Marco TaradashSUMARIO: Conclusiones del convenio: el divorcio entre saber y poder en la campaña de Craxi; la inutilidad de la punibilidad del consumo de droga; el abuso del derecho penal agrava el problema de la droga; la prevención como terreno de confrontación abierta; el antiprohibicionismo como método no violento.
(Actas del Convenio "No alla legge governativa sulla droga, repressiva, illiberale, ingiusta", Roma 14 de febrero de 1989)
Quiero decirle de nuevo a D'Angelo que este no es un lugar de poder, lamentablemente, sino un lugar de voluntad en el que se reúnen el saber, precisamente porque nosotros creemos que en realidad el poder, en su acepción negativa se crea cuando se produce la fractura entre el saber y la voluntad.
Nosotros hemos intentado hacer esta mañana lo opuesto a lo que fue a hacer Craxi (1) en el Senado, ante los senadores socialistas, cuando - me han dicho - dijo: "tenemos que castigar tanto el tráfico, como el consumo, porque si dejamos abierto el camino al consumo legal, entonces no hay posibilidad alguna de frenar el tráfico".
Esto significa no sólo una actitud anti-liberal, sino una actitud anti-científica. Significa no tener en cuenta para nada la experiencia científica adquirida a lo largo de estos años, cuando la prohibición del consumo es tan fuerte que mete entre rejas cada año a casi un millón de personas como en Estados Unidos.
El asunto en el que se basa toda la campaña de Craxi es un asunto erróneo, anticientífico, es una enésima prueba de que el poder, en el momento en el que se separa del saber, se convierte en algo peligroso, una variable enloquecida en el seno de un sistema, porque logra producir exactamente lo contrario a lo que son su mismísimos objetivos. Por anti-liberales que estos objetivos sean no logra ni tan siquiera a producir los objetivos anti-liberales que se propone.
Creo que a lo largo de esta jornada de trabajo hemos obtenido resultados positivos que no tienen que ser enfatizados, sino que tienen que ser subrayados, en el sentido en el que se ha producido el acuerdo de todos nosotros sobre la absoluta inutilidad de castigar el consumo, y sobre todo de castigar al toxicómano, intervenir de esta manera en el lado de la demanda.
El abuso de derecho pena, ha sido dicho y repetido a través de puntos de vista distintos, no hace más que agravar el problema;: desde la deflagración por el golpe de gracia en la ordenación judicial, hasta un crecimiento del poder de la criminalidad organizada, hasta el aumento de los actos de violencia en el seno de la sociedad.
Las víctimas de la droga no son sólo los que están en directo contacto con la sustancia, sino los cientos de miles de personas frágiles, expuestas a diario a la violencia de los que tienen que procurarse dinero para pagar un impuesto a la criminalidad.
Las víctimas de la droga no son sólo los que están en directo contacto con la sustancia, sino cientos de miles de personas frágiles también, expuestas a diario a la violencia de los que tienen que procurarse dinero para pagar un impuesto a la criminalidad.
Por lo tanto, este punto de partida, que para nosotros es asimismo un punto de llegada en este momento esencial del "no" a la ley Craxi-Jervolino, ha sido adquirido en un abanico muy amplio de fuerzas políticas y de operadores sociales.
No hay que infravalorar, creo, la diversidad entre sus contenidos positivos, y será necesario, por lo contrario, discutir de estas cosas, confrontarnos sobre todo con los compañeros comunistas, pues su hipótesis de eliminar las penas para los traficantes, interviniendo por el contrario inmediatamente en el consumidor, el toxicómano, es una hipótesis cuya factibilidad está por demostrar. Si prevención significa algo, y si es verdad que el prohibicionismo mueve cada año una cifra que va desde los cuarenta trillones calculados para Italia, a los quinientos calculados para el planeta, entonces hablar de prevención ante la potencialidad económica, política, bélica de las organizaciones criminales que tienen interés, obviamente, en contar con estas sumas, no significa probablemente que hablar por hablar. Y por lo tanto una eliminación en este sentido no aumentaría nuestra posibilidad de intervención en términos de recuperación, en términos de prevención, etc.
Es una confrontación abierta; muchos de nosotros están convencidos de que la única verdadera prevención son buenas leyes generales, buenas instituciones, buenas formas de intervención y no sólo un impulso ideal que se contrapone, por desgracia, a una capacidad de corrupción, de modificación de la realidad legal y estructural del país, de todos los países del mundo. Pero este es un punto de diferenciación grave y profundo que nosotros nos comprometemos, aquí junto a los que comparten nuestro planteamiento antiprohibicionista - y hemos oído tantas voces en este sentido incluso fuera del mundo radical - para profundizar.
Hemos comprendido esta mañana - pero también ayer por la mañana en el fórum del Partido Comunista, aunque también en otras muchas ocasiones - que somos nosotros la opinión pública, nosotros los medios de comunicación, tal vez, todos juntos, los rehenes de una minoría de personas, una minoría compuesta por ex toxicómanos, de padres de actuales toxicómanos; una minoría que chilla, estridente que se hace fuerte y usa prepotencia a partir de la gravedad del error que ellos han cometido o que están cometiendo.
Esta es la paradoja que tenemos que combatir actualmente: hay una minoría que chilla, en realidad inexperta, que se hace fuerte sólo con la experiencia de un error, que orienta a la opinión pública, orienta a los medios de comunicación de masas y nos cierra a todos en esta espiral de misionarismo un poco sádico, de masoquismo, de auto-redención, una minoría que en realidad no sabe ofrecer una respuesta de fondo al problema central que es la guerra, la guerra que se está librando, la guerra no tanto combatida con respecto a los traficantes, sino la guerra que viene a propagarse en nuestras ciudades.
El problema estriba en si esta guerra - y no estoy de acuerdo con algún amigo que me ha antecedido: el antiprohibicionismo no es una respuesta secundaria porque ha fracasado el prohibicionismo -, que es una guerra que no tendría que haber estallado, una guerra equivocado, porque no se interviene transformando en problema de orden público un fenómeno que necesita sólo respuesta de tipo sanitario y social.
Si se transforma en fenómeno de orden público un problema sanitario social, quiere decir que en el mecanismo hay alguna perversión que cabe zanjar inmediatamente.
Quisiera decirles a los compañeros comunistas, que han introducido en su pensamiento político, en sus mociones la no violencia, que si no violencia significa algo, significa asimismo rechazar los instrumentos de la violencia de Estado en la medida en que sea posible, y por lo tanto no incrementar la necesidad de fuerzas del orden, de ejércitos, de derecho penal, de represión que no será la pena de muerte, sino los veinte, treinta, treinta y cinco, cuarenta años, y en vez de intentar por todos los medios hallar formas de intervención de tipo distinto.
Creo que esta jornada es importante porque marca un momento de gran confrontación, de gran amistad entre nosotros, y creo que en el Parlamento, en el Senado - en donde está la ley en la Cámara - cuando llegue, este tipo de jornadas, estos tipos de encuentros puedan ser realmente los gérmenes, las semillas de algo importante.
Cierro recordando otras semillas, las de la Cooperativa Gente Consciente: algunos de nosotros hemos plantado un campo de marihuana, a algunos de nosotros nos están procesando. No era - no temáis - una iniciativa ni de hedonistas, ni de permisivos, ni de individualistas - lo tiene que saber Gennaro Acquaviva, lo tiene que saber Bettino Craxi - era una iniciativa de gente que considera que utilizar ciertos instrumentos de presión es suicida, y por lo tanto está dispuesta, incluso sin demasiado hedonismo, a arriesgarse a ir a la cárcel para introducir un poco de voluntad y un poco de saber en este fenómeno.
N.d.T.
(1) CRAXI BETTINO . (Milán, 1934). Político italiano. Socialista, diputado desde 1968. Secretario del Partido Socialista italiano (PSI) en 1976 cambió profundamente la fisonomía del partido a partir de un amplio diseño de reformas incluso institucionales y de unidad de las fuerzas socialistas. Actualmente, venido a menos y condenado por comisiones ilegales y corrupción.