Francesco RutelliSUMARIO: Al término del congreso de Bolonia (2-6 de enero de 1988), Francesco Rutelli no está de acuerdo con las interpretaciones de la prensa, y afirma que la moción final aprobada asume por entero las indicaciones principales de Marco Pannella: "proyectar el Pr a nivel transnacional"; "librarlo de una dimensión de partidito anclado a su tres por ciento". "Del congreso de Bolonia las indicaciones no orientan hacia la abdicación del contexto italiano ni tutelan para nada el partido existente".
(IL MESSAGGERO, 11 de enero de 1988)
Es verdad de la buena que, tal y como ha escrito Ernesto Galli (1) Della Loggia en "la Stampa" del viernes 8 de enero, que con el Congreso de Bolonia los radicales han escogido "vivir su agonía muriendo en el escenario", mientras que Pannella hubiese preferido "el exilio", ante la contradicción - inevitable - entre su vocación netamente democrática y la necesidad de tener por interlocutor-triturador a ese Cónsul partidocrático que se llama Bettino Craxi (2)? Una vez más, el análisis de Galli Della Loggia es brillante y radicalmente anticonformista: no pertenece a esa categoría de comentarios sobre el Partido radical que en plena iniciativa pannelliana lee sólo cosas absurdas y desajustadas, salvo reconocer el genio y la fuerza constructiva algunos años después.
Del Congreso de Bolonia quiero dar una lectura por parte de quienes - según Galli Della Loggia - "le han dado la espalda a Pannella". Para decir, en primer lugar, que la tan cacareada moción final de la que somos autores reanuda y asume totalmente las indicaciones principales de Marco Pannella: proyectar el Pr a nivel "transnacional", sacarlo de la dimensión de partidito anclado a su tres por ciento, para empezar una nueva fase - definida "transpartídica" - que tiene por objeto nuevas agregaciones y alianzas políticas así como electorales. Al comentar en ese momento la moción, Marco ha demostrado no haberla leído en absoluto, o más probablemente, ha querido forzar la interpretación en sentido negativo para granjearse, aunque fuese formalmente el espacio de una autonomía operativa y política que el "grupo dirigente" observa como un hecho positivo, creativo y estimulante.
El programa para el 88 contenido en la moción aprobada en Bolonia es de hecho entre los pocos - de los 34 aprobados en otros tantos congresos - que formaliza un fuerte viraje político y al mismo tiempo contiene objetivos de acción y de organización muy duros. No contiene la llamada "clausula disolvente" (si no obtenemos tal cosa, nos disolvemos) que hubiese sido veleidosa, en el momento de proyectarnos en un contexto transnacional nuovísimo, y para más inri con la anunciada ausencia del mismísimo Pannella.
De Bolonia sale así pues un Pr más maduro, enriquecido: y la confrontación es evidente, en estos momentos, precisamente con la difundida (y llena de curiosidad) percepción de diversidades que hay entre la gente tras un congreso tan vivo, complicado y particular. No tiene razón Ernesto Galli Della Loggia al pintar la opción de Bolonia como, en resumidas cuentas, conservadora. Yo estoy personalmente convencido de que el Pr se mide actualmente con una sociedad que comparte muchos, o incluso casi todos, los nuevos temas de iniciativa (y que los firmaría si, a través de una información correcta, fuese capaz de juzgarlos); pero que no abraza su identidad global, el rigor. La Italia actual es un país que, en su mayoría refunfuña y se las apaña; que es moderna a su manera, y a su manera no tiene ni pizca de ganas de renunciar a pagar los desproporcionados impuestos recaudados por la partidocracia.
De esta manera, yo no quiero darle razón a Galli Della Loggia que, tal vez contra su voluntad, ve en el "Cónsul Craxi" el líder dado (más adecuado que los demócratas liberal-laboristas del Partido radical) para presentarse candidato para gobernar el post-cuarenta años democristiano. Estamos convencidos de que sólo algunas ideas-fuerza, y no una política de poder, pueden dar calidad democrática a la Italia partidocrática: al igual que los derechos civiles, los referéndums, las luchas humanitarias y no violentas. Si se confía sólo a la navegación a vista en el pantano partídico, incluso Craxi acabará contrayendo la malaria local, contra la que no parece estar vacunado en absoluto. De ahí la función insustituible de un Partido Radical no sólo "rompehielo", no sólo "enzima" de nuevos organismos y agregaciones, sino que propone un nuevo método y nuevos programas de mayoría democrática.
He ahí por qué, si se saben leer, las deliberaciones radicales de Bolonia contienen indicaciones diametralmente opuestas a la abdicación del contexto italiano y distintas a la auto-tutela del partido existente. Al igual que no hay contradicción por parte radical, infatigable en los últimos años sino todo lo contrario, en el contexto entre estrategia antipartidocrática y promoción del diálogo con el Psi y las demás fuerzas políticas. Este recorrido no podía practicarse infinitamente, y el Congreso ha acogido plenamente la indicación de Pannella. Ha puesto un "stop", volviendo a proyectar al Pr hacia su antigua dimensión de partido ajeno, en cuanto tal, a la dimensión electoral y al mismo tiempo adecuado para influir e intervenir directamente no sólo en el contexto político interno, sino en el electoral. Todo dependerá del éxito o del fracaso en la conquista de las nuevas acreditaciones de lucha y credibilidad del Partido radical, que ya no es predominantemente italiano sino claramente transnacional, y que est
á a punto de iniciar su trabajo.
N.d.T.
(1) GALLI DELLA LOGIA ERNESTO . Historiador, profesor universitario y periodista italiano. De origen marxiano, posteriormente arribó a puerto liberal, se sumó a la Lista Referendaria en las elecciones de 1992.
(2) CRAXI BETTINO . (Milán, 1934). Político italiano. Socialista, diputado desde 1968. Secretario del Partido Socialista italiano (PSI) en 1976 cambió profundamente la fisonomía del partido a partir de un amplio diseño de reformas incluso institucionales y de unidad de las fuerzas socialistas. Actualmente, venido a menos y condenado por comisiones ilegales y corrupción. Actualmente vive enfermizo y negándose a presentarse ante los jueces italianos, en un chalet súper vigilado en Hammmamet.