SUMARIO: El 14 de febrero de 1987, la organización terrorista "Brigadas Rojas" asaltó una furgoneta de correos. Durante la operación, murieron dos agentes de policía. Un grupo de detenidos, en su día miembros de distintas organizaciones terroristas, algunos de ellos condenados a cadena perpetua, otros a varios años de reclusión, actualmente militantes del Partido Radical, se dirigieron con un llamamiento a los "compañeros asesinos": »No hay proyectos, ni futuros, ni humanidades ni esperanzas que valgan una vida, la de nadie .
("Número único" para el XXXV Congreso del Partido radical - Budapest 22-26 de abril 1989)
No podemos guardar silencio.
No podemos salvar nuestra conciencia con el silencio, la distinción y la lejanía.
No nos podemos esconder tras un fácil olvido, separarnos acentuando las diferencias, distanciarnos en el espacio y en el tiempo.
Tenemos que hablar, tenemos que decir lo que pensamos porque somos y queremos seguir siendo parte implicada, porque hemos pensado y sentido las mismas cosas, porque son hijos nuestros, de la idea de revolución que nos impulsó hace tanto tiempo, y de la que fuimos también hijos.
Tenemos que intervenir, tenemos que estar presentes porque estamos y queremos estar implicados, porque somos y queremos ser responsables, porque hemos reaccionado a tiempo llevando a cabo, hasta las últmias consecuencias, pensamiento y sentimiento, con trágica coherencia y oscura pasión.
En la historia de la República italiana, cometimos de nuevo el homicidio político. Rompimos el espejo, consumimos la imaginación revolucionaria desatendida pero siempre atendible, inatendible pero siempre atendida. En la nueva creación tras la segunda guerra mundial, cometimos un pecado original.
Este terrorismo está realmente exento de cualquier causalidad, de cualquier herencia. Adolece de razones políticas, sociales y económicas propias, y mucho más todavía de finalidad por conservar y transmitir. No se explica ni tan siquiera con el servicio a algo o a alguien, o con la monstruosa connotación sagrada de un gesto que nadie se hubiese atrevido a realizar. Este terrorismo adolece básicamente de cualquier trazo de principio de legitimidad, es decir de realidad y de factibilidad civil.
Y sin embargo, algunos epígonos parecen manifestar una desconcertante continuidad con la peor parte de nosotros, la pura ideología, el acto puro fruto sencillamente de una idea. En lo que de ellos aparece, experimentamos de nuevo lo peor de nosotros mismos.
Por lo tanto, debemos presumir, confiar, anhelar que la parte oculta de su humanidad encierre asimismo lo mejor de nuestro corazón, de nuestra alma. Hacer posible que salga a flote, que viva.
A aquellos que se denominan Partido Comunista Combatiente o Brigadas Rojas queremos decirles que su parte noble y desinteresada - la idea, el porvenir, el hombre - que parecía brindar a nuestros actos una justificación, ahora nos parece insostenible e insoportable.
No existen proyectos futuros, ni humanidad, ni esperanzas que valgan una vida, la vida de quien sea, ni la nuestra ni la vuestra, de compañeros asesinos.
Es insoportable e insostenible canjear carne y sangre por una abstracción, suprimir lo que existe por lo que todavía no existe, sacrificar en nombre de otros, aquí, por lo que sucede en otro lugar.
Matar es realmente primitivo, enajenante, fuera de tiempo y de lugar. La violencia no salva, acelera la carrera hacia la muerte, mata aun cuando es innovación. Aquel que hoy mata, quién usa la fuerza para conquistar un poder, se condena a matar y a usar la fuerza para conservarlo, en la hipótesis de que lo logre (y nada - por suerte - nos hace pensar que eso pueda suceder).
La calidad de vida hoy, de las relaciones entre los hombres, de las acciones cotidianas impone su marca en las calidades del mañana. Es bueno educarse para esta actualidad. Y si a la fuerza debemos apostar por algo, apostemos por la vida, una vida, aunque sea una sola, la primera que encontremos, tanto si se puede como si no se puede salvar, tanto si se quiere como si no se quiere salvar.
Para vivir bien y tener esperanza, y querer actuar, la vida siempre está a la orden del día.
No matéis. Matar es siempre una pérdida.
No existe historia de la salvación, compañeros asesinos, que pueda continuar si se trunca una vida.
Firman el documento:
- MAURICE BIGNAMI, ex-miembro de Primera línea, condenado a dos cadenas perpetuas, inscrito al Pr;
- SERGIO D'ELIA, ex-miembro de Primera línea, condenado a 30 años, inscrito al Pr;
- LUCA FRASSINETI, ex-miembro de la COLP (1), condenado a 30 años, inscrito al Pr;
- ROCCO MARTINO, ex-miembro de Acción Revolucionaria, condenado a 30 años, inscrito al Pr;
- CIRO LONGO, ex-miembro de Primera línea, condenado a 30 años de cárcel, inscrito al Pr;
- MARIO ROSSI, ex-miembro de organizaciones extra-parlamentarias de derechas, condenado a 25 años, inscrito al Pr;
- NANDO CESARONI, ex-miembro de Primera línea, condenado a 30 años, inscrito al Pr;
- SALVATORE PALMIERI, ex-miembro de Primera línea, condenado a 20 años, inscrito al Pr;
- LIVIO LAI, ex-miembro de NAR (2), inscrito al Pr;
- VINCENZO DE STEFANO, ex-miembro de las Brigadas Rojas, inscrito al Pr.
Notas: (1) COLP - Comités Obreros Libertarios Populares.
(2) NAR - Núcleos Armados Revolucionarios.