Angiolo BandinelliSUMARIO. "Uno de los grandes descubrimientos de la civilización política de nuestros días es lo mucho que se acentúa la importancia de los derechos civiles", lo cual ha modificado profundamente la relación entre ciudadano y Estado. Dicha acentuación inició cuando, para vencer la guerra contra el nazismo y Japón, las potencias democráticas se remitieron "a una suerte de mesa de los valores universales" que posteriormente cobró cuerpo en la Declaración de los Derechos del Hombre de las Naciones Unidas. Norberto Bobbio ha comprendido la importancia de dichos textos, pero no ha sacado todas las conclusiones posibles. Actualmente, el marco en el que es posible realizar los derechos del hombre es Europa, la Federación europea, "en la combinación dispuesta entre los derechos del individuo y las lealtades múltiples y a varios niveles".
(TRASNAZIONALE: PERCHE', COME, CON CHI?, Convenio organizado por el Partido radical, 19-20 de julio de 1988 - Vuelto a publicar en "IL RADICALE IMPUNITO - Diritti civili, Nonviolenza, Europa", Stampa Alternativa, 1990)
Uno de los grandes descubrimientos de la civilización política de nuestros días es lo mucho que se acentúa la importancia de los derechos civiles en una medida original y fuerte como probablemente nunca antes se había visto en la historia. Ha habido décadas marcadas, no sólo en Estados Unidos, por las luchas para la afirmación de los nuevos derechos civiles, para las minorías y lo marginados pero también para todos y para cada una de las personas, según una fórmula eficaz. Gracias a dichas batallas se ha visto profundamente modificada, en todos los países, la forma, el sistema de las relaciones entre ciudadano y Estado. Tendencialmente, las luchas en pro de los derechos civiles son antijacobinas, protestando contra el Estado ético en sus distintas formas, a menudo latentes, el economicismo estatalista y su primer fetiche el dogma del progreso cuantitativo marcado por el desarrollo incontrolado del PNB elevado a parámetro absoluto. Tendencialmente también, esas batallas conducían a la superación del derecho p
ositivo en nombre de un redescubierto y remozado derecho natural. No sé si vale la pena reanudar una vieja y gloriosa disputa: las Cuatro Libertades en nombre de las cuales, llamando a la recogida a todos los pueblos de la tierra, fue posible acabar con los totalitarismos nazi y japonés, fueron una "invención", incluso instrumental, de gobiernos y Estados, de clases políticas históricamente connotadas. Pero para vencer la colosal guerra fue un juego de fuerza para dichas clases dirigentes remitirse a una suerte de mesa de valores universales por los que el hombre, en cualquier lugar y de todas maneras, tiene derecho a condiciones mínimas que lo reconozcan como tal en toda condición factible y posible: estos valores, y los derechos que se desprenden, se han ampliado posteriormente y consolidado, asentándose en las conciencias de millones, tal vez de miles de millones de seres humanos a través del florecimiento de la Declaración de los derechos proclamada por tal o cual organismo intra y supra nacional de nues
tro tiempo, de la Onu para abajo. Fue Norberto Bobbio (10) el que comprobó y comprendió las posibles implicaciones; que sin embargo no desarrolló en su gran y desconocida fertilidad política. En nombre de dichos valores y de los derechos a ellos relacionados, cargándonos la masa de aspiraciones nuevas e imborrables que se han ido desarrollando en este terreno y por las que las sociedades contemporáneas son irremediablemente - en el sentido positivo de la palabra sociedades de expectativas crecientes, nosotros hoy podemos y debemos mirar a Europa como el cuadro de referencia imprescindible en cuyo marco los valores, derechos y aspiraciones pueden hallar un código institucional, y por consiguiente una historización que ni los deprima ni los cancele, arraigándolos por el contrario en un sistema de derecho positivo independiente de las caducas instituciones supranacionales pero provisto de autonomía originaria. En resumidas cuentas: el Estado-Europa.
En el marco federativo, en el que se tendrá que articular necesariamente el Estado-Europa, los nuevos valores y derechos podrán florecer en formas adecuadas a nuestros días. La combinación dispuesta entre derechos del individuo y lealtades múltiples a varios niveles, se irá realizando una forma de estatalidad plástica y dúctil, abierta y liberadora para los pueblos y los ciudadanos.
10) Norberto Bobbio: "Il problema della guerra e le vie della pace", Il Mulino, 1979.