Intervención de Marco Pannella ante el Parlamento europeoSUMARIO. La Comisión ha dado grandes pasos hacia adelante incluso con respecto a su imagen, a su potencial. Pero con motivo de la proximidad de las elecciones, es necesario volver a afirmar que no habrá una Europa del ciudadano (o un "espacio social europeo") mientras no exista antes una "Europa del derecho". Y no es verdad que con la "ampliación" este objetivo se alejará: si se realizasen sondeos apropiados, los ciudadanos ingleses o húngaros o de Belgrado responderían de forma positiva. Lo que se necesita no es tanto un nuevo Tratado para la Unión económica, sino una verdadera "unión institucional".
(DISCUSIONES DEL PARLAMENTO EUROPEO; 15 de marzo de 1989)
Pannella (NI). (FR) Señor Presidente de la Comisión, creo que ya hemos dicho, con suficiente firmeza y sumo placer, que consideramos que la Comisión ha dado grandes pasos hacia adelante con respecto a su imagen, a su identidad, y por consiguiente con respecto a su potencial, y no sólo con respecto a su trabajo cotidiano. Yo creo que ello se debe a una gran fuerza de convicción, a la gran fuerza de los ideales que la anima, a la capacidad demostrada en la elección de sus colaboradores y al hecho de que sabe dirigirse no solo a las instituciones sino también a los ciudadanos tal y como ha tenido lugar, no subrayemos su importancia, con motivo de su intervención en el congreso sindical británico.
Por lo tanto, me resulta más fácil, señor Presidente, decirle, con motivo de la proximidad del plazo electoral europeo, con respecto a la que cada cual tiene derecho a caracterizar su propia imagen, su propia identidad, con la máxima claridad, tal y como ha hecho usted, que es nuestro deber así como todo un honor para nosotros, en cuanto miembros de partido y parlamentarios, afirmar que estamos absolutamente convencidos de que no va a haber una Europa de los ciudadanos mientras no exista una república europea y que no será posible potenciar internamente Europa mientras no exista una Europa del derecho. Cuando hablamos de espacio social, uno de los principales caballos de batalla de este año de la Comisión aunque no sólo suyo pues lo cabalgan todos los partidos y en especial el socialista, nos vemos obligados a decir con claridad que creemos que este espacio social que es más bien una suerte de corporativismo con el que algunos creen poder dar fuerza de derecho a los acuerdos que podrán concluirse en el seno
del mundo del trabajo y de la producción, no será más que un espacio social guiado y dirigido por las viejas fuerzas industriales, porque ni la función pública ni los nuevos oficios, ni las nuevas culturas, ni las nuevas realidades, ni los intelectuales, ni los parados, ni los jubilados estarán realmente considerados y representados.
Volvemos siempre al mismo punto: acaso no es una utopía, por generosa que sea, intentar construir Europa sin haber creado antes una Europa de derecho?
Presidente Delors, con ello pretendo sencillamente decir que el aspecto importante, simbólico, de esta situación, nos induce a pensar que no compartimos en absoluto algunos puntos de vista sobre la ampliación. Se ha dicho siempre que agrandarse significa debilitarse y que si se amplía, la totalidad será menos sólida.
Presidente Delors, si examinamos nuestra historia, las cosas no son así. Estoy convencido de que si les preguntásemos a los ciudadanos británicos si prefieren un ejército o doce, una política exterior o doce, contestarían en amplia mayoría que prefieren la primera hipótesis. De vez en cuando haría falta examinar de nuevo los resultados de los sondeos. Si les preguntásemos a los ciudadanos de Budapest o de Belgrado: " Les interesa pertenecer a un Estado europeo en el que no haya catorce ejércitos inútiles sino uno y moderadamente equipado y no catorce ejércitos provistos de armas obsoletas y peligrosas que podrían a corto plazo condenar a muerte de las aguas, el terreno y la biosfera?" Estoy convencido de que la respuesta de estos ciudadanos y de estos pueblos sería la que nosotros deseamos.
Señor Presidente de la Comisión, recientemente nos ha dicho que era necesario un nuevo Tratado para la Unión económica. Pero cuándo? La unión institucional llegue a once, quince o dieciocho años? Podemos prescindir de la fuerza de un Estado de derecho para los problemas sociales, para las minorías, es decir para el 90 por ciento de los ciudadanos que éstas representan? Es falso hablar de minorías silenciosas o acordes; dichas minorías son la realidad de las mayorías y si se las interpelase contestarían que necesitan un Estado. No se puede construir Europa creyendo que el tercer estado podrá serlo sin sublevarse, sin provocar riesgos de estallido.
Mi pregunta es, así pues: se puede llegar a una Europa social, justa y ecuánime, sin la fuerza de un Estado de derecho porque en nuestros Estados los ciudadanos desean cada vez más derechos y libertades? En realidad, el mundo en el que vivimos es el mundo en el que reinan todavía los soberanos, y se difunden, intolerancia y fanatismo. El emblema de nuestro mundo es la condena a muerte de un escritor que nos ofrece, hoy, la imagen de nuestra época.
Señor Presidente, le agradezco su tolerancia, le agradezco porque, una vez más, usted no cree que mis palabras son solo palabras hermosas. Para mí no se trata de demagogia pues creo que mis palabras y las suyas brotan de las mismas profundidades: tendremos que tenerlo en cuenta los dos.