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Teodori Massimo - 1 aprile 1989
Veinte años de historia radical. Battallas, victorias y derrotas
Massimo Teodori

SUMARIO: En seis mil palabras, la historia de un grupo político, pequeño pero no sectario, que ha conseguido en treinta años de historia, hasta nuestros días predominantemente italiana, construir las grandes mayorías sociales y políticas que han modificado la sociedad civil italiana y haciéndola más libre y democrática. Las batallas, las victorias, las derrotas de un partido que pone en juego su propia existencia en pos de objetivos que, de realizarse, cambiarán la historia de Europa, la geográfica mucho antes que la comunitaria. Esos objetivos son los Estados Unidos de Europa como institución del derecho y de las libertades capaz de superar el cáncer de los egoismos nacionales para ser lugar de paz, de seguridad y de desarrollo tanto en los países del este como en el hemisferio sur del planeta; la lucha contra el imperio criminal formado a partir del comercio de la droga y alimentado por las locas leyes prohibicionistas.

("Número único" para el XXXV Congreso del Partido radical - Budapest 22-26 abril 1989)

1. ORIGENES Y RAICES DEL PARTIDO RADICAL

El Partido radical se fundó a mediados de los años cincuenta por liberales progresistas, elementos que provenían de un partido antifascista de izquierdas no comunista muy activo en las resistencia al nazismo y al fascismo (Partido de acción) y por jóvenes pertenecientes a movimientos juveniles y universitarios. En el centro de su acción se sitúa la democracia, las libertades viejas y nuevas, la justicia social y de los ideales que se remontan a la democracia federalista y republicana del Resurgimiento, al antifascismo de los grupos liberal-socialistas y al pensamiento y la acción laica para la separación entre Iglesia y Estado. En 1962, un grupo de radicales jóvenes, con el liderazgo de Marco Pannella asume la herencia del partido dando vida a una nueva organización caracterizada por el internacionalismo federalista, el antiautoritarismo, la no violencia y la desobediencia civil.

El Pr ha sido al mismo tiempo partido y movimiento. Ello ha suscitado, organizado, dado voz y representación a las necesidades de los ciudadanos de más libertad, más democracia y más justicia, realizando duras batallas para las reformas. Con el rechazo de los revolucionarismos verbales, los radicales han perseguido el objetivo de cambiar las leyes para que resultasen más adecuadas al mundo en el que los ciudadanos viven, piensan y se comportan. Y en este sentido, el Pr, aun habiendo sido siempre un partido minoritario, ha perseguido objetivos susceptibles de convertirse en mayoritarios. Pero el Pr ha representado también un movimiento capaz de suscitar y organizar las instancias sentidas por la gente y no reconocidas por la política.

Hasta 1976 el Pr no tuvo representación parlamentaria, pues había decidido llevar a cabo batallas políticas sin presentarse a las elecciones políticas. A partir del 1976, el Pr ha tenido y tiene una representación parlamentaria en la Cámara de los diputados (actualmente 13 diputados de 630), en el Senado (3 senadores de 315) y en el Parlamento europeo (3 elegidos de 81 italianos), aunque la estructura, los métodos y los contenidos hayan sido los mismos que los del periodo extraparlamentario con una combinación de campañas populares, acciones directas no violentas y propuestas de reformas específicas.

2. POR LOS DERECHOS CIVILES. POR LAS NUEVAS Y LAS VIEJAS LIBERTADES

En el marco específico de la situación social italiana en el que la Iglesia católica y el Vaticano desempeñan un papel muy importante, los radicales han luchado para propiciar la separación entre Iglesia y Estado, no sólo con acciones de carácter laico sino también con acciones anticlericales en los momentos en los que el mundo católico ha utilizado la fe y la religión para ampliar su poder. Tradicionalmente el Pr se caracteriza por haber luchado siempre por abolir el Concordato, es decir la peculiar relación entre Iglesia y Estado, que Mussolini llevó a cabo en 1929, a partir del cual la religión de Estado y cuestiones como el matrimonio, la enseñanza de la religión en los colegios y las actividades de asistencia pública se reservan privilegiadamente a la Iglesia.

Como consecuencia de dicha posición, el Partido radical ha promovido, organizado y vencido la acción para la introducción del divorcio en Italia. En 1965 los radicales, junto con personalidades liberales, socialistas, comunistas e independientes, constituyeron la Liga italiana a favor del divorcio. Por primera vez en la historia italiana, los radicales dieron vida a un movimiento formado por políticos procedentes de diversos grupos y con horizontes distintos y por gente "corriente", capaz de ejercer una influencia considerable en la opinión pública y en el sistema político mismo. A través de una campaña en la que se realizaron diversos actos, entre ellos grandes manifestaciones de masa, la continua presión ejercida sobre los parlamentarios y la acción no violenta con huelgas de hambre, cinco años después, se aprobó en Italia la ley del divorcio. Esa victoria - la primera de formación laica y progresista en la Italia de la postguerra en la que siempre habían predominado las fuerzas de inspiración católica - r

ompió el inmovilismo de las fuerzas políticas tradicionales. Y, cuatro años después, la celebración del referéndum popular promovido por los católicos en 1974 para pedir la abolición del divorcio, marcó la derrota del frente católico-conservador que pasó a representar sólo el 41% de la población.

La cuestión de la liberalización sexual, extraña a la política tradicional, encuentra, gracias a los radicales, una primera aplicación en la acción en defensa de los derechos de los homosexuales.

En la primavera de 1971 se fundó el Frente unitario homosexual revolucionario italiano (FUORI), que en italiano también quiere decir FUERA y que con su sigla pretende manifestar la voluntad de esta minoría de "reaccionar ante el estado de marginación y salir del gueto del miedo y de la infelicidad socialmente impuesta". El grupo, junto con otras organizaciones y movimientos del mismo cariz, se federa al Pr que de esa manera se configura como el centro político conectado federativamente con grupos específicos. Tras un periodo dedicado a contrastar prejuicios morales y a vencer obstáculos materiales con respecto a los homosexuales, en 1976, en las listas electorales radicales, por primera vez en la historia italiana, los homosexuales están presentes como tales para testimoniar la adopción de la defensa de sus derechos por parte radical.

A principios de 1970 se constituye el Movimiento de liberación de la mujer (MLD, Movimento della liberazione della donna) "como parte de un amplio movimiento radical que se mueve hacia una sociedad socialista y libertaria... puesto que la liberación de la mujer lleva consigo una liberación, una realización y una felicidad general no sólo beneficiosa para la mujer sino para el hombre". Entre los diversos objetivos, el movimiento lucha por la liberalización del aborto. Así mismo con autodenuncias de masa se ejerce presión en el Parlamenteo para que se vote una ley, mientras que junto con el Centro de información, esterilización y aborto (CISA) se organiza una clínica para abortar como forma abierta y declarada de desobediencia civil. En enero de 1975 fueron arrestadas Adele Faccio y Emma Bonino del CISA, y los responsables de la clínica, es decir el secretario del Pr Gianfranco Spadaccia que se declaró corresponsable de dichas actividades. Y fue así que después del escándalo y la promoción de un referéndum pop

ular en el otoño de 1977, el Parlamento, bajo presión de la campaña radical, aprobó una ley de liberalización del aborto.

Junto con el divorcio, con el aborto y con el nuevo derecho de familia, el Pr lleva a cabo una campaña para que la mayoría de edad pase a los 18 años y el voto para los mayores de esta edad se conquistó en 1976. Otra lucha constante ha sido la del frente de la droga. Desde el 1973, el objetivo radical es la despenalización y la liberación del hachís y de la marihuana. Tras una serie de acciones de desobediencia civil, de información y la presentación de una propuesta de ley basada en la distribución controlada de las sustancias estupefacientes a los tóxicodependientes, se ha venido precisando en los últimos años la lucha contra toda forma de prohibicionismo para combatir eficazmente contra todos los grandes traficantes y para acabar con el mercado negro. Dicha acción ha tenido como efecto una difundida sensibilización en el país sobre las propuestas de carácter liberal, frenando las posiciones represivas, moralistas y criminalizadoras, aunque no haya conducido a nuevas salidas legislativas positivas.

3. CONTRA LA PARTIDOCRACIA Y LOS ESCANDALOS DEL REGIMEN

Los referéndums populares como instrumento para proponer temas de gran relieve civil y social, llamando a los ciudadanos a decidir directamente como contraposición a las maniobras partidistas, han sido un arma importante usada por el Partido radical durante muchos años. En Italia la Constitución prevé el referéndum no para instituir leyes sino para abolir las existentes, de modo que los radicales han provocado el voto de los ciudadanos para eliminar algunas leyes. Los efectos sobre el sistema político italiano, caracterizado por el inmovilismo y por la falta de alternativa han sido fuertemente innovadores y a menudo determinantes. Se ha presentado a la opinión pública toda una amplia gama de temas concernientes a los derechos civiles y a las libertades, al antimilitarismo, a la justicia y a problemas sociales relevantes, poniendo en marcha el mecanismo referendario con la recogida de 500.000 firmas de ciudadanos (el 1% de la población con derecho al voto).

A lo largo de los años, los radicales, solos o en coalición con otras fuerzas políticas y grupos sociales, han solicitado referéndums sobre los siguientes temas: las relaciones entre el Estado y la Iglesia (abolición del Concordato), los delitos de opinión políticos y sindicales (código penal), el código militar de paz y de ordenación jurídico-militar, cuestiones concernientes a la libertad de prensa, el aborto, la financiación pública de los partidos, las leyes de emergencia y la restricción de las libertades personales, los manicomios, la caza, la desmilitarización de los cuerpos especiales tales como la "Guardia di Finanza" (Carabineros de Hacienda), las centrales nucleares de uso civil, la cadena perpetua, la despenalización de la marihuana y el hachís y la responsabilidad de los errores de la justicia.

Muchos de estos referéndums se han celebrado con la introducción en el país de temas que el mundo político ha ignorado siempre. Algunos de ellos han representado una victoria para las formaciones radicales tales como los referéndums sobre el divorcio, la energía nuclear, y la responsabilidad de los jueces ante los errores judiciales. Otros han determinado una presión tal que han provocado una mutación inmediata de las leyes en cuestión. En cualquier caso, el uso reiterado del referéndum ha causado el efecto de poner en evidencia la existencia de un acuerdo esencial de todos los partidos (tanto los de la mayoría gubernativa como los de la oposición) para mantener un equilibrio de poder en el seno del sistema político sin dar la palabra a los ciudadanos sin la mediación forzosa de los partidos.

A dicho sistema político que los radicales han combatido se le ha dado en llamar partidocracia, es decir, el poder de los partidos que en Italia ha asumido un peso fuera de lo normal en todos los sectores de la vida. Los radicales han puesto de manifiesto la existencia de un enfrentamiento no tanto entre gobierno y oposición sino entre los que participaban en el "régimen de los partidos" y los que lo contrastaban.

Y así el Partido radical ha podido ser la fuerza minoritaria que ha denunciado y combatido públicamente los escándalos del régimen que han caracterizado la historia italiana de las últimas décadas. Ello ha sido posible gracias a que los radicales se han mantenido siempre al margen del ejercicio del poder nacional, local, económico y militar.

En 1978, los radicales figuraron entre las pocas fuerzas políticas que sobre el caso Moro intentaron salvar al líder democristiano a través de iniciativas de diálogo y de apelación a las competencias institucionales contra aquellos partidos (a saber DC y PCI) que no hicieron nada por impedir el asesinato de Moro. Análogamente, en 1980, durante el secuestro del magistrado D'Urso, la iniciativa de los radicales realizada sobre todo con la fuerza del diálogo a través de la Radio Radical, consiguió salvar la vida del secuestrado al que las Brigadas Rojas habían condenado a muerte. El enlace entre gran criminalidad y política y entre asuntos ilícitos y políticos es toda una realidad muy desarrollada en Italia. Los radicales han denunciado fuertemente el caso Lockheed por el que el presidente de la república Giovanni Leone se vio obligado a dimitir en 1978. Así mismo, los radicales desempeñaron un papel relevante al denunciar y esclarecer la verdad sobre el caso Sindona, Calvi en el gran escándalo de la logia masó

nica P2 y en los fondos negros con los que sustrajo a la mayor compañía pública (IRI) más de 300 mil millones de liras a favor de partidos, políticos y periódicos.

4. LA ECOLOGIA Y LA BATALLA ANTINUCLEAR

La defensa del medio ambiente y la lucha contra la energía nuclear, incluso civil, del Pr han creado desde los años 70 un auténtico partido "verde".

La política de activa defensa ecológica se ha traducido en la reiterada propuesta de los referéndums sobre la caza y la energía nuclear. En el Parlamento ha habido siempre una constante oposición a las medidas antiecológicas, las propuestas de ley en defensa de la naturaleza y de la salud, la acción para la aplicación de la ley contra la contaminación, la protesta por el Plan energético nacional y la propuesta de una política de ahorro energético y del desarrollo progresivo de las energías alternativas.

Tanto a nivel nacional como a nivel regional y local la batalla contra las centrales nucleares, las existentes (Latina y Caorso) y las que están en proyecto y en vías de construcción (Montalto di Castro, Trino Vercellese, en Puglia), ha comprometido a todos los parlamentarios radicales desde su entrada en el Parlamento en 1976. Y es así como la política ambientalista ha llevado a los radicales, local y regionalmente, a promover y apoyar a partir de 1983 coaliciones electorales verdes y verdes-cívicas con la elección de representantes en los consejos de muchas ciudades y regiones de Italia. El enésimo referéndum contra las centrales nucleares, promovido por los radicales junto con asociaciones y grupos ambientalistas y verdes, tuvo éxito en 1987. Y es por ello que hoy en Italia está prohibido construir centrales nucleares.

5. CONTRA EL EXTERMINIO A CAUSA DEL HAMBRE EN EL PLANETA

Se debe al Partido radical la introducción de la lucha contra el exterminio causado por el hambre en el planeta como gran cuestión en Italia y en las instituciones europeas y la obtención de concretos, aunque parciales, resultados. Al igual que para otros derechos relativos a la condición específica de los ciudadanos, los radicales han afirmado que el derecho a la vida es un valor supremo que debe inspirar la política internacional de nuestro país como alternativa a las lógicas militares y de potencia.

Ya en 1979 se denunció el carácter político del drama del exterminio a causa del hambre con la acusación a los gobiernos de los países ricos de ser cómplices del holocausto, resultado de un auténtico desorden económico establecido a nivel internacional. En Italia se pidió que se respetasen las obligaciones internacionales, en especial la "resolución 2626" de la ONU, que compromete a los gobiernos industrializados a otorgar el 0,7% de su Producto Nacional Bruto como pequeña ayuda pública para el desarrollo. La campaña que desde aquel entonces se ha venido desarrollando recalca la necesidad de llevar a cabo una acción inmediata por parte de Italia y de Europa para salvar a millones de seres humanos que mueren de hambre en el Tercer mundo. Se celebraron manifestaciones populares en Roma, y se convocó al Parlamento italiano en sesión extraordinaria mientras que los parlamentarios radicales suscitaban la cuestión en el Parlamento europeo, que decretó el derecho de intervención del Consejo de seguridad de la ONU c

on una task force contra el hambre.

La acción pública parlamentaria, no violenta, multiplica la movilización y las intervenciones en la campaña contra el hambre. En septiembre de 1979, el Papa se pronunció contra la "intolerabilidad de la existencia de una zona del hambre y una zona de la saciedad". En junio de 1981, se lanzó un manifiesto-llamamiento de 54 premios Nóbel que estableció las bases morales, teóricas y políticas de la lucha contra el hambre. En septiembre del mismo año, el Parlamento europeo aprobó una resolución en la que se acogía el llamamiento de los premios Nóbel. Inmediatamente después, Willy Brandt lanzó un llamamiento firmado por numerosas personalidades. En marzo de 1982, 1.200 alcaldes de toda Italia presentaron una petición al Presidente Sandro Pertini que a su vez se pronunció a favor de la acción. Posteriormente, se intensificó la acción no violenta con huelgas de hambre y de sed llevadas hasta el límite de las posibilidades humanas por militantes radicales en Italia, en Francia (entre los cuales el padre dominico Jea

n Cardonnel), en Bélgica y así mismo con la introducción en Occidente de la práctica del Satiagraha.

Adicionalmente a la acción llevada a cabo por los radicales en Italia, Food and Disarmament International desarrolla una acción internacional que agrupa personalidades, premios Nóbel, jefes de Estado y de múltiples regiones del mundo. La sanción del imperativo moral, además de político, de la acción contra el hambre y a favor de la vida tiene lugar en el congreso de noviembre de 1981 que adopta el siguiente "preámbulo" al estatuto del Partido radical.

El Partido radical proclama el derecho y la ley, derecho y leyes también políticos del Partido radical, proclama que su respeto es la fuente insuperable de legitimidad de las instituciones,

proclama el deber a la desobediencia, a la no colaboración, a la objeción de conciencia, a las supremas formas de lucha no violenta para la defensa - con la vida - de la vida, del derecho y de la ley.

Apela a sí mismo y a todos aquellos, mujeres y hombres, que quieran confiar en la vida y en la paz, en la justicia y en la libertad, al estricto respeto, a la actividad de defensa de tres leyes fundamentales tales como la Declaración de los derechos del hombre (esperando que se pase a denominar "Derechos de la Persona"), la Convención Europea de los derechos del Hombre, y, en Italia, la Constitución republicana; al rechazo de la obediencia y del reconocimiento de legitimidad, en cambio, para quien las viole, para quien no las aplique, para quien las convierta en declaraciones verbales meramente ordenadoras, es decir para quien las reduzca a "no-leyes".

Declara otorgar al imperativo cristiano y humanista "no matar" valor de ley históricamente absoluta, sin excepciones, ni tan siquiera la de la legítima defensa.

Delibera que de ahora en adelante, hasta que la derrota de la política de exterminio causado por el hambre y por la guerra, en testimonio de piedad, de concienciación humana y de dignidad civil, el emblema del partido sufra una modificación, con una franja en señal de luto, para contraponerlo al rechazo decretado por el poder de los partidos políticos y de la república, en sus respectivos niveles, para honrar con alguna señal oficial a la inmensa parte de la humanidad que durante estos años, meses, días muere exterminada.

Los resultados concretos los representan las diversas resoluciones aprobadas por el Parlamento italiano que aumenta las asignaciones de ayuda al desarrollo del 0,03% al 0,3% del Producto Nacional Bruto, y por las otras múltiples decisiones tomadas por otros organismos locales e internacionales y por la decisión del Parlamento belga, en marzo de 1983 de instituir un fondo especial de urgencia para la sobrevivencia y para asegurar la ejecución del Manifiesto-llamamiento de los premios Nóbel. Por último, como primer efecto importante de las presiones radicales, el Parlamento italiano aprueba en la primavera de 1985 una nueva ley para las intervenciones contra el exterminio causado por el hambre que otorga casi 190 mil millones de liras para un periodo de 18 meses.

6. EL PARTIDO DE LA JUSTICIA JUSTA

La aspiración de realizar la justicia en todos sus aspectos ha sido y sigue siendo el centro de atención del Partido radical. Una justicia justa es parte necesaria de la realización de cualquier proyecto basado en el reino del derecho contrapuesto al dominio de la fuerza y de la violencia.

El partido radical se ha opuesto, prácticamente solo, a la barbarización de las leyes y del derecho que se ha producido durante el llamado periodo de emergencia (segunda mitad de los años 70) en el que una gran coalición de casi todos los partidos, comprendido el PCI, ha transformado en un sentido aún más autoritario y poco liberal la legislación italiana a través de nuevas leyes excepcionales.

Pero la batalla por la justicia se ha llevado a cabo sobre todo en los estrados judiciales, con iniciativas de desobediencia civil, en las cárceles, en las plazas, y con la propuesta de casos ejemplares empezando por el caso Braibanti de 1969, cuando los radicales sensibilizaron a la opinión pública sobre el comportamiento violento de la justicia que había condenado duramente a un intelectual marginado por el delito de "plagio".

Las cárceles, sus condiciones materiales y humanas, los derechos de los detenidos y las condiciones de vida y de trabajo de los agentes de prisiones representan tradicionalmente otro aspecto del interés radical desarrollado con visitas continuadas y con propuestas de ley.

La legislación de emergencia ha comportado la ampliación de los plazos de prisión preventiva hasta más de 12 años, de manera que gran parte de los procesos por delitos de carácter terrorista se celebran con muchos años de retraso a partir del momento de la captura de los acusados. En este frente, contra el encarcelamiento entendido como expiación preventiva de una pena aún por conminar y contra la inercia para celebrar los procesos, se llevó a cabo la batalla radical con los casos ejemplares de Toni Negri, primero y Enzo Tórtora, después.

El dirigente de un grupo obrero, encarcelado el 7 de abril de 1979, interrogado sólo marginalmente y sin proceso, se presentó candidato por las listas del Partido radical para las elecciones políticas de junio de 1983 y salió elegido diputado a la Cámara de los diputados italiana. Negri, aún a pesar de no ser radical y sin convertirse en radical, con una ideología lejana mil kilómetros de la del derecho y de la no violencia, se adoptó como símbolo de un imputado, uno entre tantos, detenido en la cárcel durante muchos años sin proceso. Cuando la Cámara, con el parecer favorable de los radicales, dio la autorización para el arresto, Negri huyó a Francia, traicionando la confianza que los radicales habían puesto en él.

Por lo contrario, el caso de Tortora, fue muy distinto. El famoso presentador televisivo se presentó candidato y salió elegido como tal para el Parlamento europeo por las listas radicales en 1984. Es el único caso en la historia parlamentaria. Tortora no sólo pidió que se le concediese la autorización para el arresto sino que dimitió de su cargo como diputado europeo, renunció voluntariamente a la inmunidad parlamentaria y se entregó al arresto para descontar la prisión preventiva. Elegido presidente del Partido radical, desde su arresto domiciliario llevó a cabo la batalla ejemplar por una justicia justa, a pesar de la sentencia de primera instancia que lo condenó a más de diez años por asociación delictiva de carácter mafioso y por tráfico de droga. Pero, posteriormente, en septiembre de 1986, el proceso de segundo grado proclamó a Tortora completamente ajeno a los hechos que se le imputaron y se le declaró inocente.

Gracias al "caso Tortora", tomado por los radicales como caso ejemplar, la batalla por una justicia justa sensibilizó a la opinión pública. Los plazos de prisión preventiva se redujeron aun a pesar de que siguen siendo desmesuradamente largos y la "cuestión justicia" en todos sus aspectos se conviertió en una cuestión nacional, de manera que en 1987 el referéndum para introducir la responsabilidad de los jueces se ganó clamorosamente.

7. EL PARTIDO DEL ANTIMILITARISMO Y DE LA NO VIOLENCIA

El antimilitarismo ha caracterizado al Partido radical desde el inicio de su nuevo curso. En 1967 se pidió que se convirtiesen las estructuras militares en estructuras civiles como así mismo la salida de la OTAN. En 1968 se denunciaron los mitos nacionales y nacionalistas. En 1969, además de la marcha antimilitarista se publicó un libro blanco sobre la militarización de algunas regiones. En 1970, se estableció una conexión orgánica con las organizaciones internacionales y se planteó el objetivo de una ley a favor de la objeción de conciencia, que se aprobó en 1972 con motivo de dramáticas huelgas de hambre de militantes radicales.

Durante muchos años, entre los 60 y los 70, se celebraron marchas antimilitaristas en las regiones nororientales de Italia con la participación de miles de jóvenes. En 1978, se eligió secretario nacional del Partido radical, con un significado también simbólico europeo, a un objetor francés, Jean Fabre, posteriormente arrestado y procesado en Francia por "insoumission". En septiembre de 1977, Marco Pannella realizó otra huelga de hambre en España para que se reconociese el derecho a la objeción de conciencia en la nueva Constitución española. En 1979, el Partido radical junto con otros movimientos no violentos europeos, organizó la "caravana para el desarme" Bruselas-Varsovia. En 1980, se realizó otra marcha antimilitarista de Aviñón a Bruselas que atravesaba Italia y Yugoslavia. La acción adquirió de esta manera una dimensión europea e internacional y los diputados radicales introdujeron el tema en el Parlamento de Estrasburgo. En 1985, un joven belga, Olivier Dupuis, cumplió su afirmación de conciencia ant

e el ejército y las autoridades jurídico-militares y sufrió casi un año de cárcel.

El antimilitarismo no violento está estrechamente vinculado con la defensa de los derechos humanos en los países comunistas del este europeo. Este compromiso radical ya se había concretado con las manifestaciones, las sentadas y los ayunos con motivo de la invasión de Checoslovaquia en 1968 y con incursiones en capitales comunistas junto con War Resistance International. Numerosísimas desde aquel entonces han sido las acciones directas y las manifestaciones. Sobre todo en los distintos países del este - Checoslovaquia, Polonia, URSS, Bulgaria - que acabaron por regla general en arrestos, procesos y expulsiones del país.

Los radicales apoyan el derecho de ingerencia en los países totalitarios del Este para conquistar los derechos civiles. Esta línea de apoyo activo al disenso comunista permitió en 1985-86 que pudiesen llegar a Italia las pequeñas hijas del matrimonio búlgaro Filipov repatriado como disidentes en Italia y que habían sido separadas de su familia.

El testimonio de la lucha radical a favor de los derechos humanos lo efectuó en el congreso radical de 1986 Vladimir Bukovski: »Habéis iniciado una campaña importantísima de información en los países comunistas. Quién la continuará si vosotros dejáis de hacerlo? Habéis iniciado un trabajo importantísimo para buscar una nueva vía, una tercera vía que no sea la de la capitulación, ni la del rearme con respecto a la URSS. Quién la continuará si vosotros dejáis de hacerlo? . Al mismo tiempo, Leonid Pliusc escribe : »Hace nueve años que vengo siguiendo la acción del Partido radical en el campo de los derechos del hombre en los llamados países socialistas y de las relaciones entre Occidente y el bloque de Varsovia. A pesar de no compartir totalmente la política de los radicales, considero que muchas de las ideas y muchos de los métodos de este partido son necesarios para resolver los problemas de la actual situación internacional .

8. EL PARTIDO TRANSNACIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE EUROPA

Desde su constitución, el Partido radical ha rechazado la dimensión nacional como cuadro teórico y político en el que fuese posible llevar a cabo batallas de libertad y de democracia adecuadas a las auténticas estructuras económicas, financieras, culturales, científicas y militares de la era contemporánea. La transformación de un partido que, aun no siendo declaradamente nacional, se ha visto durante treinta años inserido casi exclusivamente en la realidad política e institucional italiana, ha tenido su momento de cambio en el congreso del Partido radical de enero de 1988 cuya moción proclama:

»Ninguno de los grandes problemas de nuestra época, de los cuales depende el destino de la humanidad, la vida del derecho y el derecho a la vida de toda persona, puede afrontarse en la actualidad y esperar que se pueda resolver únicamente desde una dimensión nacional. Hacen falta instituciones, poderes democráticos, derecho positivo y leyes supranacionales, empezando por el objetivo históricamente maduro de los Estados Unidos de Europa.

Así pues, el Partido radical decide llevar a cabo su propia transformación en sujeto político transnacional, no sólo en sus finalidades políticas, sino también en el carácter concreto de su realidad asociativa. El Partido radical, a partir de este momento, se propone como instrumento de organización política, más allá y a través de las fronteras nacionales, se declara también abierto a la participación de personas que pertenezcan a diversos partidos nacionales. El Partido radical como tal no participará en ninguna convocatoria electoral nacional .

El congreso indica seis puntos de acción política, cada uno de ellos sanciona y desarrolla a dimensión transnacional de la larga acción desarrollada durante más de treinta años en Italia. Dichos puntos son:

1. Estados Unidos de Europa, respetando la diversidad de culturas de las distintas regiones europeas.

2. Antitotalitarismo y derechos humanos.

3. Lucha contra el exterminio a causa del hambre, antimilitarismo y seguridad.

4. Antiprohibicionismo contra la criminalidad, las culturas y las ideologías desarrolladas alrededor y gracias al mercado clandestino de la droga.

5. Defensa y desarrollo de los principios del Estado de derecho.

6. Ambiente, energía y defensa del ecosistema.

 
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