Joaquín ArnáizSUMARIO: Antonio Escohotado, titular de Sociología de la Universidad a Distancia y ensayista, acaba de publicar el tercer tomo de su obra: "Historia de las drogas". Escohotado asegura que trata de proporcionar al lector toda la información sobre un asunto en el que se engaña constantemente, y que en ningún momento él ataca o defiende a las drogas con su libro. "Es importante que la gente trate racionalmente el mundo de sustancias psicoactivas".
(Joaquín Arnáiz, "DIARIO 16", 6 de agosto de 1989)
Han pasado dos mil años desde que un cónsul romano tuvo que cruzar él mismo, llevando las banderas y ante los ojos asustados de la legión, un río gallego que, según rumores, era el del olvido. Ahora, al filo de la posmodernidad, todavía existen fronteras supuestamente prohibidas para el hombre que se cree ilustrado e independiente.
Y acaso una de las más condenadas y, al mismo tiempo, más trasgredidas sin conocimiento es la de las drogas. Tal parece ser la opinión del titular de Sociología de la Universidad a Distancia, el profesor y ensayista Antonio Escohotado, que apenas hace unos días acaba de ver publicado, en Alianza, el tercer tomo de su fundamental obra Historia de las drogas.
Polémico y controvertido estudioso del tema, quiere dejar claramente establecida un cosa: "No se trata de que yo vaya a defender o atacar las drogas en mi libro. Lo que el lector va a encontrar en él es toda la información posible sobre un asunto en el que se le engaña de forma constante".
"Los riesgos de la barbarie farmacológica - continúa - son muy superiores a los de la ilustración farmacológica. Es importante que la gente trate racionalmente todo aquello que se refiere a las sustancias psicoactivas. Al fin, la tradicional prohibición de las drogas es la condena del mundo físico y el libre albedrío".
Perseguido
Aunque Antonio Escohotado no quiere hablar de su propio caso, por lo demás, en cierto modo, semejante al cónsul que avanza, solo, frente a la leyenda y el temor, hay que mencionarlo: formó parte de aquella dorada generación de la Ibiza "de antes del turismo", y pronto, "como casi todos mismo amigos", aclara, fue perseguido y enjuiciado por sus posiciones ante las sustancias psicoactivas.
Fueron "cinco años - dice - de tortura mental", que finalizaron el año pasado con la condena por tráfico de drogas que hizo recaer sobre él la Audiencia de Mallorca. Sea como sea, Antonio Escohotado sabe que, desde joven y por sus ideas, siempre ha encontrado la solidaridad de las personas civiles y la persecución de las fuerzas estatales, y ha escogido la escritura como una de sus formas de lucha.
DE hecho, según parece, tiene ciertos propósitos, de los que no desea que se cuente más, de narrar su caso para instrucción de navegantes y aviso de hipócritas. Y acaso esta Historia de las drogas sea la primera batalla que Antonio Escohotado emprende contra la ignorancia y las mentiras que rodean el mundo de las drogas.
Así, en este tercer volumen de la Historia de las drogas, llega a publicar datos inéditos, ya hasta ahora ocultos, de cómo las grandes potencias se están repartiendo la producción de las drogas legales al Tercer Mundo. Así, por ejemplo, la República Democrática Alemana fabrica el 80 por 100 de las anfetaminas legales del mundo, y Estados Unidos tiene el monopolio de la metanfetamina.
Para Antonio Escohotado es fundamental saber reconocer los tres pilares en que se ha basado, desde el siglo III, la persecución de las drogas: "La crisis del fundamentalismo religioso, el ascenso al "status" sacerdotal dominante del grupo terapéutico y la formación del estado paternalista o del bienestar".
"Así - continúa - hay que ligar la aparición de la angustia por la desaparición de las fe total, a la guerra de la clase médica contra la automedicación y a favor de su propio gran negocio, y al desparramamiento del Estado por todas las esferas de la vida privada par allegar a una situación como la actual, donde lo que se quema ya no es sólo a la bruja, como en la Edad Media, sino también al propio puchero de las pócimas".
Cualidades morales
"Ahora mismo se ha llegado a atribuir cualidades morales a un cuerpo químico. Es la propia droga la que es maligna. Lo cual es una estupidez".
Al fin habría que leer con mucho detenimiento las palabras con las cuales Antonio Escohotado cierra su Historia de las drogas, y que es una cita de la obra de Yourcenar sobre el emperador Adriano. De alguna forma, la sabiduría de la antigüedad habla a través de la ficción: "Toda ley demasiado transgredida es mala; corresponde al legislador abrogarla o cambiarla, a fin de que el desprecio en que ha caído esa ordenanza insensata no se extienda a leyes más justas".
Un profesor condenado
El profesor Antonio Escohotado fue detenido en febrero de 1983 en Ibiza, donde según los entendidos se sirve la coca de noche como si fuera gasolina. Esta detención, que escandalizó a los ambientes de la Universidad, se produjo pocos meses después de que el profesor participara en uno de los espacios televisivos de La clave, en el que se abogó por la legalización de las drogas y sus tesis originaron un duro enfrentamiento con el portavoz de la Policía asistente al programa, que era el jefe de la Brigada de Estupefacientes de Madrid.
El profesor Escohotado envió a los medios de difusión tras su detención, una serie de artículos en los cuales aseguraba que había obrado en defensa de su integridad y de su familia, y que había sido utilizado de forma indigna por la Policía.
Durante el juicio celebrado en enero de 1988, el defensor de Escohotado pidió la total absolución, alegando que se trataba de un delito inexistente ya que había sido provocado por la misma Policía. El fiscal reclamaba seis años y un día y, finalmente, el juez le condenó a dos años de prisión y una multa de 50.000 pesetas por un delito frustrado de tráfico de drogas.
El profesor Escohotado había caído en una trampa en la que agentes disfrazados le sugirieron con métodos kafkianos que sirviera de enlace en una oscura operación.