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EL PAIS - 8 gennaio 1988
PANNELLA Y CRAXI EN EL CONGRESO RADICAL
Editorial de "EL PAIS"

SUMARIO: "El PAIS" dedica su editorial al Partido Radical. Describe en ella la situación incierta del partido ante una posible disolución del mismo. Craxi asiste al congreso radical y a pesar de su inminente viaje oficial a China, encuentra tiempo para escuchar los 70 folios del informe del secretario general del partido, Giovanni Negri. El proyecto craxiano consiste en preparar un agrupamiento de fuerzas socialistas, laicas y progresistas - para cuando tenga que abandonar el poder - que desborde las actuales fronteras del Partido Socialista Italiano y que pueda dar nacimiento a un nuevo polo de atracción en la política italiana. Para ampliar los límites de ese proyecto es esencial una serie de valores que han caracterizado la trayectoria del Partido Radical y que se hallan en la base del carisma del propio Pannella.

"EL PAIS" afirma que "el Partido Radical de Marco Pannella, por el contrario, se creó para hacer llegar a la discusión de la arena política problemas nuevos que no encontraban cauce en un sistema dominado, desde el poder, por la Democracia Cristiana, y desde la oposición, por el partido comunista".

(Editorial de "EL PAIS" del martes 4 de noviembre de 1986) @sommario

Marco Pannella ha logrado, con su propuesta de "nacer que cese la actividad del Partido Radical", colocar al congreso de ese partido en el centro de la vida política italiana durante la última semana. A ello han contribuido sus dotes excepcionales para utilizar con audacia todos los recursos de la política-espectáculo. Pero, sin embargo, existen causas más profundas de ese interés suscitado por las actuales peripecias del pequeño Partido Radical.

Italia se halla en una situación política compleja, marcada por la perspectiva de la dimisión del socialista Bettino Craxi de la presidencia del Gobierno en la próxima primavera para dar paso a un democristiano según el acuerdo al que llegaron los dos partidos. Qué ocurrió a partir de ese momento en el espacio político de la izquierda no comunista? Si el Partido Radical desapareciese, quién heredaría su electorado? Estos interrogantes se encuentran en el trasfondo de las discusiones que se desarrollan en torno al congreso.

El hecho más llamativo ha sido que Bettino Craxi, a punto de partir en viaje oficial a China, encontró tiempo para escuchar los 70 folios del joven secretario radical, Giovanni Negri, y para dirigirse a los congresistas, en medio de grandes aplausos, para insistir en que la permanencia del partido de Pannella era necesaria para la democracia. Con ello, Craxi no hacía un simple gesto, generoso e inocente, de solidaridad democrática. El proyecto craxiano es el de preparar, una vez que tenga que abandonar el poder, un agrupamiento de fuerzas socialistas, laicas y progresistas que desborde las actuales fronteras del Partido Socialista Italiano y que pueda dar nacimiento a un nuevo polo de atracción en la política de aquel país. Para ampliar los límites de ese proyecto es esencial una serie de valores que han caracterizado la trayectoria del Partido Radical y que se hallan en la base del carisma del propio Pannella.

Desde su aparición en los años cincuenta, el Partido Radical italiano ha sido un fenómeno muy especial, sin relación alguna con los partidos radicales tradicionales, que fueron, en los años treinta, piezas fundamentales, por ejemplo, de la II República Francesa y de la II República Española. El Partido Radical de Marco Pannella, por el contrario, se creó para hacer llegar a la discusión de la arena política problemas nuevos que no encontraban cauce en un sistema dominado, desde el poder, por la Democracia Cristiana, y desde la oposición, por el partido comunista. Rompiendo cánones del juego político tradicional, el radicalismo italiano ha sabido reflejar en cuestiones cruciales las sensibilidades de amplias capas populares, y muy en especial las de la juventud. Su papel fue decisivo en los referendos sobre el divorcio y el aborto, se enfrentó con firmeza a las leyes antiterroristas, defendió a los objetores de conciencia y denunció las aberraciones de un sistema judicial anquilosado; desde hace varios años,

por otra parte, ha centrado su actividad en la lucha contra el hambre en el mundo, y ahora se halla en vanguardia en la campaña por el cierre de las centrales nucleares. Los radicales han evitado, probablemente, que amplios sectores de la juventud se decantaran por el comunismo a falta de otra alternativa, y este papel se ha reafirmado en el reciente congreso, con ataques particularmente duros contra el partido de Alessandro Natta, circunstancia ésta que lógicamente juega un papel importante en el diseño de estrategia futura del líder socialista italiano.

El congreso radical ha concluido con el triunfo de Pannella sobre los continuistas, que al principio se presentaban como mayoritarios. Se han aprobado resoluciones un tanto confusas, según las cuales el partido "cesará su actividad" si no logra 10.000 afiliados a finales de 1986 y otros 5.000 nuevos hasta finales de enero de 1987. En caso de desaparición práctica del partido, un comité mantendrá los símbolos del mismo y será una especie de gerente del proceso que se desarrolle a continuación. A pesar de que Pannella es un hombre de decisiones imprevisibles, parece que su intención es la de crear, al margen de unas estructuras partidarias desgastadas, una nueva fuerza política de tipo socialista, radical, libertaria, capaz de atraer a sectores que hoy se muestran descontentos del sistema de partidos. Proyecto coincidente y rival del de Craxi. Ello ha permitido ese acercamiento de los radicales al área socialista que se ha manifestado en el congreso. Pero ello no obsta para que la probabilidad de conflictos en

el futuro sea grande, habida cuenta de las personalidades de Craxi y de Pannella, en las que los rasgos semejantes contribuyen a hacerlas difícilmente compatibles.

 
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