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Bonino Emma - 29 aprile 1988
La acción no violenta es necesaria para consolidar el partido transnacional
Emma Bonino

SUMARIO: La acción radical no violenta no es nunca clandestina. Prevé que quién la lleva a cabo se asuma su responsabilidad. Implica delinear una parte adversaria así como un instrumento jurídico y la posibilidad de un cambio institucional. Afirma que los medios tienen que prefigurar y determinar los fines. Pero solo la información logra que la acción no violenta se transforme de mero testimonio individual de lucha política concreta, de la misma manera que sólo la desobediencia civil, el "dar forma y cuerpo" a las ideas puede lograr que la "razonable locura" del partido radical transnacional se convierta en una transición jurídica concreta y no sea simplemente una intuición teórica.

(Actas del convenio "Los radicales y la no violencia: un método, una esperanza. Roma 29-30 de abril de 1988)

Quisiera llevar a cabo algunas consideraciones, incluso con respecto al momento especial que el Partido radical está atravesando. Se trata de reflexiones relacionadas no sólo con el valor absoluto de la no violencia, sino con la necesidad de practicar este instrumento, precisamente en esta fase del partido.

Una parte fundamental de toda la panoplia no violenta y de todas las formas que la no violencia puede cobrar - que me ha llamado mucho la atención sobre todo cuando empecé a militar en el partido radical - es la fórmula de la desobediencia civil. Mejor dicho, la "práctica" de la desobediencia civil.

El segundo elemento, que más adelante analizaré, que es fundamental para toda acción no violenta o libertaria, es el papel imprescindible de la información. Puesto que sólo la información hace que la no violencia logre pasar del dato del testimonio individual al valor concreto de la lucha política. La no violencia, tal y como la entiende el Partido radical, no está relacionada con el dato del testimonio individual, precisamente porque la ambición de un grupo de personas que se llama "Partido radical" es otra ambición, se trata de una ambición a nivel de los valores y de la auténtica política.

Empezando por el papel de la desobediencia civil, que quiero subrayar, vosotros sabéis que Gandhi resaltaba cinco elementos fundamentales de una acción no violenta:

el primero se trata, obviamente, del abstenerse de la violencia física; el segundo, que Gandhi llamaba "disposición al sacrificio", es lo que los radicales pueden haber traducido en la fórmula del "dar forma/cuerpo a las ideas", es decir, tomarse la responsabilidad individual, por ejemplo la responsabilidad de sufrir las consecuencias de haber violado públicamente una ley, habiéndolo declarado en público, es más solicitando que se aplique la ley, "in primis". A este propósito, recuerdo perfectamente la campaña sobre el aborto. Cuando celebramos las primeras reuniones del CISA (1) y del Partido, la Comisaría nos enviaba matemáticamente un telegrama bastante estrafalario: "En el día de hoy a las 15 horas, en Corso di Porta Vigentina 15/1, una serie de personajes pretenden violar el artículo tal y tal del Código penal en vigor; les rogamos apliquen la ley que implica el arresto de dichas personas, para que no se produzca el delito previsto por la ley" etc, etc. El tercer elemento del que Gandhi hablaba es el re

speto de la verdad. No tengo mucho que decir al respecto, pues si bien es cierto que los medios utilizados delinean los fines, el pacto civil de la verdad es un presupuesto imprescindible de la no violencia. El cuarto elemento establecido por Gandhi consiste en lo que él llamaba el compromiso constructivo, y el último elemento era que los medios tenían que ser graduales.

Precisamente porque no se trata de rendir testimonio individualmente, sino de una campaña política, tanto la progresión de los medios como las distintas fases de la lucha tienen que ser programadas con suma atención. La no violencia no se identifica con la espontaneidad, sino que tiene que prever el ritmo necesario de cada fase de la campaña. Puesto que la no violencia activa es sobre todo diálogo, tiene que tener en cuenta los tiempos necesarios de reflexión del adversario (nótese bien que digo "adversario" y no "enemigo"). Si tiene que haber diálogo, al adversario se le tiene que conceder el tiempo de reflexionar, que necesariamente tiene ritmos distintos a los nuestros. Así pues, con respecto a este aspecto de la desobediencia civil, lo que Gandhi ha llamado "disposición al sacrificio" y que en nosotros se manifiesta como asunción de responsabilidades, implica en primer lugar el hecho de que la acción no violenta no es nunca clandestina, no es nunca secreta, sino que por su naturaleza es pública y declara

da; se toma la responsabilidad, por ejemplo, de violar la ley, con las consecuencias del caso, para que la ley se cambie en acuerdos con dictámenes constitucionales o con los grandes compromisos humanos y civiles adoptados a nivel internacional. En ello, otra implicación, relacionada con una actitud de los radicales actualmente reconocida pero que al principio se consideraba una "rareza" nuestra: cuando afirmábamos que a grandes rasgos, una ley cualquiera, por mala que fuese, es siempre mejor que una no-ley. Ello implica evidentemente delinear una parte adversaria así como un instrumento político, e implica también la posibilidad de que se produzca un cambio en el marco institucional, prefigurando en cualquier caso la voluntad de disciplinar un determinado sector para no dejarlo en manos de le ley del más fuerte o de la ley de la jungla. El segundo punto que me interesa mucho subrayar es el papel que desempeña la información en las acciones no violentas y en la práctica no violenta.

Sabemos perfectamente que la diferencia entre un libertario y un absolutista - estalinista o lo que sea - es que el libertario no considera que la verdad esté depositada en un círculo más o menos restringido de personas; el papel de la información en la apertura del debate sobre el tema propuesto es la única manera en la que no se habla entre expertos, o entre clérigos, o entre depositarios de la verdad revelada, sino entre ciudadanos: se ofrece el tema al debate público y a la opinión pública que - en la lógica radical, pero también en la institucional - tiene que expresarse y tomar posición con respecto a una problema cuyos términos sean conocidos y sean públicos.

Pongo un ejemplo práctico. En 1977, la primera postura del Partido radical sobre el tema de la energía nuclear no era en absoluto una postura antinuclear. Yo recuerdo perfectamente la página publicitaria, bajo el título "SOCORRO", con motivo de un Convenio en el que más o menos se decía "yo sé que no sé y precisamente por ello no es posible decidir pero tampoco es posible delegar, a otros, las decisiones sobre un tema cuyos términos me son desconocidos, en una situación en la que no hay debate en Italia".

Se produce la afirmación del principio de conocer para deliberar, y la transición del papel de políticos o de expertos o de grupos que presumen estar acreditados como posesores de la verdad y por lo tanto decidir, al papel del ciudadano no súbdito.

Quisiera recordar un par de reflexiones sobre aquel período del que Angiolo Bandinelli (2) hablaba, en el que no éramos muy populares que digamos, el período - para entendernos - de las Brigadas Rojas (3), y de nuestra definición de "hermanos asesinos".

Aquí, en la documentación del Grupo Satyagraha, hay un artículo que Marco escribió en 1978, cuando Adelaide Aglietta (4) aceptó ser jurado en el proceso contra las BR. Creo que no hace falta que recuerde aquí precisamente en qué periodo histórico Adelaide aceptó desempeñar dicha función en un proceso que no lograba celebrarse desde hacía meses pues no había ningún ciudadano que aceptase ser jurado... Adelaide era por aquel entonces secretaria del Partido, por lo que podía pedir la exención, pero no lo hizo. Tal vez en dicho caso nos aproximamos bastante a ese "espíritu de sacrificio" del que hablaba Gandhi: pero, por encima de todo misticismo, creo que este ejemplo de Adelaide ha marcado verdaderamente la historia de nuestro partido, en términos de praxis diaria.

Marco escribió por aquel entonces: "Quiénes creen que los no violentos son inertes o están desarmados, se equivocan. Hay algo que une profundamente a los no violentos y a los violentos políticos: los unos y los otros consideran que la situación histórica y social en la que viven les exige dar forma, dar cuerpo a sus esperanzas e ideales, a considerar en cualquier caso su existencia en entredicho y sacar las consecuencias. Hay una especie de integridad que les une. Pero los unos creen que los medios prefiguran los fines; y al ser libertarios y socialistas, la vida es para ellos sagrada, sobre todo la de sus enemigos; los otros creen que los fines justifican los medios, y se lanzan al mismo campo de acción del adversario, y ellos también elevan el estandarte del asesinato y de la guerra, justos y sagrados".

Esto escribió Marco. Esto considero yo de suma importancia. La disposición del no violento a dar forma, a dar cuerpo a sus propias ideas, a dar su propio cuerpo. El violento es a veces un suicida, pero en realidad decide sobre el cuerpo de los demás a parte de decidir sobre el suyo, mientras que el no violento decide sólo sobre su persona. He ahí por qué reanudando y en parte "modernizando" a Gandhi, cuando nos dicen que los medios y los fines, lo son todo. Según sean los medios así serán los fines. Si el fin, el ideal, es el de construir progresivamente una Sociedad más justa y más humana, el medio no puede ser un medio violento, no puede ser prevaricación y asesinato, porque el medio utilizado prefigura el tipo de Sociedad que se va a construir.

La misma dinámica histórica ha demostrado que una revolución violenta, nacida asimismo de razones históricamente indiscutibles, precisamente porque se realiza con la violencia no logra frenar el proceso de prevaricación y de muerte, tras haber sido instaurada.

Esta no es una postura ideológica, sino un discurso de método: y la historia de los distintos movimientos de liberación, tanto de derechas como de izquierdas, lo demuestra.

En resumidas cuentas, reflexionaba últimamente sobre la gran epopeya que supuso la Marcha de la Sal llevada a cabo por Gandhi. Dicha acción no violenta tal vez fue posible precisamente porque se llevó a cabo en India, en donde el dominio colonial de los ingleses - por encima d todo aspecto de prevaricación y de opresión - había impuesto un sistema de leyes o en cualquier caso de las instituciones. Asimismo, el apoyo de Gandhi, el que decidió el éxito de su iniciativa, fue llevado a cabo por los cientos de miles de personas que lo siguieron, paso a paso; pero también por el periodista del Times que desempeñó un papel fundamental al alertar a la opinión pública internacional sobre acontecimientos que de haber quedado encerrados en la realidad local no hubiesen conducido nunca a la independencia de India.

Tal vez con otros convenios, o en otros momentos de reflexión, tendríamos que abrir el debate sobre el papel de los Estados nacionales, sobre la independencia como mito o como ideología, sobre el derecho a la autodeterminación, etc... valores que a menudo han sido ideologizados, sobre los que tal vez convendría meditar de nuevo. Para finalizar, y para concluir con un dato actual que nos atañe: el Partido radical ha decidido ser, o bien inventarse de nuevo, partido transnacional. No se trata de una fuga, no tiene nada que ver el hecho de que en Italia haya mucha o poca democracia. Si consultamos los datos de aplicabilidad democrática o política en otros países europeos, temo realmente que otros muchos pueblos tendrían que huir de los distintos Estados nacionales, y realmente no sé dónde podríamos, todos, ir a refugiarnos. Nuestros motivos son otros, tienen que ver con el hecho de que el marco es demasiado estrecho para la solución de los temas principales de nuestra época: es inútil hacer una lista, desde la

ecología hasta el empleo, hasta los problemas del hambre y de la seguridad, el análisis que nosotros llevamos a cabo es que el marco decisional nacional es inadecuado para la solución de los problemas. De ahí la necesidad de una asociación de ciudadanos, denominada Partido radical, que compartan este análisis y sientan la necesidad de otorgar nuevo impulso a un debate - por lo menos europeo - que por el momento se halla totalmente congelado. Se ha desarrollado el aspecto económico de Europa, todos hablan del mercado único de 1992, pero lo que ello comporta en cuanto a consecuencias económicas para los ciudadanos de los distintos países, creo que poca gente lo sabe. En cualquier caso, ha quedado paralizado todo el debate sobre las instituciones europeas, es decir sobre el control democrático, sobre el papel del Parlamento, sobre los poderes del Parlamento con respecto al Consejo de Ministros, etc. Así pues, hay mucho trabajo por delante. Nuestra "razonable locura" ha sido la de inventarnos el partido transnac

ional, algo que nadie ha hecho antes, de manera que no existen modelos a seguir. Pero para que la razonable locura no se convierta en una absurda veleidad, es necesario que haya gente dispuesta a "dar forma, dar cuerpo" a este partido, accionistas que estén dispuestos a correr el riesgo de la empresa. No creo que la idea del partido transnacional se nos haya ocurrido a nosotros porque somos más geniales que los demás; es más probable que lo hayan pensado también otras personas, pero que no lo hayan hecho precisamente porque las dificultades son muchas, a nivel operativo, a nivel político, incluso a nivel jurídico en muchos casos. El partido transnacional, con un secretario general que no sea de nacionalidad italiana, no está previsto, ni reconocido, y en ciertas legislaciones está hasta prohibido. En España, por poner un ejemplo, no se puede depositar un símbolo político con la firma de un responsable que no sea ciudadano español; en Portugal la Constitución prohibe inscribirse a dos partidos; en Turquía est

á prohibido so pena condenas gravísimas, inscribirse a organismos internacionales ni que se trate de la peña para la defensa del color de las mariposas.... Esos cinco o seis inscritos radicales que tenemos en Turquía se juegan de seis a dos años de cárcel (de cárcel turca, no sé si me explico) si se salen con una octavilla en la que figure escrito Partido Radical.

Qué significa todo ello? Que nos vamos a tener que inventar un Derecho transnacional, y ustedes perdonen si les parece poco. Naturalmente, podríamos encontrar hatajos, trucos, pero no queremos. El primer paso del Partido radical transnacional tiene que ser precisamente la afirmación de quererlo ser, y por lo tanto no aceptamos hatajos. Sería más fácil crear el partido radical turco, el español, el griego y el portugués. Pero no resolveríamos nada de es manera, pues ya existen - y son bastante inútiles - las internacionales de los distintos partidos socialistas, comunistas y democristianos. Lo que nosotros queremos afirmar es otro principio: que por encima de las fronteras, de las nacionalidades, de las banderas o de las religiones, los ciudadanos tienen como derecho fundamental el derecho a organizarse libremente para perseguir objetivos comunes.

Entonces, yo creo que para pasar del eslogan abstracto "partido transnacional" a un paso jurídico concreto, muy probablemente vamos a tener que volver a Gandhi. Será necesario, tal y como él decía, graduar los tiempos, los medios y las iniciativas, recurriendo a la desobediencia civil, a la disposición al sacrificio con todas las implicaciones que sabemos, etc. y todo ello ni tan siquiera para construir concretamente el partido transnacional, sino sencillamente para afirmarlo, para afirmar su legitimidad. Y es ahí donde la no violencia, por encima de sus raíces históricas, por encima de los valores que representa y de las demás implicaciones, tendrá que hallar - creo yo - una aplicación inmediata. Aunque sólo sea para afirmar la legitimidad de un partido transnacional de los ciudadanos antes que para construirlo.

N.d.T.

(1) CISA . (Centro italiano sterilizzazioni ed aborti). Centro italiano de esterilización y aborto, fundado por Adele Faccio y Emma Bonino en 1974, promotor de abortos en un primer momento clandestinos y luego abiertamente ilegales. Como sujeto federado al Partido Radical desempeñó una labor esencial en la batalla para la legalización del aborto. Sufrió en la piel de sus dirigentes procesos de gran resonancia.

(2) BANDINELLI ANGIOLO . (Chianciano 1927). Escritor. Formó parte del Partido de Acción; secretario en 1969, 1971 y 1972 del Partido radical del que fue, durante cinco años, tesorero. En 1979, concejal municipal en Roma, diputado de la novena legislatura. Durante años, director de muchas de las publicaciones radicales "La Prueba Radical", "Noticias Radicales", etc.), ha escrito ensayos y artículos relacionados con la historia y la teoría del partido, muchos de ellos recopilados en el volúmen "Il radicale impunito". Colabora con periódicos y revistas, con artículos, editoriales, etc.. y con Radio Radical.

(3) BRIGADAS ROJAS . (Conocidas con las siglas BR). Organización terrorista clandestina de extrema izquierda, nacida en Italia en 1969. Proclamando la revolución obrera, intentó abrir frentes de revuelta armada contra el Estado y el sistema político, reivindicando los atentados, heridos, secuestros, homicidios de políticos, periodistas, magistrados y dirigentes industriales. Tuvo por líder a Renato Curcio. En 1978 secuestró y asesinó a Aldo Moro.

(4) AGLIETTA ADELAIDE . (Turín 1940). Actualmente presidenta del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo. Diputada del Parlamento italiano en repetidas ocasiones. Secretaria del Partido radical en 1977 y en 1978, año en el que salió elegida a suertes para formar parte del jurado popular en el proceso que tuvo lugar en Turín a las Brigadas Rojas y a Renato Curcio. Promotora del CISA (Centro Italiano per la Sterilizzazione e l'Aborto) de Turín.

 
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