APERTURA DE LOS TRABAJOSSergio Augusto STANZANI GHEDINI
ITALIA - Primer secretario del Partido radical, ingeniero, diputado. Actualment jubilado. Cuando entró por vez primera en el Parlamento era Director central de la Finmecánica. Figura entre los fundadores de la UGI (unión goliarda italiana) y Presidente de la UNURI (Unión universitaria italiana). Participó en la formación del Partido radical coordinando la elaboración del Estatuto. Fue miembro elegido del Senado en 1979 y de la Cámara de los diputados en 1983 y en 1987, en donde ha formado parte del Comité de la Presidencia.
("LOS COSTES DEL PROHIBICIONISMO DE LAS DROGAS" - ACTAS DEL COLLOQUIO INTERNACIONAL SOBRE EL ANTIPROHIBICIONISMO -Bruselas 28 septiembre - 1 de octubre 1988 - Ed. Partido Radical)
Señoras y señores participantes en el coloquio internacional sobre el Antiprohibicionismo, permítanme saludarles en nombre del Partido radical, que en colaboración con el Cora, Coordinadora radical antiprohibicionista, ha organizado el presente encuentro. Este encuentro es quizá la primera ocasión que se da a alto nivel científico tan rico de análisis interdisciplinarios, para investigar con los instrumentos del conocimiento y de la voluntad humana cuales pueden ser las vías para vencer, o por lo menos reducir en la medida posible, una patología planetaria que se nos presenta cada vez más peligrosa para la vida, las libertades y las potencialidades e desarrollo de un número cada vez más elevado de individuos o regiones del mundo.
En el orden del día de este coloquio figuran, junto a los efectos directos más nocivos de la difusión de algunas drogas, la potencia de la criminalidad organizada internacional y la ferocidad de la delincuencia que ha invadido tanto las metrópolis como las pequeñas ciudades. Criminalidad y violencia que sabemos son fruto no de la droga, de ninguna droga en particular, sino de la respuesta social y legislativa que le ha sido dada al problema de la droga.
Yo vengo de Italia, un país que en los pasados días ha asistido, aterrorizado por la ferocidad de los crímenes pero no sorprendido porque forma parte del pan nuestro de cada día en algunas regiones italianas, al asesinato de un alto magistrado del Tribunal de Palermo, asesinado junto a su hijo por mafiosos asesinos a sueldo en la autopista que va desde Caltanissetta, su ciudad natal, a Palermo. Y pocas horas después, a la ejecución mafiosa de un hombre apreciado en los ambientes de la izquierda alternativa, un líder del Sesenta y ocho italiano, que tras haber transcurrido varios años en la India había regresado a Italia, a Sicilia más concretamente, en donde había fundado una comunidad abierta a los marginados, a ex terroristas, a tóxicodependientes; una comunidad libertaria en donde no se le pedía a nadie que renunciase a la heroína, sino que por el contrario, en su seno se combatía, a través de una pequeña emisora televisiva, contra el chantaje que la mafia de la droga impone en toda la zona, hasta contro
lar, cuando no determinar, las principales actividades políticas y económicas.
Un magistrado, un hombre de las instituciones y un personaje desde siempre rebelde al mundo de las instituciones fueron eliminados en pocas horas. La mafia, o las distintas organizaciones que figuran bajo el nobre de la mafia, aparentemente no posee un proyecto político por afianzar. Sin embargo, permítanme que exprese sin más demora la siguiente convicción: estoy seguro de que la mafia, siciliana o no, sí posee un proyecto político determinado que defender, sostener y tal vez incluso financiar. Se trata de la represión penal del comercio de la droga, del Prohibicionismo. Porque toda la prohibición, la riqueza, y por ende la potencia de las organizaciones criminales está destinada irreversiblemente a decrecer hasta niveles en los que, por fin, el choque con las fuerzas del orden podrá favorecerles.
El Partido radical cuenta con una larga trayectoria de política sobre la droga. Tomamos las primeras iniciativas a principios de los años sesenta, contra la criminalización de los jóvenes que fumaban hachís o marihuana, e iban a la cárcel por ello. En 1975, nuestro compañero Marco Pannella fue arrestado precisamente porque decidió desafiar públicamente a la ley y se fumó un porro ante las autoridades de la policía. Otros siguieron su ejemplo en los años sucesivos.
Gracias a estas acciones de desobediencia civil, el Parlamento italiano aprobó una ley que, por lo menos, no castiga el consumo personal de droga, pero sigue conservando desgraciadamente un sistema de represión penal general que ha favorecido, tal y como hace veinte años y hace diez años preconizamos, el crecimiento de los fenómenos sociales que desde hace tiempo han superado, a nuestro parecer, el umbral de alarma. Hace pocos años, nuestro compañero el doctor Luigi Del Gatto, actualmente presidente del Cora, fue arrestado, condenado, absuelto y condenado de nuevo, pero con suspensión de la pena por el valor moral de sus actos, por haber asistido con una terapia a base de morfina a algunos de sus pacientes tóxicodependientes.
En estos últimos años, y en especial a partir de 1984, Marco Pannella ha propuesto en repetidas ocasiones, a través de intervenciones de carácter político y periodístico, debates televisivos y mociones parlamentarias, incluso a nivel europeo, la perspectiva antiprohibicionsita, denunciando el azote planetario que se ha creado fruto del tráfico clandestino de la droga, y por lo tanto gracias a una política desquiciada e incapaz de corregir sus errores. A partir de estos presupuestos nació hace pocos meses el Cora, Coordinación radical antiprohibicionista.
Así pues, nos resulta lógico incluir este tema, la superación de la política prohibicionista de la droga, en la agenda política del nuevo Partido radical nacido en el Congreso de Bolonia del pasado mes de enero, cuando se aprobó la transformación del Pr en partido transnacional. Esta evolución de nuestro partido nos ha permitido evitar definitivamente - así lo esperamos - la propuesta de modelos estatales que, en la actualidad, ante la globalización de las decisiones esenciales, se nos antojan sin sentido y sobre todo ineficaces.
Para un partido de este tipo, en cuyo emblema figura la elección no violenta, no puede dejar de ser crucial la iniciativa contra la política internacional de guerra contra la droga, su fracaso, las degeneraciones que conlleva en el sistema de las garantías liberal-democráticas y del Estado de derecho y la enorme cantidad de violencia que de ella se deriva.
Nosotros esperamos de ustedes, señoras y señores, participantes en el coloquio, su contribución decisiva - no estamos diciendo de expertos - sino de gente experta y al mismo tiempo comprometida civil y socialmente, para emprender un trabajo de reflexión y de acción que nos permita llegar, con la mayor brevedad posible - y sabemos que el tiempo no será breve pero esperamos que tampoco sea demasiado largo - a la reforma, internacional, de las políticas sobre la droga.
Señoras y señores, gracias de nuevo por haber venido a Bruselas. Deseo de todo corazón que el curso de los trabajos se desarrolle positivamente.