SUMARIO: En estos textos se reconstruyen los acontecimientos de la dimisión de Marco Pannella de la Cámara de los Diputados Italiana y las gravísimas cuestiones que Pannella ha suscitado con la dimisión y el velo sucio con el que a menudo se cubre el Parlamento. He aquí lo que el ex diputado ha escrito a sus colegas, lo que ha dicho en el Aula, y lo que se le ha contestado. Con el resultado "sorpresa" de la aceptación de las dimisiones. Y lo que después se ha dicho en los periódicos sobre el asunto: En el "Transatlántico" (1), en los periódicos, desde los micrófonos de la Rai.

A continuación, las líneas que acompañaban la la carta de dimisión presentada a los diputados antes de las votaciones.

(Noticias Radicales, nº 248. del 14 de noviembre de 1989).

N.d.T. (1) "Transatlántico" es el nombre que recibe una sala inmensa en Motecitorio.

Estoy convencido de que la razones políticas de esta dimisión deberían afectar un poco a todos. Mi dimisión surje de realidades que atañen a nuestra función como tal, independientemente de los distintos partidos a los que se pertenezca. Estoy convencido de que si no reaccionamos a tiempo, dentro de poco, como mucho en primavera, nos hallaremos no sólo ante la tópica cita de la disolución anticipada de las Cámaras, sino que "tendremos" que votar reformas y reformitas aberrantes, que agravarán la situación actual. He reflexionado mucho, tras haber presentado mi dimisión. Voy a decir en el aula porqué y cómo las máximas responsabilidades de esta situación de vacío de las instituciones y de depreciación del diseño constitucional se pueden atribuir a otros y no a las Cáamaras (en lo esencial). A quién se le atribuyan no dejaré de indicarlo en calidad de contribución, totalmente criticable, de mis convicciones y de las de algunos otros. Espero - cuento - con tu presencia, con la intervención de la mayoría de nosot

ros. Esta es una ocasión reglamenteriamente única en nuestro Parlamento, para celebrar un debate y un trabajo que de lo contrario corre el riesgo de faltar y de faltarnos. Tratándose de materia "interna corporis", en la que el ejecutivo no tiene ningún derecho a intervenir y ni tan siquiera a estar presente como tal, es evidente que esta invitación mía, o esperanza, concierne también a los colegas con responsabilidades de gobierno. Si la Cámara tuviese que rechazar mi dimisión por pura praxis de cortesía, por la convergencia de afectos privados y estimas sin entrar en las razones que me han impulsado a presentarla, querrá decir que una vez más no he conseguido y no consigo dar a la Cámara la contribución que pretendo.