SUMARIO: Kurt Schmoke, alcalde de color de Baltimore, fue durante siete años fiscal, haciendo condenar a miles de acusados por motivos de droga. Precisamente a partir de esa esperiencia, está realizando en la actualidad una durísima campaña a favor de la legalización de las drogas. A continuación, publicamos algunos fragmentos de su intervención.

("Número único" para el XXXV Congreso del Partido radical - Budapest 22-26 abril 1989)

Es importante reconocer que el prohibicionismo ha sido un completo fracaso en todo el mundo. De hecho, lo único que se ha conseguido con la aplicación de las leyes es agravar el problema, aumentar el precio de las drogas y permitir a inmensas redes criminales que puedan controlar el tráfico de drogas y apropiarse de políticos y de países enteros. Visto el fracaso del prohibicionismo, es el momento indicado para concebir una nueva estrategia. De hecho, muchos países se están acercando al problema no con la aplicación de las leyes sino con una aproximación de carácter sanitario. Creo que la mejor manera de afrontar este problema es considerándolo un problema de salud, disminuyendo las ganancias y poniendo punto final al prohibicionismo.

Estoy convencido de que la violencia disminuiría drásticamente si cambiásemos la política de lucha contra la droga y pasasemos de una aplicación estricta de las leyes a una intervención de la sanidad pública. Hay que tener en cuenta lo siguiente: no es que la gente se drogue, se vuelva loca y se ponga a disparar y a matar. El motivo de tan alto número de homicidios y de robos está estrechamente vinculado a las ganancias que se obtienen con el tráfico de droga y con el control de dicho tráfico. Y son esas ganancias la causa principal del fenómeno de la criminalidad y si eliminamos el factor ganancia del tráfico de droga, estoy convencido de que se podrá reducir considerablemente el índice de criminalidad y mejoraremos la calidad de vida de nuestras comunidades.

Durante siete años y medio he dirigido una oficina que ha perseguido a miles de personas acusadas de haber cometido delitos relacionados con el mundo de la droga, pero reconozco, y hablo por experiencia propia, que el sistema judicial ha fracasado totalmente en su intento por resolver el problema. Creo que lo mejor que se puede hacer por los jóvenes que viven en los guetos, por nuestras ciudades, es quitarles el trabajo a los traficantes de droga, y, obviamente, esto no será posible aumentando sus ganancias sino quitándoselas.