Angelo BandinelliSecretario del Partido radical en distintas ocasiones, diputado del Parlamento italiano y presidente del Consejo federal.
SUMARIO: Puesto que en gran parte del mundo la percepción del valor del Derecho se ha debilitado enormemente, el autor considera que remitirse a los valores de la no violencia corre el riesgo de ser inútil. Para volver a izar las banderas hay que saber "afrontar el riesgo de la marginación aparente" gracias a la invención y a la flexibilidad propia de las técnicas de la no violencia. A este respecto, la "forma real" del Pr es inadecuada, ya que con la opción transnacional, es decir con la fragmentación de su funcionalidad, el "partido" ha predominado sobre la "parte".
(Noticias radicales, nº 248 del 14 de noviembre de 1989)
Los hay que, en estos días, afirman tajantemente que la Historia del Mundo se encamina hacia su desenlace. Gracias al desmembramiento de los regímenes del este europeo, a lo largo y a lo ancho del planeta se arraigan sin resistencias, como únicos posibles, los sistemas de la democracia política, homologados en la aceptación de reglas formales representativas de niveles sociales y económico-tecnológicos "de mercado" difundidos por todas partes. Con este triunfo de la democracia "formal" (ni tan siquiera contrastada por meras diferencias antropológicas) disfrutarán los estructuralistas y los analistas de los mecanismos electorales. Según nuestro modesto parecer, aunque el nuevo mundo no sea presa, tal y como anuncian sus teóricos y profetas, de un aburrimiento incurable y mortal, tampoco habrá demasiados motivos para dar saltos de alegría.
Más de cien años de luchas liberales y socialistas han hecho conquistar a buena parte de la humanidad la percepción exacta de los Derechos de cada cual y de todos, y del valor del Derecho. Pero si miramos a nuestro alrededor, en gran parte del mundo, esta percepción se ha debilitado gravemente, cuando no extraviado del todo. Allá en donde los Derecho humanos no han llegado, parece perdida la esperanza de poderlos incluso reivindicar; en donde parecían conquistados se ha perdido la riqueza y el sentido profundo y riguroso. En su lugar se afirman los pequeños privilegios, el sentido angosto de la defensa de lo "privado" y de la propiedad, por condicionada y precaria que pueda ser. también los "nuevos" movimientos - comprendido el ambientalista - parecen haber recorrido la parábola de las esperanzas suscitadas caducando a menudo, con el oportunismo. Además de no ser "fundamentalistas" (según las recriminaciones de los críticos mediocres), los ambientalistas no son ni tan siquiera "radicales", ni en el análisis
ni en la praxis.
En esta situación histórica, remitirse a los valores de la no violencia corre el peligro de ser - y más aún en países con una democracia consolidada - inútil. La posibilidad de ejercer la no violencia requiere el rechazo riguroso del jacobinismo, la percepción rampante de algunas grandes fronteras del derecho, infranqueablemente fijada para establecer las fronteras de la infracción, por parte del poder, del pacto social y político. Pues bien, salvo en raras excepciones, parece como si la percepción de dicho umbral se hubiese extraviado en la sociedad actual.
Para izar de nuevo, con eficacia, las banderas del diálogo no violento ( y de sus "técnicas"), es necesario saber tomar conciencia "en el límite", para saber afrontar el riesgo de la marginación aparente, a partir de la cual poder construir el nuevo y elevado diálogo gracias a la invención y a la flexibilidad renovada cada vez de sus técnicas (aparentes). Esta conciencia brilla por su ausencia incluso allá en donde debería estar más presente. A este respecto, la organización actual, la misma "forma real" del partido radical es inadecuada. La fragmentación de la funcionalidad ha decretado la supremacía del "partido" sobre la "parte" y las riquezas - por explorar sin más demora - de su presencia social y política. El objetivo transnacional intenta encontrar terreno de crecimiento por razones fundamentalmente externas; para lo transpartídico hay que admitir, al margen del indudable dramatismo del enfrentamiento que se está produciendo, los pocos resultados cada vez que ha faltado la fuerza implicadora "radical"
hacia aquellos que se pretendía cambiar y renovar. En esta batalla, tal vez sea el partido el que ha salido perdiendo: en materia de prestigio y de credibilidad.