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Pannella Marco - 14 novembre 1989
Renacimiento del fénix

SUMARIO: Algunos de los fragmentos de un programa de intervención directa celebrado por Marco Pannella la noche del 28-29 de octubre en Canal 66 - durante el que Pannella en persona promovió la campaña de preinscripción al Partido radical del 1990 - y algunas declaraciones de gente que anunciaba su inscripción en el Partido.

(Noticias Radicales nº 248. del 14 de noviembre de 1989)

Para aquellos que han encontrado en el Partido radical una parte de sí mismos que se iba gastando; o para aquellos que han encontrado algo nuevo que suscitaba su interés; que les ha apasionado de tal manera que ahora la aman, quisiera proclamar algo que hasta el momento presente el Partido radical aún no ha proclamado: la apertura de las inscripciones para 1990 a este milagroso y frágil partido.

En lo que a mí respecta, voy a reflexionar a lo largo de estas horas sobre la cuota diaria con la que me inscribiré.

Quisiera abrir en las próximas semanas, con vosotros, una campaña de inscripciones - ya que sólo el partido la puede pedir. Quisiera que nosotros abriésemos desde la "base", que abriésemos desde nuestras situaciones "privadas" - privadas de tantas cosas -- desde nuestras situaciones personales, las inscripciones al Partido radical del 1990. Porque se lo debemos. Porque todo lo que Roma ha atravesado de verdad a lo largo de estas semanas se lo debemos a la semilla que el cuerpo radical ha logrado concebir y depositar en el momento en el que parecía que le quedase más que morir, y sin embargo se preocupaba de vivir y de saber convivir con la muerte. Es capaz de morir y está pidiendo a sí mismo el máximo de vida. Y es eso lo que me impulsa a reflexionar. El carnet del Partido radical debería costar 180.000 liras, y sé que nosotros los parlamentarios radicales damos de nuestro sueldo 3.000.000.000 de liras al Partido de los ocho millones o nueve que ganamos al año.

Reflexiono sobre el hecho de coger un taxis menos, de que debo estar en regla con el jubilado a 500 liras al día y llego a la conclusión de que 30.000 liras al día es lo que debo dar al Partido radical.

Por eso ruego a Radio Radical que anote: Marco, 60 años, periodista, ex parlamentario, inscrito al Partido radical, en las pasadas elecciones votó laico, se compromete a pagar 30.000 liras al día, el primer pago lo efectuará mañana por la mañana.

Espero que todos aquellos que así lo sientan y tengan ganas, poniendo de su parte al máximo, y sintiendo crecer el bien que germina dentro de mí, nos llamen para anunciar su inscripción. Y cuantos más compañeros socialistas, compañeros comunistas, amigos laicos, amigos de derechas, cuantos más hagan comprender y hayan comprendido que las grandes batallas - el divorcio, el aborto, el antiprohibicionismo, y todas las campañas a favor de los derechos civiles, las de una justicia justa etc., que todo esto debe unirnos formalmente, tal y como nos ha ido uniendo a lo largo de lustros y decenios.

Tenemos que reunirnos todos por todas aquellas cosas en las que estamos de acuerdo en Madrid, en Africa, en Moscú. Sin ésto, sin partido transnacional, sin estas sintonías, sin dar cuerpo a estos sentimientos y a las convicciones comunes, no existe verde, no existe antiprohibicionismo que se tenga en pié.

El Partido no puede tener los carnets porque todavía tiene que decidir. Hemos de hacer que - el secretario, el tesorero, la presidenta, en espera de eventuales soluciones que sena formalmente integrantes incluso del presidente del consejo federal- que soy yo - que cuenten con esta serenidad. En el momento en el que decidan lanzar la campaña saben muy bien que a su lado - y digo a su lado, no detrás, y en todo caso delante - cuentan con los que quieren constituirse en el Partido radical del 90. El criterio es cuánto darle cada día al Partido. Si pienso en mi vida, no tengo las 30.000 liras que he prometido, pero las encontraré como sea.

Lorenza: A qué Partido radical me debo inscribir, al transnacional, al transpartídico u a otro?

Romano: Los radicales se presentarán con las listas antiprohibicionistas a las administrativas. Cómo se concilia ésto con una política internacional?

Carla: tal vez la inscripción debería ser automática....

Octavio: En vez de pedirles a los del Psi que se sumen a nuestras filas porqué no se lo pedimos a un partido trabajador de masas?

El Partido radical es uno, es "transnacional", es "transpartídico" y lo demás son atributos. Transnacional quiere decir que hombres y mujeres se organizan con el mismo corazón y con el mismo proceso de conocimiento necesarios para el amor y el arte, más allá de los territorios nacionales. Transpartídico significa "a través de los partidos" existentes que no son suficientes porque son nacionales, Ser verdes o antriprohibicionistas arraigados en el propio territorio está bien, pero si fuese sólo una dimensión nacional, exclusiva o centralizada, no tendría ni porvenir ni fuerza adecuada. Lo uno y lo otro son, por decirlo de alguna manera que viva una organización para partes de la democracia, en vez de decenas de partidos ideológicos.

El Partido radical no quiere morir, quiere seguir viviendo. Por ello, al igual que el fénix, si muere por la noche renace por la mañana. Pero este fénix de Partido, que sea vivo y vital porque ha renunciado a todos sus haberes y se vuelca hacia un nuevo Ser, y debe estar formado por aquellos que no han sido "nunca" radicales, porque sólo de esta manera, nosotros que lo hemos sido "casi siempre" podamos serlo de nuevo a través de los diálogos sin los que nuestras palabras se agotan en la costumbre, en vez de crecer en la creatividad del amor y de la libertad.

El Partido radical como tal necesita - lo necesitan los demócratas italianos y las personas de progreso, y lo necesitan igualmente todos los partidos - esta cosa que se desprende de treinta años de firmeza y que está a disposición de todos. Necesitamos que "radical" signifique transnacional y transpartídico, para que resulte imposible decir "los radicales votan...". Tiene que entrar en el cuerpo, en la carne y en la cabeza de la gente que se suele llamar "creyente", es una manera de "ser" lo que se elige con relación a las propias instituciones. Si se producen las inscripciones al partido transnacional y transpartídico por parte de quien es socialista de toda una vida, tal vez candidato, incluso diputado, contaremos con personas que son al cien por cien radicales y al cien por cien auténticos representantes de sus listas. Si existen listas antiprohibicionistas, los electos en el propio territorio contarán libremente con un punto de referencia en la Lia. Tal vez se decida que la Liga antiprohibicionista deba

ser una especie de consejo de ciento y que el Partido radical sea un momento de su organización de masa. A nivel formal y organizativo, la Liga debe decidir si promueve o no su presencia en las elecciones. Mientras tanto hay que prepararlo todo para poder hacerlo y, eventualmente, siempre se está a tiempo de no hacerlo.

Tenemos que saber confiar contra la automaticidad de la "no inscripción", que es la que concierne a los 58 millones de italianos que no optan por inscribirse, Ello queire decir concretamente no paralizarse ipso facto ante la inscripción con la excusa de la duda o con la exigencia de sentir la emoción. Porque se trata de la razonabilidad moral del "te quiero amar" que acarrea la opción, y no de la emoción del "te amo".

Creo que seguiré tal y como he seguido a lo largo de quince años, pidiendo el carnet socialista, sin que me lo den. Por algo será que los socialistas, que se la han dado a todo el mundo, me la sigan negando.

Sin lugar a dudas, los partidos de masa son los partidos en los que se amasa y el nuevo Pci no puede ser de esta calaña, y sin embargo corre peligro de que así sea. Yo no me planteo el problema de los dos carnets. El canet radical es como el de Wwf en la actualidad o de la masonería en sus tiempos heróicos y gloriosos en los que unía a los combatientes de la tolerancia y del amor social en la clandestinidad. El Partido radical no es un doble carnet, y la inscripción al Partido radical sirve no sólo para garantizar un suplemento del alma y de fuerza a sí mismo, sino para hacer que pueda vivir lo "nuevo" y lo necesario.

El Partido radical del 1990 es algo distinto por capacidad, firmeza y fuerza, que parte de historias nuevas y de otros itinerarios y que nos obligará a "hacernos nuevos" en un partido nuevo.

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BENEDETTO MARCUCCI, inscrito al Pci - sección Mazzini de Roma; estudiante de quinto de Historia moderna. Ha anunciado su inscripción al Pr con motivo de la asamblea de la Lista Antiprohibicionista que se celebró en el hotel Ergife el pasado 14 de octubre de 1989.

»Inscribirse al Pr posee un claro significado: quiere decir luchar por la política de los derechos civiles que hoy los radicales apoyan con mayor fuerza que en el pasado. En calidad de comunista creo que toda la izquierda tiene que luchar por una plena libertad de conciencia contra quien querría imponernos una libertad vigilada. Por ello, invito a otros muchos comunistas a seguir este gesto que yo realizo en un momento en el que me parece que la libertad personal está más amenazada. Estoy de acuerdo con Pannella cuando dice refiriéndose a la ley sobre la droga, como lo ha hecho hoy en el mitin de Largo Goldoni, que nos hallamos ante un ataque de tipo fascista. La esfera de intervención del ciudadano es cada vez más restringida. Tenemos que estar alerta porque dentro de poco nos diran cómo tenemos que hacer el amor o como hemos de concebir la mejor manera de estar en casa.

FRANCESCO BRISCUSO, 27 años, licenciado en medicina. Se inscribe por vez primera al Partido radical del 90.

»Me he sacado el carnet para estar en contacto con aquellos que - si hace falta - os pueden ayudar.

Quería inscribirme al Pr desde hace algún tiempo porque un queridísimo amigo mío lo hizo durante la campaña de los 10.000. Después no me inscribí y me he sentido culpable.

Ahora me he inscrito porque comparto plenamente la postura antiprohibicionista y porque creo que estamos viviendo un momento muy especial de la vida política y civil del país y, sobre todo, de esta ciudad. En las pasadas elecciones asistí al arresto de Taradash que repartía octavillas en la Via del Corso mientras yo pasaba con un amigo mío autista sapiens. La policía arremetió con tres o cuatro coches y le dió a una chica; echaron al suelo a mi amigo que pasó mucho miedo y dijeron que habían sido los traficantes y que había que votar contra la droga. Entonces me di cuenta de que si mi amigo había absorbido también esta información nos hallábamos todos en peligro y que había que hacer algo, que se hacía necesaria una fuerza - aunque fuese pequeña - que luchase contra ésto. Os he votado siempre porque soy "rebelde", digo cosas extrañas, me dejo llamar "gilipollas" por los comunistas y estoy en contra de Craxi. He compartido todo con vosotros, excepto la amistad con los socialistas que hacen una política de ocu

pación del poder, de los asesores y que han traicionado la esperanza de un viraje liberal .

ANDREA AMICI, 21 años, estudiante. Inscrito por vez primera al Partido radical del 90.

»Para sacarme el carnet he tenido que hacer un sacrificio económico, pero ahora estoy contento porque el Partido radical se lo merece. No creo en todas las batallas que lleváis a cabo los radicales, pero en una cosa sois absolutamente convincentes, y es el respeto de la siguiente regla: "No estoy de acuerdo con tus ideas, pero daré la vida para que puedas expresarlas". Yo era un chico lejanamente de "derechas" y ahora me veo metido en la batalla antiprohibicionista, pero me parecen razonables las batallas del aborto y del divorcio. Vosotros sois valientes en lo que los otros no lo son, y por ello no quiero que muráis. No estoy de acuerdo con vuestra política sobre las armas. Creo que un Estado debe tener un órgano de defensa, sobre todo si en el resto del mundo existen armamentos.

Me gusta mucho la opción transnacional que acerca la cultura, las ideas y los mundos de personas muy distintas demoliendo barreras culturales, económicas y políticas.

Creo que es necesario comprometerse para hacer comprender a la gente los pequeños delitos que se cometen a diario por inconsciencia o indiferencia: por ejemplo el fijar carteles de forma abusiva.

ROBERTO CEROFOLINI, 40 años, sindicalista, comunista. Inscrito por vez primera al Partido radical del 90.

»He sido secretario de la Fgci cuando era joven. Después fui secretario empresarial, provincial y regional de la Cisl y durante un tiempo he seguido el contrato nacional de la categoría para la que trabajaba.

Y ahora, aquí me tenéis. Aunque no ha cambiado mi mentalidad comunista, el Partido radical se halla más cercano a mis ideas.

Me he inscrito porque el Partido radical ha llevado a cabo batallas justas y por ello reconozco el valor de las personas que lo componen. Se trata de un partido luchador que coincide con mi carácter: siempre me ha gustado luchar y por ello me he metido en líos. No sé cuándo podré venir a militar en el Partido.

De momento, pongo a disposición mi ordenador para escribir y os espero en mi casa. Venid a verme.

ANNABELLA GUARALDI, 46 años, traductora, astróloga. Inscrita al Partido radical de 1990.

»Me he inscrito al Partido radical "casi siempre" y la primera vez fue cuando tadavía no se había presentado a las elecciones. He formado parte de un movimiento federado al Pr que se llamaba Carm, a favor de la abolición de los manicomios. El interés por el Partido radical está vinculado, a lo largo de los años, a la que siempre ha sido su alma: el antiprohibicionismo. El Carm acabó sin gloria, con un compromiso: las cosas hay que seguirlas siempre, de lo contrario en perspectiva pierden su naturaleza. Este es un riesgo que se corre también con respecto al antiprohibicionismo sobre la droga, porque la desvalorización de una cultura está a la vuelta de la esquina al quite.

Cuando se tiene el valor de decir que se apoya con el "consentimiento", y se tiene la energía suficiente para recorrer este camino en vez de acortar por los atajos, entonces se puede decir realmente que se trata de un auténtico partido. Por ello no perdamos los ánimos porque el camino es largo y fatigoso y no sólo pasa por Italia sino también por Europa.

ALFREDO COLANDREA, 30 años, delineante, estudiante de arquitectura, inscrito por primera vez al Partido radical.

»Me he afiliado al Partido socialista hasta el año pasado, como acto de confianza que se hace por lo menos una vez en la vida. Pero ahora ya no tengo nada en común con este Psi que no lleva a cabo ninguna política que pueda definirse socialista. Y me refiero tanto a la política nacional - con la que no comparto nada - como a la organización en el territorio en donde el partido se organiza por elementos que sólo buscan "arramblar" con centros de poder. Además, existe el problema de una política dogmática, sin diálogo y con la prohibición de pensar. Yo soy antiprohibicionista convencido, no sólo en materia de droga, y creo que la represión no conduce a ningún lado. He colaborado con la campaña para el ayuntamiento de Roma y he vuelto a sentir el gusto de ocuparse de política, de dialogar - sin quere a la fuerza llegar a las poltronas del poder - para que todos puedan gozar de la democracia y de la libertad.

Las opciones transpartídicas y transnacionales del Partido radical son justas y son un indicio de fuerza y no de debilidad. Me he inscrito por ello y por las luchas que el Pr llevaba a cabo contra el exterminio causado por el hambre. Confío en que nuestras opciones no sean demasiado prematuras.

FRANCO PIRONE, 39 años, representante de comercio. Inscrito por primera vez al Partido radical.

»He decidido inscribirme al Partido radical madurando mi opción día a día. A medida que la situación política nacional empeoraba, sentía que hacía falta estar más cerca del Partido radical que concuerda tanto con las cosas que pienso.

He visto a menudo a Marco Pannella en las transmisiones televisivas de Teleroma 56, y creo que se trata de una persona que intenta llevar a cabo batallas importantes y que - precisamente por eso - se le deja de lado, se le boicotea y se le insulta tanto desde el Parlamento como desde los sistemas de información.

Por ello creo que acercarse más al Partido radical y hacer que otros se acerquen, construyendo una fuerza mayor, puede ser una ayuda decisiva.

Comparto totalmente la lucha antiprohibicionista porque creo que con el tiempo dará resultados muy positivos, si tenemos la fuerza de seguir adelante.

 
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