Marco PannellaSUMARIO: »La defensa y la seguridad de Israel pueden coincidir con las de otros trescientos millones de europeos afirma Marco Pannella en un artículo publicado en los periódicos israelíes "Jerusalem Post", "Maariv" y "Yediot Ahronoth" con motivo del Consejo federal del Partido radical celebrado en Jerusalén en octubre de 1988. »Ser demócratas significa comprender que los enemigos de Israel no temen tanto sus armas cuanto sus ideales y los de democracia política y social .
("Número único" para el XXXV Congreso del Partido radical - Budapest 22-26 abril 1989)
La fronteras de Israel pueden ser las fronteras de los Estados Unidos de Europa (y del Mediterráneo). Los ciudadanos de Israel pueden ser los ciudadanos de los Estados Unidos de Europa, de la Comunidad Europea.
La defensa y la seguridad de Israel pueden coincidir con las de otros trescientos millones de personas e integrarse en el sistema defensivo que los Estados Unidos de Europa pueden darse y de hecho se están dando en distinta manera.
En este escenario, la paz se puede tratar y afianzar; los territorios ocupados se pueden dejar estratégicamente. Pero sólo en este escenario.
Cualquier otra solución no es más que una falacia, una respuesta precaria.
En el umbral del año 2000, luchar por edificar o defender un Estado nacional - sobre todo si es de dimensiones reducidas - no tiene sentido, es un error estratégico además de un error político. Esta realidad, que la han entendido Estados como Alemania, Francia, Gran Bretaña o Italia, sirve también para Israel, así como para los que luchan por un Estado palestino. Sin embargo, todos los partidos - el mundo entero - parece estar convencido de lo contrario.
Así es como está teniendo lugar una tragedia sin salida y cada vez más grave. La experiencia demuestra que en casi todas partes, en Africa, en América Latina, en el extremo Oriente y en Oriente Medio, las llamadas luchas de "liberación nacional" se han traducido en catástrofes y en regímenes dictatoriales.
Por otra parte, la independencia y la no-alineación, no son más que una falacia y una vergüenza. No se es "independiente" ni se es "libre" cuando las dimensiones de un territorio y de un mercado son reducidas, cuando el presupuesto depende del presupuesto de otros Estados; no se es libre, y la democracia pierde toda relación efectiva con el poder de decisión a nivel histórico y político.
El sionismo, con sus inmensos valores, ha sido concebido mientras en el mundo las luchas por la creación de los Estados nacionales se convertían en cultura de toda una generación intelectual. Ahora, todos esos valores y esas mismas esperanzas exigen una reforma para seguir siendo o para volver a estar vivos y llenos de vitalidad.
Hacen falta sujetos políticos, históricos, capaces de guiar este cambio de ruta. Hacen falta partidos y fuerzas políticas transnacionales, nuevas, para afirmar los ideales de libertad, de justicia, de paz, de tolerancia, para responder a los problemas reales de la humanidad del planeta, saqueados por el desorden establecido y reinante en todas partes.
Hay que acabar con un pacifismo "equidistante" exento de respuestas positivas, tanto desde el punto de vista político como histórico. Ser no violentos significa estar siempre al quite, estar siempre al ataque, contra la violencia y los regímenes violentos.
Ser demócratas significa comprender que los enemigos de Israel no temen tanto sus armas cuanto sus ideales y los de democracia política y social. Estos ideales son los enemigos más temidos por los demás regímenes de Oriente Medio, sin excepción, porque son los únicos que pueden hacer que los ciudadanos, los habitantes sean libres.
En Israel existe una vieja clase dirigente que parece esclava del pasado, y que es incapaz de comprender que las mejores armas son las de un Estado de derecho, las de los derechos civiles y humanos para todos; pero sobre todo, ha demostrado ser incapaz, desde el punto de vista de las ideas y del gobierno, de la administración, de concebir de manera moderna y eficaz tanto la prevención como la represión, moviéndose según una vieja estrategia de hace cincuenta años, que aisla a Israel, en un momento en el que en el mundo predominan el conformismo, la demagogia y la infravaloración del peligro mortal que representan los regímenes totalitarios, tanto si son de derechas como de izquierdas.
El Partido radical pretende luchar para que la Comunidad europea se abra inmediatamente a la plena participación de Israel, objetivo necesario para la defensa de la democracia y por la paz en Oriente Medio, transición indispensable para la liberación democrática de todos los pueblos y de todos sus individuos. Es posible que el Parlamento europeo se decante a favor de esta iniciativa, si esta batalla la lleva a cabo también Israel.
El Partido radical celebrará su Consejo Federal del 21 al 24 de noviembre en Jerusalén en el hotel Intercontinental. Esta medida es necesaria no sólo para el Partido radical sino también para Israel.
El Partido radical no compite con ningún otro partido nacional de ningún Estado del mundo. No se presentará como tal, nunca, a elecciones, y como tal no podrá formar parte nunca de ningún gobierno u oposición "nacional". No es un partido de poder, sino un partido de ideas y de objetivos.
El Partido radical necesita urgentemente inscripciones, subscripciones, militancia, para afianzarse, para no verse obligado a fracrasar y a disolverse.
Los "refuznik" saben cómo y cuánto sabemos luchar por su causa, por sus derechos, así como por los derechos de todas las minorías y de todos los individuos oprimidos y perseguidos. Pero si los "refuznik" y sus familias, los israelíes que quieren encontrar una solución a la tragedia que se cierne sobre ellos y que cada vez se hace más íntima y profunda, si ellos no ayudan al partido radical transnacional, si no "votan" por un futuro y por unas ideas e ideales diversos y nuevos para ellos y para todos, las dificultades podrán con nosotros en vez de ser nosotros los que podamos con ellas.