Ambrogio VivianiITALIA - Nació en Cremona en 1929 en una familia de tradiciones militares. Casado y con tres hijos. En la Academia militar, comandó durante 9 años al pelotón de la compañía de "Bersaglieri". Es paracaidista civil, militar italiano y alemán y de la Special Force de los U.S.A. Ha frecuentado la Escuela de Estado Mayor Interfuerzas y el Centro de Estudios de Alta Defensa. Prestó servicio en en Estado Mayor del Ejército, ha sido agregado militar en las embajadas italianas en Alemania, Dinamarca y Holanda. Comandó el regimiento de Bersaglieri, de la Brigada Mecanizada y de la Brigada de Paracaidistas. Durante 4 años fue jefe del contraespionaje italiano. Ha dejado el mundo militar en señal de protesta. Se dedica a estudios e investigaciones histórico-militares. Ha publicado 7 libros entre los cuales figuran "Historia de los Servicios Secretos italianos desde Napoleón hasta nuestros días" y "Manual del Contraespionaje". Inscrito al Partido Radical y diputado de reserva en 1989.
SUMARIO: El autor constata el fracaso completo de la represión de los estupefacientes en los siguientes niveles: la producción, el transporte y el consumo. Ello demuestra que, en la perspectiva de disminuir el consumo hay que acentuar la demanda en vez de la oferta. Así mismo, la adhesión a la anti-prohibición resulta necesaria si se opta por la eliminación de la considerable criminalidad ligada con los estupefacientes.
("LOS COSTES DEL PROHIBICIONISMO DE LAS DROGAS" - ACTAS DEL COLLOQUIO INTERNACIONAL SOBRE EL ANTIPROHIBICIONISMO -Bruselas 28 septiembre - 1 de octubre 1988 - Ed. Partido Radical)
INTRODUCCION
Las presentes notas tienen por objeto, desde el punto de vista técnico-operativo y en el ámbito de un intercambio de conocimientos, como así mismo de incertidumbres, sobre la cuestión, demostrar el fracaso de la actual política de represión del tráfico de drogas, proponiendo una revisión de la relativa actividad internacional y nacional e indicar la solución más acertada.
El término droga se utiliza en sentido amplio y genérico; por tráfico de droga se entiende el conjunto de actividades desarrolladas en tres momentos fundamentales: la producción, el transporte y el consumo. Tendremos en cuenta la pertinencia de explicarnos con la máxima sencillez, lógica y claridad de manera que la exposición sea de fácil comprensión para todo el mundo, considerando que el problema se presta a prejuicios y opiniones a priori que la mayoría de las veces no corresponde con la realidad. El problema de la droga en su significado más vasto se plantea en la actualidad a la humanidad sin ningún límite de obstáculo territorial, político, religioso, social, de edad o de cualquier naturaleza. Es un problema que atañe a todos.
Sus aspectos internacionales deben considerarse de especial importancia no sólo para evaluarlos correctamente sino sobre todo para hallar una solución que de ninguna manera puede buscarse exclusivamente en el ámbito nacional, sin por ello olvidar los problemas locales.
No se puede decir que gran número de Estados no hayan reconocido lo expuesto anteriormente. El primer tratado internacional se remonta al 1912 (La convención de la Haya ratificada posteriormente en los tratados de paz de 1919, el primer órgano internacional consultivo sobre el tráfico de drogas fue creado por la Sociedad de Naciones en 1921, y se cuentan por decenas los tratados internacionales que se han ido sucediendo hasta llegar a la Convención Unica de Nueva York de 1961, a su perfeccionamiento en 1972 y a la Convención de Viena de 1971.
En enero de 1987, en la primera conferencia internacional de la ONU sobre el abuso y el tráfico de drogas, la Comisión de narcóticos ha elaborado un "proyecto global multidisciplinario" (CMO) sobre la futura actividad antidroga a la espera de una nueva Convención.
Para la colaboración internacional el máximo organismo es el "Organo internacional para el control de la dorga (OICS)" que se encarga de limitar la producción, tráfico y consumo de estupefacientes a las exigencias médicas y científicas, como así mismo de impedir la producción, el tráfico y el uso ilegal, y también de realizar junto con los Gobiernos interesados asesoramientos regulares y misiones especiales.
El OICS colabora con los demás organismos internacionales entre los que recordamos:
- los de la Organización mundial de la Salud (OMS)
- la Comisión de estupefacientes del Consejo económico y social que desde 1946 dirige la política de la ONU en materia de droga.
- la División de estupefacientes del Secretario de las Naciones Unidas que se ocupa especialmente de los contactos internacionales y las investigaciones.
- El Consejo para la coordinación de las Aduanas
- el Grupo Pompidou del Consejo de Europa
- los Grupos droga de las Comisiones de la CEE
- la Comisión ECOSOC de narcóticos
- el Fondo de las NU para la lucha contra el abuso de droga, (FNULAD) al que Italia contribuye con 65 mil millones
- los de la organización internacional de la policía criminal (OPIC-INTERPOL), de la ICA y de la TREVI.
Denominador común para 75 años de todos estos documentos y organismos internacionales es el criterio de la represión, es decir el de la guerra contra la droga.
La droga es vista lógicamente como un enemigo exterior que ataca a la juventud considerada alíquota cara y valiosa de la población y por lo tanto existe una disposición favorable hacia la represión-guerra vista como actividad justa y noble. Es fácil para los Gobiernos decir que están luchando, sale a cuenta, causa buen impacto decir estamos luchando. Es fácil para la opinión pública aceptar emotivamente este criterio sin profundizar en el tema, aunque ello sea indispensable.
Para poder evaluar correctamente el problema de la droga cabe examinar por separado los tres momentos fundamentales que son la producción, el transporte y el consumo.
LA PRODUCCION
A esta actividad se dedican en primer lugar las grandes organizaciones criminales capaces de llevarla a cabo autónomamente y de asegurarla militarmente con auténticos Ejércitos, Marina, aviación (Khun Sha en Birmania).
Existen Países Productores cuyos Gobiernos con régimen que podríamos definir narcocrático, han hecho de la droga y a veces oficialmente (Laos, Paquistán, Irán, Turquía, Siria y Afganistán), un recurso económico nacional y de conservación del poder; aunque, en definitiva sólo una quinta parte del dinero obtenido va a parar a la producción misma. Por ejemplo, en 1987 los países productores de América Latina (Datos procedentes de la DEA = Drug Enforcement Administration) sobre un valor al por menor de 130 mil millones de dólares han podido ----- (hanno avuto un ritorno) de sólo 20 mil millones.
Pero existen Países (Perú, Méjico, Tailandia) que se convierten o siguen siendo productores porque no cuentan con las estructuras políticas, sociales y militares necesarias para llevar a cabo una represión en el propio territorio por ser éste vasto y accidentado. Y existen países (Colombia, Bolivia, Birmania, Tailandia) cuya clase dirigente está representada o controlada por grandes familias productoras.
Desde luego, las Convenciones internacioneles comprometen a los países que la apoyan (pero sólo a éstos) a llevar a cabo una cierta política y un cierto control pero sabemos perfectamente lo muy a menudo que los tratados internacionales, a pesar de ser útiles y necesarios, sirven para manifestar las buenas intenciones y para disimular las malas.
Así pues cómo impedir la producción, o mejor dicho, como limitarla a las exigencias sanitarias científicas y como controlarla? Existe, tal y como lo hemos recordado, un fondo especial de las NU, el FUNLAD, para asistir a los países productores (en 1987 se han calculado 35) en la reconversión de los cultivos ilegales de droga, pero dicho Fondo se ha demostrado como el enésimo inútil derroche de dinero público a favor sobre todo de quien lo administra.
Se puede concebir que un campesino pueda renunciar al cultivo que más le rinde? Se puede concebir que que elevando su bajo nivel social y cultural abandone los criterios económicos y los beneficios porque le hayan entrado remordimientos de conciencia?
El mismísimo Secretario de las NU ha admitido el fracaso de Fondo informando que los campesinos que habían aceptado las compensaciones económicas habían transformado los cultivos de droga, pero habían invertido el dinero en crear otros cultivos a 50 kms de distancia que rendían aproximadamente diez veces más; que es lo que ha ocurrido en Colombia.
Imponer o actuar con la fuerza militar la destrucción de los cultivos no es realista. Allá en donde se ha producido una intervención militar con la destrucción de las plantaciones, de las pistas de aterrizaje y de los puertos, con el embargo de cientos de avionaes y de naves nunca se ha obtenido el resultado esperado.
Recurrir a una intervención armada, tal y como personas acreditadas han propuesto, para imponer a uno o varios países el cese de la producción de droga, resulta absolutamente irrealizable no sólo desde el punto de vista técnico sino por la reacción de otros Estados. No podría faltar la sospecha de que existiesen otros objetivos además del de la represión del tráfico, así como la legítima protesta por la violación del derecho internacional. Y además, cómo se le puede declarar la guerra a países con los que existen tratados de alianza por intereses de otra naturaleza? Cómo evitar implicar a poblaciones inocentes? Una operación de ese calibre podría tal vez, pero no lo creemos posible, ser fruto de una decisión y realización de las Naciones Unidas siempre y cuando éstas poseyesen un mínimo de capacidad operativa.
Y cuáles serían los resultados? Tras la intervención, la criminalidad organizada volvería a predominar en un ambiente imposible de controlar e inevitablemente desconcertado por la presencia de la guerrilla.
Los costes materiales, morales y sociales de una guerra de este tipo serían tan inmensos como inútiles.
En su conjunto, la represión de la producción no ha provocado más que un aumento de la producción misma y un aumento del coste de la droga.
La solución, no cabe duda, consiste en hacer que la producción dependa únicamente de las exigencias médicas y científicas incidiendo en la domanda al hacer, a través de criterios económicos, que la producción no resulte conveniente o que proporcione menos beneficios que otra.
EL TRANSPORTE
Desde el lugar de producción hasta el del consumo, la criminalidad internacional ha creado una cadena caracterizada por la utilización de medios y sistemas muy diversos entre ellos, múltiples y cada vez más ramificados no sólo para evitar la represión sino para poder llegar hasta el consumidor particular (el nº de consumidores en todo el mundo ha sido estimado en 40 millones).
La cadena está además estructurada por niveles (se calculan seis) de manera que cada operador conozca a un sólo operador del nivel superior y así pues, en caso de represión evite daños a todo el sistema.
En italia, en 1987 fueron arrestados traficantes pertenecientes a 81 países distintos mientras que 545 traficantes italianos fueron detectados en 29 países extranjeros.
Se trata de una criminalidad potentísima por capacidad tècnica, por preparación profesional de los operadores y porque dispone de ingentes, ilimitadas e incontroladas disponibilidades financieras. El tráfico se desarrolla no sólo en el ámbito de las competencias territoriales de cada uno de los países productores (35 en 1987) y de países cómplices (Cuba, Nicaragua etc.) sino también en los espacios aéreos y en las aguas internacionales y en vehículos que tal y como se sabe conservan gran parte de los derechos de extraterritorialidad.
Cómo se pueden parar los barcos y los aviones? Cómo se puede perseguir y detectar los escondites que tienen? Cómo controlar a los millones de paquetes enviados a lo largo y lo ancho del mundo desde el paquete más pequeño hasta el gran contenedor?
Sólo en Italia en un año hacen escala en los puertos y aeropuertos 65.000 barcos y 95.000 aviones internacionales y 122.000 nacionales. Y, quién nos sabe indicar cuántos millones de camiones de mercancias y de vehículos entran cada año en Italia? El Almirante Trost, jefe de las operaciones navales USA, declaró recientemente: "las Fuerzas Armadas y las de la Policía no podrían detener el contrabando de la droga aunque sólo se dedicasen a ello".
Un elemento más que hay que tener en cuenta: la organización del transporte de la droga se utiliza también, dada su existencia y su perfección, para realizar otras actividades criminales tales como el tráfico ilegal de armas, capitales, prostitución, etcétera, etcétera.
Considerado el transporte en conexión con la producción se ha detectado, también en Italia, que las grandes organizaciones internacionales recurren al terrorismo (832 actos graves en el mundo en 1987) para atraer e este campo a las Fuerzas de Seguridad distrayéndolas de la represión del tráfico de droga.
Sólo para la represión se gastan en los EE.UU. 2034 millones de dólares y en Italia 6.000 mil millones de liras.
La única manera de detener tanto el transporte como la producción es interviniendo en la demanda.
EL CONSUMO
En la represión del consumo al que, a pesar de ésta, llega el 95% del producto, parece ser que todo país actúa por su cuenta a pesar de los contactos internacionales, pero tal vez, en la hipótesis de que sea necesario, es imposible actuar de otra manera considerando la diversidad de mentalidades, costumbres, ambientes, etc.
El consumo está determinado, sin lugar a dudas, por la demanda tras la cual existen distintas necesidades determinadas de diversa manera por: reacción a un estado de depresión provocado por otros problemas no resueltos (desempleo, disgustos), búsqueda de una satisfacción distinta con respecto a otras ya obtenidas, motivos triviales como la curiosidad, la imitación, la moda la ignorancia y otros.
Pero antes que nada, el consumo está influido por la oferta. La criminalidad ejerce una auténtica actividad de promoción con la tradicional técnica comercial: oferta de muestras gratuitas, oferta de productos cada vez más eficaces (drogas blandas- heroína-cocaína) y en cantidades mayores (Lava más blanco-pague dos y llévese tres), oferta de dorgas más baratas (Crack), búsqueda de nuevos puntos de venta (Discotecas, pizzerías, salas de juego) etc.
En la fase final (Ultimo nivel) se utiliza a los tóxicodependientes mismo como clientes-propagandistas-traficantes. Es por ello que el 95% de los traficantes arrestados son tóxicodependientes.
En italia según la Ley 685 de 1975, hoy en día obsoleta e inadecuada, se considera patológico cualquier consumo en cualquier circunstancia.
Es de especial importancia observar que en todos los países con el denómeno del consumo se da un aumento cada vez más grande en detrimento de los ciudadanos, de la microcriminalidad es decir de peqeños actos criminales conectados con la existencia de tóxicodependientes para procurarse el dinero necesario para la dosis diaria. Se han detectado por ejemplo en 1987 en la ciudad de Nápoles 420.000 microdelitos conectados con el consumo de droga. A este propósito cave tener en cuenta el fenómeno del victimismo por el que se tiene presente el problema de los drogadictos y se desatiende el de los ciudadanos inocentes víctimas de los primeros. Se exaspera el problema individual en detrimento del problema social de más amplio respiro.
Tal vez esta actitud la determine el horror que provoca la figura del tóxicodependiente en crisis, de la piedad por su estado y por un cierto sentido de culpa colectiva por no no haber sabido prevenir una situación tal.
Si un adulto responsable decide drogarse, la sociedad tiene para con él algunos deberes, tal y como veremos en las conclusiones pero entre éstos no cuenta, desde luego, el de usar la fuerza para protegerlo de sí mismo.Su vida le pertenece al igual que al suicida. Hay que disuadirlo pero no es posible estar en guardia día y noche y tarde o temprano acabará por suicidarse.
No queremos salirnos de nuestros límites de competencia técnico-operativa.
En cualquier caso, independientemente de la solución represiva (Prohibicionismo) o de la reguladora (Antiprohibicionismo), sigue en pie la existencia de incidir en la demanda para el consumo como así mismo para la producción y el transporte.
LA SITUACION ITALIANA
Antes de concluir nos sentimos obligados a enunciar someramente la situación italiana sobre la que no se ha realizado nunca ninguna investigación seria orgánica o cognoscitiva.
En nuestro país los toxicodependientes ascienden a 500.000, lo cual quiere decir, en proporción, como en Francia y en España.
De ellos, unos 30.000 se hallan en tratamiento en los 500 Entes públicos y 300 Entes privados (de los que no existe un registro), sometidos al control y a la vigilancia del Ministerio de Sanidad (Art. 1, ley 685), los cuales sufren carencias en todos los aspectos, no están coordinados entre sí y están mal distribuidos en el territorio nacional.
En 1987 ha ascendido a 1000 el número de muertos por droga (40 diez años antes) pero no se sabe cuántos han muerto en los hospitales y en las clínicas privadas por efectos colaterales así como directos.
Los medios de comunicación, cada vez que se produce una defunción, nos informa con la ritual solemnidad sobre el número de muertos alcanzado en el presente año (En el día de hoy, ha muerto... el número de toxicodependientes asciende a....). De la misma manera se podría y debería por ejemplo expresar al hablar de los muertos por alcoholismo y no lo hace porque a mediados de año se deberían construir frases como: "En el día de hoy, han muerto por alcoholismo 241 personas; el número de alcohólicos muertos alcanzado en el presente año asciende a 38.000" (De hecho, en Italia, el número de alcohólicos muertos al año es de aproximadamente 80.000. Los datos oficiales hablan de 20.000).
Lo mismo ocurre para el tabaquismo, para el tráfico y demás.
De esta manera (y tal vez acompañado de fotografías trágicas) el fenómeno de la droga se divulga emotivamente creando una tensión histèrica artificial en detrimento de una evaluación objetiva del problema y otorgándole primacía con respecto a otros problemas más graves como el del hambre, las armas bacteriológicas y químicas o los desastres ecológicos. De los delincuentes aparecidos en 1987 con motivo de 12.000 operaciones (oficiales 10.090) de la policía (+ 36% con respecto a 1986) han sido denunciadas por tráfico 23.000 (oficiales 19.000 arrestados de los cuales 13.000 encarcelados. La criminalidad italiana, de cada 10 delitos 8 están relacionados con la droga al igual que el 80% de los detenidos. El volumen de negocios del tráfico italiano es de 30.000 mil millones al año (Datos procedentes de CENSIS).
Actualmente, el nivel de fuerza de nuestras tres Policías importantes (Policía, carabineros, Guardia Aduanera) alcanza la cifra de 200.000 hombres de los cuales en cada momento de servicio son aproximadamente 70.000.
Si se tiene en cuenta tal y como hemos visto que 8 de cada 10 delitos están vinculados con la droga, el personal empleado en la represión del fenómeno asciende a 50.000 hombres. Cómo hacer frente a las otras exigencias impuestas por los delincuentes?
El número de delitos relacionados con la droga es tan alto que absorbe prácticamente al aparato judicial sin que éste pueda atenderlos como es debido en tiempos decentes. Y por lo tanto, los demás problemas aun están más desatendidos.
Qué propone el Estado italiano ante una situación semejante? Según la Ley 685 (art. 1) parece ser que recaería sobre el Ministerio de Sanidad toda la responsabilidad tanto nacional como internacional, pero la misma ley (Art. 7) utiliza al Ministerio del Interior para las actividades de prevención y de represión. A ellos se añade un Ministerio de asuntos especiales que en la actualidad está elaborando una nueva ley.
Para la represión, el Ministerio del Interior cuenta con un Servicio central antidroga con las siguientes tareas:
- coordinación entre los repartos antidroga de la Policía de Estado de los Carabineros y de la Guardia Aduanera (y si es necesario y se solicita, los repartos de las Fuerzas Armadas tal y como prevé el artículo 3 de la citada ley)
- cooperación con la Administración Aduanera
- examen de los aspectos internacionales del problema en contacto con Servicios extranjeros análogos, con las oficinas centrales nacionales de la INTERPOL, con sus propias oficinas dislocadas en las Representaciones diplomáticas en el extranjero dependientes del Ministerio de asuntos Exteriores.
Los Servicios secretos desarrollan una actividad informativa sobre la represión de la droga, en parte de forma directa (Ultimo informe de julio de 1988) y en parte de forma indirecta dadas las tareas institucionales en lo que respecta a los SISMI y SISDE, Servicios de las Fuerzas Armadas, Policía Militar, mientras que otros están trabajando sólo de forma directa (UCIGOS = oficina central investigaciones generales y operaciones especiales, Servicio informaciones de los Carabineros y Servicio informaciones de la Guardia Aduanera).
Cualquier lector se podrá dar cuenta de la imposibilidad práctica de hacer que funcione conjuntamente, tal y como sería necesario, toda la retahíla de órganos ministeriales con los que además debería estar conectada la Magistratura.
Segun datos no ciertos pero tampoco desmentidos, el Estado italiano se gasta en la lucha contra la droga 6.000 mil millones al año.
CONCLUSION
Los resultados de 75 años de actividad de represión internacional y nacional del tráfico de droga (producción, transporte y consumo) no han servido para nada. El consumo y el abuso han aumentado dramáticamente. De hecho, si le echamos una ojeada al mencionado informe de 1987 del Organo internacional para el control de estupefacientes (el ya citado OICS) no podemos constatar un fracaso total; el mismo informe tras essersi arrampicato sugli specchi, en el párrafo 5 afirma que "ningún progreso significativo se podrá realizar en la lucha contra la droga si no se reduce la oferta y la demanda".
También fracasado en Italia tal y como demuestra el balance presentado en el informe 1987 del Ministerio del Interior; informe del que ya hemos hablado someramente.
Los organismos internacionales y los Entes privados se han constituido en grupos de presión y de intereses (Intereses también espirituales), conectados al perdurar la política del prohibicionismo y de la represión, estabilizándose y sobreviviendo autónomamente. Particulares y grupos, a través de esta política, justifican su existencia para obtener prestigio, méritos, reconocimientos públicos y a menudo financiaciones públicas. Podemos afirmar que el tráfico de droga se halla en manos de dos tipos de mafia: la mafia y la antimafia.
Las Leyes nacionales y las convenciones internacionales que regulan la guerra contra la droga, tal y como ésta se realiza, no se pueden respetar ni hacer respetar y se demuestran inútiles y sobre todo erróneas.
Ante la constatación del fracaso histórico de la lucha represiva que ha conllevado a la situación trágica con la que nos hallamos en la actualidad, no se sabe hacer nada más que prolongarla mientras la criminalidad crece cada vez de manera incontrolada haciéndose invencible.
Así concluimos.
Hemos visto que la respuesta optimal a los tres momentos del tráfico de droga consiste en actuar en la demanda; esta respuesta, que desde luego no es perfecta, se puede explicar de la siguiente manera: Disuadir - controlar - legalizar.
DISUADIR
Una cultura y una información sobre la droga realizada sistemática, seria y detalladamente puede prevenir y frenar el aumento de la demanda y puede limitar el consumo y evitar el abuso. Entender más y explicar más. Junto a la información se hace necesaria así mismo una disciplina de la publicidad que en la actualidad está dirigida de manera vergonzosa a favor de algunas sustancias psicotrópicas como los superalcohólicos y el tabaco.
Informar no quiere decir prohibir ni mucho menos prohibir con la fuerza. Informar quiere decir así mismo saber informar ya que podría darse una graduación que va de las drogas blandas (vino, tabaco, tranquilizantes, hashish, marihuana etc.) hasta la heroína y similares.
Los potenciales tóxicodependientes y los ciudadanos normales han de ser informados sobre lo que se van a encontrar consumiendo droga y deben ser responsabilizados sobre las consecuencias que dicha elección conlleva tanto para él como para los demás.
Queremos una sociedad de hombres informados y conscientes del bien y del mal y de lo que conviene o no, o bien una guardería infantil en la que imponer (siempre y cuando fuese posible) con la fuerza la elección entre el bien y el mal?
CONTROLAR
El tratamiento y la recuperación de los tóxicodependientes, o mejor dicho de aquellos que desean realizar el tratamiento, forma parte de los deberes del Estado hacia una parte de los ciudadanos a los que no se les debe considerar criminales o viciosos tal y como algunos desearían hacer. Tambien el vicio, la predisposición al mal, la aquiescencia de lo que es reprochable, el error o la debilidad del hombre es una realidad objetiva de la que se debe tomar nota. Como así mismo, se debe respetar la elección personal (no aprobar). Tratamiento y recuperación deben ser el resultado de la información y de la decisión personal pero no pueden convertirse en obligación. Por otra parte, Cómo se podría recuperar obligatoriamente a cientos de miles de personas? Cómo se podría curar a quien no quiere ser curado? Como se pueden aceptar sistemas Hitlerianos o Salinianos? Aquel que, al igual que con el alcohol y el tabaco, exige el derecho personal a elegir la droga no puede librarse del deber de sufrir las consecuencias
y de no hacérselas sufrir a los demás.
LEGALIZAR
Hoy en día el mercado de la droga es libre con oferta indiscriminada e incontrolada y su tráfico no es reprimible con la fuerza. El que desea empezar no encuentra ningún obstáculo.
La demanda del tóxicodependiente, un enfermo o un hermano que necesita asistencia, debe satisfacerse no a través de la criminalidad organizada sino a través de la asistencia del médico de confianza en todos los aspectos, incluido el de la cantidad y la calidad y la del farmacéutico en algunos casos. Respeto, así pues, de la responsabilidad profesional de los médicos y su valorización.
No se espera que la droga se venda como el tabaco o el alcohol pero se espera que se adopte una estrategia sanitaria sustitutivade la estrategia represiva fracasada.
La legalización no es liberalización ni tampoco oferta indiscriminada sino satisfacción controlada de una demanda real. La legalización es el control de un mercado trágicamente libre en la actualidad. La legalización no es aceptación de la normalidad de la droga, así como no es tampoco juicio de la moralidad de la droga.
El problema es indudablemente común e internacional pero con la política de disuadir, controlar, legalizar se podrá:
- eliminar la gran criminalidad conectada con la droga
- eliminar la macrocriminalidad
- librar a la Magistratura y a las Fuerzas del Orden de tanto trabajo, haciendo que estén disponibles para luchar contra los delincuentes (también, desde luego, contra aquellos que podrían ofrecer la droga a los chicos que hasta el momento no han sido molestados).
- destinar el dinero que en la actualidad se gasta inútilmente, para disuadir y controlar así como solucionar otros problemas sociales colaterales al de la droga como la marginación, el desempleo y la ignorancia
- asistir a los toxicodependientes de manera seria y concreta.