Ernesto Ugo SavonaITALIA - Profesor de criminología de la facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Trento. Ha sido visiting en las Universidades de Oxford, Berkeley, y recientemente en la Yale School y en el Institute of Criminology de Cambridge. Ha llevado a cabo numerosas investigaciones en Italia y en otros países. Autor de ensayos entre los cuales cabe destacar: "Derecho y discriminación racial", que trata de la situación existente en Inglaterra, y "Aparatos institucionales y especulación en el sector de la construcción" que trata de la situación existente en Italia. Desde hace algún tiempo, se dedica al análisis económico de los comportamientos criminales y del funcionamiento de los sistemas de justicia penal. En sus investigaciones trata las transformaciones de las distintas formas de criminalidad, la conexión entre criminalidad organizada y criminalidad económica y la individuación de estrategias optimales para contrastar dichas formas de criminalidad. Ultimamente, ha publicado un ensayo titulado "Sistemas de ju
sticia penal y criminalidad organizada".
SUMARIO: Una política de legislación en materia de drogas tendría los siguientes efectos en el plano de la criminalidad:
1) el desentendimiento de las numerosas organizaciones criminales que tienen como única actividad el tráfico de drogas.
2) el viraje inmediato de las organizaciones criminales de gran envergadura, como la mafia italiana, hacia otros mercados legales o ilegales.
3) la aparición de actividades criminales de reemplazo.
4) una disminución de la criminalidad productora de ganancias para los consumidores de drogas.
5) una disminución de la corrupción en la esfera política, judicial y policial.
6) una disminución global del índice de criminalidad y de los daños sociales. Sólo una legislación a nivel internacional podría provocar estos efectos golbalmente más positivos que negativos.
("LOS COSTES DEL PROHIBICIONISMO DE LAS DROGAS" - ACTAS DEL COLLOQUIO INTERNACIONAL SOBRE EL ANTIPROHIBICIONISMO -Bruselas 28 septiembre - 1 de octubre 1988 - Ed. Partido Radical)
Hoy por hoy es un dato consolidado que una cierta parte de los comportamientos criminales está, de forma distinta y a distintos niveles, influenciada por el problema de la droga. Lo que todavía no está claro es, y en el momento actual se pueden elaborar sólo algunas hipótesis, si el "coste" de la criminalidad disminuiría o aumentaría cambiando el actual régimen prohibicionista.
Este informe tiene la intención de hallar una respuesta para este interrogante a través del análisis de los efectos que el actual régimen prohibicionista causa en la criminalidad. Para ello se esbozan hipótesis sobre las posibles transformaciones que se producirían en la estructura de la criminalidad en el caso de que se produjese la legalización.
Se pueden formular diversas aproximaciones al problema. El presente informe otorga primacía al análisis de las interrelaciones entre los distintos segmentos que caracterizan la estructura de la criminalidad conectada con el problema de las drogas. Dichos segmentos se pueden individuar esquemáticamente en consumidores de drogas que cometen delitos comunes, criminales comunes que consumen drogas, consumidores y/o traficantes a diversos niveles, que cometen delitos con respecto al comercio de las drogas (Drug related offenses), criminales que "ocupados" en la actividad del comercio de droga se dedican a otras actividades criminales en ausencia de esas oportunidades.
DROGAS Y CRIMINALIDAD
Datos recientes y procedentes de múltiples fuentes fidedignas y relativos a la asociación entre droga y criminalidad común, obtenidos a través de una sensible mejora de los procedimientos de medición (a través del test de orina), han permitido revelar, con una precisión superior a la de años anteriores, cuántos y qué tipo de criminales son también consumidores de drogas (Graham, 1987). De esta manera, se ha podido saber que en 1984 aproximadamente el 50% de los arrestados resultaba, en el momento del arresto, consumidor de uno o más tipos de droga. Este dato ha ido aumentando a lo largo de los últimos años. En una investigación realizada en Washington D.C. con respecto al 56% de marzo de 1984, cuatro de cada tres arrestados resultaron consumidores de droga en septiembre de 1985. En 1986 en Nueva York, de una muestra de 400 personas arrestadas, el 80% resultó positivo al test de cocaína (42% en 1984). El doble que en sólo dos años a afectado a todas las clases de edad y en particular a los jóvenes con edades
comprendidas entre los 16 y los 20 años (del 28% en 1984 al 72% en 1985).
Se trata de porcentajes relativos a los Estados Unidos. Estos se pueden usar como indicadores, aunque no sean demasiado válidos, para otros países, descontando las considerables diversidades en la consistencia del número oscuro de la criminalidad.
A partir de estos datos se puede saber automáticamente si son los consumidores de drogas los que cometen más delitos comunes o si son los criminales comunes los que consumen más drogas. Sólo se puede establecer que en los Estados Unidos, en presencia de políticas antiprohibicionistas dirigidas a limitar la oferta y la demanda de drogas, se ha duplicado el tanto por ciento en sólo dos años, y ello se debe más a un crecimiento de los consumidores e drogas (pertenecientes a los estratos pobres de la población) que cometen delitos comunes, encaminados a procurarse un rédito y no al e los criminales comunes que se drogan.
Estos datos demuestran que el problema de la droga se asocia siempre al de la criminalidad común. Y ello constituye, sin lugar a dudas, un indicador más de la ineficacia y de la ineficiencia de las actuales políticas represivas.
Es inútil extenderse con los efectos de las políticas prohibicionistas sobre la criminalidad relativa a las drogas (drug-related crime). Esta criminalidad existe porque existen dichas políticas. Entre los muchos efectos seguros cabe destacar dos:
- un fuerte proceso de estigmatización social por parte de la opinión pública con respecto al drogadicto-criminal, inexistente para los alcohólicos, que desempeña una función contraria a la eficacia de las terapias de rehabilitación.
- una acentuación del intercambio de papeles entre consumidor y traficante como recorrido anterior o concomitante con el cumplimiento de delitos comunes, finalizado a procurarse un rédito capaz de costearse los gastos de su dependencia.
Se trata de efectos importantes pero marginales con respecto al interrogante central relativo a las variaciones que comporta la alternativa prohibicionismo/legalización en el escenario global de la criminalidad. La respuesta que el informe quiere dar a esta pregunta se basa forzosamente en hipótesis y por ello es esquemática adrede.
La simulación de efectos en un escenario futuro presupone la individuación de alternativas claras que son numerosas en el seno de la elección simplificada a cosa hecha y esquemática entre prohibicionismo y legalización". En el seno de ambos polos existen diversos tipos de prohibicionismo y diversos tipos de legalización, así como entre ambos existen combinaciones posibles de prohibicionismo y de legalización. Todo ello con respecto a diversos tipos de drogas consideradas ilegales.
En la imposibilidad de considerar todas las alternativas, el informe intenta aislar algunos factores centrales. Ellos pueden abarcar las modificaciones en el seno del mercado (oferta y demanda) de las drogas (heroína, cocaína) y en las modificaciones del mercado más amplio de la criminalidad.
LAS MODIFICACIONES EN LOS MERCADOS DE LAS DROGAS
Con respecto al primero, cabe distingir las modidicaciones en la estructura de la demanda de las de la oferta. En el caso de la demanda de drogas, se puede crear la hipótesis de que ésta aumentaría, en una primera fase, si la medida de legalización comportase que la oferta de droga se controlase a precios de mercado legal, es decir mucho más bajos de los del mercado legal. Probablemente seguiría estable si a los precios "legales", el Estado añadiese un impuesto de tal calibre que no pueda hacer crecer el número de consumidores, sobre todo ocasionales, con respecto al mercado ilegal. Costes y beneficios se hallan en ambas hipótesis. En la de la legalización "simple" la criminalidad inducida por la necesidad de procurarse un rédito disminuiría considerablemente, mientras que aumentaría presumiblemente el número de consumidores ocasionales y habituales. En el segundo caso, el de la liberalización "con impuesto", el número de los consumidores seguiría siendo más o menos estable con respecto al mercado ilegal, as
í como podría ser estable la cantidad de comportamientos criminales inducidos. En este último caso, el Estado recibiría de este impuesto una cantidad de recursos que, junto a los que el sistema de justicia penal se ahorraría (debido a la ausencia de delitos por reprimir) podría dedicarse a iniciativas para el tratamiento de los consumidores habituales y a campañas para desalentar la demanda. Sería esta una inversión mucho más eficiente y eficaz para alcanzar el objetivo de reducir globalmente el número de consumidores de droga con respecto a la actual cantidad de dinero que en el actual régimen de ilegalidad se retiene a los consumidores para invertirlo en potenciar el mercado ilegal de drogas o en otros mercados ilegales, en violencia y en corrupción de los paratos estatales.
Este problema introduce el segundo aspecto, el de las modificaciones en la estructura de la oferta. La creencia tradicional de que el prohibicionismo fomenta el desarrollo de la criminalidad organizada y que la legalización haría que desapareciese es demasiado simplista y no tiene en cuenta gran número de variables. Entre ellas las distintas estructuras de los mercados correspondientes a los distintos tipos de droga (el mercado de la heroína es distinto del de la cocaína), las estructuras organizativas de las "distintas criminalidades organizadas", los territorios sobre los que actúan.
La situación actual relativa a la implicación de la criminalidad organizada tradicional en el tráfico de heroína, parecería orientarse hacia una progresiva reducción de esta presencia, que se inscribe en una preferencia de la criminlalidad organizada tradicional por encargarse de los asuntos lucrativos en el seno de los mercados "legales". los espacios libres están ocupados por organizacionaes más pequeñas que a menudo se limitan al territorio de las operaciones. En síntesis, parece que los supermercados de la heroína vayan disminuyendo de número dejando paso al crecimiento de la organización media al por menor. En esta tendencia se puede tomar el declive de la estructura monopolista que ha caracterizado la gestión de los mercados ilegales por parte de la criminalidad organizada en los últimos años a favor de una estructura más dividida en parcelas y más competitiva. Los porqués de estas transformaciones son distintos y se resumen en una hipótesis: las organizaciones criminales se van modificando en sus estr
ucturas organizativas de manera que reduzcan al mínimo los costes punitivos (crecidos considerablemente con las políticas represivas) y aumentar al máximo las ganancias.
En el mercado de la cocaína, la situación es distinta. las grandes organizaciones criminales han entrado en este mercado sólo de forma marginal. El mercado se encuentra en manos de grandes traficantes y pequeñas organizaciones criminales se ocupan de intermediar y de distribuir al por menor.
Ante este escenario, Qué sucedería si el precio de la droga con motivo de la legalización se redujese hasta tal punto que dejasen de existir las ingentes ganancias obtenidas por su ilegalidad?
La respuesta es necesariamente compleja y merecería que se profundizase en el tema mucho más de lo que lo podemos hacer en el presente informe. Con aproximaciones necesarias y los límites impuestos por las escasas informaciones utilizables para la formulación de escenarios futuros, se pueden hipotizar sólo los siguientes efectos:
- las organizaciones criminales tradicionales tipo la Cosa Nostra o la Mafia Italiana sufrirían en poco tiempo una disminución marginal de sus ingresos global, reconvirtiendo rápidamente en otros mercados legales o ilegales las inversiones efectuadas en el mercado de la heroína;
- las nuevas organizaciones criminales surgidas del mercado de la heroína o por sucesión étnica a nivel local, disminuirían con la legalización de esta droga, a no ser que se produjese una pequeña reconversión plausible en otros mercados, difícil de verificarse por la fuerte competencia de otras organizaciones criminales existentes con anterioridad. Una pequeña parte del mercado ilegal seguría existiendo en caso de que la medida de legalización estuviese acompañada de un impuesto dirigido a mantener alto el precio, contaríamos, al igual que sucede con el tabaco, con una cierta cantidad de contrabando a precios inferiores a los legales. Su dimensión se restringiría siempre que el precio "optimal" para el consumo fuese capaz de desalentar la demanda y paralelamente no fomentar la creación de un mercado que le hiciese la competencia al legal.
LAS MODIFICACIONES EN EL MERCADO DE LA CRIMINALIDAD
El dato más actual y sobre el que vale la pena efectuar una relación más atenta, corresponde a las modificaciones del mapa de los comportamientos criminales provocados por una medida de legalización. También en este caso se desea ofrecer al diálogo una hipótesis de trabajo.
Partiendo precisamente de las consideraciones anteriores en materia de modificaciones de la estructura de los mercados de las drogas, se puede elaborar la hipótesis de que precisamente la persistencia de las grandes organizaciones criminales y la desaparición de las pequeñas dedicadas exclusivamente al tráfico de drogas, influenciaría sustancialmente el escenario de la criminalidad, porque remodelaría las relaciones funcionales que actualmente conectan la criminalidad organizada, la criminalidad económica, la criminalidad común y en parte la criminalidad política, con repercusiones en la cantidad de violencia difundida en la sociedad. Se pueden individuar dos grandes tendencias: la desaparición de algunas actividades criminales y el desarrollo de otras por parte de contornos demasiado difuminados como para esbozar las dimensiones. Un primer intento de analizar los efectos puede conllevar a estas consideraciones necesariamente esquemáticas e interlocutorias:
-disminución de parte de la criminalidad económica ocupada en lavar el dinero sucio;
- mutaciones en la criminalidad común debidas al paso a otras oportunidades criminales (robos, atracos, etc.) por parte de los criminales anteriormente ocupados en el tráfico de estupefacientes, y un aumento de la violencia fomentado por la competitividad entre bandas criminales y por la falta de control de estas actividades por parte de la criminalidad organizada. Datos que para comprender el saldo global de las variaciones en la criminalidad común, se deberían confrontar con la presumible disminución de la criminalidad común productora del rédito para los consumidores de drogas.
- disminución de la corrupción hacia pertenecientes a las instituciones políticas, judiciarias y de policía realizada por organizaciones criminales para facilitar los tráficos ilegales.
CONCLUSIONES
Los escenarios descritos anteriormente constituyen indicaciones sobre las transformaciones que tendrían lugar en las distintas formas de criminalidad con motivo de la liberalización de la oferta de drogas.
Evaluando globalmente estas variaciones, se puede presumir que los niveles globales de criminalidad y el daño social que produce, disminuirían al pasar de un régimen prohibicionista a uno legalizado. La entidad de esta disminución sería más grande si la medida de legalización estuviese acompañada de una inversión masiva de los recursos disponibles, en la recuperación de tóxicodependientes y en el desalentar la demanda de droga, a través de un sistema articulado de medidas para desalentar el consumo.
El nivel de alarma social, importante al influir en opciones favorables o contrarias a la legalización, debería teóricamente disminuir si estuviese influenciado exclusivamente por la percepción de la cantidad y la calidad de los comportamientos criminales de los cuales se podría ser una víctima en potencia. De hecho, además de un saldo probablemente negativo de las variaciones de la criminalidad común, se debería añadir la cantidad de criminalidad que se desalentaría por una mayor eficacia en la represión de la criminalidad en la que se invertirían parte de los recursos que anteriormente retenía la opresión de los reatos relativos a las drogas y que ahora ya no tendrían razón de ser.
Se han indicado algunos escenarios, a partir de las hipótesis teóricas de legalización. La tarea asignada a este informe no permite discutir a qué tipo de legalización referirse, ni de qué tipo de medidas de control y de desincentivación debe estar acompañada. Son nudos cruciales que deben tratarse en la comunidad nacional pues una visión nacional del asunto cambiaría por completo e inmediatamente, incluso en materia de criminalidad, los efectos positivos que aquí se delinean.