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Pannella Marco - 29 aprile 1988
No violencia: la nueva tolerancia laica
Marco Pannella

SUMARIO: La no violencia es el comportamiento de la democracia sin el que la tolerancia, el laicismo, el iluminismo son mera abstracción. Si queremos que cobren forma las fuerzas y la esperanza no violenta tenemos que ser "personas de Ley" que se asocian como partido para garantizar una Sociedad de Derecho. (Actas del convenio "Los radicales y la no violencia: un método, una esperanza", Roma 29-30 de abril de 1988).

He venido sólo para pedir disculpas y para darle las gracias a Laura, y a las Lauras, y a todos los amigos y compañeros a los que debemos esta iniciativa. Hubiese sido más serio, por lo que a mí respecta, - y es lo que me había propuesto, en realidad - intentar escribir algo y mandarlo, pero lo único que he podido hacer ha sido no tomar el avión desde Nápoles para ir directamente a Catania, venir aquí, y marcharme ahora dentro de tres cuartos de hora, si llego a tiempo para coger el avión para Catania.

Es un periodo en el que la carencia de no violencia - que históricamente se ha encarnado en el Partido radical a lo largo de las dos últimas décadas - nos obliga a llevar a cabo un esfuerzo multiple y tal vez falácico y veleidoso para perseguir, a través de instrumentos más "clásicos" de lucha democrática, las urgencias a las que tenemos que hacer frente. Yo he preferido a lo largo de estos años - y no porque crea que sea la forma correcta, cada vez que lo he oído decir me he opuesto y lo he criticado - en los comportamientos, en los caminos que he elgido, equivocarme con el Partido en vez de tener razón solo.

Desde 1978, cuando reflexioné sobre la necesidad de ser coherentes hasta las últimas consecuencias (y de tener la suficiente fantasía y rigor) con el Estatuto, la historia, las ambiciones, las convicciones del Partido radical y hallé el objetivo, la necesidad, el imperativo de encargarnos del derecho a la vida así como de la vida del Derecho) y en octubre concebí el compromiso contra el exterminio causado por el hambre en el mundo...) lo logré - y lo logramos juntos, hasta 1982 - tener, además de la fuerza, también la razón histórica y la razón asociativa, y la razón de puntualidad y la razón de "monotematicidad" suficientes para estar seguros de nuestra absoluta singularidad y adecuación con respecto a los problemas teóricos que se le plantean al pensamiento político, pero también a los prácticos que se le plantean a la vida humana y civil en esta nuestra época.

Posteriormente, tras mi secretaría en el Partido acepté democráticamente - si lo preferís - lo que teórica e intelectualmente no he dejado nunca de rechazar: y fue precisamente cuando se dejó espacio al chantaje realista "hemos de ser capaces de demostrar que sonos capaces de resolver el problema con leyes que sepamos construir".

Creo que la no violencia, al igual que la razón y la razonabilidad, como el derecho y como la fuerza del civismo del Derecho, o consiguen anclarse "antropológicamente", diría yo, en la cultura ya adquirida por cada cual o por todos (así como una parte de esta cultura - tal vez el ochenta por ciento, o el diez por ciento, o el veinte - no puede científicamente dejar de ser albergada, acogida por la conciencia de todos los seres vivos ...) o de lo contrario todo esto es importante, pero no pasa de ser marginal, aunque muy consistente.

Y por lo que nos concierne, el haber dicho - mientras se va a Venus, a Júpiter, a la Luna y acumulamos quince o veinte años más "saber" del que hemos acumulado a lo largo de millones de años - que es posible hacer que florezca el desierto incluso en el Sáhara o en el Sahel, tal y como hacen otros, Israel o Arabia, o como hicimos nosotros a finales del siglo pasado a través de las empresas coloniales o paracoloniales ... es algo que no hace falta demostrar. Teníamos que seguir día a día luchando para que fuesen ellos, que son los que cuentan con la capacidad técnica, los que proporcionasen decisiones técnicas. Al final las hemos proporcionado nosotros, exactas, pero la ley Piccoli (1) - lógicamente ha cambiado en el Senado y en la Cámara; mientras tanto nos hemos encerrado, desde este punto de vista, en el cuadro nacional, porque el apéndice belga ha sido tan desolador como en realidad lo habíamos cultivado, o tal y como nos hemos resignado a cultivarlo. Ha sido un punto, de alguna manera, sin retorno, ese ma

rzo o abril, no recuerdo si del ochenta y tres o del ochenta y dos. Tanto fue así que me encontré una buena mañana, sólo, presentando al final de un Congreso, la resolución de disolver el Partido, y cesar las actividades del Partido.

Y desde entonces, semestralmente, lo hemos conseguido - «por supuesto! - hemos conseguido expresar el "máximo" de lo expresable, en términos de democracia politicista y de democracia política: cada vez con propuestas, razonamientos, replanteamientos sobre nuestras posturas y las de los demás, con ulteriores fragmentos de teoría política que son probablemente los mejores en el mercado, pero que no habríamos expresado probablemente ni tan siquiera "para la posteridad"; porque temo que la historia como historia de las victorias y de los vencedores se convertirá no en dogma pero sí en algo indiscutible en la inflación de comunicaciones que caracteriza nuestra época, ante millones, decenas de millones, cientos de millones de titulares de periódicos tergiversados como el saber - sin posibilidad de conocer, de dialogar ni de metabolizar - en la vida social actual.

Posteriormente, con la cuestión "Gandhi/no Gandhi" seguimos siendo - desde luego - en calidad de Partido, el único lugar, creo, en Occidente (y por lo tanto en todas partes) en el que de manera no clerical, de manera no sectaria, de forma no narcisista la no violencia ha seguido siendo una propuesta y una atención. El partido, actualmente, es ésto.

En Francia y en Italia existen grupos de movimientos no violentos que desde un cierto punto de vista poseen una producción perfecta, extremadamente útil, importante desde el punto de vista de la consolación y del mirarse al espejo, no al de la historia sino al de los propios gestos, intelectuales o no; tenemos un compañero, un compañero de toda la vida como Pietro Pinna (2), que está dispuesto, a vivir ideológicamente - se lo deseo - etermamente o casi, contando si existen algunos decimilímetros o algunos espacios más "así" en la vida de la Sociedad... si existen cincuenta o treinta o setenta personas más que han dado palabras o gestos a la no violencia. Indicando "ayer éramos quinientos treinta, hoy somos cinco mil trescientos sesenta", con un desprecio no gandhiano por la concreta subjetividad de las masas, de los miles y los cientos de millones de personas que insconscientemente se constituyen y aceptan vivir como aristocracias religiosas, aristocracias políticas o civiles, o del pensamiento; y son, por e

l contrario, naturalmente, por desgracia, oligarquías o pequeños testimonios de la esterilidad de lo que proclaman ser la salvación.

Entonces ... hagamos de este florecer algo activo, ahora, de vulgarización sobre Gandhi (existe cada día, por todas partes, sobre todo en Italia, desde nuestro Congreso ... no?). Parece que Gandhi se pondrá de moda dentro de poco como Nietzsche; desde este punto de vista florecerán pensamientos débiles, de fascinaciones, etc... porque, en parte, si observáis al hombre Gandhi - no la posición gandhiana - si observáis a Gandhi, a Tolstoi, a Nitzche a nivel de lo que nosotros llamamos un poco existencial, y por lo tanto de los problemas de moralidad, de amor, de sexo (desde "La sonata a Kreutzer" hasta ... Bagwan, ahora) encontraréis los mismos tipos de preocupación, y a menudo los mismos tipos de respuestas; es compresible que se valoricen tanto Gandhi como Nietzsche: no tanto por lo que han creado, entre fracasos y éxitos, sino por lo privado que - de alguna manera - se recoge en sus vidas.

El Gandhi "riguroso", el Gandhi con problemas de sexo, el Gandhi que se cose el hábito, que se teje la tela... el Gandhi de la sobrina, y de cuestiones similares. Todas estas aspiraciones fundamentalistas han sido marginales, de lo más marginales; indudablemente son sugerentes, porque responden siempre a problemas de una humanidad que - ante los problemas del amor, del sexo, de la existencia - por suerte tendrá mientras viva su tormento, su parcialidad (porque es el honor del individuo, de la persona, y su destino imcompleto, y no el de satisfacer la completación divina, que se alcanza a través del abrazo u otras coas). Pero lo esencial de la no violencia ha sido la prosecución de la cultura del siglo de las luces, el dar coherencia política, civil e histórica a los motivos iniciales de la Revolución francesa y de cualquier otra revolución, y no es casualidad que se haya producido siempre, que después se han convertido en lo contrario, la razón que se convierte en diosa, los holocaustos, los sacrificios, la

muerte como curación de la vida, de sí mismo y de los demás...

Lo que me importa es que la no violencia y Gandhi constituyen a mi juicio, el punto más avanzado, más importante, de afirmaciuón de la .... perdonad la interrupción, está entre nosotros Angiolo Bandinelli, y me suscita cosas feas la presencia de Angiolo. Diría que por ejemplo para nosotros italianos, en los años en los que el máximo filósofo probablemente ha sido Gentile con el actualismo, así pues con la recuperación del Acto, de la pureza del Acto, etc..., ésta gandhiana era la única respuesta, la más grande, la más importante, que volvía a proponer la grandísima importancia del gesto y del medio, incluso con respecto a los fines - diciendo que eso prefigura ésto - mientras en el actualismo de los Kantismos, en los idealismos europeos hasta Gentile (ahora salen foros, de otra manera) se ha producido la aspiración a la identidad absoluta del gesto con el acto y con el absoluto del ser: con antihistoricizaciones, o antihistoricismos limitadores y exagerados.

Para volver a caminar de nuevo un instante hacia el aeropuerto...

(interrupción desde la sala: "Coge el siguiente avión..."). No porque tengo una cita a la que no puedo faltar; «la puntualidad!. Como iba diciendo: yo estaba absolutamente convencido, y lo sigo estando, de lo que he evocado, y mal me ha ido... porque las analogías valen como analogías y los ejemplos como ejemplos; a menudo evoco colores, atmósferas de la estación, del paisaje, y me encuentro con tantos que cogen con tantas prisas un trozo u otro, contrapuesto, de esta evocación, y entonces tengo que tener en cuenta las prisas, las impaciencias, los comportamientos que me hacen responsable de errores garrafales y por lo tanto de vulgaridades e inadecuaciones. Pero siempre he subrayado que el radical-noviolento incluye necesariamente al radical-demócrata (de lo contrario falta a sí mismo y se queda estéril...). El radical-demócrata excluye al radical-no violento. Pero no porque lo desee, «el deseo es exactamente el opuesto!. No se trata de un suplemento del alma ... porque si existiese algo a lo que dar un sup

lemento, esta cosa bastaría ... estaría un poco menos "disfrazada", un poquito menos defendida, pero bueno...

No, el problema es que el radical-demócrata, la radical-democracia, con su sensibilidad y lo que comporta, es inadecuada, y por lo tanto, no llega a ser. El radical-no violento llega a ser. Pero, obviamente, sempre y cuando lo haya sido, si se podrá comprobar, después, que lo había sido; nadie puede decir "yo lo soy".

De todas maneras, el Partido radical transnacional, el Partido radical que obligará a las personas radicales a no tener en el Partido radical la excusa para no comprometerse o comprometerse sólo si el papá o la mamá partido se lo permiten o se lo piden, en la vida política democrática de cada día, este partido sigue, creo, escogiendo teóricamente de forma idónea. Yo siempre digo que para mí "teoría" es lo que se pensaba en Atenas - y yo pregunto: qué es?, la procesión, la necesaria sucesión de ideas, - o si no es como la teoría de las hormigas. Si por teoría se entiende un pensamiento cumplido o un sistema de pensamiento, evidentemente entonces no, el Partido radical no funciona, o no basta.

En resumidas cuentas ... os pido disculpas: acabo siempre hilando lo que no consigue ser pero comprendo que forma parte de la posibilidad de nuestro ser radicales; pero, desde luego, estoy suficientemente convencido - aquí se me podría atribuir la máxima latina, católica y teológica, "fuera de la Iglesia, no hay salvación" - que para aquellos que creen en la gran fuerza, en el mismo tiempo de conservación de vida y de revolución de la vida, en el sentido dulce, continuo, de la palabra "revolución" (mientras no haya sido secuestrada, a lo largo de los dos últimos siglos, por un cierto tipo de lenguaje político - os acordáis no? "revolución" es algo que gira en torno a sí mismo o a un punto - y no hay nada más antirrevolucionario que lo que expresaba la palabra "revolución" cuando se le quitó a la ciencia, en el seno de la cual se había creado y formado) todo esto puede vivir en nuestro tiempo a través de la historia del Partido radical y no de otros; por lo demás no, contaremos con algo distinto (y luego tal

vez se multiplicarán): los puristas, los estilistas...

El otro día, leí en un periódico no violento, precisamente, que lo que ha faltado en Italia, con respecto a América y a la India, ha sido "el líder". Esta es la explicación que he leído en el periódico no violento ... allí tenían a King,... allá a Gandhi... éstos evidentemente habían mirado la foto de Gandhi y la de King y esperaban encontrarse aquí en Italia Kings y Gandhis. Y de vez en cuando, valga el parecido, lo han encontrado también, pero después, no ...; «faltaba la delagadez, la muerte!. Eso, no existían sobre todo estas cosas, no existían los errores de inadecuación no violenta que cometió Gandhi, por lo que treinta o cuarenta mil personas murieron de este error a lo largo de pocos días. No se alcanza a abarcar cuán dramático es todo lo que es creación ...; pero cuántos errores («lo de Ciciolina en comparación no es nada!) provocó Gandhi históricamente, en términos de vida y de muerte. La combinación política de este ideal sin salvaguardarlo suficientemente (aún sintiendo el problema del drama Paqu

istán) con el de la incompetencia nacional... con la falacia, ésta también del todo occidental, del Estado nacional: el Estado nacional es el Estado anti-nacional por definición, porque reduce a una la que no puede ser "una" en ningún territorio: porque sólo a nivel de pequeños territorios y de pequeñas tribus contamos con la unanimidad étnica o nacional y de lenguaje. Tanto en Africa como aquí.

Y por lo tanto, son huérfanos: Pietro Pinna y los demás compañeros, son huérfanos de alguien que haya demostrado ser puro, haber respetado los cánones, y por lo tanto ... no les ha salido bien. Pero vuelven a decirlo, son huérfanos porque - sobre todo - no poseen ninguna cultura del Derecho; y una cultura de la vida que no sea cultura del Derecho, una cultura de la no violencia que no sea cultura de la Ley, una cultura que no presuponga realmente la Torá, la Ley, con la posibilidad de darle forma y mutarla, socrática o volteriana o nuestra... no creo que sea capaz de existir. Por lo que, después, éstos proponen problemas sólo de desobediencia, y sólo de una; esta cosa, por ejemplo, que el motivo asociativo de la no violencia es la objeción fiscal... nosotros la hicimos hace venticinco años, a costa de las armas, aunque era un poco difícil porque por aquel entonces no teníamos dos o tres profesores, uno o dos periodistas, de cuarenta que éramos ...

He ahí por qué (bueno, ahora me tengo que ir, mientras como podréis observar, me entran ganas de quedarme, y ya voy con retraso) existe todo un gran trabajo por hacer, y os doy las gracias por hacerlo: estoy convencido de que con ésto estamos en la justa y recta línea de teoría.

Entonces, la recomendación de siempre a mí mismo es: cuando queramos que cobre forma la esperanza no violenta, la fuerza, el drama no violento, en ese momento - más que nunca - hemos de ser hombres y mujeres, "personas" de Ley, personas de Derecho, y estar asociados en este camino (no como nuestros símiles sino en la medida en la que nuestros símiles son "distintos", los que no sienten tal vez, en ese mismo momento, el mismo impulso no violento); unidos no tanto como comunión de los santos que sienten comunión de sentimientos sino como partido, como "la parte" que se constituye de forma no violenta para asegurar una Sociedad de Derecho; y por lo tanto un Estado de Derecho distinto, con estos valores.

Yo creo que tengo una historia, mientras sea "mi" historia (si es todavía en singular) es la historia de esta convicción; por lo menos me parece - a veces me quedo atónito - totalmente obvia: Gandhi y la no violencia son la completación sin la que las Luces, el iluminismo, el laicismo son una mera abstracción, son una shumaniana incompleta, hermosa, para sí pero, un trozo y no una obra, una sonata y nada más.

Os doy las gracias y os deseo que todo vaya bien.

N.d.T. (1) Ley Piccoli: ley sobre el hambre en el mundo

(2) Pietro Pinna: exponente del movimiento no violento.

 
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