("Número único" para el XXXV Congreso del Partido radical - Budapest 22-26 abril 1989)El 9 de octubre de 1985, Olivier Dupuis, buscado en Bélgica por desertor, se entregó a la policía de Bruxelles durante una manifestación que se desarrolló ante la sede de la Comisión europea.
Olivier Dupuis, militante del Partido radical, licenciado en Ciencias políticas, está comprometido desde hace años en la campaña contra el exterminio a causa del hambre que ha llevado a Bélgica a la aprobación de la ley "Survie". Fue arrestado en Dubrovnic por distribución de octavillas que pedían "Una yugoslavia basada en el derecho, la libertad y la democracia, miembro de la Comunidad europea". En el momento del arresto se presentó candidato a la Cámara belga por la lista ecologista.
La decisión del lugar en el que entregarse a la justicia no fue gratuito. Quiso de esta manera afirmar la necesidad de que la Comunidad europea se encargase de los problemas de seguridad sin delegarlos a improbables defensas nacionales o al aliado americano. Reivindicó que en todos los países de la Comunidad, la objeción de conciencia no se considerase un medio para eludir el derecho-deber de la defensa de la patria, sino un modo distinto de ejercerlo.
Olivier Dupuis no objetó de hecho contra los valores que son la base del servicio militar, es decir, la defensa de la patria. Afirmó esos mismos valores y el propio derecho-deber a apoyar protestando por la legitimidad, la adecuación y la pertinencia de los actuales instrumentos de defensa basados en la defensa nacional y en las armas.
Lo hizo, en primer lugar, renunciando a la exoneración del servicio militar que le había sido concedida por las autoridades militares, reivindicando su derecho a contribuir a la seguridad común. Su "estado de servicio" en la guerra contra el hambre y el totalitarismo lo constituyó el compromiso de sus años de militancia y no violencia.
No se limitó a decir "No" a las armas y a los ejércitos sino que propuso formas alternativas de defensa. Además de la objeción de conciencia, la afirmación de conciencia.
Dupuis afirma que no sirven de nada los cañones y los misiles si no se defienden y garantizan los derechos de los pueblos, si no se trabaja para garantizar el derecho a la vida, las libertades civiles y políticas. La violación de los derechos fundamentales de la persona por parte de los Estados totalitarios es la auténtica y más peligrosa amenaza contra la seguridad de nuestros tiempos. Así se explica la rabia de los millones de desesperados del hemisferio sur del planeta condenados a morir a causa del hambre, del subdesarrollo y del desorden mundial. Con respecto a estas amenazas, los instrumentos militares de defensa son dramáticamente inadecuados e inútiles.
El tribunal militar de Bruselas se hizo el sordo ante el intento de diálogo sobre las nuevas urgencias y fronteras de la seguridad, de la paz y de la defensa que Olivier Dupuis quiere afirmar con su firme testimonio. Fue condenado a 24 meses de prisión contra la petición de la acusación pública de doce meses.
La posición de Olivier, evidentemente mucho más peligrosa que la de los demás objetores, merecía un castigo ejemplar. »Tienes razón - le escribe a la cárcel el Presidente de la Comisión de asuntos institucionales del Parlamento europeo, Altiero Spinnelli - el hambre en el Sur del planeta, la ausencia de derechos en los países del Este y el egoismo de los privilegiados de la libertad y del bienestar de Occidente, son los tres grandes problemas de nuestra época ...»Si por ejemplo un número creciente de jóvenes reclutas empezase a hacerse encarcelar porque rechaza una defensa aparentemente nacional, concebida en realidad como fuerza auxiliar de una defensa asegurada por un poder imperial exterior, y por lo tanto, una defensa aparentemente sin significado y hasta humillante para un pueblo libre; si se reivindicase una defensa común europea regentada por un poder democrático europeo...