de Marco PannellaSUMARIO: Cien mil toxicodependientes pobres, o condenados a la pobreza, se ven obligados, por efecto de la ley, y no de la "droga", a llevar a cabo cada año, en total, muchos millones de actos de violencia contra la gente más indefensa, pobre e inerme. El Partido radical quiere y puede convertirse en el partido, en la liga de las víctimas de la "guerra contra la droga".
(Noticias Radicales, nº 180 del 26 de agosto de 1988 de "Il Giornale di Sicilia", del 19 de agosto del mismo año).
Es el régimen prohibicionista contra algunas drogas, las derivadas del opio, de la coca y del cannabis ("Droga" - ésta última - que no merece ni tan siquiera ser considerada) el que ha desencadenado el infierno criminal al que se está descendiendo jirón tras jirón, hasta el último. Si todos los "prohibicionismos" contra cosas y hechos aceptados por vastas capas de la población son funestos y agravan los problemas que pretenden denunciar y curar (Véase los prohibicionismos combatidos con las leyes sobre el divorcio el aborto, y el del alcohol en EEUU), insistir en mantener esta postura, la auténtica "guerra contra la droga" desencadenada a lo largo de las últimas décadas, no logra más que acarrear víctimas y fomentar la criminalidad, y constituye una auténtica catástrofe y un auténtico sistema de criminalización de la sociedad y de los Estados.
Ha llegado la hora de que las víctimas se rebelen y se luche sin complacencias ni otras expectativas contra esta locura criminóloga y criminal que la cultura clínica y cobarde del poder, en el mundo, corre el riesgo de conducir a una situación de masacre de la vida del derecho y del derecho a la vida de la gente.
Cien mil toxicodependientes pobres, o relegados a la pobreza, deben, por culpa de la ley, y no de la "droga", llevar a cabo cada año varios millones de actos de violencia contra la gente más infefensa, pobre e inerme. De estas víctimas no se debe hablar, deben ser ignoradas. El Estado es absolutamente incapaz de prevenir y de reprimir estos millones de delitos. Si se denuncian, la policía lealmente se declara impotente. Yo acuso al moralismo sórdido e infame de quienes en nombre de la "guerra contra la droga", de la defensa de los "toxicodependientes" (que acaban por ser asesinos o asesinados), "droga" a las víctimas de estos millones de delitos impuestos, con una información deshonesta y mafiosa. Acuso a quienes - en nombre del "orden público", de la "moral", de la "solidaridad" («para más inri), de la "justicia" y de la "salud" aplasta estos mismos valores junto a nuestra sociedad. Los legisladores, los que rigen el mundo (algunos centenares o millares de potentes-impotentes, alguna decena que otra en Ital
ia) están desnudos: es una necedad temer ser presuntuosos y dementes al decirlo cuando se trata de las mismas fuerzas y de los mismos estratos que son homogéneos a los exterminios (causados por el hambre, por la guerra, por la miseria, pero nunca por la destrucción del medio ambiente) de decenas de millones de personas. También en esta cocasión, tenemos que declararle la "guerra a la guerra".
La "Guerra contra la droga", de hecho, está causando estragos por todas partes tal y como los causaría cualquier otra "guerra clásica". El único Partido radical, actualmente en Italia, en Europa y como puede (bastante mal) en el mundo está determinado a luchar. Un partido transnacional y transpartídico, el único partido que puede, incluso en Palermo, incluso en Sicilia, pedir confianza a quien es insidiado y pisoteado por la resignación, la desesperación y la derrota. Pide esta confianza y a ella vincula su propia existencia que está en peligro, tan grande es el miedo que infunde a los pávidos de todos los "poderes", oficiales u ocultos.
El Partido radical quiere y puede convertirse en el Partido, en la liga de las víctimas de la "guerra contra la droga", es decir, todos empezando por los toxicodependientes mismos, los esclavos del ejército criminal invencibles por la funesta ley antiprohibicionista, líderes o pequeños traficantes, pero sobre todo por aquellos que estan hartos de ser víctimas de un sistema violento, de ver a la justicia y a la policía destruídos por esta "guerra", de pagar impuestos para ver como se convierten en beneficios gigantescos de la criminalidad organizada y en muerte. Pero para que pueda hacerlo hay que inscribirse y apoyarlo.
Lo escribí ayer, y lo repito hoy porque que la ley prohibicionista es la causa indudable y predominante de las violencias de las que millones de personas son víctimas en pocos años, porque que el Estado y los Estados que imponen esta ley no son capaces de tutelar ni de indemnizar a las víctimas por el estado de las cosas, porque realmente nos damos cuenta de que somos las auténticas "víctimas de la guerra", porque en todas partes existen "daños de guerra", por ello hay que pedirle al Estado que indemnice a las víctimas, tanto en Washington como en Roma, en la Paz o en Palermo, por los daños sufridos. Ha llegado el momento de decir que el poder partidocrático o el militar-industrial son los primeros que poseen un marcado "cariz mafioso".
No es una coincidencia que nadie hable de las "narco-liras, o - si se habla - es para no hacer nada, al igual que con los narco-dólares. Existe un criminal "específico" de carácter mafioso en Sicilia, desde luego, y está determinado por las coladas mafiosas de dinero de los millones de millones que vienen de Roma a enterrar a la sociedad civil y al "mercado" siciliano del sur de Italia. En todo este sur basta mirar fijamente a los ojos a los "políticos" de los distintos poderes para notar que los ojos, ahora ya, son casi todos iguales: las pupilas dilatadas y ciegas por la droga-millones que está por llegar.
Pero quién lo sostiene, lo internacionaliza, lo promueve y lo utiliza, este siciliano "específico", no es más que la "guerra contra la droga", con la criminalidad ponderosa, vencedora y difundida que ella misma nutre. "Mafia", dice usted, alcalde Orlando?. "Mafia", dice usted, vice alcalde Rizzo?. "Mafia" dices también tú, o Verde amiga Battaglia?. "Mafia" retumba el presidente de la Antimafia Chiaromonte que anuncia truenos y relámpagos contra los nombres de los "coludidos" con la "mafia" de los años 60?. «La mafia os está drogando, amigos míos!. Os ha drogado. Y Muccioli (1) no sirve para nada. Para desintoxicaros os propongo a los mafiosos que querrían vivir en vez de morir, asesinados asesinos: una buena dosis de carnets radicales, no violentos, antiprohibicionistas, para vuestro y nuestro derecho a la vida y para la vida del derecho.
N.d.T. (1): Muccioli: Director de un centro de recuperación para
toxicodependientes.