Javier Pérez PellónSUMARIO: Marco Pannella presenta su dimisión al Parlamento europeo en señal de protesta por la actividad "subversiva" y los "atentados a la Constitución perpetrados por la mayoría de la Democracia Cristiana. Asimismo acusa a la RAI de no informar correctamente con motivo de las próximas elecciones al ayuntamiento de Roma. Pannella denuncia el acuerdo al que se supone han llegado los democristianos con los socialistas para que Franco Carraro (socialista) se siente en el sillón de alcalde de Roma, municipio muy codiciado. En esos días se produce también un llamamiento del cardenal Ugo Poletti para que los cristianos voten por la Democracia Cristiana "aún a costa de sacrificios personales o de repugnancias", considerándola el mal menor para la "Ciudad de Dios, que es la Iglesia, amenazada por la Ciudad sin Dios".
(Javier Pérez pellón, "EL INDEPENDIENTE", Madrid, jueves 12 de octubre de 1989)
Con una carta dirigida al presidente de la Cámara de Diputados, la comunista Nilde Iotti, el líder del Partido Radical Italiano Marco Pannella, ha presentado su dimisión al Parlamento Europeo.
La finalidad de esa dimisión es la de cumplir un acto de clamorosa protesta contra "la actividad subversiva y los continuos atentados a la Constitución perpetrados manifiestamente por el Partido Socialista, por la mayoría de la Democracia Cristiana, y con la complicidad omisiva de la magistratura asociada, y de quien debería ser garante del derecho fundamental de los ciudadanos".
Con esta última frase del "manifiesto" de dimisión, Marco Pannella, parece indicar claramente al Quirinal, esto es, al presidente de la República, el democristiano Francesco Cossiga.
Pannella justifica su dimisión diciendo que "no es un acto de abandono sino de dignidad y de lucha".
El líder radical y máximo exponente de la doctrina "antiprohibicionista" de la lucha contra la droga, justifica también su dimisión por la campaña que los medios informativos, en especial la televisión estatal (RAI), conduce con ocasión de las próximas elecciones al ayuntamiento de Roma.
Según Marco Pannella "la comisión de vigilancia" de la RAI, (comisión parlamentaria encargada de vigilar entre otras cosas el carácter de imparcialidad política en la información televisiva en época de campaña electoral), está conduciendo una obra digna de Pilatos y farisea, por la complicidad televisiva, no sólo en la primera cadena (democristiana) sino sobre todo en la segunda cadena (socialista), y en su gestión "presidencialista".
Acusaciones
Marco Pannella argumenta que gracias a esta "desinformación" televisiva estatal, menos del cinco por ciento de los electores romanos saben que él es cabecera de lista en las próximas elecciones. El ataque del líder radical apunta también al Senado, donde en estos días se debate en el seno de la comisión de justicia, la aprobación de la ley contra el tráfico y consumo de estupefacientes.
Pero el blanco de las polémicas flechas lanzadas por Pannella es sin duda el Partido Socialista y su secretario Bettino Craxi: "la tendencia a linchar a todo aquel que no esté de acuerdo con el líder del Partido Socialista y sus protectores o aliados en la Democracia Cristiana". Marco Pannella denuncia así, explícitamente, el acuerdo al que se suponen han llegado los democristianos con los socialistas, para sentar en el sillón de alcalde de Roma a Franco Carraro, cabecera de lista del Partido Socialista, aún en el caso de que la Democracia Cristiana se presente con el resultado electoral de partido de mayoría relativa.
La dimisión de parlamentario europeo del líder radical, y sus causas muy relacionadas con las elecciones romanas, coinciden con un patético llamamiento del vicario de Roma, el cardenal Ugo Poletti, para que los cristianos voten por la Democracia Cristiana "aún a costa de sacrificios personales o de repugnancias".
La Iglesia, el Vaticano, a través de su vicario romano, entra así pública y directamente en la campaña electoral del ayuntamiento de Roma.
Es algo que se repite periódicamente cuando está en juego la administración de la capital italiana que la Santa Sede sigue considerando como su capital moral e histórica. Durante siglos, el Capitolio, el "Caput Mundi", en cuya plaza diseñada por Miguel Angel se alza el Palacio Municipal, fue de gestión directa de un cardenal de la Curia de la Roma papalina.
Y el poder eclesiástico no se ha resignado nunca a "no mantener su mano protectora" sobre la capital de la cristiandad.
En los tiempos modernos, el Vaticano ha escogido "el mal menor", esto es, la Democracia Cristiana que es, según la Iglesia, el único partido "cuyos hombres y programas presuponen la presencia de Dios entre los hombres". Ya en 1976, en vísperas de que el Partido Comunista conquistara la alcaldía de Roma, el cardenal Poletti había lanzado otra llamada apocalíptica. "La ciudad de Dios - dijo entonces, que es la iglesia, está amenazada por la Ciudad sin Dios".
El cardenal ha lanzado su llamamiento electoral presionado sin duda por la Democracia Cristiana, temerosa de que muchos votos de cristianos romanos viajaran hacia las listas de los verdes, radicales y al renovado Partido Comunista, desbaratando así el plan estratégico de la alianza de la Democracia Cristiana con el Partido Socialista para el gobierno de la "Ciudad Sacra".