Leopoldo AlasSUMARIO: A través de un enlace proustiano con la infancia, el autor reflexiona sobre por qué la droga es considerada un problema y los intereses creados por los que el poder sigue empecinado en mantener su postura. Una Lista Antiprohibicionista se presenta a las elecciones generales por Madrid.
Leopoldo Alas, "ABC" sábado 21 de octubre de 1989)
Inevitablemente, recuerdo los días de colegio, cuando el profesor nos ponía en el examen de redacción el tema de la droga. Si por un alado era encomiable su esfuerzo, porque nos empujaba a reflexionar por escrito sobre el asunto, yo no podía evitar, ya entonces, un pequeño escalofrío. Me parecía por demás, porque mi sentido común me decía que la droga no tenía por qué ser un tema a tratar. Hoy, que la casualidad me ha llevado a figurar con el número tres en la candidatura al Congreso de los Diputados (sic) llamada "Lista Antiprohibicionista" de la droga (no tengo aquí espacio para detallar las circunstancias de esa casualidad, pero el que esté interesado en conocerlas que me llame por teléfono - no es tan difícil conseguir mi número - ), una apresurada y heterogénea lista organizada por el Partido Radial, que en España no tiene "todavía" la presencia social que merece; hoy, digo, me estremezco como cuando era niño. El tiempo me ha demostrado que, en efecto (y esto avala la actitud del profesor), el problema
de la droga existe y tiene nefastas consecuencias; pero la razón me sigue diciendo que tal problema existe sólo en la medida en que se ha decidido, desde el poder económico, político y militar, que exista.
Sería interesante, pero también aleatorio, que te pidieran tu opinión sobre la droga si la droga no fuera un problema, es decir, si no tuviera consecuencias terribles para la colectividad. Eso sentía en el colegio, ante la hoja de examen sellada, y eso sigo sintiendo. Es inútil y violentamente absurdo que los poderes fácticos se lamenten de un problema que ellos mismos han creado y que no parecen tener ningún interés en resolver. Que al menos dejen de fingir. Si es tan evidentemente fácil levantar la prohibición y regular con leyes internacionales el consumo de drogas. ( No existen Ministerios de Sanidad?), queda muy claro, puesto que no se hace, que el Poder - vaya con mayúscula - no está en absoluto dispuesto a seguir ni a que sigamos el camino de la razón, que es el que recorren los niños y muestra el sentido común, el camino que a pesar de los pesares seguiremos todos los que apostamos por las causas perdidas.