente: se optó por el silencio hermético sobre Irak gracias al polvo
rín suscitado por Irán.
Qué motivos tenía Spadolini?
Alguien conseguirá, ante el Parlamento reunido en sesión común el 29 de enero próximo, resquebrajar el frente de complicidad constituido sobre este auténtico soborno estatal?.
Una sola es la pregunta a la que tendrá que responder el Parlamento: qué motivos indujeron a Spadolini a superar todas las buenas razones que aconsejaron a dos presidentes del Consejo a negar la autorización para pagar dicho mega-soborno?.
N.d.T.: (1) Lockheed: Escándalo con motivo de los sobornos pagados
por la compañía Lockheed para la compara por
parte de la aeronáutica italiana de los
aviones de transporte C-130 Hércules.
Implicado en el asunto el por aquel entonces
presidente de la República italiana Giovanni
Leone.