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Manconi Luigi - 14 novembre 1989
El movimiento es el mensaje
Luigi Manconi

Sociólogo, escribe artículos de fondo para el periódico la "Stampa"

SUMARIO: EL fuerte crecimiento del sistema informativo modifica la acción colectiva, ofreciéndole potencialidades y espacios imprevisibles. Y así, a título de ejemplo, la dimensión colectiva del Pr no necesita espacios comunes ni formas densificadas, porque a través de las acciones no violentas el Pr se utiliza a sí mismo como forma de acción, como una técnica y como un medio. En la huelga de hambre, el cuerpo es el medio y el mesaje conjuntamente, y el encuentro de los participantes en la acción no violenta en sedes comunes se convierte en algo supérfluo.

(Noticias Radicales nº 248 del 14 de noviembre de 1989 - Micromega nº 4/89)

Las acciones propias de la cultura no violenta clásica (resistencia y no colaboración, huelgas al contrario, huelgas de hambre ...) y las acciones propias del carácter controvertido de los medios de comunicación (campañas, gestos ejemplares, actos simbólicos ...), evocan la actividad del Partido radical. Pero no sólo - tal y como cabría pensar - su estrategia para y dentro del sistema de los medios de comunicación de masa (radio, tv y prensa), sino el hecho de que se utilice a sí mismo como forma de acción: como técnica no violenta, como medio. En cualquier caso, esas formas de acción no convencionales dependen estrechamente de las transformaciones que se producen en el ambiente. El fuerte crecimiento del sistema informativo, y sobre todo su penetración en todos los ámbitos de la vida, hace de la comunicación de objetivos y programas, protestas y reivindicaciones, algo muy distinto de lo que fuere antaño. Si bien es verdad que las formas de lucha han estado siempre orientadas hacia una pluralidad de finalida

des (desde infligir un daño hasta reforzar la solidaridad interior del actor colectivo), también es cierto que entre ellos los fines comunicativos desempeñan un papel de especial importancia: los medios de lucha son medios de comunicación que transmiten mensajes destinados al ambiente (habitado por sujetos solidarios o indiferentes, hostiles o aliados, interlocutores o adversarios). Actualmente, dichos fines comunicativos revisten una importancia todavía mayor. El considerable crecimiento de los medios de comunicación (desde el aumento de lectores de periódicos hasta la multiplicación de las televisiones locales, desde la difusión de la prensa de sector, de corporación y de grupo profesional hasta la expansión de los grandes aparatos de la formación, de la promoción de los intereses y de la publicidad, hasta el rápido desarrollo de las redes telemáticas) constituye un escenario amplísimo que ofrece a la acción colectiva espacios imprevistos, posibilidades originales y potencialidades inéditas. Y he ahí el qu

id de la cuestión. La acción colectiva misma se modifica, pierde algunas de sus connotaciones (consideradas anteriormente como irrenunciables), induce a replantear la misma noción de colectivo.

Presento la siguiente hipótesis: la dimensión colectiva - que define, junto con otros requisitos primarios, la acción de movimiento - consiste en el encuentro y en el entendimiento entre varias voluntades, interrelacionadas por un intenso sistema de intercambios y por retículos comunicativos muy espesos: pero para que se realice esa dimensión colectiva, no se requiere necesariamente la actuación contextual en las mismas sedes y por grupos integrados, de una pluralidad de individuos.

Puede darse, por lo tanto, una actividad concordada y convergente, pero que no implique la concentración en espacios comunes y que no presente formas densificadas - visibles y cuantificables - de acción.

Una actividad concordada y convergente, confiada a la disponibilidad y a la iniciativa de los individuos que actúan, cada uno de ellos en su ámbito y con sus medios, "organizados" por una red capilar de comunicación e información.

Aquí la experiencia del Partido radical no parece ejemplar: pensemos, por ejemplo, en cómo la utilización de los medios de comunicación y de sí mismo como medio afecta directamente a su capacidad de organización, a sus formas de movilización, a su estructura de movimiento; y pensemos, por ejemplo, en el papel que ha desarrollado el "lenguaje del cuerpo". La subjetividad entendida como sentimientos y fisicidad - rabia y esperanza, agresividad y narcisismo, cansancio y sudor - se ha convertido en la sustancia del mensaje.

No estilo, forma, técnica comunicativa, sino contenido: cosas que se dicen.

La subjetividad introducida en el circuito político atrae a otras subjetividades, activa los cuerpos y las emociones de los interlocutores: sobre todo si a esa subjetividad se le ofrecen canales de expresión (por ejemplo, el "micrófono abierto" de una radio). La posibilidad de palabra pública se convierte en ocasión para el narcisismo de masa y, conjuntamente, instrumento de movilización de masa: y, aún antes, de intercambio y galvanización, de información y coordinación.

Y esa movilización, así activada, tiende a reproducirse a lo largo de los mismos canales a través de los cuales ha sido suscitada. Por ejemplo, el uso del teléfono, orientado contra los adversarios en vez de hacia los interlocutores (iniciativa fomentada, todavía, por Radio radical). Por ejemplo, el uso del correo (que utiliza Amnistía Internacional) para enviar peticiones y comunicar protestas). (Ejemplo reciente de dicha modalidad de acción es la iniciativa del comité "No matar", surjido para obtener la gracia para Paula Cooper, condenada a muerte en Estados Unidos). Y por último, el instrumento de la huelga de hambre: la utilización del cuerpo como medio y mensaje conjuntamente, como introduccoón e intromisión del factor de la subjetividad-fisicidad en el circuito político, como dramatización de las alternativas ofrecidas ("cuestiones de vida o muerte"). La emoción que ha determinado la decisión de la huelga de hambre se prolunga en la emoción que los cuerpos que ayunan tranmiten. El mensaje que dichos cu

erpos envían no requiere, para ser percibido, una agregación física de todos los individuos participantes en la acción; la impregnación del medio utilizado y la omnipenetración del sistema de los medios por los que pasa - si pasa - el mensaje, hacen que el encuentro en sedes comunes sea supérfluo. El "movimiento de la huelga de hambre" se manifiesta a través de la noticia de que se está produciendo una huelga de hambre y la imágen de un cuerpo en ayunas que se va adelgazando, debilitando y deshidratando.

El movimiento, aquí, es realmente el mensaje (tal y como sucedió y sucede en los grupos juveniles, en las "comunità di stile" en las bandas musicales, en algumos sectores del movimiento feminista y de las minorías sexuales organizadas ...).

 
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